Logoterapia

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El martes 10 de febrero, a las 19 hs., en el Salón "B" del Centro Cultural "Osvaldo Soriano",

sito en 25 de Mayo esquina Catamarca de la ciudad de Mar del Plata,

se llevará a cabo la segunda charla de verano:

"Logoterapia: Camino de autohumanización. Salir, Servir, Sentido, Sabiduría"

“La Logoterapia o, como muchos autores la han llamado ´la tercera escuela vienesa de psicoterapia`, se centra en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre.
De acuerdo con la Logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Por eso, yo hablo de “voluntad de sentido”, en contraste con el principio de placer (o, como también podríamos denominarlo, la voluntad de placer) en que se centra el psicoanálisis freudiano, y en contraste con la voluntad de poder, que enfatiza la psicología de Adler.
No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir. Cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto. Por tanto, ni puede ser reemplazado en la función, ni su vida puede repetirse; su tarea es única, como única es su oportunidad para instrumentarla.
A cada hombre se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo por su propia vida. Sólo siendo responsable puede contestar a la vida.
De modo que la Logoterapia considera que la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable”.

Viktor Frankl    
“El hombre en busca de sentido”


¿Qué es el hombre?

la Logoterapia nos enseña que el hombre es un ser tridimensional es decir que en cada uno de nosotros existen tres dimensiones.

"La dimensión biológica"

"La dimensión psicológica"

"La dimensión espiritual"

 

A la dimensión biológica o somática le corresponde la vida orgánica y la reproducción.

A la dimensión psíquica, los instintos, las sensaciones, los sentimientos, los condicionamientos y los estados de ánimo.

A la dimensión espiritual, noética o humana, los pensamientos y los protofenómenos, lo que realmente constituye al hombre: la liberad, la responsabilidad, la conciencia, el amor, la voluntad, el compromiso, la solidaridad. Todo ello llevará a realizar todas las potencialidades para las búsqueda del sentido de vida.

Lo espiritual es lo que define lo humano del hombre, aquello que lo constituye como persona, gracias a la capacidad de autoconciencia, autorreflexión, que le permite a la persona estar dirigida hacia un sentido a descubrir en cada situación.

Además, por medio de la conciencia puede tomar distancia entre lo que es y lo que tiene o le sucede, y así elegir una actitud y orientar su libertad y voluntad hacia determinadas motivaciones e intereses.

El hombre, según Víctor Frankl, es radicalmente libre, no de los condicionamientos orgánicos, físicos, psicológicos, sociales, etc., sino que es libre para asumir responsablemente la vida con las propias manos y orientar y orientarlas hacia un proyecto de servicio, de dedicación y amor.

El hombre está en el mundo para transformarlo creativamente y con los otros, ir "junto a" para un crecimiento recíproco. Al reconocerse "único e irrepetible", el ser humano, mediante los vínculos con los otros hombres, promueve el encuentro y descubre el "tú" para construir el "nosotros", y así abrirse a la trascendencia.

El poder desafiante del espíritu humano hace que, a pesar de cualquier cosa,

"YO SIEMPRE PUEDA"

 


 

Francisco Bretones en Necochea

En la ciudad de Necochea, el día 25 de agosto de 2004, el Dr. Francisco Bretones expuso en una charla temas relacionados con el valor del sufrimiento y la diferencia que existe entre sufrimiento y dolor.

Estos fueron sus conceptos:

Un señor nos pega una patada en el trasero, un desconocido; nos duele muchísimo en el momento, pero al rato el dolor pasó y... bueno, nos olvidamos.
Esa misma patada nos la pega un íntimo amigo nuestro, un amigo desde hace 20 años, el dolor físico es el mismo, pero el sufrimiento lo creamos nosotros en nuestra mente pensando en que lo creíamos nuestro amigo, etcétera, etcétera...
Ese que me pegó la patada, para mí, ¿qué representa? Un valor. No es una persona cualquiera, es un valor.
¿Y qué es un valor? Un valor es aquello que para mí tiene un significado muy importante en mi vida; cuando éste me pega la patada, este valor se me viene abajo. Y experimento eso que nosotros llamamos sufrimiento.
Pero fíjense bien que la patada fue la misma que me pegó el primero. Pero con el primero simplemente me molestó la patada y a los cinco minutos ya no me dolía más; en cambio, el segundo me marca.
Y esa manera me puede durar toda la vida, por lo menos ya no me deja indiferente. ¿Ven la diferencia?
Por tanto, el sufrimiento que me causa el segundo no lo ha creado la patada, lo he creado yo. ¿Por qué? Porque yo a esta persona, en mi mente, la tengo registrada (en mi mente, como un valor). Y en mi mente, esta persona se derrumba, cae. Pero mi mente queda con un bache, con un vacío.
Entonces, ustedes ven que la conclusión es muy simple, yo soy el creador de mi sufrimiento. Por tanto, ¿de qué depende mi sufrimiento? Depende directamente de la manera de pensar que yo tengo de las cosas o de las personas.
A mí me han dicho, desde pequeño a mí y a todos ustedes, nos han educado que en nuestra cultura tanto vales cuanto tienes. Nos han educado, lastimosamente, con esta falsedad total.
Y entonces, en la mesa, comúnmente, el padre, la madre (ya los hijos grandes) discuten de lo económico. Hoy sobre todo, hablar de dinero, dinero, dinero. dinero. Y entonces, el dinero lo convertimos en el valor supremo.
En general, hay carestía de todo, falta de todo, falta el dinero y el dinero provoca separaciones de matrimonio. Hoy está muy de moda, y una de las causas que más parejas separa es el dinero.
Pero no el dinero en sí, sino todo el trabajo que yo tengo en mi mente de las muchísimas cosas de las cuales el dinero me ha privado.
Pero ven, la bronca, siempre hay que sacársela porque molesta. Ahora yo no puede ir por la calle cargado de bronca y al primer transeúnte que se cruza en mi camino yo lo aporreo y lo insulto “porque vos sos el culpable de lo que me pasa”.
El otro podría decirme: “¿y a mí qué me importa lo que te pasa? Andá a tu casa y arreglate con tu mujer”. Ésta es una frase común. Y ni más ni menos, es lo que ocurre.
Voy a mi casa, me tengo que desahogar. ¿Con quién me desahogo? Con aquella persona que yo supongo que no tiene derecho a replicarme y que se las tiene que aguantar. O la esposa o el esposo, me desahogo.
¿De qué me desahogo? De todas mis desilusiones. De todos mis desencantos. De todas mis esperanzas que se truncaron. De todas mis expectativas de lo que yo pensaba hacer. Nos han educado para el éxito, y esta educación es tan hipócrita, y tan mentirosa, y tan falsa que desde que vamos al jardín de infantes hasta que salimos de la universidad, todo está en función de ganar.
Y lo que más deforma no es el primario, es la universidad.
La universidad a mí me da un título, con esto tengo grandes expectativas. Esto era en una época, ya pasó pro suerte. Pero de cualquier manera la mentira sigue existiendo.
Yo estudio o trabajo, más que nada estudio para el éxito. Y los padres, sin darse cuenta, algo que a mucha gente molesta, pero que piensen bien y no se la tomen contra mí, se lo han inculcado a sus hijos.
Yo últimamente digo: “la primera escuela de la corrupción es la familia”.
Yo puedo mandar al colegio a mis amigos. El colegio no educa, el colegio instruye. Me enseña a leer, a escribir, matemáticas, geográfica, me da instrucción, pero no me da educación.
La palabra educación se la emplea mal, la educación no es instrucción.
La palabra “educación”, el prefijo E-, es un prefijo que en latín significa “algo que de adentro sale”.
Y luego la palabra “duco”, el verbo duco en latín significa sacar, por tanto “e-ducar” significa sacar lo que ya está dentro.
Esto téngalo muy en cuenta, si ustedes entienden bien esta etimología que les acabo de decir, ustedes entenderán porqué eso que llamamos educación es un fracaso.
Las escuelas no son para educar, son para instruir. O sea, para meter cosas de fuera hacia adentro. “Instruir”: el prefijo “in” significa lo que está afuera lo meto adentro. Y “struere” es construir, yo meto de afuera cosas. Y construyo lo que podríamos llamar, en general, la instrucción y la cultura.
Pero la “educación” es un proceso totalmente distinto y nosotros sufrimos por falta de educación. Falta de educación ¿en qué sentido? De haber tenido, de tener modelos, yo los veo y a mí me hacen sacar de dentro lo que yo tengo.
El padre y la madre, la familia, tiene que ser escuela de vida. Modelos.
Yo a esta altura de mi vida, veo a mis padres y realmente fueron educadores. Gente humilde. No se quejaban, eran capaces de soportar cualquier cosa, cualquier penuria, el tiempo de la guerra en España.
Entonces, murieron y yo siempre dijo: “mis grandes maestros fueron mis padres”. Los tomo como modelo de vida.
Mi padres era analfabeto, yo tengo cuatro carreras; pero a esta altura de mi vida, ¿de qué me sirve el estudio?
Me sirve sí, pero para vivir, me sirven mucho más los ejemplos de mis padres.
Entonces, ustedes entiendan, la gran crisis de la educación está en la familia, está en nosotros. Porque luego nuestros padres mueren y nosotros continuamos.
Ahora viene el sufrimiento. El sufrimiento va en proporción directa -lo voy a decir de una manera muy cruda- en relación directa con las mentiras que nos han metido en la cabeza desde pequeños.
La primera mentira que nos ha hecho mucho daño -y esta mentira la acarreamos todos, ahora que somos adultos-, ¿cuál fue?
De chiquitos, ¿qué nos han dicho siempre? “Portate bien, porque si no, no te vamos dar tal cosa; portate bien, porque si no, la tía no te va a querer”.
La amenaza de la falta del amor por portarme mal.
“Portate bien, porque si no Fulanita de Tal no te va a querer más” -siempre parientes, ¿no?-. Y la palabra querer, para un niño, es básica. Que lo quieran, sentirse querido, para un niño es el primer alimento.
En una época había una enfermedad que se llamaba el hospitalismo. Los niños, los bebés morían por falta de amor. Y algún autor ha escrito en el libro: “Cuando yo revisaba las cunitas en una maternidad, según la impresión que me causaba el niño, en la historia clínica que estaba al pie de la cama, ponía: este niño tiene que ser amado cada 5 minutos”. El niño estaba muy grave.
Este niño asta que sea amado una vez cada dos horas. Según la gravedad que el médico venía, en la historia clínica no ponía “denle tal medicina”, básicamente ponía AMOR.
Lo que está indicando que desde el arranque de la vida el amor es lo fundamental. Por eso, desde el punto de vista simbólico, el hecho de que el niño mame, que parece que se come a la madre, es fundamental.
Ahora ven, eso que yo digo que nos sucede de pequeños, nos va a durar toda la vida. Y se dice siempre que si no nos aman enfermamos, y esto es una gran mentira. Vivimos necesitando que nos amen, y que nos amen no es tan importante. Lo que sí es importante que amemos. Cuando uno ama encuentra de rebote todo lo demás.
Si yo espero que me amen, yo tengo en mi mente una idea errónea que me causa un tremendo sufrimiento, y ésta es una de las principales fuentes de sufrimiento. Todos me tienen que amar.
Pero ocurre que en nuestra sociedad nos han educado a todos con esta mentira. Y no nos han enseñado lo contrario. El antídoto de esta mentira es amar.
Y ocurre que cuando yo amo, aunque no me amen, no sufro.
Atentos, que el amor no es un sentimiento, el amor es una gran dinámica interior que todos llevamos (y que en función esto que la gente llama amor, que generalmente es un sentimiento, y el amor no es un sentimiento) y que nos hace tomar conciencia de lo mucho que podemos.
Viktor Frankl, que es el creador de la Logoterapia, estuvo en cuatro campos de extermino nazi y el decía que aquellos que sobrellevaban con más energía todo eran aquellos que eran capaces de ver al otro (fíjense bien, estamos en una situación límite), aquellos de cuyos labios no caía nunca la sonrisa y que siempre estaban dispuestos a cualquier cosa, eran los que eran capaces de dar. La poca comida que les daban, agua sucia como sopa, al que estaba muy desalentado. En el dar estaba el amor. Y sigue siendo así.
En el dar está el amor. Pero no dar para esperar que me den, no, no. Dar desinteresadamente, esa es una de las características más profundas del amor.
Tener un sentido por el cual vivir y amar, son las dos cualidades más fundamentales para sobrevivir en cualquier situación.
Ustedes vean la gente; la gente que vive quejándose. No ama. No ama. Está esperando que todo el mundo esté en función de ella. Esta persona no ama. Por tanto, enferma.
Ustedes ven, ésta es la primera fuente de sufrimiento y la peor de todas. Porque todos hemos sido educados en esta misma línea.
Esto que yo les digo por televisión no lo podría decir. ¿Por qué?
Porque pienso que a mucha gente le haría daño. Pero a ustedes, se lo dijo. Aunque no quiero que ustedes tomen mis palabras así como se los digo,
piénsenlo.
Cuanto más necesidades tiene una persona, más mal se encuentra.
Ahora, fíjense bien, ¿quiénes son los que van con más frecuencia al psiquiatra o al psicólogo? ¿Los ricos o los pobres? Los ricos.
Y se los digo yo como psicólogo. Si bien en la psicología creo muy poco ya, porque la carrera no me sirvió casi para nada, ¿por qué? Porque el problema de hoy es otro. El problema de hoy no es psicológico. Es un problema de no saber qué hacer con mi vida. Y esto ya no es psicológico es existencial, que es mucho más hondo.
Entonces ven, ¿por qué hoy hay tanto sufrimiento? Porque los problemas psicológicos han dejado el camino libre a problemas mucho más hondos. Un problema existencial a mí me deja indefenso.
Un problema existencial, básicamente, ¿en dónde estaría radicado? En preguntarme mi vida, ¿para qué sirve? Mi vida no sirve para nada.
Nosotros tenemos en Mar del Plata, como ustedes tenían antes aquí, lastimosamente ya no lo tienen, a Renacer, la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos
¿Quién viene a la Escuela de Vida? Viene el que se encuentra en una situación, la peor que puede experimentar una persona, un padre o una madre, la pérdida de un hijo.
Y fíjense, lo que generalmente dicen estos padres. Llegan destrozados, ¿y qué dicen estos padres?
Mi vida yo no tiene sentido. Aquí hay un sufrimiento, aquí hay un malestar que no es el orgánico. Puede que ocurra que la muerte del hijo provoque un trauma tan grande que afecta el organismo, por eso hay que tratarlo clínicamente.
Pero, generalmente, no es ésta la fuente de malestar. Generalmente, la fuente de malestar es un sufrimiento sin fronteras. Es un gran sufrimiento. Que yo lo sé porque yo también lo experimenté. Solamente que con Ana, en lugar de quedarnos sumergidos en el pozo, ¿cómo salimos de este sufrimiento? Dándole un sentido. Ayudar a otros. La Escuela de Vida.
Ahora, fíjense bien, el padre que llega, ¿qué es lo que dice? “Mi vida no tiene sentido”. Y cuando una persona dice esto, está al borde de que no le interesa ni vivir ni morir; más aun, hay papás que me matan. Caen en la indiferencia de continuar viviendo, no les interesa nada.
Ahí tenéis la fuente de mayor sufrimiento, esa experiencia es la experiencia que más fuerza destructiva tiene. Y éste es el peor de los sufrimientos. No hay otro peor que éste.
Con la cuestión del corralito, hubo gente que se mató. ¿Se mató por el dolor o por el sufrimiento?
Por el sufrimiento.
¿Qué valor tenía el dinero que había perdido en el corralito? ¿Qué valor tenía en mi mente?
El dolor no está en la mente, el dolor está en el cuerpo. Una trompada, te pegan una puñalada, te pegan un tiro, el dolor está en el cuerpo. Yo quiero que esta idea les queda muy clara, el sufrimiento está en la mente. El del corralito se mata. ¿Por qué se mata?
Porque en su mente, por una educación falsa, de pequeño oyó que el dinero era la gran garantía para todo. Se pasó su vida trabajando, queriendo asegurarse su vejez, con más comodidad, que no está mal. Pero no entendió que mientras pensaba en una vejez, que a lo mejor no llegaría a viejo, estaba perdiendo el presente.
Y entonces, ¿qué hijo del dinero? Una especie de Dios. “El dinero me salvará”. Perdí el dinero, perdí la vida. Sufrimiento.
El papá de la Escuela de Vida, ¿cuándo empieza a salir a flote?
¿Cuándo se olvida del hijo? Para nada. Si nosotros siempre decimos que al hijo no hay que olvidarlo nunca; todo lo contrario, mantener el recuerdo permanentemente vivo. ¿Para qué? Para convertirlo en un valor.
A lo mejor mi hijo, en la vida, mientras vivió no me sirvió más que para disgustos. Pero yo lo quería, lo amaba. Para mí significaba algo. Ahora, muerto mi hijo, ¿me puede enseñar algo? Sí. Nosotros decimos que hay que convertirnos en valores.
¿Qué valor me puede enseñar mi hijo?
El más grande de todos.
Yo ya lo he contado aquí, pero siempre es bueno repasarlo.
Yo siempre hablo del termómetro. ¿Para qué sirve el termómetro? Para medir temperaturas.
En el caso de los papás que hemos perdido hijos, el termómetro me sirve para medir valoraciones. “Valoraciones”. ¿Qué significa valorar? Valorar significa que yo a algo o a alguien le doy un valor. ¿Está claro?
Ahora, fíjense bien, el papá o la mamá cuando vienen, ¿por qué sufren tanto? Porque según su criterio, han perdido el valor supremo. Por eso sufren tanto.
Ahora, yo siempre digo, imagínense que cuando se llevan el ataúd del hijo, el hijo me entrega a mí el termómetro y me dice: “papá, mamá, ponete el termómetro en el bolsillo. De ahora en más, cuando vos tengas que valorar algo, sacá el termómetro y medí el valor de cada cosa. Tomale la valoración“.
Cuando yo hago esto, mi hijo se convierte en mi mejor y primer maestro.
Si esto no ocurre, la muerte del hijo no sirvió para nada.
Antes de perder el hijo, nosotros nos ahogábamos en un dedal. Si el hijo golpeaba fuerte la puerta, gritábamos: “¡No golpees la puerta!”, bla, bla, bla.
Si robaba una manzana, gritábamos. Si hablaba en voz alta, gritábamos. Siempre, siempre igual. Como si todo tuviera el mismo valor.
Cuando pierdo el hijo, de golpe me doy cuenta qué pocas cosas en este mundo valen la pena por las cuales preocuparse. ¡Qué pocas cosas! Contadísimas. Otras valen algo. Y la mayoría, no vale la pena preocuparse para nada.
Mi hijo se ha convertido en mi maestro. ¿Les parece poco eso?
Por eso, ven, cuando el padre entró a la Escuela de Vida había perdido el sentido, y al perder el sentido su sufrimiento aumentó muchísimo. Este sufrimiento que siempre existirá, pero de otra manera, porque luego el sufrimiento puede ser destructivo o positivo. Si yo aprendo la lección que les acabo de decir, el sufrimiento sigue, pero bendito sufrimiento. Porque este sufrimiento a mí me está recordando esta escala nueva de valores.
Hay pocas cosas que valen, hay muchas que valen algo y la mayoría no valen nada. Esta experiencia, a mí, me hace ver la vida de otra manera.
Pero de otra manera, ¿significa que ya no voy a sufrir más? No. No significa esto. Sino que el sufrimiento se ha convertido en algo positivo.
Yo empecé diciéndoles a ustedes que el sufrimiento nos marca desde el nacer. ¿Por qué nos marca desde el nacer? Porque, en la vida, digamos así: “lo que vale no es la instrucción, sino la educación”.
Sin instrucción se puede vivir, porque es un valor muy relativo. Que yo tenga título universitario o no lo tenga. Que tenga estudios o no tenga. Que tenga todo esto que nuestra cultura y nuestra sociedad le da tanta importancia. Esto no está mal, pero esto no es valor supremo. El valor supremo está en la educación. En eso que yo vi en mis padres, me ayudaron a sacar lo mucho que yo tengo dentro; pero..., pero... por más que yo viva doscientos años nunca terminaré de sacar lo que llevo dentro.
Lo cual indica que: “el hombre siempre es más lo que aún no es, que lo que es”.
A veces yo digo esta frase y la interpretan mal.
Yo mañana puedo ser más que hoy. “Ser”, no tener. O sea, “ser”. Sentirme de otra manera. El año que viene yo puedo ser muy distinto a este año.
¿Qué hacen ustedes cuando en casa tienen un CD repetido? ¿Qué hacen? ¿Lo siguen escuchando?
No. ¿Qué hacen con este CD? Lo cambian o lo tiran. ¿Por qué? Porque está repetido. El disco que más nos aburre es el disco de la propia vida.
Pasó un año, y a veces, en general, nuestra cultura no me enseña a vivir, me enseña a durar. Que es muy distinto.
¿Cuánta gente a fin de año se mata? Porque es exactamente el mismo del año pasado. Entonces, ven, el tiempo que se nos da si no es vida es duración. Y duración es muerte. Duración es sinsentido.
Yo mañana puedo ser distinto de hoy. La filosofía oriental -en esto nos lleva una grandísima ventaja- ¿en qué insiste mucho? En la atención.
Atiende a todos los pensamientos que entran en tu mente.
Los orientales tienen una imagen que la emplean casi todos los sabios de las escuelas. La jaula.
Ustedes han ido muchas veces al zoológicos y han visto la jaula de los monos. ¿Sí? Los monos, ¿cómo están en esta jaula? Saltando de un lado a otro, totalmente desorganizados.
La mente puede ser una jaula de monos así. Cuando nuestra mente es esta jaula de manos, así, estamos mal. Estamos angustiados, tristes, etcétera, etcétera.
¿Qué hay que hacer? ¿Matar los monos? No. Ordenarlos y calmarlos. La mente humana es una jaula de monos. Cuando yo estoy sufriendo mucho, mi mente es una jaula de monos desordenada.
En lugar del ir al psicólogo o al psiquiatra, lo que tendríamos que hacer es: sentarnos, serenarnos y convertirnos en nuestros mejores maestros. Yo maestro de mí mismo.
Yo se los digo como psicólogo. Mi mejor psicólogo soy yo mismo. Pero tengo que tener el coraje de ver la fuente de mi sufrimiento cual es. Y entonces, empiezo a ver los distintos monos.
Un mono puede ser el de la preocupación del dinero. Otro mono nervioso puede se, mis caprichos que tengo. Cada mono nervioso representa un desorden de mi cabeza.
El que es capaz de intentar ordenarlos y hacerlo por escrito, se convierte en su mejor psicólogo. Pero hasta en esto nos han marcado a fuego. Y el psicoanálisis que tanto daño ha hecho a la humanidad, desde Freud, ¿qué dice el hombre?
Que el hombre es un enfermo crónico. Y esto es falso.
Que el hombre tiene tendencia a la enfermedad y al malestar, eso es cierto.
Pero la Logoterapia dice algo muy distinto. “El hombre está más sano de lo que él cree”. Pero para darme cuenta que estoy más sano de lo que creo, tengo que demostrármelo, e ir al psicólogo tiene que ser la última instancia.
Mientras tanto, mirar todo lo que puedo hacer por mí mismo. Y ésta es la primera fuente para liberarme del sufrimiento.
Cuando yo me rompo por mí mismo, cuando yo veo que me esfuerzo por ver la cosa de otra manera, menos preciso ir a la terapia. Entonces, el sufrimiento disminuye.
Si yo enseguida voy a la terapia para sentirme bien, fíjense bien el primer daño que yo me hago.
El primer daño que yo me hago es que mi autoestima baja. ¿Para qué sirvo yo si no soy capaz de enfrentar cualquier dificultad? Y voy mendigando lástima por la calle. Cara triste, cara baja, los alumnos preguntando ¿qué te pasa? Estoy deprimido. Y generalmente me dirán: “vete a la terapia”.
No es malo el consejo, pero vos ¿te has puesto a pensar cuáles son los motivos de tu depresión?
Y siempre son sufrimiento, no dolores. Con la pequeña diferente que esos sufrimientos que en mí producen una cierta depresión, pueden llegar a ser tan acentuados que disturben el funcionamiento natural del organismo. ¿Entendieron esto?

Preguntas

Una señora comenta que alguien, ante el título de la charla “El hombre siempre está en conflicto”, dijo: “Éste está loco, si yo no tengo conflicto”.

Francisco Bretones: La palabra conflicto siempre es sinónimo de malestar. En cambio, desde el punto de vista de la psicología existencialista, no solamente de la Logoterapia, sino desde la filosofía en general, el conflicto es la conciencia de ver que puedo ser de una manera que aún no soy: mejor. Y entonces el conflicto, a mí me está diciendo: “cambia”. No porque hoy sea malo, pero mañana puedo ser mejor. Entonces, este conflicto no es negativo. Donde hay sufrimiento, mientras el sufrimiento sea soportable, el sufrimiento es conflicto. Y el sufrimiento ¿qué me está diciendo? Mañana, mejor que hoy.
Yo les acabo de hablar del CD repetido. El CD repetido en mí puede crear un conflicto. ¿Cuándo el CD repetido en mí no crea un conflicto? Cuando lo cambio. Se terminó el conflicto. Pero aparecerá otro. La vida del hombre, la vida nuestra es un continuo conflicto, que es lo mismo que un despertador que me va diciendo: tenés que ser de otra manera. Mejor. Pero, tenés que ser, no tomarlo como una obsesión, sino darme cuenta. Ahí está, la educación ¿qué es? Es un proceso de continuo conflicto.
En lugar de educación piensen en el parto. En el parto, la mujer cuando está en la última etapa, en el último período, por las contracciones, sobre todo cuando ya está en la sala de parto, siente mucho dolor, ¿o no? Y cuando oye el primer gemido de la criatura, todo ese dolor ¿en qué se convierte? En alegría. Ahí está, ha convertido el sufrimiento en alegría. La educación es un parto continuo, con la única diferencia que el partero soy yo mismo. Y cada parto es un juego de sufrimiento, malestar y alegría. ¿Está claro?
 

Muchas Gracias.
 


 

Testimonio de Susana Delvitto

para el cierre del Curso de Logoterapia del 10-12-2005


Buenas noches, quiero agradecer la convocatoria para integrar este panel. Agradecer a todos los que me apoyaron y aunque sea con una palabra ayudaron para que tomara la decisión de dar mi testimonio, nadie me convenció pero sí el día de la invitación, después de decir que no iba a venir comencé a cuestionarme, comencé planteándome mi egoísmo, y diciéndome ¡qué contradictoriamente me comportaba! Al no venir estaba pensando primero en mí, etc. etc. así al otro día llamo a la casa de Paco y Ana y doy el sí y
aquí estoy.
 

Para los que no me conocen, mi nombre es Susana Delvitto. Quiero decir que desde muy joven afloraba

en mí la vocación de servicio. Realizo así mi primer voluntariado a los 18 años, en un pabellón de la Casa Cuna de Buenos Aires cuidando niños abandonados. Como a cualquier persona me ha tocado vivir situaciones de crisis, como por ejemplo: haber contraído, a los 22 años, una enfermedad llamada púrpura trombocitopénica, que de no haberla detectado a tiempo se hubiera apoderado de mi vida, a los pocos meses experimento la pérdida de mi papá. Seguí adelante como supe, como pude. En el año 1971 me caso con Juan Carlos, en el año 74 nacieron mis dos hijos, Alejandro el 5 febrero y Marcela el 9 de diciembre. En el año 1987, después de deambular por varios consultorios durante unos cuantos meses, un médico descubre la enfermedad incurable con la que hoy convivo. Este momento fue muy duro para mí, una situación límite, de crisis. Tuve que vivirla en soledad ya que mi esposo, además de no conocer sobre la enfermedad estaba abocado al trabajo y mis hijos eran muy chicos. Yo a veces me decía ¡cuántas
cosas!
 

No me pregunten porqué, pero yo ya en esa época vislumbraba que era la vida la que me interrogaba y yo debía responder, decidir, accionar. En el año 1990, el compañero de mi mamá, Carlos Caram, a quien muchos de ustedes conocieron, me invita a una charla de Logoterapia. Ese día me dije (como he
escuchado decir a tantas personas durante muchos años) este señor (refiriéndome a Paco) este señor habla para mí, habla de mí, me describe, le pone nombre a muchas de mis acciones, hace que vaya descubriendo de dónde aparecían en mí las fuerzas ante cada situación límite que me había tocado
vivir, me hace dar cuenta que la vida es la que exige y que yo no tenía derecho a decir ¿por qué a mí? ¿Por qué tantas cosas siendo tan joven? Solamente debía aceptar, afrontar y decidir qué actitud tomar. Por haber descubierto en esa charla todo esto que enumero, cuando me fui ya había en mí un antes y un después de conocer la Logoterapia.


También me dí cuenta que a pesar de mi vocación de servicio y mi manera de afrontar lo que me tocaba, había una disconformidad con respecto a la vida que llevaba, algo no me conformaba. Yo luchaba por mi familia, siempre trataba de mantener la armonía, pero en el fondo, esperaba la recompensa. Si había una situación que cambiar yo pensaba que eran los demás los que debían cambiar. Posiblemente ésta era mi gran disconformidad, porque no me daba cuenta que no sólo no tenía derecho a querer cambiar a los otros, sino que la única que podía y debía intentar cambiar, ante cualquier situación, era yo misma. De inmediato comienzo el curso de Logoterapia. Fue un año de descubrimientos, por primera vez escuchaba hablar de “la fuerza indómita del espíritu”, “el espíritu nunca enferma”, “podemos y somos más fuerte de lo
que creemos”, concepto de “único e irrepetible y finito”, “salir, servicio y sentido de vida”. Iba encontrando respuestas y continuaba encontrando nombres para algunas de mis acciones.
 

Como ya dije, mi vida, indudablemente era un antes y un después de la Logoterapia. Todos estos conceptos quedaron sembrados en mí y afloraban, especialmente, en los momentos difíciles, en los momentos de grandes sufrimientos, en momentos de crisis y me otorgaban una especie de
clarividencia ante cada circunstancia.
 

Una situación límite vivida, afrontada y llevada adelante, nos hace creer que ya estamos inmunizados, que lo peor ya lo pasamos, pero la vida todavía tenía para mí otra gran pregunta. En el año 94, mi hija contrae la misma enfermedad que yo tengo, esta enfermedad se llama Lupus Eritematoso Sistémico. En esa situación límite dimos la primer muestra de crecimiento como familia al ponernos todos al servicio de.

Yo internada con mi hija, Juan Carlos acompañándome el mayor tiempo posible y Alejandro, con sus
recientes 20 años, al frente del negocio con todas las tareas y responsabilidades a su cargo. La fuerza indómita de mi espíritu me mantenía despierta, atenta y sonriente para que cada vez que mi hija abría sus ojos me viera de esa manera. El sentido del momento se hacía presente segundo a segundo. El 17 de diciembre del año 98 murió.


Yo ya conocía la Logoterapia, como dije, desde el año 90, pero por esto no dejé de sumergirme en el sufrimiento, pero sí pude vivir los acontecimientos de una manera diferente. Inmediatamente acudimos a la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, creo que casi todos saben que funciona con el marco
teórico-existencial de la Logoterapia de Viktor Frankl, gracias a lo aprendido a través de la Logoterapia yo no me enojé ni con Dios, ni con el vecino, ni con nadie por lo que me estaba pasando, la Logoterapia me enseñó que debía convertir la pregunta ¿por qué? en ¿para qué?  La Logoterapia me enseñó a ver lo mucho que me había quedado, en lugar de mirar solamente lo que había perdido. Pude ver todo lo que mi hija me había regalado durante los 24 años que estuvo a mi lado y a no reducirla solamente al momento de su muerte, aprendí a convertirla en el motor de mi vida. Así como dije antes esa frase tan repetida como la de que mi vida fue un antes y un después de la Logoterapia, también tengo que decir que en mi vida también existe un antes y un después de la Escuela de Vida.
 

APRENDÍ, es un término que incorporé a mis exigencias diarias. “Aprendizaje”. Y entre tantas cosas que aprendí, está la de reconocer que la vida es la que nos interroga. Y, si bien la pregunta más esencial fue la
muerte de Marcela, la vida tenía prevista para mí otras. El 19 de septiembre de 2005,  sufrí una descompensación que me llevó a un estado de coma, gracias a la intervención inmediata de mis familiares y a la atención que me prodigaron en el Hospital Interzonal salí de esa situación.
 

Así se descubre que había sufrido un aneurisma cerebral y que debía ser intervenida quirúrgicamente a la brevedad. El lunes 4 de octubre el Dr. Mendiondo hijo toma la decisión de operarme, ya que no había opciones y así lo hizo. (OPERACIÓN EXITOSA, 4 horas de quirófano, ETC. ETC., o sea que a 55
días de haberme detectado el aneurisma me encuentro entre ustedes contando la experiencia).
 

A partir de esta circunstancia, se impone otra vez el aprendizaje, que va mucho más allá de todo lo relacionado con lo neurológico. ¿Cómo afrontar esta nueva etapa de mi vida? Siempre hay dos caminos: reconocer las limitaciones que me impone mi estado físico, instalarme en la rebelión, el enojo, la impotencia, o a partir de estas limitaciones, sobre las cuales estoy trabajando,  “sacarles provecho”
y corroborar, como tantas veces lo he hecho antes, que la vida aún espera mucho de mí.
 

Tengo que reconocer que todo lo aprendido anteriormente fue un gran facilitador, porque yo decidí el “SÍ A LA VIDA, A PESAR DE TODO E INCONDICIONALMENTE”. Quienes me conocen saben que me expreso con humildad, porque realmente paso por momentos de crisis, pero también es cierto que la imagen del termómetro acude en mi ayuda y sé que para poder cuidar mi cuerpo, estabilizar mis emociones y seguir dándome como lo he hecho hasta ahora, acudo a lo que soy y le doy mucha importancia al tiempo.
 

Aprendí a aquietarme, porque ello contribuye a mi recuperación, me permite ver a mis seres queridos que me rodean, posibilita que sea receptora de tanto cariño, apoyo y energía que me llega a través de amigos y gente solidaria, (lo cual agradezco infinitamente). En la celebración del vigésimo aniversario de la fundación del Centro de Estudios de Logoterapia expresé: “Todos los seres tenemos situaciones límite, momentos de crisis, pérdidas, pasamos por el sufrimiento. La Logoterapia nos enseña a capitalizar este sufrimiento, o sea, sacarle provecho a este sufrimiento que no buscamos y que es inevitable. ¿Esto significa que la Logoterapia nos enseña a ir endureciéndonos, a ir haciéndonos insensibles? NO, todo lo contrario, la
Logoterapia nos invita a que nos humanicemos cada día, a ser mejores personas, a ser solidarios, a actuar en cada circunstancia con sentido trascendente. La Logoterapia para mí, es sinónimo de esperanza, porque nos enseña que el gran valor es la vida, y lo más maravilloso, es que nos enseña que está en nosotros el decidir decirle “SI A LA VIDA, INCONDICIONALMENTE, A PESAR DE TODO Y EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA”.
 

La actitud trascendente ante el sufrimiento no buscado nos da la ocasión de sentir con el otro, de sentir compasión, de tal manera que podamos crecer y colaborar desde el amor en el crecimiento del otro. Para ejercitar esto tengo varios aliados prodigiosos como el optimismo, la sonrisa y la esperanza, que me ayudan, además, a no impacientarme por todo aquello que tengo que recuperar.

Por todo lo que ya mencioné, para mí LOGOTERAPIA es sinónimo de ESPERANZA.

 

Tengo una enfermedad: No soy una enfermedad.

 

Error: bendito error que me ayuda a crecer.
 

Culpa: Posibilidad de enmendar, de ejercer la humildad pidiendo perdón.

Fuerza indómita del espíritu: Poder afrontar cualquier circunstancia por tremenda que sea.
 

Sufrimiento: aprender de él y convertirlo en mi maestro.

Por este convencimiento y para despedirme, quisiera compartir con ustedes, y

ponerle mucho énfasis, al párrafo sobre mis aliados.
 

El OPTIMISMO, porque prima lo que SOY sobre lo que tengo (que ahora está disminuido circunstancialmente);

 

la SONRISA, porque redescubro con buen ánimo las cosas hermosas que me rodean y disfruto de los gratos momentos con todos mis seres queridos

 

y la ESPERANZA, porque sé que la vida aún espera mucho de mí y yo estoy dispuesta a vivirla plenamente. SI A LA VIDA A PESAR DE TODO.

 

Buenas noches, muchas gracias.

 

 




Testimonio de María de los Ángeles Barbieri de Cunill

Desde el año 1993, con muy pocas interrupciones, concurrimos con Juan, mi marido, a Logoterapia. Nosotros, como muchos más, desde este mismo lugar dijimos: “nuestra vida es un antes y un después de la Logoterapia”. Lo que tuvimos muy claro desde el primero año fue que éste no es un curso más donde venimos, nos instruimos con nuestro maestro Paco, desciframos (con un poquito de esfuerzo) su letra del pizarrón, grabamos y ya está. Si no lo hacemos vida, vida cotidiana, vida en cada circunstancia, en ese caso SÍ lo transformamos en un curso más, y no tiene mucho sentido concurrir.
En lo personal, fue este 2005 un año con fuertes vivencias. Nuestros hijos, que tenían dificultades para tener bebés, quedaron embarazados con diferencia de tres meses. Gran felicidad para todos. Pero la vida, a Dios gracias, tiene matices y cuando mi nietita Catalina cumplía dos meses y faltaba un mes para nacer Trinidad, me diagnosticaron cáncer avanzado de ovarios. Después del primer impacto, vinieron las lágrimas, los abrazos de los seres queridos, familiares y amigos. Mucha contención, llamadas, presencia, oraciones, todo eso que fortalece nuestro espíritu.
A mí desde el primer momento me resonaba en la mente una frase que Paco dijo muchas veces este año: “Nuestra civilización vive de espaldas al sufrimiento y a la muerte”.
Después de nuestra recorrida por cirujano y oncólogo tuve mi momento de cobardía, pensando en el cambio radical que daban nuestras vidas y en el sufrimiento de mi familia y propio, le dije a Juan: “me gustaría ser un velador y apagarme en este mismo momento”. Él me respondió que me comprendía pero que íbamos a afrontar, a ponernos en acción.
Yo creo en un Ser superior y a partir de ese momento sentí la fuerza indómita de mi espíritu unida al Espíritu con mayúscula, tengo la sensación de estar de pie y sostenida, literalmente, por todos lados. Al despertar cada mañana elijo seguir en esta sintonía.
Estando en terapia intensiva, después de una operación muy difícil en la que extirparon mis ovarios y parte de mi intestino con colostomía incluida, pensaba mucho en el triángulo con la punta superior abierta que Paco dibuja clase tras clase aplicando distintos temas y nos dice: “Miren que esto es muy importante”. ¿Saben una cosa? Créanle y hagan los deberes porque tiene razón.
Perdonen si voy a ser muy gráfica, pero es como lo viví y así quiero transmitírselos. Cuando ví mi cuerpo con muchos tubitos y agujas, en el lado izquierdo una herida de arriba abajo y del derecho una parte de intestino asomando (al que conocía personalmente por primera vez) y sentía mi mente impactada por los últimos días vividos, pensé recordando el triángulo “menos mal que esto tan deteriorado (mi cuerpo y mi mente) es lo que tengo, lo que soy, la parte abierta del triángulo, MI ESPÍRITU está intacto, nunca enferma”. Comprendí tan claramente lo que dice Paco, que no necesita creer en el espíritu porque lo VE.
Me di cuenta que haciendo uso de mi libertad, responsabilidad, conciencia, solidaridad, amor, compromiso, es decir de lo que soy, era elección mía quedarme mirando mi cuerpo o dejarme atrapar por el miedo o la incertidumbre que mi mente en esta circunstancia podía generar. Elegí autodistanciarme de mi cuerpo y de mi mente y buscar sentido, desde lo que soy, a lo que me toca vivir.
Ahora es más fácil porque estoy de pie, pero en mi cama de terapia y durante los 20 días que duró mi internación me las tuve que ingeniar, porque no me podía mover. Encontré sentido recibiendo con una sonrisa a todo el que entrara en mi habitación, en no quejarme, nada de porqué a mí y sí ver y vivir el para qué a mí, dialogando con todas las personas que me atendían. Con alegría comprobé que estas pequeñas acciones hacían bien a los que entraban en contacto conmigo y a mí también.
En una de sus llamadas Paco me dijo que en estas circunstancias límite uno crece o queda destruido. No había mucho que pensar, mejor crezco, me humanizo, de lo contrario no sólo me destruyo a mí, sino que mortifico a todos los que me rodean.
Quizá alguno de ustedes se preguntará ¿no tiene bajones, momentos de tristeza, miedos, porque quizá (esto nunca se sabe), le puede quedar poco tiempo de vida? Yo les contesto, sí los tengo, porque me gustaría disfrutar de mi hermosa y ahora agrandada familia pero no me peleo con mis miedos y bajones, que duran poquitos minutos y ni siquiera son todos los días, porque practico la derreflexión y el desapego y lo más importante, me pongo manos a la obra, si bien hay actividades que todavía no puedo realizar, hay otras que sí: leer, contemplar la naturaleza (nunca ví la primavera tan verde y hermosa como este año), escribir esto que con mucho cariño estoy compartiendo con ustedes, una rica comida, un llamado a alguien que lo esté necesitando.
Algo más antes de terminar, escuché en las preguntas de fin de clase a jóvenes, padres, esposos con la inquietud de qué hacer para transmitir a sus seres queridos lo que comenzaron a ver a partir de la Logoterapia. Por experiencia propia les sugiero que simplemente vivan realizando acciones con sentido trascendente en situaciones concretas y con el tiempo van a poder ver en sus allegados actitudes diferentes.
Esto pudimos verlo con Juan en nuestros hijos a través del tiempo y en la actitud tan logoterapéutica que asumieron ante mi enfermedad, actitud que nos ayuda muchísimo.
Ahora sí finalizo: no hace falta tener cáncer para practicar Logoterapia, si bien en esta circunstancia me permite aprender a revalorizar el sentido del sufrimiento y vivir cada día en paz, por lo que doy gracias a Dios. Recordemos que cada amanecer es una oportunidad para crecer, realizando valores en cada pequeña o gran circunstancia que nos toque vivir, cualquiera sea nuestra situación de vida. Como no es tarea fácil, es que hace 12 años que los martes, a las 20.30 están destinados a recibir la gota que humedece la tierra fecunda que somos para que germinen las semillas de nuestras potencialidades, o si les gusta más, a escuchar un despertador, ante su sonido podemos ponernos de pie y en acción o apagarlo y seguir durmiendo, desde ya que cuando nos despertamos recordamos que ya había sonado, nunca es demasiado tarde para ponernos en acción.

 




ANA VUOSO DE BRETONES: Bueno, indudablemente que esta noche hemos aprendido, estamos abiertos al aprendizaje de vida de todos nuestros amigos que están aquí, que han compartido testimonio y han querido cerrar de una manera vivencial el curso de Paco.

Fechas de las charlas de verano. Enero 16 (martes) y febrero 13 (martes), a las 19 horas. En la sala “A”, de este lugar, Biblioteca Pública, 25 de Mayo esquina Catamarca.

Hay muchos de los presentes que me conocen y saben que tengo una debilidad, porque ya la insinué, me emociono, lloro, entonces dejo de decir un montón de cosas, ahora voy a llorar pero me van a tener que acompañar. Dejo de decir un montón de cosas, y es justamente por eso. Pero creo que es muy justo lo que voy a decir, hace un año aquí escuchamos el testimonio de una gran mujer María de los Ángeles de Cunill, una dilecta amiga nuestra, alumna de Logoterapia durante muchos años, y yo quería introducir este pensamiento, no sé si llamarlo homenaje, pero creo que sí.
En un Congreso de Logoterapia escuché el año pasado a un amigo, a un disertante muy capaz, el Dr. Pareja Herrera, no sé si es de él la cita pero lo mencionó, estaba hablando del tema del personaje y la persona, de la teoría y de la vivencia, de la instrucción y de la sabiduría, y dijo:
“Vive de tal modo que no te afanes en escribir muchos libros, sino que tu vida inspire a alguien un libro”. Que tu vida sea la inspiración para que alguien pueda aprender, creo que hay gente aquí, amigos que conocieron a María de los Ángeles, una persona íntegra, honesta, espléndida, hermosa que falleció de una enfermedad terminal, pero el año pasado, en estos días, no recuerdo la fecha, estábamos en la clausura, vivía con esperanza el proceso de su enfermedad. María de los Ángeles falleció el domingo.
Decir que encarnó los valores de creación, de vivencia y de actitud creo que fue un proceso fácil para ella porque ella era así, no desesperó, no luchó sino que vivió hasta último momento y creo que Paco siempre dice que en su vida hay un referente que es Norma, que es una chica que también la acompañamos en los últimos momentos de su enfermedad, y aquí mismo dijo: “estoy mal pero me siento bien”, yo creo que en la vida de muchos de nosotros, por lo menos en la mía María de los Ángeles íntegra, de principios, y está también Juan (su esposo) y sus hijos. Mariana me dice el día de la despedida: “Ana quiero que sepas que mi mamá fue muy buena alumna, pero también muy buena maestra”, y creo que eso es lo rescatable. No me disculpo por llorar, pero creo que si compartimos las alegrías y somos coherentes con los testimonios de vida, yo creo que debía mencionar esto de María de los Ángeles, porque mucha gente no se enteró y era un referente. Para la Escuela de Vida, ella ha estado con los hogares de Belén, ha recogido y ha cuidado, en algunos casos hasta un año a 17 bebés, y uno de ellos falleció, entonces fue como mamá, como corresponde, como mamá a la Escuela de Vida porque necesitaba alimentarse de los testimonios y del sí a la vida a pesar de todo, porque ella había vivido ese proceso como la muerte de una hija y había ido a acompañar a los papás adoptivos. Pero bueno, también María de los Ángeles merece que la recordemos con muchísima alegría, con muchísima belleza, porque ella era una mujer bella físicamente e interiormente. Nada más.

 



Testimonios Cierre 2006

ALICIA RIZZO: Bueno, yo quisiera contarles un poquito, brevemente, en qué me ayudó a mí la Logoterapia. De hecho no encontré aquí soluciones mágicas a mis problemas, los sigo teniendo, pero sí las herramientas necesarias para vivir de otra manera, con otros valores. Aprendí que es necesario seguir viviendo y no durar, y no preguntarnos tanto ¿por qué a mí?, sino ¿para qué? Y que a pesar de la severidad de nuestro destino siempre se puede seguir adelante. A pesar de cada circunstancia que nos haya tocado vivir, debemos llevar a cabo la tarea de ser en cada momento más persona. Somos seres únicos e irrepetibles. Aprendí que yo sola debo tratar de salir de cada dificultad. Si yo no pongo la fuerza del espíritu, nadie vendrá de afuera para hacerme salir. Debo asumir dignamente mi rol para así autotrascender. Por último, mi agradecimiento a Paco por haber sabido trasmitir estas técnicas para la autotrascendencia. Las técnicas fundamentales de la Logoterapia.
Por su claridad aunque, a veces, por temor a no ser claro es un poco reiterativo. No importa, como él dice, esto deben saberlo ustedes muy bien. Gracias Paco, y mi deseo es poder compartir con ustedes esta forma de vivir y ser cada día más persona y que no decaiga nunca en nosotros la fuerza indómita del espíritu. Nada más, muchas gracias.

IVANA PUCHETA: Brevemente voy a contar mi “ANTES” de la Logoterapia aquí en Mar del Plata.
En la Facultad también fui bastante “rebelde” con las teorías que tenía que aprender para ser psicóloga. Rebelde, porque las encontraba limitadas y soberbias en sí mismas. Pero, afortunadamente, a través de los grupos de espiritualidad a los que asistí en Córdoba (paralelamente a la carrera), tuve la oportunidad de conocer a Frankl y la Logoterapia. Sin embargo, fue poco lo que pude conocer en ese entonces. Así que cuando arribé a Mar del Plata, decidí empezar este curso para profundizar mi aprendizaje como psicóloga.
Pero, la sorpresa fue que, además de aprender como psicóloga, estoy aprendiendo acerca de la “autopsicología” a través de la Logoterapia.
La Logoterapia hoy es para mí un “DURANTE”, ya que intento aplicarla a mis situaciones cotidianas.
Aunque estoy en pleno proceso de aprendizaje (ya que hace 3 meses que estoy aquí), puedo decir que me he enriquecido mucho…
Por ejemplo: Aprendí a poner en práctica mi capacidad de resiliencia, de afrontar el sufrimiento desde una mirada optimista y principalmente productiva.
Aprendí a distinguir entre cosas nimias y cosas importantes. Es decir, frente a cosas que para mí significaban un mundo, hoy puedo minimizarlas y darles su verdadero valor.
Aprendí a seguir potencializando mis partes sanas y a seguir reconociéndome como un ser integral, que termina siendo un ser-con-los-otros.

En este punto, quisiera mencionar de una manera muy especial al grupo de derreflexión, porque por un lado me ayudó a seguir reconociéndome en este ser integral y, por otro lado, me ayudaron a seguir desarrollando el altruismo y profundizar en esto, a ver cosas de una manera positiva y a saber afrontarlas, sobretodo de una manera positiva, por eso agradezco de una manera especial a mi grupo de derreflexión, además a Paco por enseñarnos estas clases.

Considero, por último, que estos logros sólo fueron posibles desde mi dimensión espiritual y también a partir de disfrutar del auténtico sentido de tal o cual situación en el presente.

MARÍA CRISTINA MESTRE: Paco pregunta ¿quién sos vos? Yo elegí presentarme con un término maya, que utilizaban para saludarse “In Lak´echt”, “Yo soy otro tú”…
Yo soy otro tú, única e irrepetible, igual que vos. Mi trabajo es maravilloso, se trata de ayudar a personas a superar situaciones problemáticas…, empecé a utilizar la Logoterapia. En mi tarea cuando tomé conciencia, a través de las excelentes entregas de Paco, de que la Logoterapia es obvia, la utilizamos sin saberlo.
Me parece justo, en honor a todos mis compañeros que hablan desde sí, empezar haciéndolo y recordar hace más o menos diez años atrás qué tipo de persona era yo, hundida en un mar de problemas físicos, con dolores y enfermedades constantes, con sufrimiento, con amargura, mirándome el ombligo y culpando a los que me rodeaban de todo ese inmenso sufrimiento. Un día una amiga (nunca sabrá la ayuda que me dio) me dijo: -“Cris, ¿porqué no te morís en un rinconcito, para evitar que tengan que correr el cadáver para pasar?”. INTENCIÓN PARADOJAL.
Hice lo imposible por morirme, pero no lo logré. Una mañana dije: -“quiero hacer algo por alguien”. Llamé al Hogar de las Misioneras de la Caridad y me admitieron como voluntaria. Mi primer día allí fue tan pero tan hermoso, que de la alegría lloré todo el camino de regreso a casa, había podido ayudar a personas que tenían vidas terribles y que enfermas estaban a la deriva, sin familia, sin recursos, a las cuales estas monjitas les daban todo su amor y cuidados. ENCONTRÉ EL SENTIDO.
Pasado un tiempo, habiéndome separado y comenzado con estas charlas, entendí la parte final, no es que el que era mi marido no me hubiera traicionado, desvalorizado o lastimado, todo eso existió, todo el dolor fue auténtico, pero ¿dónde estaba yo en ese momento?, permitiendo que me traicionaran, que me desvalorizaran, que me dañaran y gracias a Paco entendí que no sirve de nada la culpa, sirve actuar con RESPONSABILIDAD.
Hoy mi realidad es ésta, soy mejor persona, por ende mejor madre, amiga, hermana, mujer y profesional y recorro este camino como todos, el error me enseña, es aprendizaje y me alienta a seguir caminando por este camino de la vida, con dolor pero sin sufrimiento. Cuando entrevisto a persona como Erica en el Penal, con apenas 21 años de una vida tan intensa y la escucho decirme:
-“Es lindo que a uno lo traten como persona”, o en partes de su relato mostrarme las cicatrices de puñaladas que le fueran propinadas en sus días de detención y ante mi cara de horror decirme: -“Está mal lo que me hicieron, pero yo sabía lo que me podía pasar y lo buscaba”. RESPONSABILIDAD.
“No quiero que mi vieja me vea más a través de una reja, no quiero verla más enfermándose porque tiene una hija presa, voy a salir y nunca más” (SENTIDO), hoy tiene ése, para salir de su situación, mañana puede cambiarlo pero encontró el sentido.
Desde mi humilde lugar puedo hacer mucho además de ayudar, puedo tratar de concienciar a tantos “genios eruditos” que hablan de problemáticas de las personas en congresos y las consideran síntomas de problemas físicos o emocionales a crisis existenciales como son los problemas de adicciones, las depresiones noógenas, la bulimia y anorexia.
O cuando planean educación sexual en las escuelas dando clases de biología, cuando pierden de vista que esa educación está dirigida a personas, por pequeñas que sean, que no se aparean como los animales y que tienen, por ser persona, esa otra instancia que los otros seres no. LA EXISTENCIAL.
Maravilloso poder mirar al otro como otro tú, desde el lugar del médico (no sólo un cuerpo es lo que tiene enfrente), desde el psicólogo (no es sólo una pila de emociones).
Todo mi agradecimiento a Paco, que año tras año desde hace 24, viene despertando personas que transcurren en vidas de sufrimiento a una nueva vida tendiente a encontrarse como persona, a buscar los valores que tenía olvidados, a buscar esa trascendencia que hace que yo no pueda recordar a mi padre por las riquezas que me dejó sino por su ejemplo de honestidad, bondad, solidaridad, que siempre tuvo en su vida, en una sociedad que masifica y estupidiza persiguiendo el éxito, el poder y la eterna juventud.
 



En el cierre del curso anual de Logoterapia del año 2006, pronuncié algunas palabras como un homenaje a María de los Ángeles, quien falleció el domingo 19 de noviembre del mismo año.
Entre otras cosas dije: “En un Congreso de Logoterapia escuché al Dr. Pareja Herrera hablar sobre el tema del personaje y la persona, de la teoría y la vivencia, de la instrucción y la sabiduría y compartió una cita que dice: ´Vive de tal modo que no te afanes en escribir muchos libros, sino que tu vida inspire a alguien para que escriba el libro´. Pienso que esta cita bien puede referirse a la vida de María de los Ángeles, una persona íntegra, honesta, espléndida, hermosa, que hace apenas un año atrás vivía con esperanza el proceso de su enfermedad. Encarnó los valores de creación, de vivencia y, finalmente, de actitud con gran valentía y entereza, sin entrega, con alegría y con fe. Fue acompañada por su esposo, hijos y nietos, y tantos amigos que la quisimos y seguiremos queriéndola. Su hija Mariana, el día de su despedida, me dijo: ´Ana, quiero que sepas que mi mamá fue una muy buena alumna, pero también muy buena maestra´.
María de los Ángeles merece que la recordemos con muchísima alegría; su integridad y belleza nos acompañarán siempre y será un referente de vida para que nuestra vida siga el camino de la auto-trascendencia y del crecimiento personal”.

 

Ana Vuoso de Bretones


 

 


 

 

XVII Congreso Argentino de Logoterapia

La logoterapia frente a la violencia actual”

Dr. René Trossero

¿Algún chico nace sabiendo mentir? No. Se lo enseñamos nosotros. Cuando el nene no quiere comer la torta de la abuela porque dice que está fea, nosotros le decimos: -Callate, decí que está rica. “Piadosamente”, pero les enseñamos a mentir.

Acepté la invitación, pero cuando me dijeron que tenía que hablar sobre la violencia, no me gustó mucho el tema. Entonces, Oscar me dijo: -Bueno, hablá sobre la esperanza. Y ahí me gustó más. Si no hubiera venido, me habría quedado con ganas, porque en verdad me siento cerca de ustedes. Aunque no me haya formado en una escuela logoterapéutica, he leído todos los libros de Viktor Frankl, participo de su visión del hombre y de la vida desde que me fui formando, y esto lo tengo metido adentro más que lo que leí en la Universidad. Pero, además, en otros encuentros me he sentido cálidamente cerca de ustedes; entonces tenía ganas de venir y si no venía me quedaba con una pena, pero vengo con una cuota de miedo... Pero tengo que serles sumamente sincero, porque no voy a hacer ningún aporte científico. ¿Saben para qué vengo? Para cargarles las pilas. Para que tengan ganas de seguir haciendo lo que están haciendo, pese a la violencia destructiva que nos rodea.
Les quiero decir a ustedes lo que me digo a mí. Los viejos decimos la verdad: Un montón de veces me desaliento. La sensación de desaliento me pesa, a veces, horrores.
Cuando tomo el diario “La Nación” esta mañana y leo: 200 muertos, 700 heridos en el atentado de Rusia, el mundo en que vivo, yo digo: ¿Dónde va a parar el hombre? ¿Qué vamos a hacer con la historia?
Muchas veces me desaliento y quiero cargarme las pilas para seguir trabajando, porque no quiero dejar de creer en esto que hace años es en lo que creo, es esto en lo que trabajo.
Yo voy a charlar con ustedes, sobre lo opuesto a la violencia, es decir, sobre el amor. Sobre la otra cara. Sobre “eso” que porque falta está la violencia. Somos violentos en la medida en que no nos amamos. Entonces, eso es lo que me interesa tener entre manos delante de ustedes. El objetivo es acompañarlos a ustedes en la tarea, que vuelvan a cargarse las pilas como personas. Ustedes también son personas, que tienen que vivir, igual que yo, en este momento. Y yo tengo ganas de decir, no solamente dos palabras que le sean útiles a sus pacientes, sino a ustedes. A ustedes, como las necesito para mí.
Voy a ir puntualizando para ser concreto en los pocos minutos que tengo para hablar.
Primero. Dos palabras sobre la persona humana. Para mí la persona humana tiene necesidades básicas irrenunciables, que son, fundamentalmente, dos. Es una, dividida en dos. Vivir y alegría. Si ustedes conocen alguna persona que no busca esto, es un fenómeno extraño. Los que vienen al consultorio, cada uno viene con sus problemas, pero hay una música de fondo que me dice “doctor me siento mal”. “No vivo contento”. Esa es la música de fondo, está buscando la alegría, pero para tener alegría hay que tener una base donde ponerla, que es vivir. Y la violencia de la que todos ustedes hablaron estos días, que a todos nos apena, desde el televisor, la radio, el vecino, el secuestro, etc., por un lado nos quita lo primero, a muchos les quita la vida. A los que no los deja nacer, a los que no los deja vivir porque los mata de hambre, es por violencia. Se mueren de hambre los chicos en Santiago del Estero, en Tucumán, en otros lugares del mundo y a los que vivimos, nos aquieta enormemente la alegría. Entonces, yo tengo ganas de hablar con ustedes sobre esa persona humana.
Toda persona humana, que va a un consultorio, va por eso, va porque tiene ganas de vivir contento.
Segundo: Eso es “ontológicamente”, “antropológicamente”, “esencialmente” eso es la persona. Ahora, históricamente, ¿qué pasa con eso? Lo acabo de decir. Ustedes saben cómo nos matamos, ustedes saben cómo “no vivimos”, cómo “no vivimos contentos”. Cómo vivimos amargados, dolidos, sin esa cuota de alegría y felicidad que buscamos permanentemente. La violencia es una expresión de eso, de esa realidad, que nos hace sufrir. Yo podría mencionar hechos miles, pero no hace falta porque todos ustedes los conocen, que confirma esto que yo llamo “la crisis humana”. Estoy cansado de leer los diarios, escuchar el informativo, “crisis política”, “crisis educacional”, “crisis social”, “crisis familiar”, “crisis económica”, etc. ¿Por qué no somos sinceros? ¿Por qué no decimos la verdad? Yo conozco una sola crisis: “humana”. Porque esto no nos pasó por un fenómeno meteorológico, se nos cayó un planeta encima de la Tierra, no.
La crisis económica es porque a mí me sobre en el banco el dinero que a mi hermano le falta para comer. Y yo no se lo puedo dar hoy, porque mañana me va a hacer falta a mí, y se lo tendré que pedir a otro porque no sé si alguien me lo va a dar a mí porque me ama. Pero si supiera que mañana alguien me va a dar para comer, hoy voy al banco, saco y le doy al cartonero que está juntando papeles delante de mi casa. “tomá hermano, andá a comer algo caliente”; eso vale la pena.
Es decir, cuando hablamos de crisis, me gusta decir, seamos sinceros: “Crisis humana”. “Crisis adolescente”.
El otro día hablaba con mil educadores en Córdoba, así como había mil educadores, yo decía: -¡Qué fácil nos resulta a todos, a ustedes que son docentes decir!:
“La crisis de la adolescencia, porque son irresponsables”. ¿Por qué no decimos la verdad? Los adolescentes no vinieron de Marte, los hicimos nosotros.
¿Ustedes conocen algún adolescente que “inventó” la droga, el alcohol, los boliches bailables? Eso lo hicimos los adultos y se los dimos a ellos. Esa es una violencia destructiva. Bien. Entonces, puntualicemos:
Como personas necesitamos vivir y vivir alegres, y buscar una felicidad, que yo sostengo, acá no se encuentra. Yo, de acuerdo a con mis perspectivas de vida, la felicidad es una alegría completa y sin límites y acá todo tiene límites; de acuerdo con mis perspectivas esperanzadas, yo espero encontrar la felicidad después del “trasbordo”, que ya me he muerto. Acá, mientas tanto, les confieso que he vivido contento siempre. En las buenas y en las malas. No me han faltado pesares. Se imaginan, 76 años, 18 operaciones, 2 veces cáncer, los muertos que ya dejé en el camino. Hubo motivos para dolerse, pero como sé adónde va, como aprendí con ustedes, como dijo Viktor Frankl, que la vida tiene un sentido con lo bueno y con lo malo; lo malo con lo negativo que me ha sucedido nunca me destruyó. Quiero seguir viviendo. Bien.
Como tengo un poco de tiempo, me voy a permitir leerles algo que estuve borroneando, con ánimo de escribir algún pequeño librito, como esas cosas mías que ustedes conocen. Y le puse el título:
“¿Y si nos amáramos?”
“¿Qué pasaría si nos amáramos?”
No lo voy a leer todo, no hace falta, voy a saltear, pero quiero que vean, si algún día sale el libro, ahórrense de comprarlo porque ahora ya les cuento lo grueso.
En la introducción le digo al lector:
“Mi querido amigo, no sé si vives anticipadamente el cielo, amando y siendo amado, o si vives anticipadamente el infierno no amando y no siendo amado, porque para mí la alegría mayor consiste en eso, en amar y ser amado”; de eso voy a hablar enseguida.
Se los voy a contar como cuento. ¿Saben por qué me gustan los cuentos y las fábulas? Porque son como las caricias. Las cachetadas suaves que hacen los enfermeros y los médicos antes de poner una inyección. Comienzan suavemente, ta, ta, ta, ta, taaaaa ¡aplica la inyección! Entonces, el cuento y la fábula tienen algo de eso. Uno dice: “Mirá qué cuento interesante”, y después viene la moraleja y... ¡Tac! Te metió en el alma una conclusión, una enseñanza, un precepto.

Cuento

Los gobernantes de todas las naciones de la Tierra se convocaron para una reunión de trascendental importancia. Hartos e impotentes a la hora de sufrimientos y de muerte que se causaban por la falta de amor entre los hombres decidieron buscar juntos una solución. Y habló el gobernante Clamor, haciéndose cargo de poner el profundo estado de sufrimiento que soportaba la humanidad por la ausencia del amor que dejaba destapado un espacio para la violencia.
-Porque no nos amamos, comenzó diciendo, nos hacemos difícil y penosa la vida. Porque la única posibilidad para la vida plena y satisfactoriamente humana es la convivencia compartida en el amor. Porque no nos amamos nos mentimos, nos engañamos, nos robamos, nos esclavizamos, nos secuestramos, nos violamos, nos explotamos, nos mutilamos, nos matamos. Porque no nos amamos nos odiamos y nos ignoramos, y millones de hermanos sufren y mueren por falta de alimentos, de techo, de ropa, de escuela, de remedios. Porque no nos amamos provocamos la guerra entre hermanos, destruimos nuestras ciudades, dejando miles de muertos y miles de mutilados; porque no nos amamos, etc., etc., etc.; la lista es interminable, que cada uno agregue lo que quiera.
Porque no nos mamamos, queda claro, cruelmente claro que padecemos sufrimientos incontables y la vida se nos hace difícil y dolorosa. De modo que se hace evidente la urgencia de que tomemos las medidas que nos conduzcan a una convivencia en el amor para que continuemos la historia de la humanidad y nos la expongamos a su destrucción definitiva.
Aquí tomó la palabra el gobernante Desaliento, y dijo lo siguiente:
-Totalmente de acuerdo con la cruda descripción de la realidad, como acabo de escuchar; pero, señores, antes de que tomemos medidas precipitadas para revertir esta dolorosa situación, quiero que reflexionemos serena y maduramente.
Señores, tenemos de tal modo organizada nuestra convivencia sobre el supuesto de no amarnos, que si de repente nos decidiéramos a amarnos, nuestra convivencia pasaría de ser difícil a “imposible”. Paso a darles datos concretos, sin pretender agotar esta exposición de la realidad, porque se trata de un desafío inalcanzable.
Si nos amáramos, porque no nos amamos nos pasa lo que nos pasa; si nos amáramos no existiría la violencia. No habría guerras, por lo que desaparecerían los ejércitos, los soldados, los cuarteles. Desarmarían las fábricas de armas, de buques, de aviones, de tanques para la guerra. Consecuencia: miles y miles de personas desocupadas.
Si nos amáramos, no habría delitos, desaparecerían los robos, los asaltos, los crímenes, los secuestros, las injusticias, por lo que sobrarían la policía, las empresas de seguridad; se cerrarían las comisarías y las cárceles, sobrarían los abogados, los jueces, los tribunales, la justicia, los juzgados. Consecuencia: miles y miles de personas desocupadas.
Si nos amáramos, no se vendería el sexo sin amor. Se cerrarían los prostíbulos, se acabaría con la prostitución, con la que paradójicamente “decimos que hacemos el amor”. Resultado: miles y miles de personas desocupadas. Hasta ahí analicemos las consecuencias.
Si nos amáramos, señores, no puedo continuar con el listado de consecuencias, que sería interminable. Simplemente, repito: se los he dicho, si nos amáramos, nuestra convivencia pasaría a ser, de repente, de dolorosa y difícil a “imposible”. Sigamos con el refrán: “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”.
Aquí lenvantó su voz el gobernante Esperanza, y pidió hacer uso de la palabra.
-Primero, les quiero responder a las dos propuestas que acabo de escuchar.
El gobernante Clamor afirma que vivir, sin embargo, como lo estamos haciendo, da como resultado una convivencia dolorosa y difícil y propone que planifiquemos un cambio de rumbo.
El gobernante Desaliento, respondiendo al gobernante Clamor, afirma que porque vivimos sin amarnos la vida se nos hace cruelmente dura; pero agrega que si nos amáramos, la vida se nos tornaría imposible, porque tenemos montada nuestra convivencia sobre la experiencia de la ausencia del amor. Yo quiero dejar abierta la puerta a la esperanza, mostrando que cuando nos amemos de verdad, la vida no dejará de ser difícil para hacerse imposible, sino que compartiremos la alegría de amor y ser amados, sin suprimir las penas y los dolores simultáneos en el camino, pero descartando todos los sufrimientos evitables que nosotros nos causamos por no amarnos.
Cuando nos amemos, todos los hermanos que quedarán desocupados por el cierre de las fábricas de armas, aviones, busque, tanques para las guerras y por la supresión de los ejércitos, tendrán lo necesario para vivir dignamente, porque serán amados por sus hermanos.
Cuando nos amemos, todos los hermanos que quedarán desocupados por el cierre de las comisarías, cárceles, etc., etc., etc., todo lo negativamente anunciado, desaparecería.
Cuando nos amemos, señores, todo el dinero que invierte el Estado para las guerras, las armas, las cárceles, las comisarías, la policía, y tantos otros rubros que se hacen por el hecho de no amarnos, repito, todo ese dinero estaría disponible para los hermanos necesitados; y concluyó, señores: “cuando nos amemos, lejos de hacernos la vida imposible, compartiremos la alegría más profunda que consiste en amar y en ser amados”.
Yo termino preguntando: Esta misión de amarnos, ¿es una utopía? ¿Lo asumimos como tarea? ¿Es un objetivo esperado y alentador de mi esperanza? ¿Por qué insisto en esto? Porque de esto depende nuestra manera de trabajar. En el mundo, en la historia.
Yo quiero terminar diciendo alguna cosa como ésta.
Primero: Para mí, vivir humanamente es convivir amándonos. Para mí, educar, es enseñar a convivir amándonos. Para mí, está educada la persona que ama, aunque sea analfabeta. El indio mapuche, que no sabe leer ni escribir, pero en este momento está jugando su vida por sus hermanos, es analfabeto, pero también está humanamente enriquecido con la educación total. Y para mí, el genio que en Oxford, que en este momento está inventando la vacuna contra la muerte, pero que no ama a nadie, yo le envidio la genialidad de sus conocimientos, pero para mí de educación no tiene nada. Ese es mi criterio, luego lo podríamos conversar, porque yo no soy la verdad compactada.
Siempre le digo a la gente, cuando digo estas cosas: Cuando tenía 24 años yo tenía la verdad, se las quería meter como clavos en la cabeza. Ahora que tengo 76, ahora que ya hace 50 años que soy un joven de 26, ahora yo le digo a la gente: “Yo te cuento mis convicciones y las confronto con las tuyas”.
Una convicción mía es esto que acabo de decir, que está educada la persona que ama; educar es enseñar a convivir amando; y para mí, la terapia es una tarea docente y educadora, ésta es mi convicción. Con mucha más razón, una terapia en la línea de la logoterapia, que intenta ayudar al otro a encontrarle un sentido a su vida, para la vida. Entonces, esto para mí era muy importante, que ustedes se convencieran de que es posible enseñar a aprender a amar.
Yo en un tiempo tenía tres grupos de terapia, ahora tengo uno solo; y cuando alguien se va del grupo, generalmente lagrimea, se duelen, etc., etc.
Pero yo suelo cerrar con una cosa, saben: “Mirá Fulano, si te vas con más falencias psicológicas que las que trajiste a mi consultorio, pero aquí aprendiste a amar y aprendiste a ser amado y disfrutaste, yo no me quedo contento porque te llevas los problemas psicológicos que trajiste para resolverlos, aunque a veces también los llevan resueltos. Pero lo digo para que entiendan cómo valoro el hecho del “amor”. El hecho de que la persona ame. Para mí, cuando una persona ama está espiritualmente sana. Yo eso lo puede incluir en un contexto de ciertas no expresiones de salud mental o psicológicas; pero ahora viene lo más grave. Ojalá se salve todo y tenga un equilibrio y tenga una salud ejemplar.
Cierro con una imaginación. Imagínense, que todos están rodeando las orillas del mar. A sus pies llegan las olas del agua del mar. A tus pies, a tus pies, a los pies de todos, a los míos y aparece un ángel que nos dice: “Señores, éste es el agua que van a tener que beber de aquí en adelante. Por favor, pongan la mano y pruébenla”.
Al unísono, decimos: “Ángel, esto no se puede tonar, esto es muy salado”. Y el ángel nos dice: “Ustedes son tantos, yo les voy a dar a todos, a los millones que son ustedes, un terrón de azúcar y otros componentes químicos que hemos preparado en pequeña cantidad y ustedes lo van a arrojar al agua”, y nos da a todos eso, para que quitemos ese exceso de sal. Nosotros nos miramos, y uno dice: “No, ni loco, con un terrón de azúcar qué voy a cambiar el agua del mar, yo me lo guardo en el bolsillo y después me lo como”. El otro lo tira, otro también lo tira. Después que tiraron los que tiraron y guardaron los que guardaron, el ángel dice: “Prueben el agua”. Probamos el agua y la verdad es que le decimos: “Ángel, sigue salada como antes”. Y yo creo que el ángel nos diría: “Es mentira. Ustedes no tienen papila gustativa para advertir que el agua no está salada como antes. El agua cambió. No estará todavía agradable, habrá que cambiarla más, pero no está como antes”.
¿Qué quiero decirles con esto?
Que nosotros queremos cambiar al mundo, y es más o menos como volver dulce el agua del mar. No lo podemos hacer de golpe. Pero todos los días podemos hacer algo para cambiar el mundo.
Quiero que me entiendan, yo tengo algunas aspiraciones que me ayudan a vivir.
¿Saben delante de cuántas personas estoy hablando hoy? Yo estoy hablando frente a millones de personas, estoy hablando con vos, con tu marido, con tu hijo, con tu nieto, con tus pacientes. Que nunca me van a ver la cara, que ni se van a enterar de que existió el “viejo” Trossero; no me importa. Yo estoy pensando en él, yo me estoy acordando de él y de ella, y sé que si algo de lo que digo hoy carga tus pilas de terapeuta, modifica tu visión de mamá, de papá, de hermano, de religiosa querida; si esto ocurre, yo estoy cambiando, “no todo el mundo”; no, tan tonto no soy, pero estoy cambiando el mundo, porque estoy cambiando a muchas personas.
Querido amigos, un abrazo a todos; y, como suelo despedirme, deseándoles buen viaje de ida; espero encontrarlos, como decía el Sr. Acevedo, en alguna otra curva del camino, y si no, los espero a todos en la terminal.
 




En el XX Congreso Argentino de Logoterapia (Buenos Aires, 14 y 15/9/2007), Ana V.

de Bretones y Francisco Bretones realizaron el siguiente taller, que tiene como título:

“El sentido del sufrimiento: Meditaciones ante una vela”



Vamos a reflexionar sobre un capítulo del libro “De la vida fugaz”, escrito por la Dra. Elizabeth Lukas y el Dr. Claudio García Pintos, que tiene como título “La cera se convierte en luz: meditación ante una vela”.
Todo lo expuesto en el mencionado capítulo lo relacionaremos con las circunstancias que nos llevan a vivir una situación límite, y la ocasión que siempre nos da la vida de revertir los “¿por qué a mí?” en los tantos “¿para qué a mí?”.
El sufrimiento no buscado es una ocasión para la autotrascendencia, pues al apelar a la fuerza indómita del espíritu, nos permite “ver” y “actuar” en cada circunstancia, con sentido.
La vela va a representarnos a cada uno de nosotros. Ella está compuesta de cera (nuestro cuerpo y nuestra psiquis; lo que tenemos), y el pabilo (nuestra dimensión humana, espiritual, noética; lo que somos).
La función de la vela es dar calor y alumbrar. Por ello, debe estar encendida.

Consideremos varios casos:

1) La vela está entera, erguida y apagada, en un candelabro. Es el caso de las personas que no se comprometen, viven en el presentismo, exigiendo todo, la inmanencia es su estilo de vida. Están en la vida “como de adorno”, porque no arriesgan un proyecto de vida. Hay ausencia de sentido.
2) La vela está entera, erguida y encendida. Esa persona vive la vida con sentido. Es exigente con ella misma, de acuerdo a su ser único e irrepetible. Incluso, la vida no le ha presentado alguna situación de conflicto que no haya podido afrontar. El proyecto de vida marcha sin tropiezos.
3) La vela está quebrada, caída y apagada. Aquí se presenta la situación límite (fallecimiento de un hijo u otro ser querido, enfermedades terminales), cualquier circunstancia en que los “¿por qué a mí?” son interminables y sin respuesta. Centrada sobre uno mismo, lo que se impone es el sentimiento de pérdida total: “estamos partidos por el sufrimiento, mi vida ya no tiene sentido”.

A esta situación le debemos añadir dos opciones:

a) Que el pabilo esté apagado: a pesar de las quebraduras, el pabilo permanece inquebrantable. Pero la persona en esta situación no se hace responsable de su vida, no es capaz de decidir encender la vela; o sea, vivir dignamente el sufrimiento. El cartel de “víctima” es el que tiene más a mano, para rumiar tanto sufrimiento y encerrarse en el egoísmo, la culpa y el sinsentido.

b) Que el pabilo esté encendido: es el “a pesar de todo, sí a la vida, incondicionalmente, ante cualquier circunstancia”. Se entiende que las quebraduras se pueden ir soldando solas y únicamente si decide esa persona encender el pabilo y vivir la vida desde el sufrimiento, pero con autotrascendencia. En esta situación, se elige el cartel de “protagonista” de su propia vida. La vela estará torcida, le costará mantenerse erguida, pero cumplirá su función: dará luz y calor.

En la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, el tema del sufrimiento es cotidiano, y el cuestionamiento acerca de la propia vida y de la pérdida del sentido es la mochila pesada y agobiante que traen los padres que llegan a ella. Este tema los ayuda a reflexionar y a decidir, a partir de, qué postura tomar ante el sufrimiento no buscado.
Así, comprendemos que somos únicos e irrepetibles, y que “nadie vendrá” a vivir nuestra vida por nosotros; debemos buscar el sentido de la vida en cada circunstancia que ésta me presente. Siempre correremos el riesgo de que la vela flaquee, pero debemos cuidar de que nunca se apague; tener bien claro qué es vivir la vida como duración o como tarea. En el primer caso, me empobrezco, me encierro en mí mismo y me identifico con la situación que conlleva tanto sufrimiento. Si mi opción es vivir la vida como tarea, me voy haciendo cada vez más humano, más persona. Esto entraña desafío, coraje de vivir, autotrascendencia, solidaridad, sentido de vida.
El sufrimiento puede hacer mella en nuestro cuerpo y en nuestra psiquis (los pedazos de cera rotos); pero no en nuestro espíritu (el pabilo está entero). De allí la fuerza indómita del espíritu de la cual nos habla Viktor Frankl.

Como conclusión, deberíamos preguntarnos y responder auténtica y sinceramente:

¿En qué condición está mi vela? ¿Por qué?
Si se halla apagada, ¿qué debo hacer para encenderla?
¿Reconozco que mi decisión libre de volver a encender la vela es la única responsabilidad que tengo de soldar mis quebraduras?

“...Cuando la vida humana se consume como una vela, la cera se transforma en luz. La cera es efímera; la luz es imperecedera. La fuerza vital se convierte en sentido de la vida.
La fragilidad del ser humano, que se observa en las enfermedades, impedimentos, daños físicos y psíquicos, afecta únicamente al organismo: la cera. Adentro, oculta e invisible, se encuentra la espiritualidad del hombre, su principio íntegro e inquebrantable: el pabilo. Una vida en la que se cumple el sentido, resplandece más allá de sus fracturas...” (obra citada precedentemente).
 


XXV Aniversario Centro de Estudio de Logoterapia

El domingo 30 de septiembre de 2007 se celebró el XXV Aniversario del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Viktor E. Frankl”, bajo el lema “25 años hacia la búsqueda de sentido”. Por tal motivo se editó una revista en homenaje al fundador y director de dicho Centro de Estudio, el Dr. Francisco “Paco” Bretones. Parte de su contenido compartiremos con nuestros lectores.

Plasmar en una sencilla página 25 años de una continua labor, como es la difusión de los conceptos de la logoterapia de Viktor Frankl, es un propósito que puede apabullar al más osado.
Pero el reconocimiento hacia el maestro, que tenemos los alumnos de sus clases y los componentes de la Escuela de Vida, hace que encaremos esta pequeña y humilde tarea con entusiasmo más que con aptitudes.
Cantidades enormes de tinta y papel han querido destacar la labor del maestro, pero nunca será suficiente cuando se le brinda a dicha misión la condición de compromiso con el prójimo, con la sociedad y con la vida.

La salud somática tiene importancia, pero no la tiene menos la psíquica y la espiritual, siendo esta última el centro del compromiso de Francisco Bretones.
Señalar el camino hacia el sentido de vida, acompañando al buscador e indicándole la gama de valores a emplear, encontrar la sabiduría, aprendiendo a saborear la vida y explicándole que no se tiene libertad
y responsabilidad, sino que somos libres y responsables, lleva como único fin enriquecer la existencia.
Llevar al hombre común de la calle tanto conocimiento, requiere condiciones humanas rayanas al apostolado.
Comunicar una filosofía de vida, en un lenguaje accesible al común, conlleva exigencias que, en la cultura que nos toca vivir, no cuenta con resonante eco, tiene sus dificultades y tropiezos.

Ningún escollo ha sido lo suficientemente fuerte para detener su tarea.
Cierto es que cuenta con Ana, compañera inseparable e insustituible que apuntala con amor y mucho trabajo todo lo realizado y por realizar.
Frankl ha dicho que su sentido de vida consistía en ayudar a otros a encontrar el sentido de sus vidas.
Un continuador de la obra frankliana, lo tenemos aquí, en Mar del Plata, en nuestro país, y puede estar seguro el querido “Paco” que con su modo de ser sencillo y cariñoso continúa la labor comenzada por el genial austríaco.
Esta publicación es un modesto, pero entusiasta mensaje de esperanza, y el compromiso de continuar con la difusión de la logoterapia por muchos años más.

Leopoldo Branderiz.
Presidente de la Comisión de Fiestas

 


Reseña biográfica

 

Francisco “Paco” Bretones Morata nació en la noche del 31 de diciembre de 1929 en Sabadell (Barcelona), España. Sus padres fueron Francisca Morata y Francisco Bretones. Fue el mayor de ocho hermanos, cuatro fallecieron siendo muy niños y los restantes

en la edad adulta.

A los 11 años ingresó en el Seminario de Barcelona para cursar la carrera eclesiástica, recibiéndose en la Universidad Gregoriana (Roma, Italia) de licenciado en teología.

En 1956 llega a nuestro país, y en las localidades de Villa Adelina, Necochea y Maipú (provincia de Buenos Aires) despliega

su tarea sacerdotal.

En Maipú reside durante cinco años y comienza su labor docente en el Instituto “Mauro Golé”, en cuya construcción participó de una manera muy activa, pidiendo colaboración a todos los habitantes y vecinos. Dotado de una voz privilegiada, desde muy joven su registro de tenor

le permitió cantar en numerosas festividades.

En el Instituto “Francisco de Paula Robles” de Dolores estudió el profesorado de historia.

En 1965, el entonces obispo de Mar del Plata, monseñor Dr. Enrique Rau, lo traslada a nuestra ciudad. Aquí lo nombra capellán del Hospital Interzonal General de Agudos y docente en la Universidad Católica de Mar del Plata (Facultades de Humanidades, Derecho, Ciencias de la Salud, Escuela de Teología).

Una vez instalado en Mar del Plata desarrolla su tarea docente en distintos institutos y colegios privados y estatales; en la Escuela de Turismo de la Universidad Provincial de Mar del Plata. Más tarde, en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En 1968 fundó el Instituto de Psicografología, del cual es director y docente y cuya actividad continúa en la actualidad, con un enfoque humanístico y trascendente.

La Universidad Argentina “John F. Kennedy” le otorgó el título de licenciado en psicología y doctor en psicopedagogía.

Una vez solicitado y otorgado el estado laical por el Papa Paulo VI, el 19 de septiembre de 1974, contrae enlace con Ana Vuoso en la Parroquia San Pío X, y comienza el desafío de formar una familia. Nacen Francisco Eduardo, Sergio Lucas y Ana Laura, quien fallece dos días después de nacer. Este hecho existencial tremendo convoca al matrimonio Bretones a fundar en Mar del Plata, el 9 de noviembre de 1991, la filial “Re-nacer”, hoy “Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos”. Acompañan en esta tarea alumnos del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Viktor E. Frankl”, siendo el lema del grupo de ayuda mutua: “Sí a la vida, a pesar de todo” y su marco teórico-existencial, la logoterapia de Viktor Frankl.

Pasados los años, Sergio contrae enlace con Paola Junker, de cuya unión nace Santino Bretones, hoy el eje de toda la familia, manifestación del milagro del amor.

En 1982 funda el Centro de Estudio de Logote-rapia de Mar del Plata “Viktor E. Frankl” y centraliza desde el mismo todo “su ministerio de la palabra”.

Con el correr de los años, la acción docente se irradió desde Mar del Plata hacia Balcarce y Necochea, formando también Centros de Estudio. Durante varios años “se preparó el terreno” para que la semilla del pensamiento de Viktor Frankl germinara en cada uno de los que aceptaran el desafío de vivir la vida como una tarea autotrascendente.

Buceador de lo humano del hombre, pone al alcance del “hombre común de la calle” todos los conceptos de Viktor Frankl y su logoterapia, y hace suyas las palabras del maestro: “El sentido de mi vida es ayudar a otros a que encuentren el suyo”.

Francisco Bretones es autor de cuatro libros, pu-blicados por la Editorial “San Pablo” y que pertencen a la Colección “Noesis”.

El primero de ellos es “La logoterapia es obvia” (1995), y el primer ejemplar fue enviado al Dr. Frankl, quien le responde a “Paco” con la siguiente nota:

 

Viktor E. Frankl. M. D., Ph. D.

1 Mariannengasse

Vienna, Austria 1090

Telephone 42 64 36

14 de noviembre de 1995

 

Querido profesor Bretones:

 

Muchas gracias por su atenta carta del 4 de noviembre de 1995 y, particularmente, por enviarme su libro.

Como estoy sufriendo de degeneración macular, como usted debe saber, y debido a ello severamente disminuida mi visión, no pude resistir la tentación de comenzar de inmediato a leer su libro. Y estuve hondamente impresionado por su profundo conocimiento de lo que la logoterapia significa. Pero a todo esto, su trabajo es una contribución inmensamente importante para un posterior desarrollo de la logoterapia. Pequeña maravilla: entre más de 140 libros que explícitamente han sido publicados (usando la palabra “logoterapia” en su mismo título) por otros autores, sobre el mismo tema, el suyo es uno de los más innovadores y creativos. Esa es mi evaluación sincera.

Con respecto a la Dra. Lukas, la tengo en la más alta estima. Ella fue, a comienzos de los ´60, una de las primeras en apoyar la logoterapia, y la primera que contribuyó a la literatura respectiva al elegir, por primera vez en la Universidad de Viena, la logoterapia como tema para su tesis doctoral.

Una vez más, mi gratitud sincera, y mis mejores saludos también para mi amigo el Dr. Oro, y mis mejores deseos para usted y la señora Bretones.

 

Cordialmente

Viktor E. Frankl

 

Un enérgico “¡Usted debe escribirlo!” se escuchó a través del teléfono la tarde del 1° de agosto de 1996 en la ciudad de Roma (Italia).

“Paco” Bretones hablaba con el Dr. Frankl interesándose por el estado de su salud y le expresaba tibiamente su deseo de escribir otro libro.

El maestro, si bien pasaba por un período de salud precaria, manifestó con toda su energía el mandato y así “nació” “Logoterapia: apelación a la vida como tarea”, al que le siguieron: “Logoterapia: la audacia de vivir” y “Logoterapia: camino a la autohumanización. Salir, Servir, Sentido, Sabiduría”.

“El hombre común de la calle”, como denomina “Paco” Bretones a todas aquellas personas que no tienen un conocimiento previo de logoterapia y se contacta con su contenido a través de los cursos anuales y las charlas de verano, puede expresar su testimonio de vida, en algunos casos confirmando “la obviedad” y en otros expresando “mi vida es un antes y un después de las clases de logoterapia”, en la jornada del cierre del curso cada fin de año. También lo hicieron en el IX Congreso Argentino, I Encuentro Puntano (San Luis), en el XIV Congreso Argentino, en Mar del Plata, y en la Universidad de La Matanza.

“Paco” Bretones ha participado y expuesto trabajos en todos los Congresos Argentinos, Encuentro Mundial, Encuentro Latinoamericano de Logoterapia, en el país, así como también en Uruguay y México, y ha fomentado la concurrencia a los mismos de los alumnos del Centro de Estudio.

Así, hemos tenido la gran ocasión de conocer y escuchar al doctor Viktor Frankl, a la Dra. E. Lukas, al Dr. Eugenio Fizzotti, al Dr. Omar Lazarte, a la licenciada Leticia García y a tantas personalidades de nuestro país que nos demostraron, en cada uno de estos acontecimientos, la vigencia y la necesidad de vivir y divulgar el pensamiento de Viktor Frankl.

En 1999, el Centro de Estudio, juntamente con la Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”, organizó en nuestra ciudad el XIV Congreso Argentino, que contó con la cálida y grata presencia de la Sra. Elly de Frankl y su nieto Alexander Vesely.

El “Sí a la vida, a pesar de todo, incondicionalmente ante cualquier circunstancia” es el motor de la acción de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, que tiene el marco teórico-existencial de la logoterapia de Viktor Frankl, y que funciona como grupo de ayuda mutua desde 1991.

La apelación que conllevan esas palabras ayuda a todos quienes viven la experiencia de vida más profunda, como es la muerte de un hijo u otro ser querido. Ellos manifiestan:

“Sí a la vida implica reconocer que la vida es el supremo valor; que no es lo mismo durar que existir; duran las cosas. El ser humano tiene la obligación de existir, de ir haciéndose cada día, cada vez más persona. Y la Escuela de Vida nos enseña que ninguna circunstancia, por tremenda que sea, nos podrá eximir de la responsabilidad de construir nuestra propia vida.

Sí a la vida significa que, lejos de considerarnos víctimas merecedoras de un tremendo castigo, debemos ser protagonistas de nuestro propio destino y proyectarnos hacia los otros y así transmitir y vivir un mensaje solidario y esperanzador que nos llevará a la autotrascendencia.

Sí a la vida quiere decir que dependerá solamente de nosotros decidir tomar las herramientas que pone a nuestra disposición la Escuela de Vida, para que podamos recorrer el camino hacia la búsqueda de sentido, reconocernos únicos e irrepetibles, acudir a la dimensión espiritual o humana para aceptar que no somos enfermos a causa de la muerte de un hijo y poder vivir con dignidad el sufrimiento no buscado, poner en práctica el verbo logoterapéutico por excelencia, como dice ´Paco´ Bretones: ´Salir´. Salir de nosotros mismos, ponernos al servicio de los otros y así encontrar el sentido a cada circunstancia que nos

presenta la vida.

Todos los integrantes de la Escuela de Vida sabemos de este desafío: es un desafío personal

(´Nadie vendrá a vivir mi vida por mí´) que se proyectará hacia todos los que nos rodean. Si queremos

ser referentes de la vida a partir de la muerte, la solidaridad, el compromiso, la responsabilidad, la alegría,

el amor y la esperanza nunca deberán faltar en nuestro quehacer diario”.

El Centro de Estudios de Logoterapia de Mar del Plata siempre se sintió honrado por el reconocimiento y la colaboración de todos los integrantes de la Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”.

Su presidente, el Dr. Oscar R. Oro, el Dr. Jerónimo Acevedo, la Lic. Marta Vigo de Hernández, el Dr. Alberto de Juan, el Dr. Juan Alberto Etcheverry, y tantos amigos integrantes de la mencionada fundación, han alentado esta tarea docente que comenzó hace veinticinco años y se vivifica cada día gracias al despertar de quienes se acercan al pensamiento de Frankl.


Testimonios

 

Julieta Scaramuzzino Díaz

Queridos amigos lectores hola yo me llamo Julieta Scaramuzzino  Díaz,  tengo 28 años de edad. Nací el 21/9/1979,  el día de la primavera, en Miramar, en La Ciudad de los Niños y soy del signo de Virgo.

A los 6 años comencé en una escuela especial, que se llama 513, hasta los 18 años. Después por intermedio de una prima de la abuela, empecé a concurrir a CEMID, Centro de Día para la Integración del Discapacitado, ahí estuve 9 años de mi vida, como me cansé, por decisión propia me fui para comenzar en el Instituto “Sol Creciendo”.

 “Sol Creciendo” es mi segunda familia, tengo muchos amigos que me cuidan y me quieren y les agradezco por compartir su tiempo conmigo y sus cosas que para mí son muy importantes, a pesar de que hace poquito que voy me siento muy bien y era lo que yo quería para mí.

Hace cuatro años murió mi mamá, me llevaron a la Escuela de Vida

para Padres con Hijos Fallecidos, y ahí conocí la logoterapia y comencé a ir todos los martes, desde hace cuatro años al curso de logoterapia, y a mí me ayudó a relacionarme con otras personas y me demostró que se puede ver a mi alrededor y descubrí que se puede a pesar de todo, y a no rendirme por nada,  me ayuda a ver de otra manera las cosas, mi  vida y mi interior cambió, yo no soy la misma de antes.  Una se da cuenta y cambia y crece  y valora. Aprende y piensa y trasciende y el sentido despierta. Como persona cada día aprendo a valorar más todo, mi vida y la de los que me rodean es mucho mejor. La logoterapia a mí me cambió mi vida, para mejorar y cada año aprendo algo nuevo de los cursos de logoterapia y mi mente y mi corazón y mis oídos están más abiertos que nunca y también cambié mi escala de valores y mis sentimientos ya no son los mismos. La logoterapia es un despertador de conciencia y me ayudó a despertar y a caminar  y a elegir el camino correctamente.  La logoterapia es una salida muy buena y positiva para despertar y sacar todo lo que tengo adentro mío y que está dormido.

El que está dormido no sale y se queda muy solo y ahora sí yo creo que hay un camino de esperanza y de luz sólo hay que elegir el camino correcto y  caminar,  siempre mirando hacia adelante y nunca hacia atrás, y la logoterapia me ayudó a trascender día a día como persona  y con los demás. También La logoterapia  es la mejor medicina que hay en este momento para todos nuestros males.

Yo conocí la logoterapia gracias a Paco Bretones, gracias por enseñarme que la logoterapia existía y gracias a él conocí a Víktor Frankl. La logoterapia tiene mucha riqueza espiritual por descubrir y sólo depende de nosotros. Yo creo que la logoterapia es para todas las personas. La logoterapia  es un despertador de conciencia y sentido.

La logoterapia es una semilla que hay que cuidarla para que nazca un germinador. Y cada uno tiene esa fuerza indómita del espiritu, que si nosotros queremos esa fuerza sirve para tratar de sacarla hacia fuera.

 


 

Pablo Tedrós - Agosto de 2000

 

Quienes creen que por tener conocimientos de logoterapia están salvados, creo que se equivocan, pues el gozo de esta doctrina no está solamente en su conocimiento, sino en su aplicación práctica. “Dios no se complace en aquellos que conocen la Ley, sino con los que la practican”. Axioma válido para cualquier doctrina de contenido humanista.

Y aquí se impone la pregunta: ¿es fácil vivir logoterapéuticamente? No. Siendo una filosofía antropológica y aplicándola para el mejor entendimiento de nuestro ser profundo, nos encontramos muchas veces con la tentación de rechazarla ante el temor de descubrirnos en nuestro ser más íntimo. Postura ésta equivocada, ya que al ir descubriéndonos afloran nuestros equívocos y falencias y es ésta la gran oportunidad para corregir el camino de penumbras que ahora comienza a iluminarse. Recién ahora estamos en condiciones de afirmar que la logoterapia pueda salvarnos.

Aceptada estas premisas podemos afirmar que se ha abierto la brecha a la gran aventura de nuestra transformación para elevarnos, en la medida de nuestra voluntad, a ser cada vez más humano, pero no para nuestro regocijo personal, y mucho menos para alimentar nuestra vanidad, sino para accionar trascendentalmente a mis semejantes.

La logoterapia nos muestra los valores en una dimensión que antes no supimos apreciar.

Si tomamos un valor determinado: la verdad, y trasladamos su aplicación a cada instante de nuestras vidas, acompañado con lo que ya dijimos, inspirado en el mejoramiento de nuestro ser profundo, nos daremos cuenta que transitar su camino es menos difícil que antes, y al vivir en la verdad, vamos sintiendo sus efectos liberadores, pues nada más esclavizante que la mentira.

Pero una cosa es transitar alejados de la verdad y cargando sobre nuestras espaldas la responsabilidad de encubrir la mentira -que lamentablemente mañana necesitará de otra mayor para seguir subsistiendo- que aceptar la falta y concientizarla. En el primer caso, nos encontramos inmersos en una actitud esclavizante, mientras que en el segundo, se abren las puertas a la antesala de la liberación.

La lectura de la logoterapia es siempre lectura de revelación permanente, pues nos lleva a jerarquizar en grado sumo nuestra identidad y su consecuencia inmediata se traduce en la modificación de nuestra conducta. El estar inmersos en la logoterapia y enriquecidos por un conocimiento maduro de esta doctrina, nos permitirá ir saboreando de a poco la hermosa y gran aventura de la vida.

El hombre reflexivo puede sentir o intuir una cierta incertidumbre (que no siente el hombre que no piensa) ante la posibilidad de descubrirse a sí mismo. Tal vez sea oportuno aquí decir que la aceptación de nuestros errores no es para enloquecernos, sino para saber cómo viviremos. Es importante tener en cuenta que ante el reconocimiento de nuestros errores se ilumina nuestro camino y aparece la gran posibilidad para el enriquecimiento de nuestra personalidad, haciéndola más humana. No se debería temer al reencuentro consigo mismo, ya que si bien puede ser tarea dolorosa, debemos recordar que somos hecho a imagen y semejanza de Dios y, por consiguiente, iremos al reencuentro de lo mejor que somos.

Es importante conocer y accionar a fondo, entre otros, este concepto, pues nos permite ver la gigantesca dimensión humana, ya que al estar en la permanente búsqueda de nuestro ser profundo nos enfrentamos ante el gran misterio que es el hombre.

 


 

Stella de Abdala (Necochea)

 

Bretones: Vientos de España lo arrimaron a estas costas... No pudo hacer todo lo que se propuso solo. Necesitó de Ana, su compañera. Ni siquiera se animó a imaginar el desequilibrio, la desestabilización que logró infundir entre todos los que lo escuchamos. Su convencimiento profundo, sus vivencias sinceras contagian...

Sus gestos, su voz, su accionar tangible crean en nosotros sus amigos-alumnos la necesidad imperiosa, difìcil de proponernos ver lo importante de la vida, de otra manera: Salir, buscar, dar, “ser persona”, ganarnos un lugar como hombres y mujeres, trascender, Siempre... ¡Hasta que duela!, como asevera nuestro querido “Paco”.

 


 

Mario Rusos

 

Hacia mediados de marzo de 1994, nos mudamos con mi familia desde la provincia de Córdoba hacia Mar del Plata, en una decisión que tomamos meses antes. Veníamos con nuevos proyectos y recientes dolores. Hacía un año habíamos participado de la fundación del grupo de autoayuda para padres que pedieron hijos (Renacer, hoy Escuela de Vida). Una vez en Mar del Plata, decidimos contactarnos con el grupo marplatense, para lo cual poseía la dirección de un tal “Paco” Bretones y su esposa Ana.

El encuentro con ellos fue muy emotivo y marcado por la fuerte impronta de Paco, su torbellino de frases expresadas a viva voz. A las horas ya estábamos integrando el grupo y colaborando con la coordinación de la reunión. Semanas más tarde ya tomaba parte de las clases de logoterapia en la Biblioteca Municipal, invitado por él, debido a que dicha escuela de psicología era el marco teórico en el que se desarrollaban nuestros encuentros.

Meses más tarde, después de “deglutirme” la bibliografía existente sobre logoterapia, comencé a organizar clases en mi casa para los padres del grupo que no acudían a los cursos de Paco. Esa práctica despertó en mí una vocación: la docencia; y el análisis de la logoterapia me llevó a cursar una carrera: filosofía.

De modo que entre los agradecimientos que debo expresarle a Paco, y por extensión a Anita, está el hecho de haber provocado el nacimiento de mi vocación docente por la filosofía.

Con el tiempo, hemos desarrollado una amistad y una afinidad que encuentra en la problemática del “ser humano” el nudo de nuestras comunes preocupaciones y desvelos.

Hoy, cuando sus fieles alumnos, a quienes comparto en el curso de filosofía y cine que dicto en la Universidad, me piden que escriba algo a modo de homenaje, lo hago sin dudarlo. Sabiendo, a pesar de todo, que él es bastante reacio a este tipo de manifestaciones. Pero el tributo, bien vale la pena. Hasta su incomodidad por este homenaje vale la pena.

El doctor Bretones, nuestro querido “Paco”, es el vocero más auspicioso que tiene la logoterapia en la Argentina, en el sentido de haber instalado dicha disciplina en el ámbito de lo cotidiano, en la existencia común del hombre y de la mujer, responsables de descubrir el sentido en sus vidas.

Paco no sólo transmite su conocimiento por esta disciplina, sino, lo cual lo hace más valioso, contagia, irradia; y cuando lo anterior no alcanza; insta, exige.

En una época marcada por el carácter hedonista de nuestra cultura, la presencia de “los Paco Bretones” es necesaria e imprescindible. La confusión en que ha caído el ser humano debe encontrar aquellos “nortes” que permitan, al menos, reconocer las causas de tanta confusión.

No es mi intención llevar a Paquito al extremo de un valor piramidal, esto es aquel que todo remite hacia él, perdiendo así el carácter de único e irrepetible de cada persona. No obstante, quiero expresar nuevamente mi gratitud y el reconocimiento de quien hace de su existencia una misión de vida, y que haya provocado en muchos, entre los cuales me incluyo, adhesión y entusiasmo por el tránsito de vidas con sentido. Un abrazo.


 

La logoterapia vivenciada siempre es escuela de vida

México, junio de 2003

 

Estamos más sanos de lo que pensamos y podemos más de lo que creemos. Con esta verdad sentí mi vida impactada hace algo más de 50 años -hoy tengo 73- cuando por vez primera leí “Psicoanálisis y existencialismo”, que me gusta considerarlo como la Biblia de la logoterapia. En estos últimos años, Eugenio Fizzotti me dijo que la lectura de este libro debía siempre ir acompañada de otra obra de Frankl que a mí me gusta decir que es la joya de la logoterapia: “El hombre en busca de sentido”. Con la lectura de ambas obras, el impacto vivencial es mucho mayor.

Experimenté en aquel momento lo que muchos años después escribiría Frankl prologando el primer libro de Eli-zabeth Lukas, cuando decía que la lectura de un libro de logoterapia ya es logoterapia.

Una simple experiencia personal. Cuando alguien me pide por teléfono que quiere hacer terapia conmigo, infaliblemente le digo que primero lea el libro “El hombre en busca de sentido”, y después nos veremos. Es muy frecuente que la gente me diga después de haberlo leído: “Doctor, ya no preciso verlo”. La lectura de un libro de logoterapia ya es logoterapia.

Así entró la logoterapia en mi vida. 1953. Ese es el año. Estudiante de teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Un bajón existencial que me desestabilizó bastante, me hace acudir a uno de los profesores de la Universidad, a quien siempre recordaré con respeto, cariño y veneracion, el P. Hürt, austríaco como Frankl y, como él, también sobreviviente de Auschwitz. Es muy probable que se hayan conocido.

Apenas me oyó, no titubeó. Me alcanzó un libro. “Todo lo que necesitas y estás buscando lo encontrarás aquí”. El libro era “Psicoanálisis y existencialismo”. Éstas fueron sus palabras: “Léelo y medítalo, pero no lo analices, ni lo critiques. Simplemente léelo y vívelo”.

Un libro de logoterapia ya es logoterapia. Muchos años más tarde lo dirá Frankl. En aquel momento, sin saberlo, yo lo estaba experimentando.

Primero lo experimenté en mí. En estos últimos 20 años lo vivo experimentando en muchas personas.

“Psicoanálisis y existencialismo”, “El hombre en busca de sentido”, dos libros, como dice Fizzotti, no se deben separar. El hombre común de la calle, a quien yo me dedico fundamentalmente, con la simple lectura de estos dos libros experimenta una auténtica revolución en su vida. La casuística sería enorme. Tres ejemplos nada más. “Cuánto me ha servido el ejemplo del Frankl prisionero”. “Aquí tengo mucho tiempo a mi disposición. Puedo leer y pensar. Mi madre me trajo dos libros que recomiendan en los cursos de logoterapia: `Psicoanálisis y existencialismo` y `El hombre en busca de sentido`.”

Un ama de casa, Natalia. “Me fue imposible terminar el curso de un año de logoterapia, pero lo que oí más la lectura de dos libros que ahí recomiendan mucho me han cambiado la vida. Ya la monotonía de mi vida diaria no me aplasta”.

Ramón es un padre de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos. “En la escuela oigo mucho hablar de logoterapia y me hace mucho bien. Pero comprando los libros de Frankl, recomiendo su lectura a todo el que pueda. Su lectura me hace bien. Aunque reconozco que hay libros que me cuesta algo entenderlos”.

Como les dije, me podría pasar horas narrándoles testimonios como estos.

Denominador común. Han hecho obvia la logoterapia en sus vidas. ¿Y qué es lo obvio de la logoterapia? Que el hombre, esencialmente, es espíritu que tiene dos acompañantes de ruta: el cuerpo y la psiquis. A estos los vemos, los palpamos, los sentimos. ¿Cómo se manifiesta la espiritualidad en el hombre?

Por la libertad, la responsabilidad, la conciencia, el amor, el compromiso, la solidaridad. Son los elementos a través de los cuales nos vamos haciendo hombres. Nos vamos humanizando. El espíritu se va manifestando en el hombre a través de la concientización de esa manifestación. De ahí la necesidad del sentido para hacerse más humano en este proceso de espiritualización.

Quizás nadie lo ha expresado más hermosamente que Edith Stein, la mártir, la santa, cuando dijo, pretendiendo definir el espíritu: “El espíritu es aquello que tiene y busca sentido”. Que tiene y busca sentido. Fantástico. Frankl, en esa misma línea de profundidad, no se queda corto: “El hombre es un  animal que busca sentido”. El hombre, un buscador de sentido.

Edith Stein, Viktor Frankl. Dos testigos incuestionables de la fuerza indómita del espíritu. Edith Stein muere en las cámaras de gas. Frankl sobrevive, pero los dos son igualmente dos mártires, dos santos, dos maestros, los maestros del sentido.

El tema del sentido constituye la revolución que Frankl introduce en el campo de la filosofía y de la psicoterapia. Pero yo sostengo que hay otra revolución que en la logoterapia no se la tiene muy en cuenta, y que es consecuencia de las otras dos: la logoterapia hace del hombre su propio maestro.

Si el espíritu nunca enferma ni muere, y si el hombre esencialmente es espíritu, está más sano y puede más de lo que, sistemáticamente, nuestra cultura le dice y le enseña.

Cuando el hombre vive logoterapéuticamente, se convierte en su propio maestro, porque él es único e irrepetible, porque el sentido es uno y único para cada hombre, porque él es el único responsable de su vida, porque en aquello que la vida espera de él nadie puede sustituirlo, porque nadie morirá por él, porque cada ahora como ocasión para algo que no aprovecha la pierde para toda la eternidad.

La logoterapia bien podría ser considerada como la nueva mística de vida para un tiempo marcado por la desesperación y el pesimismo. Es la única que puede decir “sí a la vida, a pesar de to-do, de una manera incondicional”.

También esa incondicionalidad del “sí a la vida” es otra de las características que distinguen a la logoterapia de todas las demás psicoterapias.

Quizás sea ese “sí” incondicional a la vida el que más contribuya a que el hombre se convierta en su propio maestro. Ante cualquier circunstancia de la vida, sea ésta la que sea, en lugar del rebelde “por qué a mí”, elige el “para qué a mí”.

La vida es una continuación de circunstancias que vividas logoterapéuticamente se convierten en una escuela de vida; pero, paradójicamente, esta escuela da a cada hombre la oportunidad de convertirse en su propio maestro.

La logoterapia, al acercarse a la vida, siempre encuentra en ella la ocasión para la realización de algún aprendizaje. Pero yo solo soy el que realiza este aprendi-zaje.

De hecho todos los principios de la logoterapia, como filosofía de vida, apuntan a despertar en cada uno de no-sotros el maestro que llevamos dentro.

Espíritu, sentido, maestro, libertad, responsabilidad, conciencia, interrelacionados entre sí hacen comprender porqué la logoterapia pone el acento sobre todo aquello que puedo y no en lo que no puedo, pone el acento en lo sano que hay en mí y no en lo patológico.

Demostrarme lo mucho que puedo, hace que mi unicidad e irrepetibilidad se convierta en mi gran responsabilidad.

Para entender los principios de la logoterapia es buena la ayuda de los otros, para vivirla, sólo la libertad responsable de elegir aquello que me hace vivenciar que la vida se convierte en algo que vale la pena.

“Aprende de todos, pero sé tú mis-mo”, ha dicho la sabiduría de todos los tiempos. Todo está dicho, lo importante es que pongas en práctica lo que se ha dicho.

En una conversación con Elizabeth Lukas, el mismo Frankl le recomendaba el ser ecléctico. Todos pueden enseñarnos algo, para despertar el maestro que todos llevamos dentro.

Pero hay una cuarta revolución que, aunque Frankl no la explicite está implícita del espíritu que ni enferma ni puede morir.

De esta revolución poco y nada se habla entre nosotros. Se ha dicho con cierta insistencia que la logoterapia será de las pocas psicoterapias o filosofías que pasarán al siglo XXI y en eso estamos todos de acuerdo.

¿Han pensado cuál podría ser la razón de esta presencia de la logotera-pia en el siglo XXI? En el campo de la reflexión antropológica hay una gran laguna que sería de desear la llenara la logoterapia. Algunos autores se han dado cuenta que tenemos una antropología arqueológica muy desarrollada; sabemos mucho, gracias a la antropología cultural, cómo viven los pueblos ágrafos.

Pero esas antropologías nos ligan al pasado. Es una riqueza y una pobreza al mismo tiempo.

Nos falta una antropología prospectiva. ¿A dónde se dirige el hombre, pese a sus enormes desaciertos? ¿Qué hay detrás de ese ciclo pero avance del progreso técnico-científico? ¿Los prome-teos terminaron? ¿No cabe la esperanza del prometeo del espíritu?

Alguien ha dicho que el ser humano sin proyección de futuro no puede ser comprendido sino a medias, porque en gran parte su ser se encuentra aún inédito.

Sueño, vivo en la esperanza que antes, antes de mi partida, alguna mente privilegiada conocedora de Theilhard de Chardin y de Frankl, escriba un libro con este título: “Theilhard y Frankl, los profetas de la prospectiva”.

La logoterapia tiene la tríada más adecuada para ello: Sentido, Valores y Autotrascendencia.

Los grupos ya no tienen que ser tanto de reflexión sino grupos vivenciadores. Cuanto más sean vivenciadores de la lo-goterapia, más serán los que han despertado el maestro dentro de ellos mismos.

Agradezco a Leticia que haya aceptado la sugerencia de Acevedo para poder estar entre ustedes. Pero yo no he venido a este congreso a enseñarles nada. Entre vosotros tenéis eximios profesores. Les vine a contar mis experiencias de la lo-goterapia puesta en acción.

También en esto se diferencia la logoterapia de otras psicoterapias: cuando uno se convierte en vivenciador del espíritu, se convierte en su propio maestro porque ya no necesita seguir mirando el dedo del maestro que apunta a la luna, directamente mira a la Luna.

En estos últimos años he sintetizado la logoterapia en acción reduciéndola a cuatro “S”.

Primera “s”, el verbo salir, que yo considero el verbo logoterapéutico por excelencia. Salir de la inmanencia es primordial, se hace posible el despertar y el ver.

Buda decía: “Ven y mira, ven y ve. No juzgues, no reflexiones, no critiques”. Me recordó al P. Hürt: un consejo era todo ese libro, “Psicoanálisis y existencialismo”. Lee y vive lo que lees, nada más. Salir dejando afuera todos nuestros narcisismos. Cuando esto ocurre, queda clara la voluntad de sentido y el sentido

de la vida.

La segunda “s”: servicio. Sentir la vida como una tarea dirigida a algo o a alguien. El misterio del amor se nos hace encuentro...

La tercera “s”: sentido. El vaciarnos de nosotros mismos y el hacer de nuestra vida una tarea, hace que se caigan las escamas de la miopía de nuestros ojos y así descubrir que la vida es sentido. Es así que se hace comprensible lo que decía Nietzsche: “El hombre es un animal valorador”.

La cuarta “s”, es la sabiduría. Sabo-rear la realidad que me circunda a cada instante. Sabiduría es saborear la logoterapia convertida en sabiduría, hace de cada hombre que la vive un místico, un ser que autotrasciende; ¿no es acaso la autotrascendencia lo que caracteriza al místico?

Descubrir el sentido circunstancial de cada situación en la que se ve involucrada mi vida, es el fundamento de toda auténtica sabiduría.

Podemos comunicar conocimientos, pero no podemos comunicar sabiduría. El sentido parte de cada aquí y ahora. Es exactamente lo que ocurre con la sabiduría, con la autotrascendencia.

Cuando la logoterapia es trascendente en la acción toda ocasión es una invitación a la realización de algún valor. Aunque Heidegger no lo dijo así, toda realización de valor es una aproximación a lo que él llamó “experiencia del ser”. Por eso la sabiduría más que una aproximación es una praxis. Lo afirma muy bien Scheler, el filósofo que más influyó en el pensamiento de Frankl, que sitúa al lado del apriorismo del pensamiento, el apriorismo del sentimiento, es decir, al lado del a priori intelectual, el a priori emotivo.

Mente y corazón siempre unidos, para evitar la ansiedad. Es una de las intuiciones más antiguas de todos aquellos hombres que vivieron en la continua búsqueda de su esencia, como fueron: Buda, Epikteto, Sócrates, Meister, Ekhart, y tantísimos más, para terminar con “El principito”.

¿Podría caber alguna duda que el conocimiento empírico es el mejor camino para captar las cosas del espíritu?

¿Qué es lo que veo en el medio en que me muevo? Que los alumnos traen a otros alumnos no por la fuerza de sus argumentos, sino por el ejemplo de sus vidas.

Ayudar a saborear la logoterapia es convertirla en vida, es ayudar a vivir desde esa nueva sabiduría de vida.

Los hombres y las mujeres comunes de la calle, cuando viven logoterapéuticamente -es decir, desde el sentido y el espíritu- dejan de ser comunes para convertirse en seres excepcionales, constituyendo así la prueba empírica de la espiritualidad en el hombre.

Yo sostengo que esos hombres y mujeres de la calle convertidos en seres excepcionales por la vivencia del espíritu y, por lo mismo, convertidos en sabios, deberían, en todo congreso de logoterapia, estar presentes en un panel para ser escuchados por todos.

Para ello habría que perder el miedo a que nuestros congresos perdieran seriedad científica.

En dos oportunidades le planteé al Dr. Oro, presidente de la Sociedad Argentina de Logoterapia, la posibilidad de incluir en dos congresos de logoterapia un panel del hombre común de la calle. Fueron muy bien vistos. En uno de ellos se celebraba el día de la tercera edad. Propuse un panel de personas de la tercera edad. El panel de la tercera edad habló de ellos mismos y de la importancia de la logoterapia

en sus vidas.

Me preguntan: ¿qué es un grupo para la autotrascendencia? Es un grupo vi-venciador de la antropología frankliana. Vivenciar las cuatro “S” de las que ha-blé, pero antes conocer lo que yo llamo las tres tríadas del pensamiento de Frankl que contienen toda su filosofía.

Primera tríada: sentido buscado, valores a realizar y la experiencia de la autotrascendencia.

Segunda tríada: la libertad de la voluntad, la voluntad de sentido y el sentido de la vida.

Tercera tríada, es la tríada trágica: la muerte, el sufrimiento y la culpa.

Hasta aquí mis palabras podrían aparecer como una apología de la importancia de la vivencia sobre la teoría en logoterapia. ¿Dónde se pone de manifiesto esa importancia? La espiritualidad y su fuerza indómita se hacen obvias, sin necesidad de argumentos racionales en los valores de actitud y en el enfrentar las situaciones límite.

¿Qué representa la experiencia de la muerte de un hijo? La prueba existencial más dura a que puede ser sometida una persona.

No deseo para alguno de ustedes que pase por semejante trance. Pero para los que estamos en logoterapia no se imaginan en qué manantial de inspiración, fuerza y autotrascendencia se convierte tal experiencia. La logoterapia ilumina de tal manera esa experiencia que llega un momento que ya no se habla del espíritu. Éste ha hecho que se tome conciencia que estamos más sanos y podemos más de lo que suponíamos.

Las cuatro “S” se han convertido en una manera de vivir.

¿Qué es una escuela de vida para padres con hijos fallecidos? No es un grupo de llorones. No es un grupo de personas que se reúnen para compartir la depresión.

A partir de la logoterapia es una lenta concientización que se puede descubrir un nuevo sentido a la vida y así vivir, seguir viviendo, pero de otra manera.

Propiamente, ¿cuándo empieza la Escuela de Vida? ¿Cuándo al sueño de la desesperación le sucede el despertar y la nueva manera de ver la realidad? Al “¿por qué a mí?”, lleno de desesperación, de rencor y una inmensa angustia, le sucede la primera toma de conciencia: “¿por qué a mí no?”

“¿Para qué a mí?” Aquí hace su aparición la logoterapia. Aquí empieza el proceso de una auténtica metanoia. Desapareció la desesperación, y aparece la esperanza.

Con la esperanza aparece la primera misión y el sentido de la muerte de mi hijo. Mi hijo convertido en mi mejor maestro. Es sólo una metáfora.

Antes que la madre tierra cobije en su seno al hijo amado, éstas son sus últimas palabras: “mamá, papá, de ahora en más mírenme convertido en un termómetro, que siempre llevarán con ustedes. Ante cualquier situación, tomen la temperatura valorativa de cualquier cosa y de cualquier situación.

Antes de mi muerte, valoraban casi todo de la misma manera, sin mucha distinción entre lo efímero y lo valioso, entre lo material y lo espiritual. Ahora se darán cuenta que hay muy pocas cosas por las cuales vale la pena seguir viviendo. Y de todo lo demás hay que ocuparse, pero nunca más preocuparse”.

Así es cómo la Escuela de Vida evita que la muerte de los hijos se convierta en un episodio inútil. La logoterapia entra aquí de lleno, evitando los tres tipos de sufrimiento más destructivos: la ausencia de sentido, la incapacidad de realizar valores y el empobrecimiento de una vida sin trascendencia.

Nuestros hijos fallecidos nos han li-berado de los tres grandes miedos de todo hombre: la enfermedad, la vejez y la muerte, nuestra muerte.

“Sufrimiento, realización de valores de actitud, vivencia de un nuevo sentido de vida para la autotrascendencia”.

Así, en este orden. No se pudo evitar la muerte del hijo, por eso no me siento responsable. Pero puedo enfrentarlo, de ello sí me siento responsable. Cuando esto ocurre, la recompensa es muy grande. Éstas son las elocuentes palabras de una madre después de perder a su hijo: “Yo le di la vida a mi hijo. Mi hijo me ha dado también la vida. Creo que viviré lo que me queda de vida con los ojos humedecidos, pero que viviré de otra manera”.

No en vano ha dicho Frankl que los valores de actitud son los valores supremos. Son los únicos que hacen tangible la presencia vivencial de la fuerza indómita del espíritu.

En los valores de actitud todas las fuerzas que puedan venir de la energía psíquica desaparecen,  por tanto las mismas fuerzas físicas también están ausentes.

¿Qué queda para afrontar una prueba existencial tan dura como la muerte de un hijo? El darse cuenta que estamos más sanos y podemos más de lo que imaginamos. Somos espíritu y éste hace su presencia cuando todo lo finito y lo mortal, como son el cuerpo y la psiquis entran en un total abatimiento.

Si la fuerza indómita del espíritu es una constante presencia en la Escuela de Vida, ¿qué necesidad hay de creer en el espíritu? A éste no se lo ve, pero se lo palpa, se lo experimenta.

Una muy amiga logoterapeuta, docente en una de las universidades de Buenos Aires, decía: “La ventaja que tiene Paco es que no necesita, como nosotros, defender y querer demostrar en las aulas universitarias que el espíritu es una realidad”.

De cualquier manera, no deseo para alguno de ustedes el verse obligado a realizar valores de actitud por la pérdida de un hijo. Los precios que se pagan son muy altos.

Con todo, permítanme que les diga a todos aquellos que de alguna manera se dedican a la logoterapia que, cuanto menos, sería del todo muy necesario que vivieran cerca de alguien que tiene que enfrentar alguna situación límite, y que al mismo tiempo practique los valores de actitud. Creo que es la mejor manera para no caer en una excesiva teorización de la logoterapia.

Sólo la logoterapia en acción demuestra su obviedad, y ésta se pone en evidencia de una manera muy particular en las situaciones límite al tener que realizar valores de actitud. Cabe la pregunta: ¿Hay alguna situación más límite que la pérdida de un hijo? En ella se dan la mano toda la tríada trágica de la que habla Frankl: la muerte, el sufrimiento y la culpa.

La capacidad de enfrentamiento a esta tríada trágica viene vivenciada tanto en la Escuela de Vida, como en los cursos de logoterapia por la misma frase: “Mi vida es un antes y un después de la logoterapia”.

Esto hace entendible porqué los pa-dres de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos se convierten en referentes de vida, hoy que impera tanto desprecio por la vida.

Quiero terminar estas reflexiones evocando el recuerdo de José, 72 años, modelo de cómo vivenciar a la logoterapia, a través de los grupos vivenciadores más que de reflexión. Encuentra a su hijo de 33 años y arquitecto, ahorcado en su propia casa. Tanto él como su esposa encuentran en la logoterapia el camino de ver la vida de otra manera. Al poco tiempo muere también su esposa.

Los compañeros de curso asistimos al velatorio. Yo llego un poco tarde. Allí está José, a pesar de sus problemas de cadera, de pie, junto a la cabecera del féretro acariciando el rostro de su esposa.

Me acerco y, como hacemos siempre con todo recién llegado a la Escuela de Vida, le pongo mi brazo en torno a los hombros, sin palabras. “Dígale a los padres que seguirán viniendo a la Escuela de Vida y a todos sus alumnos que la logoterapia vale la pena vivirla, porque pase lo que pase, hay que seguir viviendo,

pero de pie”.

 


El sentido, la vejez y la ancianidad

 

Ponencia de Paco Bretones y del panel “hombre común de la calle” en el

Congreso realizado en Mar del Plata, en 1999

 Entre los temas propuestos en el programa de este congreso, hay uno que dice: “¿Es posible la logoterapia en la senectud?”. Después de 17 años ininterrumpidos de difundir la logoterapia aquí en Mar del Plata y sus zonas de influencia, puedo afirmar que la logoterapia en la senectud no sólo es posible, sino que ha sido esa misma senectud, en gran parte, la que más ha demostrado la obviedad de la logoterapia. La senectud brinda la mejor ocasión para la realización de los valores de actitud. Los supremos valores en logoterapia. Ahí tenéis ese panel donde los “viejos” -cariñosamente dicho- hablan de los viejos.

Es, percisamente, el tema del sentido, incorporado en la propia vida, el que marca la diferencia entre un viejo y un anciano. El hombre envejece y no logra la ancianidad cuando se mantiene aferrado a sus intereses del pasado o se repliega en la apatía y el desgano del presente, sin abrirse en su futuro a metas nuevas, más amplias y más profundas.

Se madura hacia la ancianidad en la medida en que crece en el corazón de cada hombre la convicción que siempre hay una misión que cumplir, más allá de uno mismo. Es anciano aquel que supo descubrir su “estar-en-el-mundo”, en el cual ninguna tarea concluye hasta el último día de la jornada.

La logoterapia no sólo es posible en la senectud, sino que en la situación socio-cultural en que vivimos, es uno de los mejores recursos para sobrevivir, al que puede acudir ese hombre a quien el sistema lo marcó hasta hace tiempo con la paupérrima etiqueta de “tercera edad”.

El tema de la vida, en abierta oposición al de duración, es en logoterapia axial. Su sí a la vida hasta la muerte es incondicional, porque siempre está presente el “deber-ser-más”.

Por suerte, ya no se habla más de “tercera edad”. Siempre critiqué esta expresión. Demasiada biologización. Si nuestra cultura fuera más humanizada y más axiologizada, lo que hasta ayer fue la tercera edad habría que sustituirla por la primera edad, como en los tiempos de antaño, cuando se priorizaba la experiencia y la sabiduría a la eficiencia y el vigor físico.

Pero el contexto histórico en el que estamos inmersos dista mucho de la valoración y dignificación de la vida de esos hombres envejecidos.

Las claves fundamentales del nuevo orden social las impone la nueva modalidad de imperio, el neoliberalismo, que Juan Pablo II no ha titubeado en calificarlo de salvaje. Una nueva educación al servicio del poder y el monopolio del dinero.

A pesar de esta realidad histórica, característica de este final de siglo, yo no tildaría de “cambalache” al siglo XX. Es demasiado desesperanzador. Sí que es el siglo más paradojal de la historia. Ha sido pródigo en inhumanidad, dos guerras mundiales, cinco genocidios y, como remate, el último baldón para una cultura impropiamente llamada cristiana. A lo largo de toda la historia, la sociedad siempre estuvo formada por los de arriba y los de abajo. El neoliberalismo crea la tercera clase: los de afuera. Los totalmente descastados, porque de esos no hay que preocuparse. Aquí entran los no eficientes. En general, los viejos y la infancia abandonada. Paradojalmente, los progresos de la tecnociencia, que incluso nos ha hecho perder la capacidad de asombro, podría haber terminado con la miseria en el mundo.

En la década de los ´70 se hablaba de los marginados sociales: aquellos que estaban fuera del sistema y había que integrarlos. Eran los no necesarios. De esos hay que olvidarse.

Tendría que venir un sistema que dejara de idolatrar el dinero, produjera como el capitalismo y repartiera como el socialismo.

Antes de la Convención de Ginebra, se decía ¡Vae victis! ¡Ay de los vencidos!. Hoy habría que decir: ¡Ay de los que quedaron afuera!

Permítanme una fantasía, que desearía fuera una realidad en nuestra sociedad, que cada vez vive más desencantada, al perder su capacidad de asombro, al ir cayendo en esa falta de sentido que cada día va socavando los cimientos de nuestro mundo.

Toda la logoterapia es apología, admiración y respeto por el ser humano, inspiradora de esperanza por la fe inquebrantable en las posibilidades y potencialidades en todo hombre que viene a este mundo.

Los que hemos tenido la fortuna de conocer y oír a Frankl, siempre recordaremos con qué energía y convicción hablaba de la riqueza que tienen los viejos. “They have realities!” Y cada vez que decía eso, todo su ser se exaltaba. ¡En sus vidas hay realidades! “El pasado es la mejor manera de haber sido”. Es otra de las ideas revolucionarias por su fuerza humanizadora.

La metáfora del granero está llena de fe y de esperanza. Todo lo que fue, perdura; nada se ha perdido. Existe. Queda eternizado. No importa que el campo haya quedado lleno de abrojos. El anciano, por el hecho de ser anciano, convertido en un campo de abrojos, pero con un repleto granero en sus espaldas. Pasado pleno. Realidades. Eternidad. Y ahora, ¡oh, muerte!, ¿dónde está tu victoria?

El presente, lleno de nuevas potencialidades, para el anciano es el pasado que brindó la ocasión para la realización de todas esas realidades.

Frankl nos propone replantearnos la importancia de la vida en término de sentido, es decir, de acciones libres y responsablemente elegidas, convertidas en valores.

Los graneros repletos de realidades significaron la espiritualidad y humanización del hombre, a pesar de todas las luchas en las que el problema del anciano lo convirtieron en el problema del pobre. Esos graneros no se llenaron en la última parte de la vida, sino a lo largo de la vida. Graneros llenos de sentido, de valores y de trascendencia y de luchas contra aquellos que al destruir la Tierra también destruían al Hombre. Por eso, aun los abrojos que quedaron en el campo son dignos de veneración.

La paradoja. Cualitativamente y en importancia, lo que hasta hoy hemos llamado la tercera edad debería ser la primera; y en la tercera, en importancia existencial, colocar a todos aquellos que, aun en la vida, han hecho poco. Siempre he considerado poco feliz la expresión “juventud, divino tesoro”. Uno de los tantos reduccionismos biológicos que ha generado una cultura hedonista y materialista, como la nuestra, que siempre priorizó el placer sensual como la motivación más importante de la conducta humana.

Si tiene algún sentido el seguir cumpliendo años, sin tenerle miedo a la muerte, es por la posibilidad de seguir llenando el granero.

Una sociedad que ha perdido su capacidad de asombro y deja de ver la belleza moral y ética que esconden esos cuerpos maltratados por el paso del tiempo es, también, una sociedad enferma.

El neoliberalismo bien podría ser visto como el último reduccionismo de este siglo. El biologismo y el psicologismo redujeron al hombre a un simple animal. Al neoliberalismo le estaba reservado terminar con el último de los intocables: la familia. Sacar de ella a los viejos, a los ancianos, los sabios, fue como dejarla sin raíces.

Así es como quedó la familia a disposición de la nueva filosofía pragmática: la eficiencia y el rendimiento, base fundamental del poder, del dinero y del placer, que constituyen la nueva religión del consumismo y el presentismo. La tierra, había dicho Ghandi, es suficiente para todos, pero no para la voracidad de los consumidores.

Paradojalmente, cuando la logoterapia quiere hablar de la dignidad del hombre, siempre acude al pasado, que es la mejor manera de haber existido. Pero el haber sido no se agota en el pasado. El sí incondicional a la vida, al deber ser, se termina con el último suspiro.

Hablando de la ancianidad y vejez, tengo mucho que aprender de los gerontólogos, pero permítanme que en dos cosas me deje llevar por los reclamos del corazón. Acentuar todo aquello que añada dignidad mediante la ayuda de encontrar sentido a ese tiempo que se va terminando. La realidad de los valores de creación, sobre todo los de vivencia y, de una manera particular, los de actitud no pierden vigencia por el peso de los años. “I have a dream, I have a dream”, exclamaba Luther King unos días antes que las balas criminales terminaran con su vida. Yo sueño con la gran utopía del futuro en la que los pobres, los ancianos y los niños abandonados, en un mundo más ecologizado, más humanizado, encuentren el espacio que como personas les corresponde.

Una segunda ilusión. Todos deberíamos morir en casa, pero de una manera particular, los ancianos. El lugar donde realizaron el aprendizaje de vivir, de amar y de sufrir. Creo que es el mejor epílogo al libro de una vida consagrada al amor, al compromiso, a la solidaridad, a la renuncia y al sacrificio.

Morir fuera de casa, por excelente que sea la atención brindada, es como un libro que no tiene epílogo. Es algo incompleto. Morir entre las cuatro paredes del hogar, por pequeñas y humildes que éstas sean, es morir rodeado de una historia que me recuerda que mi vida tuvo sentido. En ella se pudieron realizar muchos valores de todo tipo, sobre todo los que más dignifican nuestra vidas, los valores de actitud. Durante una larga vida no es fácil no haberse encontrado con situaciones límite.

Pero en los últimos instantes, la vida es como que regalara a ese hombre, cargado de años, la oportunidad de experimentar la más profunda vivencia que fue, precisamente, aquí y sólo aquí donde pudo convertir la duración en historia, llenando así los graneros para la eternidad. Su historia, esa historia que mañana otros recordarán. Recordarán esa historia ejemplar desde el principio hasta el final.

Morir fuera de casa nos hace correr el riesgo de sentirnos morir como si no hubiéramos tenido historia, porque nada de lo que nos rodea nos recuerda lo que vivimos y porqué vivimos lo que vivimos.

Al final de la vida no vivir la muerte como regalo, rodeado de recuerdos y vivencias que en sí resumen todos los sentidos que supo encontrar en la vida, existencialmente, la convierte en un fracaso, porque no se pudo evitar que la muerte cantara victoria sobre nuestra muerte.

Morir en casa contribuye a una mejor conciencia de que la tarea fue cumplida.

Por doquier que miremos, todo recuerda que todo fue hecho por algo, por alguien. Morir en casa es partir con la sensación de tener las manos llenas. Morir en casa favorece las grandes confidencias.

Por morir fuera de casa cuánta riqueza confidencial se llevan a la tumba nuestros mayores.

Para ir terminando. La logoterapia es sentido. Vejez es duración sin sentido y mirando sólo el pasado. Ancianidad es duración con sentido y seguir mirando el futuro, es decir, ancianidad juvenil.

El hombre envejece y no logra la ancianidad cuando se mantiene aferrado a sus intereses del pasado o se repliega en la apatía y desengaños del presente, sin abrirse a un futuro, a metas nuevas.

Se madura hacia la ancianidad en la medida en que crece en el corazón de cada hombre el amor de oblatividad. Esa actitud convierte en valor cada momento vivido. Hasta el final.

Paradojalmente es viejo aquel que no quiere hacerse viejo. Por eso deja de ser creativo. Es anciano aquel que aprendió a estar en el mundo en una actitud de reconocer que nada se concluye del todo y que sólo vale la pena vivir para amar.

Los gerontólgos indican que, gracias a la medicina, se apunta a un promedio de vida de 90 años. Creo que se hace una necesidad imperativa la antropologización de la vejez, mucho más que la psicologización y la socialización del tema. Antes que geronte siempre se es persona, capaz de encontrar un sentido por el cual vivir y morir.

Hace apenas 2 años, morían dos ancianos pletóricos de juventud: Teresa de Calcuta, Viktor Frankl. Paradigmas imitables de lo que puede llegar a ser una vida plena. Los años no significan el final de la realización de potencialidades; para ello hay que seguir buscando el sentido de vida mientras duren las velas. Teresa de Calcuta y Viktor Frankl, excelentes referentes de senectud fecunda. “Discendum est mori”, decía Sócrates. Así como hay que aprender a morir cada día, también hay que aprender a envejecer cada día.

¿Es posible la logoterapia en la senectud? Tanto por la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos como por los cursos de logoterapia desfilan muchos ancianos. Termino con el testimonio vivencial de un anciano joven de 80 años. Pierde a su hijo de 32 años en circunstancias muy trágicas. Hace cursos de logoterapia e ingresa a la Escuela de Vida, juntamente con su esposa. A los pocos años de la muerte del hijo, pierde también a su esposa. Los compañeros de la Escuela de Vida lo acompañamos. Me acerco a él, que en ese momento estaba acariciando el rostro de su esposa, le pongo la mano encima de sus hombros, pero en silencio. Tanto yo como mis compañeros hemos llegado a aprender la elocuencia del silencio ante la muerte. Concentrada su mirada en el rostro de su esposa, me dice: “Dígale a sus alumnos que la logoterapia es buena para vivir, pero es mucho mejor en momentos como éste, para seguir viviendo de la manera más digna y más humana, de pie”.

 


 

Testimonos

 

Mario Galante

 

Yo tuve la experiencia que cuando dejé la tarea que había realizado durante 42 años, sentí una sensación de vacío que me provocaba un profundo malestar. El consejo fue: “Debés tratar de realizar una tarea, por ejemplo, aquello que te gustaba hacer y no podías, porque tu tiempo estaba totalmente ocupado por tu profesión”.

Elegí el tallado artístico en madera; fue un cambio de vida totalmente beneficioso; la angustia desapareció, e inclusive, aconsejado por el Dr. Paco Bretones, empecé a enseñar el tallado a personas que estaban con depresión noógena. Así, al trascender hacia otros y autodistanciarme de mi problema, logré efectos favorables y muy terapéuticos. También demostró las nocivas influencias que suele tener el desempleo en la vida psíquica. Pascal dijo: “No hay nada tan insoportable para el hombre, como no tener una tarea, un objetivo”.

Yo diría, por la experiencia personal, que no hay nada que ayude tanto al hombre a superar las dificultades, como la conciencia de realizar una tarea. Por este motivo, las personas mayores alargan la vida y previenen las enfermedades. Lo importante no es que uno sea joven o viejo; no importa la edad que se tenga, lo importante es si tu tiempo y tu conciencia, a pesar de tu edad, tengan la sensación de una existencia valiosa, digna de ser vivida, y si es capaz de realizarse interiormente, tenga la edad que tenga.

Da igual que la actividad que deba dar un contenido y un sentido a la existencia humana, esté retribuida o no. Desde el punto de vista psicológico lo más importante y decisivo es que esa actividad despierte en el hombre, aunque éste sea ya anciano, la sensación de existir para alguien o para algo. Quien haya sentido siempre, no sólo el deseo de vivir, sino de llevar una vida digna, “ser humano”, tendrá que admitir que a todo “ser humano” que merezca tal nombre, no le debería satisfacer el simple hecho de estar y permanecer vivo. Una existencia de este tipo se asemeja más al hecho de vegetar y merecería tal denominación.

Pensemos acerca del deseo de sentido que todos los hombres tenemos desde que nacemos, acerca del deseo oculto en nosotros de garantizar un sentido a nuestra existencia.

Un estado de ánimo reciente me hace decir: “¿Cómo se vive cuando los amigos no están?” La amistad tiene una poderosa fuerza de vida afectiva desde la infancia y en la juventud, la madurez, la ancianidad. Estos distintos tiempos de vida están siempre en no-sotros. A pesar de ese aspecto cansino, sentado en el mismo sillón, el diario del día sobre nuestra falda, con los brazos sosteniendo el mentón y los ojos entrecerrados, la mente no está vacía, está con ellos hasta el final.

La logoterapia, al tener en cuenta lo transitorio de la vida, no es pesimista, sino activista. Según Viktor Frankl, dicho figurativamente, podría expresase así: “el pesimista se parece a un hombre que observa con temor y tristeza cómo su almanaque, colgado en la pared y del cual a diario arranca una hoja a medida que transcurren los días, se va reduciendo cada vez más”. Mientras que la persona que ataca los problemas de la vida activamente, es como un hombre que arranca sucesivamente las hojas del calendario de su vida y las va archivando cuidadosamente junto a las que le precedieron, después de haber escrito unas cuantas notas al dorso y así reflejar con orgullo y goce toda la riqueza que tienen esas notas a lo largo de su vida, ya vivida plenamente; y, ¿qué puede importarle cuando advierte que se va poniendo viejo? ¿Tiene alguna razón para envidiar a la gente joven, o sentir nostalgias por su juventud perdida? ¿Por qué ha de envidiar a los jóvenes? ¿Por las posibilidades que tienen por el futuro que les espera? No, gracias. En vez de posibilidades yo cuento con la realidad de mi pasado, no sólo la realidad del trabajo hecho y del amor amado, sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estos sufrimientos son precisamente de las experiencias que me siento más orgulloso, aunque no inspire envidia.

Gracias, Paco, por haberme guiado y “ser más persona” con mis 83 años vividos.

 


 

Norma de Galante

 

Yo quiero, a partir de mi propia experiencia y la de mi marido, que tiene 83 años y con el cual cumplí hace año y medio, las bodas de oro matrimoniales, demostrar que la logoterapia es obvia, y que la edad no cuenta para lograr vivir desde el espíritu.

Hoy vivimos una gran paradoja: por un lado se publicita “esperanza de vida” y los médicos se preocupan por asegurar una larga vida. ¿Vida o duración? Porque, por otro lado se lo condena a la jubilación, se lo priva de ejercitar un valor tan importante como el trabajo; por lo tanto, ya no puede producir; se lo condena al aislamiento social y hasta se le niega el don del consejo, que era el fruto de su larga experiencia de vida y su gran privilegio.

Entonces, sería más justo hablar de una esperanza de muerte en vida.

Pero el hombre es libertad, y a través de ella puede tomar conciencia de sus limitaciones, y también, haciendo uso de esa libertad que lo hace incondicionado dentro de su condicionalidad, puede optar por una u otra cosa: vida o duración.

Desde la vida podemos elegir: ¿qué tengo que hacer, qué puedo hacer, qué es lo que me gratifica? Es decir, buscar, encontrar y realizar sentidos. Aquel que pueda responder por esos sentidos de la vida entrará en plenitud; el que no, entrará en decepción.

El hombre debe aprender a vivir, para también saber morir. Aprender a vivir desde el espíritu requiere de un largo aprendizaje, no nace por generación espontánea.

Hace 13 años que asisto a los cursos del Dr. Bretones. Si bien tenía instalados por educación los valores morales y también el compromiso y la solidaridad, antes de la logoterapia me costaba aceptar mi realidad cuando debía enfrentar esas situaciones que el destino me mandaba y le cuestionaba a la vida, con el remanido “¿por qué a mí?”

A partir de la logoterapia aprendí que puedo ser de otra manera, y cuantas más potencialidades que hay en mí voy sacando y desarrollando, más voy siendo y mejor me voy relacionando con el mundo y con los otros. Una de las grandes cosas que le debo a la logoterapia, es poder aceptar mi realidad y tener el coraje de vivirla. Estamos condenados a sentirnos apelados y a tener que responder.

Hace muy poco tuve que enfrentarme a situaciones límite, como la pérdida de un ser muy allegado y amado por mí y pude lograrlo, sintiendo mucho dolor, pero sin caer en ningún momento en ese desvalor que es la desesperación. Casi simultáneamente tuve que preparar a una de mis nietas, con un problema de inmadurez, para la muerte de su padre, que padecía una enfermedad terminal, y ella, a pesar de su discapacidad, logró entenderlo. Entendió que somos seres finitos que tenemos que morirnos y que esto ocurre en cualquier momento de nuestra vida, no importa la edad: jóvenes, chicos, bebés o ya ancianos, como sería lo natural para nosotros. Ella decía que su papá era muy joven para morir. También comprendió que esto no lo podemos manejar nosotros, porque son cosas del destino, y cuando ella me decía que no quería que muriera porque lo amaba mucho, logré que comprendiera que a pesar de la no presencia física de él, su amor iba a ser eterno, no moriría nunca, y que ella lo iba a recordar por todas las buenas acciones que él había realizado y por los lindos momentos que habían compartido juntos. Cuando la noticia de la muerte llegó, lo lloró y sintió mucho dolor, pero lo aceptó con mucha paz.

Según Viktor Frankl, todo es transitorio, todo y todos. Una vez que hayamos realizado algo, la eternidad se encargará de ello, pero tenemos que asumir la responsabilidad de aquello que hayamos elegido hacer, de lo que hemos seleccionado para que forme parte de nuestro pasado y lo que hemos elegido para que entre en la eternidad.

Como aprendí que la logoterapia es acción, trato de estar abierta al amor y a las necesidades de mis seres más queridos: mi marido, mis hijos, mis nietos. Otra forma de ejercitar la logoterapia es el comprometerme con el otro. Para ello, organizamos con mi marido dos grupos de reflexión. Con cada uno de ellos nos reunimos una vez a la semana; se producen verdaderos encuentros, en los que no sólo profundizamos la teoría logoterapéutica, sino que se ve ejemplificando con vivencias lo interpretado. Los grupos son escuelas de vida, son una oportunidad, una ocasión para poder trascendernos en alguien a través del amor.

Una forma de bien envejecer, es aceptar la vejez y comprender su propio sentido a través de la búsqueda de nuevas formas de relación consigo mismo y con los demás. Esto requiere un trabajo fecundo, para que el envejecer se convierta en el arte de aparecer ante las generaciones futuras como un apoyo, con el don del consejo y no como un obstáculo con el reproche. La vida no es algo, sino que es algo para algo, es una misión a ser cumplida con responsabilidad. Hacer útil la vida para algo es la manera más maravillosa de envejecer.

Pero, por el contrario, si en nuestra vida no hay amor, si no estamos abiertos al servicio, a la belleza de lo que nos circunda, si no concientizamos que vale la pena vivir, la vejez puede ser terrible.

Tratemos de imitar el ejemplo de Viktor Frankl, que fue ese anciano maestro de juventudes. Y para terminar, quiero citar este proverbio árabe que tiene mucha relación con la logoterapia: “Cuando tú viniste al mundo, tú lloraste y el mundo se alegró; vive de tal manera que, cuando tu hora haya llegado, tú puedas partir con alegría y el mundo llore por ti”.

 


 

Elsa E. G. de Molina

 

¿Es posible la logoterapia en la senectud? Senectud es una palabra que me cae mal, pero así es el título de esta charla, me gusta    más denominarla “adulto mayor”.

Puedo darles mi testimonio, ya que hace más de siete años que lo escucho a Paco; he seguido sus charlas magistrales en los congresos y he leído sus libros, también alguno de Viktor Frankl. Todo esto me ha ayudado a que los años no me impidan seguir en actividad; al contrario, a veces son una ventaja porque me permiten abordar algunos temas como el de la enfermedad y la muerte con mayor libertad.

Tengo, y no es mérito mío, muy buena salud; eso me permite desarrollar una gran actividad, y sabiendo que al dolor físico o espiritual lo podemos transformar en amor; me angustia que muchas personas arrastren toda su vida una pena, y toda su familia sufra a su lado.

Es así que reparto mis días en Cáritas, en forma de ayuda material; en “Renacer”, acompañando a padres que han perdido hijos, porque también he pasado por ese dolor, y para mi formación espiritual, pertenezco al Movimiento de Focolares. Aparentemente son muchas cosas, pero el que conoce sabe la coherencia que existe entre todas estas actividades.

Cuando se aprende a vivir con todos los valores que aporta la logoterapia encontramos más alegría, gozamos de la amistad, valorizamos la familia, no interesa tanto lo material, los bienes que acumulamos; como lo espiritual y el amor que damos y que nos rodea.

Aprendemos a olvidarnos de nosotros y el “yo” lo cambiamos por el “tú” y, sin darnos cuenta, nuestra vida mejora notablemente.

Quizás, quien me escuche hoy dirá que soy privilegiada, pero les aseguro que he puesto mucho de mi parte, buscando en la logoterapia cómo lograr esta fuerza indómita de mi espíritu, y ayudando a los que necesitan encuentro la respuesta para mis necesidades.

La vejez en la mayoría de los casos es un estado de ánimo, puede decaer la parte física, pero la mente no, o a la inversa, y ahí es donde debemos poner el acento y no entregarnos.

La imagen en los abuelos: Algunos estudiosos sintetizan la relación entre el anciano y los medios de comunicación, con lo que se llama las tres “A” características: Ancianidad - Audiencia - Ausencia”.

Ancianidad: Las personas ancianas y los temas que tienen que ver con sus vidas son normalmente excluidas del imaginario coletivo y, por ende, de los medios de comunicación.

Audiencia: Las personas ancianas sí forman parte y en gran número de la audiencia, y esto ha hecho que se hayan vuelto objeto de publicidad. Por razones de mercado, en esta publicidad el estereotipo del anciano es el viejito exitoso, “hiperactivo, extrovertido y paradójicamente juvenil”.

Ausencia: Como trabajadores de la comunicación social, los “adultos mayores” están prácticamente ausentes.

Quien haya sentido siempre no sólo el deseo de vivir, sino también el de llevar una vida digna de un ser humano, tendrá que admitir que a todo ser humano (valga la redundancia) que merezca tal nombre, no lo debería satisfacer el simple hecho de estar y permanecer vivo, sino que el objetivo principal debe ser garantizarle un sentido a nuestra existencia, y a pesar de los años debemos decirle “sí a la vida”.

 


 

Carlos Caram

 

Cruzando los años ´60 o ´70, caminaba por calles y avenidas, plazas y parques; miraba y veía atestadas peatonales, confiterías, restaurantes, bailantas, aulas con conferenciantes ampulosos, iglesias o capillas con sacerdotes o ministros sermoneando..., pero siempre terminaba en las rispideces de las almohadas que me impedían conciliar el sueño porque no encontraba justificable de todas mis correrías, que siempre terminaban en la injustificable existencia, adueñado con la nada o el vacío. Ergo, sólo el somnífero cubría el precario sueño hasta el nuevo día con la repetida imagen del vacío que ya justificaba la existencia, preámbulo de la fatiga y la depresión cada vez más aguda. Seguida de una invitación cada vez más insistente y seductora del suicidio. No había razón alguna para permanecer en este mundo sufriente y, peor, vacío.

Impensadamente (el vacío no lo admite) crucé la barrera del sonido de un nuevo lenguaje, como por ejemplo, “el hombre es único e irrepetible”, “está integrado por dimensiones biológicas, psicológicas y espirituales”. Este último componente (el espiritual) es inextinguible y, por tanto, se constituye en el “lleno existencial”; vale decir, la antípoda de la “existencia vacía”; o sea, que justifica mi existencia, niega el vacío y repudia el suicidio.

El ser humano es eterno.

Esta nueva corriente filosófica y aun mística me impacta violentamente, y me invita a conservar mi vida para un destino superior, donde se realizan los valores que estos, sí, no se marchitan ni extinguen.

Entonces, el hombre se vuelve eterno y es el portador y ejecutor de esos valores que debe realizar: amor, solidaridad, caridad, libertad, responsabilidad, conciencia.

Esta nueva corriente llamada logoterapia nos invita a una realización de valores que me impulsaron a sobrevivir con el emblemático “a pesar de todo, sí a la vida”.

La logoterapia tiene el enorme impacto en quien quiera escucharla y practicarla: nunca estará solo, ni vacío, ni ocioso; siempre tendrá un proyecto de realización existencial.

 


 

Antonieta Treviño de Chulak

 

Según un escritor uruguayo, “Orioll Valls, que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer gesto humano es el abrazo. Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a alguien.

Otros médicos que se ocupan de los ya vividos, dicen que al fin de sus días los hombres mueren queriendo alzar los brazos”.

Y así es la cosa, por muchas vueltas que le demos al asunto, y por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se reduce todo: entre dos aleteos, sin más explicaciones, transcurre el viaje.

Ese aletear es como extender las manos para salir de uno mismo, para vencer el egoísmo, para dejar un hueco a la trascendencia. Ese aletear significa expresar (en todas las acepciones de esta palabra) lo que llevamos dentro de generosidad y comprensión hacia el otro.

Pareciera que al nacer, Dios nos hubiera cargado con una mochila plena de sentimientos e inclinaciones buenas y no tanto; como los actores cuando tienen que representar un papel (de traidor, de malvado, egoísta, ladrón, por ejemplo) tienen que revolver esa mochila para encontrar los rasgos que todos llevamos escondidos en lo profundo de la naturaleza; ese soplo de solidaridad, de ayuda mutua, de compromiso con el otro que nos identifica como pertenecientes a la raza humana.

Esa capacidad de renuncia de uno mismo, que también conllevamos sin ninguna duda, hizo que alguna vez me preguntara ¿por qué?; y de inmediato rectificara mi pregunta por ¿para qué?, pasando de la causa al fin, al objetivo, que es más profundo y cargado de valores.

Es una forma inteligente y cálida de trascender. Lo que aprendí escuchando las primeras charlas de logoterapia de Paco Bretones es que esa preocupación por el otro, ese salirse de uno mismo, conduce a encontrar el real sentido de la vida de cada uno. Somos forjadores de nuestro destino.

Recuerdo a mi madre en el barrio de Liniers, donde las calles tienen nombre de pájaros y de flores, cuando preparaba un plato más, para un mendigo que recorría diariamente las casas de la cuadra, con su plato enlozado y su cuchara de lata para comer lo que los vecinos preparaban. Él se sentaba en el cordón de la vereda, comía su ración, se llevaba su plato y su cuchara y si no comía su trozo de pan. lo desmenuzaba suavemente para las palomas y pájaros, que esperaban esta dádiva.

No puedo hablar de mí misma, de esa inclinación que me hizo, sin saberlo, encontrar el sentido de la vida fuera de mí, sin recordar a mi madre y sin recordar que por algo elegí ser maestra donde los verbos dar y donar se prenden al blanco guardapolvo, se asoman de sus bolsillos y permanecen: “Hoy doy historia”, la maestra de tercer grado nos “dio” un apunte, mañana nos “dan las notas del examen”, la profesora “dará” una clase especial; la maestra ha encontrado el sentido de su vida en el modo particular de sentir.

En esta tarea mía en el Salón Cultural de Seguros Rivadavia, estoy cerca de los padres que perdieron sus hijos, de los enfermos de cáncer curados o no, de los niños nacidos con problemas de médula espinal, de los mal llamados niños diferenciados.

Pero para darme cuenta cuál era el sentido de mi vida en este “impasse” entre dos aleteos (que estos aleteos son una fresca brisa que me obliga a trascender, a encontrarme con el espíritu del mundo, que me atrae en este aprender y desaprender qué es la vida), tuve que “vivir”.

Para decir piedra, pez, viento, paloma, tuve que “vivir”.

Para nombrar un barco, para decir estela, horizonte de mar, bahía, tuve que “vivir”.

Para seguir un rumbo fijo, para guiarme por las estrellas, tuve que “vivir”.

Más allá de todas las tentaciones, por encima de todas las preguntas, tuve que “vivir”.

Para decir una palabra, para decir una sola palabra, la primera palabra y la última, para que naciera esa palabra, tuve que “vivir”.

Para no temer a la muerte, para saber cuál era el sentido de la vida, tuve que “vivir”.

 


 

Amelia Rosa Vázquez

 

Entendía lo que era transitar una buena senda por la vida, sabía por imperio intuitivo cómo debía obedecer a un mandato más allá del cuerpo y de la psiquis, que misteriosamente me impulsaba con una fuerza desconocida a cumplir acabadamente con principios éticos y morales, pero el incursionar en la logoterapia me dio la herramienta necesaria para realizar un trabajo artesanal único, con mis posibilidades y limitaciones, más el agregado de voluntad, compromiso y solidaridad que me empujan día a día a mejorar un poco más, contagiando a quienes me rodean, y en aras de la trascendencia moverlos a la reflexión.

Antes, mis pasos eran vacilantes y las certezas de mis acciones nebulosas, pero merced a estas enseñanzas, veo claramente cuál es mi misión en la Tierra y sus exigencias ineludibles.

Sé que mi tarea se prolongará a lo largo de toda mi vida, usando valores de creación, vivencia y, en última instancia, de actitud, para ejemplo de mis sucesores. La logoterapia no sólo me ha dado la luz que ilumina mi tránsito por el mundo, sino también la fortaleza necesaria para eludir el desvío hacia pensamientos y prácticas que desintegran el ser y nos sumergen o intentan hacerlo en un dislocado mar psicopático con consecuencias imprevisibles.

Mi experiencia recogida a través de muchos años, más el conocimiento de esta disciplina surgida casi inesperadamente, hacen que confluyan con el beneplácito de la espiritualidad, la teoría y la práctica, ambas inevitables para una trascendencia fecunda. Recordando a Viktor Frankl, “la hora pasa, la pena se olvida, la obra queda”.

Por fin, quiero afirmar que con lo que me queda, días, meses o años, no importa demasiado, seguiré luchando por respetar y hacer respetar lo que hoy constituye para mí estar en la senda real de mis esfuerzos, con la presencia de los cuatro jinetes de la esperanza: Conciencia, Amor, Libertad para elegir y Responsabilidad.

Estoy haciendo una nueva historia de vida, que no depende de órdenes emanadas de centros remotos, sino de mi propia renovación interior, en un acorde armonioso con una sociedad para todas las edades.

A propósito de esto último, recordamos que la sociedad sólo alcanza un equilibrio humano y maduro, si es capaz de considerar a los grupos de diferentes edades que la formamos; no se trata de que unos sean más importantes que otros, simplemente que cada grupo tiene necesidades distintas, que se deben comprender y tener en cuenta.

Discriminar a un grupo nos llevaría a una sociedad fragmentada e incompleta. Desde la comprensión de cada realidad, entendemos la riqueza que supone toda una vida. Saber ponerse en el lugar de la otra persona no siempre es fácil, pero es imprescindible para tener una acabada comprensión de toda la realidad de la vida humana. ¿Quién ayuda a quién? Abolutamente todos cuando entramos en contacto con otras personas ponemos en marcha, casi sin darnos cuenta, un proceso de ayuda mutua. Albergamos en nuestro interior un “tesoro” para los demás que debemos saber descubrir y ofrecer, y a la vez saber recibir el “tesoro” que el otro nos está ofreciendo; así se confirma que nos construimos de verdad como personas, cuando tomamos conciencia de que todos tenemos algo que aportar y algo que recibir.

Por ello, siempre conviene recordar aquella sentencia de Leonard Huxley:

“Lo que tú eres depende de tres factores:

a) De lo que tú has heredado.

b) De lo que las circunstancias hicieron de ti.

c) De lo que tú, eligiendo libremente, has hecho de tus circunstancias y de tu herencia”.

 


Congreso Latinoamericano de Logoterapia y Análisis Existencial

 

La logoterapia en acción es vivencia

Buenos Aires, junio de 2005

 

El tema que les presento más que un enunciado es una convicción. ¿Qué bibliografía he tenido en cuenta? Ninguna. Sólo el testimonio de la vida de aquellos que, después de haber oído el mensaje de la logoterapia, vivieron y viven el empeño de traducirlo en obras. Han hecho de la logoterapia un estilo de vida.

Tres son los ámbitos en que durante 24 años, sin interrupción, me he movido: 1) entre el hombre común de la calle; 2) la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, y 3) la experiencia de haber difundido la logoterapia en la cárcel.

Desde el punto de vista vivencial, estos tres grupos han sido mis mejores maestros en logoterapia. Ellos me han enseñado que si la logoterapia no es vivenciada, no pasa de ser una teoría más para ilustrar la mente.

¿Cómo definirían la logoterapia? He aquí el testimonio de una ama de casa.

Estela, 34 años, cuatro hijos, abandonada por su marido; a causa de ello -por motivos básicamente psicológicos- le aparece una muy acentuada obesidad. Asiste a las charlas de logoterapia.

“Este día estoy hablando del autodistanciamiento. Por el autodistanciamiento no soy lo que me pasa ni lo que tengo. Lo que me pasa y lo que tengo afectan la dimensión de mi cuerpo y de mi psiquis, pero no afecta mi dimensión espiritual o mi capacidad de autohumanización. No es correcto decir soy un canceroso; sí es correcto decir tengo un cáncer”.

¡Eureka!, dice Estela con entusiasmo.

“Yo no soy una obesa, tengo una obesidad. Hace cinco años que estoy en tratamiento psicológico y nada”.

Al día siguiente, bien temprano, va a ver a su psiquiatria: “Doctora, vengo a verla porque yo ya no soy un obesa, sólo tengo una obesidad”.

Lo tiene que haber dicho con tanta vehemencia, que la doctora habrá pensado que la gorda se había vuelto loca.

“¿En qué te has metido?”, le pregunta la doctora.

“Estoy haciendo un curso de logoterapia”. Con movimientos negativos de cabeza, le dice la psiquiatra: “Te has metido en lo más frustrante de cuanto te podía ocurrir”.

Ahí tenéis el prejuicio científico.

“¿Por qué me dice eso?” Escuchen.

“La logoterapia -le dice la psiquiatra- es lo más frustrante porque te obliga a bancarte toda la vida”.

Sin darse cuenta, esta psiquiatra nos da la clave para entender la esencia de la logoterapia puesta en acción. La logoterapia es un estilo de vida. Bancarse toda la vida, pase lo que pase.

Por eso y  nada más que por eso, la logoterapia ha convertido los valores de actitud en los supremos valores.

¿Cómo sigue la historia de Estela? “Paco, ¿cómo encuentro sentido a mi vida?”

“Eso es tu responsabilidad”. Esa fue mi respuesta.

En síntesis, la obesa Estela juntó a todas las gordas del barrio. En una pizarra escribió todo lo que no podían hacer y lo que sí podían.

“Sintámonos responsables de lo que podemos hacer, pero hagámoslo”.

Como dijo ella: “Dejé de preocuparme de mi obesidad y empecé a vivir de otra manera”. En un año bajó 35 kilos, como efecto secundario. Como objetivo primario encontró un nuevo porqué vivir a pesar de su obesidad. La logoterapia como teoría y como vivencia.

Hace 55 años, siendo estudiante de teología en la Universidad Gregoriada de Roma, ante un bajón de carácter existencial, consulto a un viejo maestro del espíritu. Por toda respuesta, saca de su biblioteca un libro. En español, es el que tiene por título “Psicoanálisis y existencialismo”. Fue mi primer contacto con la logoterapia.

“Lea este libro y todo aquello que le llega, vívalo lo más intensamente que pueda, sin analizar, sin juzgarlo. Y, si piensa, esfuércese por pensar con el corazón”.

Estas palabras me marcaron a fuego. Desde entonces siempre he considerado la vivencia como camino de transformación y sabiduría.

Hace 25 años, en esta misma universidad católica, Marta Iglesia, Ricardo Sardi y Juan Alberto Etcheberry, todos ellos entrañables amigos, dictaban un curso de logoterapia para profesionales. Aprendí, en profundidad, la teoría de la logoterapia.

De aquel grupo casi todos se dedicaron a llevar la logoterapia a la universidad. Yo mismo tuve esta invitación. Pero mi elección fue la calle, donde está el hombre común.

Han pasado ya casi 25 años de aquella elección y no pienso jubilarme. ¿Qué aprendí durante estos casi 25 años de difundir la logoterapia en los tres ámbitos ya indicados? Que la logoterapia es obvia cuando se vive desde ella. La obviedad de la logoterapia sólo se da en la vivencia, no en la teoría.

¿Qué es la obviedad? Algo que es muy claro y evidente, que no tiene dificultad o que no se puede negar. La obviedad es una de las fundamentales diferencias entre la logoterapia y las demás teorías psicoterapéuticas. Cuando la logoterapia se hace obvia, es porque su teoría se ha convertido en vida. Cuando va más allá de las técnicas que buscan básicamente el sentirse bien, no es lo que busca la logoterapia. Sentirse bien viene solo, como consecuencia. Cuando la logoterapia se ha convertido en vivencia, deja de ser hipótesis, es una realidad. Cuando la logoterapia no va más allá de la exposición teórica, no es más que una teoría.

Sólo la vivencia convierte a la logoterapia en la característica que la distingue de todas las demás visiones antropológicas del hombre, porque hace que el hombre viva de manera más humana.

De una manera arracional (porque la lógica en este caso no basta, porque la razón queda superada) se vivencia algo que va más allá de la emoción y del sentimiento: la presencia del espíritu.

Frankl se ha cuidado muy bien en no darle un contenido religioso a esta palabra; por esto, emplea con frecuencia los términos de dimensión noética.

No me lo han contado. Lo veo semanalmente.

Se llama Escuela de Vida, fundamentada en los principios de la logoterapia para aquellos padres que han experimentado la prueba existencial más dura, como es la muerte de un hijo.

En menor grado, el hombre común de la calle basta que sepa traducir en términos de trascendencia y autodistancimiento su manera de pensar, y su vida se transforma en algo que encuentra un nuevo porqué vivir. Así también cambia su manera de sentir y de vivir.

Ni el hombre común de la calle y, sobre todo, el padre que ha perdido un hijo saben dar una explicación

de lo que siente cuando aprende a convertir, de una manera trascendente, su pensar, su sentir, en un estilo de vida.

Vivenciar es vivir desde el espíritu, es darse cuenta que se está más sano de lo que uno cree, que se puede mucho más de lo que se cree poder, que ese lema, que contiene la esencia de la teoría logoterapéutica y su vivencia, “el sí a la vida incondicionalmente y a pesar de todo”, va más allá de una simple declamación.

Sólo el ir más allá de los reclamos de la dimensión biológica o psicológica al descubrir, aceptar y convertir en la manera de existir más auténtica, como es el descubrimiento de la fuerza indómita del espíritu, sólo así este hombre va más allá de la declamación de los principios logoterapéuticos.

Por suerte, cada vez son menos, pero no faltan médicos, psicólogos y psiquiatras que siguen rechazando la supremacía del espíritu sobre la dimensión orgánica y psicológica. No en vano Frankl habló de la urgencia de la rehumanización de la medicina, la psicología y la psiquiatría.

Ante una cultura que niega la muerte -si bien paradójicamente ha creado la cultura de la muerte-, ante una sociedad que privilegia el tener sobre el ser, que hipócrita y cínicamente ha instalado la nueva religión del consumismo con sus nuevas catedrales, los shoppings, ante esta deshumanización del hombre, la logoterapia, convertida en vivencia, cree, sostiene y afirma que el hombre puede ser salvado.

Una frase recurrente, que vengo oyendo hace casi 25 años: “Mi vida en un antes y un después de la logoterapia”. Es la diferencia que hay entre oír hablar de la logoterapia y vivir desde la logoterapia.

Al llegar a este punto se imponen dos conclusiones esenciales para entender la logoterapia: su obviedad y la experiencia de la realidad del espíritu. A mayor vivencia de estos dos postulados, más se acentúa la concientización de la presencia del espíritu en la vida.

Es muy comprensible lo que en cierta ocasión dijo el Dalai Lama: “El hombre puede vivir sin religión, pero nunca podría vivir sin altruismo”. Y es precisamente el altruismo la posibilidad que abre de par en par la puerta a las máximas experiencias del espíritu. Estas experiencias nos hacen tomar conciencia que la gente más que ser guiada, necesita despertar.

La logoterapia puesta en acción, es decir vivenciada, no precisa perder el tiempo queriendo demostrar la existencia del espíritu.

No hace mucho, una compañera logoterapeuta decía: “La diferencia entre Paco y nosotros, los que estamos frente a la cátedra universitaria, es que él no precisa demostrar la existencia del espíritu, porque ve los efectos de su presencia continuamente en la Escuela de Vida. Nosotros, si queremos hablar de logoterapia, tenemos que demostrar que el espíritu existe, muchas veces polemizando”.

Las situaciones límite cuando se las vive desde la logoterapia se convierten en auténticos procesos autoeducativos, tomando esta palabra en su sentido más etimológico. Hacer emerger desde lo interior lo más humano de lo humano del hombre. Es un despertar a otra manera de ser.

Uno, entre tantos centenares de ejemplo: Mirta llegó a la Escuela de Vida, como todos hemos llegado, con la blasfemia en sus labios y el rencor en su corazón.

“¿Por qué a mí?”

Pronto se dio cuenta, por la presencia de los demás padres, que también ella tenía que pagar el tributo por su finitud. Pero lo más importante fue cuando se preguntó “¿para qué a mí?”

En aquel momento se dio cuenta que su hijo no había muerto en vano. También su hijo se había convertido en su maestro.

Esas fueron sus palabras: “Solamente yo me siento la responsable de que mi hijo no haya muerto en vano”.

El despertar logoterapéutico siempre nos hace dar cuenta que mientras estemos programados, viviremos en la inmanencia de donde no puede salir algo que tenga sentido y trascendencia.

Mientras estamos llenos de nosotros no hay lugar para el espíritu.

Mirta terminó diciendo: “Sigo llorando a mi hijo, pero las lágrimas no me impedirán ver el sol”. Obviedad de la logoterapia y fuerza indómita del espíritu.

No es importante saber hablar del espíritu, sí lo es haber aprendido a vivir de otra manera, gracias al descubrimiento del espíritu. Una y mil veces vienen a mi mente las palabras de mi viejo maestro de Roma. “Lean a Frankl y cuando algo les llega muy hondo, no sigan leyendo, no analicen, no reflexionen. Simplemente vivan, vivan con intensidad. Lo demás lo hace el espíritu”. Sólo eso es lo que hace obvia la logoterapia, y a partir de esas vivencias aprender a vivir de otra manera.

Digan y piensen ustedes lo que quieran, pero cuando uno vive rodeado de estos testimonios, ¿para qué necesita creer en el espíritu? Quien no entiende o se resiste a aceptar lo que estoy diciendo, llevado quizás por su espíritu cientificista, no sabe lo que se pierde.

Yo le debo mucho a Frankl, pero no menos les debo a esos miles y miles de hombres y mujeres que durante 24 años sin interrupción han sido y son testigos de la espiritualidad, que sólo cuando se la tiene en cuenta vale la pena seguir viviendo, porque se aprende a vivir de otra manera.

El hombre común de la calle, el padre o la madre que acuden a la Escuela de Vida por haber perdido uno, dos, tres hijos, el preso que ha perdido su aparente libertad, ¿qué significa para todos ellos la vivencia de la logoterapia?

Sin vivencias, las palabras, los conceptos, las ideas, las teorías, poco sirven para poder entender la espiritualización de la vida. ¿Y qué es el espíritu? No lo sé, pero sí veo sus manifestaciones.

Espíritu es libertad para enfrentar las limitaciones del destino.

Espíritu es responsabilidad para hacerme cargo yo solo de mi vida.

Espíritu es conciencia para darme cuenta de todo cuanto puedo ser y aún no soy.

Espíritu es compromiso para sentirme instrumento de la verdad en un mundo violento y confundido.

Espíritu es solidaridad en un mundo destrozado por el egoísmo y el éxito frenéticamente buscado.

¿Y qué camino han seguido el hombre común de la calle y los padres de la Escuela de Vida y el hombre privado de su libertad?

Sin que éstos se den cuenta han ido abriendo caminos que últimamente decidí plasmarlos en un nuevo libro que, espero, se publique este año. El libro trata de las 4 “S”: Salir, Servicio, Sentido, Sabiduría.

Éstas forman el denominador común, tanto en el hombre común de la calle, como en la vida de los padres de la Escuela de Vida, como en el recluso de la cárcel. Un postulado fundamental de la logoterapia es que el hombre es único e irrepetible. No hay lugar para las fotocopias.

Por eso digo que cada uno tiene que ser su propio maestro. Es esa unicidad e irrepetibilidad lo que más habla de la obviedad y la espiritualidad en el hombre. Brevemente paso a indicarles ese camino que, de una manera inconsciente, es recorrido y que hacen obvia la logoterapia y la experiencia de la espiritualidad en el hombre. Esas personas no se preocupan tanto de enriquecer el intelecto mediante la acumulación de mucha información y todo tipo de conocimientos.

En los años que llevo difundiendo la logoterapia veo que el problema que se presenta en este hombre común, es cómo dar continuidad a la experiencia descubierta en las charlas de logoterapia. Cada uno, a su manera, se da cuenta que su vida no puede seguir siendo lo mismo que antes.

Salir, servicio, sentido y sabiduría. Son las cuatro palabras que sintetizan la pretensión de aprender a vivir de otra manera.

“Salir”, siempre lo he considerado el primer verbo de la logoterapia. Sólo saliendo de mi inmanencia descubro al otro, me descubro a mí mismo, descubro el mundo, descubro a Dios y estoy en camino de poder darme cuenta de los sentidos circunstanciales. Salir para empezar un nuevo peregrinaje del nuevo camino que la logoterapia nos presenta como nuevo proyecto de vida. El verbo salir no nos permite instalarnos, viviendo en lujosas y confortables mansiones.

Para salir logoterapéuticamente nos basta una carpa que levantamos allí donde nos sorprende la noche, para luego seguir saliendo en busca de nuevos caminos. Somos los peregrinos del ser, como diría Heidegger.

En salir de nosotros mismos para algo o para alguien se resume toda la dinámica de la logoterapia puesta en acción. Sólo un vaso vacío se puede llenar. Al salir nos vacianos.

Esta manera de sentir que hay que liberarse, en parte, del pasado para poder ser de otra manera, es común verlo en el hombre común. En los principios de la logoterapia se descubre un nuevo mundo. Su cosmovisión también cambia.

A este hombre común no le resulta fácil hablar de la espiritualidad, pero sí que entiende las consecuencias y los resultados de ella, al vivir desde ella. Entiende muy bien que este salir implica, aunque no sepa explicárselo, una transformación en su vida. En los cursos uno nota que los conceptos de auto-trascendencia y autodistanciamiento, no son fáciles de entender, pero lo curioso es que en sus vidas aparece la autotrascendencia por la realización de valores, sobre todo de vivencia, sin darse cuenta ven aumentar en ellos su capacidad relacional. Son más altruistas.

El ejemplo de Estela, que presenté al principio, demuestra, igualmente, que el autodistanciamiento también ha sido incorporado a su manera de pensar, sentir y actuar. Salir es apertura y una manera nueva de ver, logoterapéuticamente hablando. En esa apertura ese hombre, buscador de bienestar, al verse libre de la inmanencia que es la raíz de todos nuestros apegos y limitaciones, experimenta la logoterapia como liberación. Es una apertura a vivenciar la vida de otra manera.

Aquí aparece la segunda “S”, que es vivir la vida como una tarea, con vocación de servicio.

“Servicio”. Desde el punto de vista de la logoterapia, el servicio es la consecuencia lógica del salir.

El servicio considerado logoterapéuticamente, es la actitud conscientemente vivenciada (por una parte) de la autotrascendencia y en el autodistanciamiento (por la otra), el otro es visto como algo esencial a la experiencia de mi “Yo”.

En el caso concreto de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos que, reitero, funciona con el marco teórico-existencial de la logoterapia, es notoria la diferencia entre aquellos padres que hacen del servicio una vocación y aquellos que se encierran en su dolor.

La vida no es algo, sino que, como dijo Frankl, la vida es algo para algo. La vida es una tarea, la logoterapia apela a la vida como tarea. (Es el tema de uno de mis libros).

Eso reza para todo hombre, pero en el caso de los padres que han perdido hijos es fundamental.

Un ejemplo más, entre tantos: Margarita, una ama de casa, que ha perdido 2  hijos, vive su vida casi con desesperación, pero finalmente llega a entender que ella no tiene ningún derecho a exigir nada a la vida. La vida no le debe nada.

Se le aconsejó ir al Hospital Materno Infantil y ofrecerse para cuidar bebés que otras madres habían abandonado. El episodio es muy rico, pero lo sintetizo. Estas fueron sus palabras: “Las clases que ustedes dan me hacen bien, pero el primer bebé que me tocó cuidar hizo el milagro que me diera cuenta de mi egoísmo. Lo cuidé, lo besé, lo abracé. Hizo de mí otra persona”.

Es notorio que al hombre común que asiste a los cursos de logoterapia el tema del tiempo no le sea indiferente. Así como el hombre es único e irrepetible, también lo es cada instante y éste se convierte en una ocasión para hacer algo por alguien o por algo.

Quizá por el hecho de que el hombre común de la calle se halle más sumergido en la vorágine de la vida cotidiana con la propia existencia iluminada por la logoterapia, el salir y el servir lo vuelve más perceptivo para encarar la tercera “S” del “Sentido”.

Mi experiencia de trabajar con este hombre en los tres niveles ya indicados, me confirma que ante cualquier problemática conflictual, en lugar de encarar el problema con el tema del sentido, siempre es mejor por los dos verbos ya indicados: salir y servir. Estas dos maneras de sentir y vivir llevan a la autotrascendencia y desde ella es más fácil encontrar el sentido circunstancial que cada momento lleva consigo. El tema central de la logoterapia, “el sentido”, también es para la vida de cualquier  hombre. La Escuela de Vida se mueve permanentemente en torno al tema del sentido, eso hace que la recuperación de la serenidad anímica sea rápida. Encontrar un nuevo porqué seguir viviendo es la clave, no sólo para seguir viviendo, sino para aprender a vivir más que a durar. Exactamente lo mismo ocurre con el hombre común de la calle. Normalmente no se soluciona ningún problema, pero todo lo ve de otra manera. Lo mismo ocurre con el recluso, las cadenas que lo privan de su libertad ya no pesan como antes. Salir de la cárcel de la inmanencia, para vivenciar la libertad. Hacer de la vida un servicio para vivenciar el amor, la suprema vivencia. Haber encontrado sentido a la vida para darse cuenta que valió la pena  haber nacido.

Esas tres “S” generan la cuarta “S”, la “Sabiduría”. Esa sabidurìa que no se aprende en los libros, en ninguna cátedra, ni en el seguimiento de los eruditos.

¿A qué hombres convierte la logoterapia en sabios?

No a los intelectuales que reflexionan mucho, sino a los que viven en acción trascendente de instante en instante. Es el camino que conduce a la vivencia y ésta siempre conduce a la espiritualidad.

Así y sólo así es entendible que la logoterapia puesta en acción convierte a cada hombre en su propio maestro.

La logoterapia vivenciada es la causa principal que facilita la presencia del espíritu en nuestra vida, el mantenernos, en lo posible, más despiertos.

No quiero terminar sin poner a su consideración dos reflexiones que estimo muy importantes.

Primero: preguntarse con mucha sinceridad, si la única logoterapia no es aquella que, a través de la vivencia, la hace más obvia. ¿No creen ustedes que el hombre común de la calle que dice “mi vida es un antes y un después de la logoterapia” tiene mucho que enseñar a los que se esfuerzan, por cierto con mucho mérito, a cuantos estamos empeñados en difundir el pensamiento de Frankl?

Los que más vivencian la logoterapia también deberían ser escuchados.

Hace tiempo que vengo sugiriendo que en todos nuestros congresos debería haber un panel compuesto por hombres y mujeres comunes que han hecho de la logoterapia una manera trascendente de vivir. Repito, yo personalmente he aprendido y aprendo mucho de ella.

¿Cómo viven la logoterapia en lo cotidiano de la vida? En los congresos de San Luis y Mar del Plata, de los años 1991 y 1999, sugerí al Dr. Oro la posibilidad de presentar un panel de no profesionales. El Dr. Oro comprendió muy bien.

No hubo ninguna dificultad. Sobre todo en el congreso de Mar del Plata, compuesto por personas de la tercera edad -se celebraba el Día de la Tercera Edad-. Ese panel fue la “vedette” del congreso. Recuerdo que a Eleonor, la esposa de Frankl, que asistió al congreso, le encantó ese panel.

Mi segunda reflexión.

No hay nada que nos haga palpar la fuerza indómita del espíritu, como lo hacen los valores de actitud o vivir cerca de quienes los viven.

No deseo para nadie, que para entender mejor la logoterapia tenga que enfrentar situaciones conflictivas que exigen ser enfrentadas con valores de actitud. El precio que se paga es muy alto, sobre todo si se pierde un hijo. Pero sí creo que sería muy conveniente que todos aquellos que se dedican a entender y divulgar la logoterapia vivieran, por lo menos, cerca de alguien que sí realiza algún valor de actitud.

No es lo mismo hablar de valores de actitud que verlos vivir. No es lo mismo “ver” vivir valores de actitud que vivirlos.

Desde la perspectiva logoterapéutica, quien vive con coraje un valor de actitud se convierte en una cátedra de vida.

Hace 14 años, Ana, mi esposa, y yo fundamos la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, en Mar del Plata. No nos hace falta que nos hablen de la fuerza indómita del espíritu. Vivimos rodeados de padres y madres que ante la pérdida irreparable de un hijo siguen apostando a la vida. Con un sí incondicional siguen viviendo, pero de otra manera.

Celebramos los 100 años del nacimiento de Frankl. No tiene ninguna importancia preguntarse si Frankl está con Abraham, Moises y los profetas o con Jesús y los 12 apóstoles. Lo único importante para Frankl siempre fue salvar al hombre. Por eso su vida valió la pena.

Deseo ardientemente que de nuestra vida también se diga: “valió la pena”.

 


 

El lema del Centro de Estudio

de Logoterapia de Mar del Plata

“Viktor E. Frankl” son las palabras del Dr. Frankl

“El sentido de mi vida

es ayudar a otros a que encuentren el suyo”. Éste es el cometido que “Paco” Bretones se impone en toda su tarea docente, impartiendo los conceptos

de la logoterapia.

En el acto de celebración del XXV aniversario de la fundación del mencionado Centro de Estudio, realizado en el Centro Cultural “Gral. Juan Martín de

Pueyrredon”, hubo paneles testimoniales y charlas por parte de alumnos y amigos, que enriquecieron con sus conceptos y vivencias tan importante celebración. Algunos testimonios fueron los siguientes:

Palabras de apertura,

a cargo de

Nelly Segalla.

 

Hoy es día de celebración, bienvenidos a la celebración del XXV Aniversario de la Fundación del Centro de logoterapia de Mar del Plata “Viktor Frankl”.

Ante todo quiero presentarme, yo soy Nelly Segalla, cara repetida para algunos de ustedes y quiero contarles un poquito, cómo yo me contacté por primera vez con la logoterapia. Fue en el año 1986, cuando una gran amiga y compañera de trabajo, trajo a la Escuela 502, una escuela para niños débiles mentales, a nuestro querido maestro “Paco” Bretones para que diera una charla sobre logoterapia a todo el personal técnico-docente. En cuanto Paco comenzó a exponer los postulados de esta Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia muchas de nosotras nos sentimos impactadas, con gran interés y curiosidad por ahondar más en el tema. Yo, particularmente, como asistente social, ya que ese era mi rol en esa escuela, pensé que podía sacar un gran provecho de esta teoría psicoterapéutica, no sólo para mi crecimiento personal sino también para el desarrollo de una tarea más humana y más efectiva. Fue así como formamos un grupo y Paco accedió a darnos un curso al que posteriormente también se agregaron otras personas que se enteraron del mismo a través de distintos medios de comunicación; pero al no contar con un espacio físico para desarrollar este aprendizaje solicitamos la Sala de Conferencias del hotel de mi marido y ahí sí comenzó ese desafío, este gran desafío que significa tratar de vivir logoterapéuticamente. Desde entonces yo asisto a estos cursos, si bien es cierto con algunas interrupciones impuestas por distintas circunstancias pero sigo asistiendo. Ahora les quiero comentar que ya no se dan en el hotel de mi marido sino en este hermoso recinto, hace ya aproximadamente 18 años.

Ustedes se preguntarán ¿tan incapaz es esta señora que necesita tantos años repetir el mismo curso? Pues bien, muchos de nosotros hemos permanecido a lo largo de todos estos años porque en las exposiciones que Paco da cada martes, de cada mes, de cada año, es como que recibimos una bocanada de oxígeno para afrontar más y mejor la problemática existencial. Por más que se reiteren los temas Paco se esfuerza cada año más por desglosar los conceptos de esta teoría psicoterapéutica de manera diferente y siempre nos llegan de manera diferente a los que humildemente aceptamos el desafío de crecer. Se nos va haciendo carne, a fuerza de tanto repetir, el concepto de la vida como tarea, de que para la logoterapia lo más importante es la propia autotrascendencia, pero yo creo además, que el mérito más grande que podemos adjudicarle a Paco como maestro, es el haber sabido bajar a nivel del hombre común, sin ninguna preparación académica de ningún tipo, los conceptos de la logoterapia. El hacerle entender, con los ejemplos cotidianos, que toda vida merece ser vivida por adversas que sean las condiciones si se tiene un algo o un alguien por quien vivir y eso es, precisamente, lo que le da sentido a nuestra existencia. No en vano, el propio Frankl, elogió de manera tan conceptuosa el libro de Paco “La logoterapia es obvia”, donde nos muestra con testimonios reales, cómo el hombre común, a veces sin siquiera saber lo que significa la palabra logoterapia, vive y actúa logoterapéuticamente.

Yo puedo asegurarles que el beneficio que obtuve con estas clases es incalculable y les cuento porqué: La vida, como a todos los seres que habitamos este planeta nos va haciendo preguntas, a las cuales debemos responder inexorablemente, bien o mal, equivocados o no, pero responder. Yo tuve que dar respuesta a una situación límite: perdí a una hija de 27 años, y allí es donde comprendí de verdad el valor de la logoterapia, el manatial de esperanza que significa vivir desde la logoterapia y comprendí también la vigencia que su validez tiene. ¿Saben cómo pude comprobarlo? Simplemente volviendo mi miranda a las experiencias o a las viviencias de Frankl en el campo de concentración de Auswichtz. Frankl tuvo que aprender en situación concreta, la realización concreta del sentido. Esa situación límite le brindó la ocasión de realizar en su propia vida el tema del sentido y para él el tema del sentido, de algún modo, se convirtió en esperanza, esperar contra toda esperanza. El hombre es esperanza en sí mismo, es capacidad y potencialidad de crecer y de llegar a ser cada día más y mejor. La logoterapia apuesta al hombre y su pensamiento nos da una visión de hombre esperanzador y justamente esa apelación a la vida como tarea y esperanza, es la que surge en estos encuentros semanales de las clases de logoterapia. Esta es realmente la explicación del porqué de tantos años asistiendo a estos cursos.

Dicen que la muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja. Yo, gracias a lo aprendido en logoterapia elegí aceptar este desafío, decidí aprovechar esta ventaja no dejando que termine el día sin haber crecido un poco, sabiendo que pase lo que pase mi esencia está intacta y pensando que el futuro está en mí.

Queridos amigos, les reitero la calurosa bienvenida y el deseo de que podamos todos juntos reflexionar a lo largo de todas estas horas. Muchísimas gracias, nada más.

Dr. Oscar R. Oro y

Dr. "Paco" Bretones.

 

De izq. a der.:

Dr. Juan A. Etcheberry,

Lic. Roberto Mucci,

Lic. Sandra Siciliani,

Dr. Oscar R. Oro

y Dr. "Paco" Bretones.

 

 

De izq. a der.:

Juan Cunnill,

Etel Conti,

Ana Vuoso de Bretones.

 

ANA VUOSO DE BRETONES: El hombre, como dice Frankl, no sé si actúa frente a la vida preguntando sino recibiendo continuas preguntas que debe responder adecuadamente.

 

ETEL CONTI: Buenas tardes, yo me llamo Etel Conti, hace 36 años que estoy casada con el mismo hombre, tengo 7 hijos, que me han brindado tres yernos, una nueva, un novio, dos novias y tengo 6 nietos, uno en el Cielo. Cuando Ana me invitó a venir a este panel, yo le pregunté ¿y qué digo? Y ella me dijo, y… por ejemplo algo de tu relación con mi marido. Bueno, mi relación con Paco es muy larga, yo tengo 53 años y él era mi profesor cuando yo tenía 15. Paco entraba a nuestra aula y nos revolucionaba. Ya estábamos bastante revolucionadas porque éramos aún adolescentes, cuando él entraba con su avasallante presencia, su entusiasmo, su voz, digamos que nos cambiaba el día y siempre teníamos mucho para pensar después.

Por algunos años lo perdí de vista y un día, en plena época de crianza, estaba cocinando entre niños y adolescentes, lo escuché en la radio y me emocioné muchísimo. Eso hace 20 años más o menos. Él empezó a explicarle al periodista qué era la logoterapia y yo pensé que en ese momento empezaba a descubrir que muchos de mis pensamientos tenían nombre y que había una forma de vivir que yo pensaba que era así y que era  buena. Bueno, empecé a venir a los cursos de forma intermitente, como dijo Nelly, un año sí un año no, entre embarazos y lactancias, mi mamá también, bueno, descubrí muchas cosas en estos años. Quisiera decir dos o tres cosas, que me han acompañado en la vida. Una vez Paco dijo la etimología de la palabra “educar”, y será que me conmocioné porque indudablemente era la tarea más importante de mi vida. Él dijo algo que yo no había escuchado nunca, dijo que educar era desentrañar del otro las potencialidades para promoverlo. Eso cambió totalmente mi visión en la crianza, y creo que me ayudó muchísimo a poder hacer que mis hijos pensaran y que dieran respuestas a la vida.

Otra cosa que siempre me conmocionó y que Paco me dijo durante muchos días, es que uno es sus propias elecciones y es verdad, y cuando uno elige debe afrontar la elección. Yo me convertí en madre y en una ama de casa con mayúsculas, cuando esta sociedad pensaba que no era exitoso ser una ama de casa, sin embargo creo, que viviendo logoterapéuticamente fue la mejor elección que hice en mi vida. Hace 36 años, que me he estado esforzando, junto con mi esposo, por formar personas amorosas y no indiferentes y siempre lo hice, trato de hacerlo con mi enfoque logoterapéutico.

Paco dice que hay que trascender y la logoterapia también ¡y cómo! No es fácil trascender a veces, más allá de uno, porque una frase que siempre escuché acá es “no vengas con lo de la familia, la familia está hecha así, es lo que hay que hacer, no es ningún mérito”, digamos qué con el otro, con el que uno no conoce, con el que le desagrada, con el que no piensa como uno.

Bueno, yo como madre de una familia tan grande tenía un caudal de mucha experiencia en maternidad para ofrecer a otras mamás, para darles un lugar donde ellas pudieran estar, y fue así como me formé en lactancia materna y formé un grupo de apoyo a la lactancia materna, que sigue funcionando en esta ciudad, y en este grupo muchísimas madres encontraron, no recursos y sobretodo sus potencialidades para poder vivir plenamente su maternidad y poder criar a sus niños. Incluso, en esta sala hay una mamá que no solamente vino a mi grupo de apoyo e intercambiamos experiencias en formación sino que también tengo la alegría de que hoy esté sentada acá, en esta jornada de logoterapia.

No todo fue tan fácil con los 7 chicos, una de mis hijas se embarazó de trillizos y un bebé murió, intraútero en la semana 35. Creo que nunca como en ese momento entendí, o en el transcurso de los días, a pesar del sufrimiento, entendí la frase de lo que significa ¿para qué a mí? Digamos que desde ese momento, que ocurrió hace dos años y pico yo me sentí muchísimo más empática con las mamás que se acercaban al grupo de apoyo y a la consulta con bebitos en estado de haber nacido prematuros y tuve una información mucho más clara y nada más que por experiencia que tuve que vivir ante la muerte de mi nieto.

Solamente quiero decir que es verdad lo de la fuerza del espíritu, realmente lo es; todo el tiempo uno encuentra la fuerza del espíritu y eso nos permite enfrentarnos todos los días, aunque no sean muy buenos, de forma incondicional y lo que me parece más importante es que nos permite aspirar a valores más sublimes.

Bueno yo pienso que habrá que seguir hasta la muerte.

 

JUAN CUNNILL. Buenas tardes, mi nombre es Juan. Nosotros, con mi esposa que falleció en noviembre del año pasado, vinimos y yo sigo viniendo, a estas charlas que da Paco todos los martes, de logoterapia, durante 16 años.

Para nosotros fue la logoterapia una filosofía de vivir y una forma de encarar la vida muy importante para crecer como familia y para crecer individualmente. Nosotros, con mi esposa, por nuestras características humanas, filosóficas, espirituales y por nuestra forma de ver la vida, desde que nos casamos y formamos un proyecto de vida tratando de que fuera sólido y duradero, que nos ayudó el espíritu con mayúsculas, tratamos en todo momento de crecer para tratar de ser mejores y hacer un poco lo que dice la logoterapia, es decir, apelar a nuestra fuerza indómita del espíritu, para todo momento de la vida tratar de transformarlo para crecimiento nuestro y para los que están cerca de nosotros. Ana y Paco nos ayudaron ambos con su forma de ser, con su forma de transmitir, con su forma de ver la filosofía de la vida y esencialmente, con su testimonio de vida.

La logoterapia es un vivir, no es un leer, no es un comentar, no es un charlar, es un vivir, el hacer cada día una vivencia, hacer cada día una transformación, hacer cada día un aprovechamiento integral de esa gracia que nos dan cuando sale el sol cada día, que es la de poder vivir y hacer algo para mejorar este mundo en el que estamos. Con mi esposa, así lo entendimos y vuelvo a reiterar, Ana y Paco nos acompañaron en ese proceso.

Muchas fueron las vivencias que fuimos llevando acá de los encuentros semanales, de todo lo que nos fueron transmitiendo y de todo lo que nuestra vida fue viviendo paralelamente. Tratamos de hacer un montón de cosas que nos llevaran al crecimiento interior y a su transmisión exterior a todos los que estaban cerca nuestro, empezando por nuestra familia, tratando de acompañar a nuestros dos hijos, tratando de encaminarlos en la vida para que realmente sintieran que la vida vale la pena ser vivida, pero con sentido, sino directamente es un transcurrir como dice la canción de Eladia Blázquez. Pero realmente nos sentimos hoy conformes, yo digo nos sentimos porque María de los Ángeles me acompaña, yo siento desde que ella se fue en noviembre del año pasado, que he tenido una fuerza interior, esa fuerza indómita del espíritu, no solamente por mi propio espíritu sino por el espíritu de mi esposa que me sigue acompañando y me da vivencia interior para poder seguir luchando y para seguir haciendo. En todo momento he tenido decaimientos, hay días que me lloro todo, pero realmente he tomado la vida, la he enfrentado, trato de luchar y de vivir, he tratado de crecer para acomodarme al nuevo ritmo de casa y, esencialmente, para acompañar a mis hijos que ya son padres de familia también, tenemos dos nietas de dos años, o sea que ellos también ya están en su pleno proceso de vida y realmente se nota de cuando uno viene a alguna fuente de iluminación, o de enriquecimiento espiritual como ha sido la logoterapia para nosotros, que nuestros hijos nos han dicho que realmente se habían sentido acompañados y habían encontrado en nosotros unas personas como para que no hubiera, por ahí, una relación tirante que se da entre padres e hijos en la adolescencia y en la juventud. Ese es un trabajo de cada día, de siembra.

Nosotros recordábamos siempre con María de los Ángeles, y ahora lo recuerdo yo, y lo tengo acá presente Ana y Paco cuando Paco nos día: “a los hijos no hay que darles muchos consejos, sólo una o dos veces y después el testimonio y el ejemplo” y nos decía más “es tal la libertad que hay que darle al hijo que si quiere suicidarse hay que dejarlo hacer porque es su opción de vida”. Realmente nosotros tomamos esa actitud y hoy yo me veo y directamente mi esposa, que está presente espiritualmente, también se ve enriquecida y satisfecha porque realmente nuestros hijos han tomado esa actitud. Ellos tendrán todos los problemas de vida, como los tenemos cada uno de nosotros cuando vivimos cada día, pero realmente el hecho de haber encarado la vida con ese sentido logoterapéutico ha sido muy importante y nos ha cimentado para hacer esto y otras cosas fuera del ámbito familiar que realmente nos han enriquecido y nos han permitido brindarnos a los demás, que es lo que uno tiene que hacer, es decir, como dice Paco, la primera de las cuatro eses, que es la salida de uno mismo. Salir con sentido para directamente hacer servicio a los demás y llegar al estado de sabiduría que es la plenitud hasta el final.

Algo quiero comentar con respecto al sentido de la vida, y de cada uno cómo va generando valores en la vida. María de los Ángeles, ahí leí recién en la revista del XXV Aniversario de la logoterapia, hace dos años, es decir en el 2005 fue que contrajo la enfermedad, pero un cáncer, fue que después, en noviembre de 2006, le terminó su vida física, pero aquí, a fines del 2005, en la jornada de cierre de logoterapia ella dio un testimonio y realmente en ese momento ella había tenido tres operaciones, había tenido tratamiento, estaba en pleno proceso, pero parecía como todas estas enfermedades, que hay veces que parece que se encaminan y después se vuelven a desencaminar, el tema es que ella en ese momento parecía que iba para bien, nunca se sabe cuánto uno va a vivir, ninguno de nosotros sabemos si terminaremos el día, pero realmente cuando uno está con una enfermedad tiene esperanza de que pueda durar algo más, durar en el sentido físico, no en el sentido espiritual. Entonces mi esposa en ese momento estaba con buen ánimo que parecía que mejoraba y todos los que la acompañábamos creíamos que realmente había superado el cáncer. Pero bueno, después, la vida marcó el sentido contrario; en febrero le hicieron unos análisis, estaba de lujo, como sino hubiera pasado nada en su vida, nada más las secuelas físicas y en julio de 2006 volvió de nuevo la enfermedad, con mayor virulencia que al principio, el tema que el 18 de noviembre falleció. Lo más importante de esto, el pasar la vida todos lo tenemos que pasar, pero realmente cuando Paco habla de valores, yo les puedo decir, y para los que la conocieron y estuvieron cerca de ella, que María de los Ángeles hasta el último día brindó valores de actitud, es decir, que estuvo íntegra hasta el final y eso fue posible porque había enriquecido su espíritu y había encontrado el verdadero sentido de vida. Ella se despidió en el mes de octubre, les dejó una carta a cada uno de los hijos, para una sobrina que quería mucho, para mí, y realmente el día antes de morirse, se despidió de los chicos pero hablando muy bien, sin nada dramático y el día que falleció en la Clínica Colón, internada, el sábado 18 de noviembre, en la tarde cuando todavía estaba bien, que la habían hidratado, y podía conversar y todo, fue despidiéndose de cada uno de los miembros de la familia que la vinieron a ver y dándole a todos consejos y dándole a todos esperanza y un faro para tomar y enfrentar cada uno y avanzar en la vida. Realmente ahí me hizo ver que mi esposa tuvo unos valores de actitud como dice Paco, que no es una palabra escrita en un libro, sino que lo pudo vivir con ella y en todos los meses que estuvo enferma ella directamente dio un testimonio profundo a mi lado, porque en ningún momento estuvo decaída. Se acostó los últimos 20 días y no se levantó pero nunca dejó que la higienizara, siempre fue al baño, hasta el último día a la mañana que se fue de casa, para llevarla a la clínica, o sea que realmente esos son valores de actitud y es verdad entonces, cuando Paco este año vuelva a hablar de valores así, y les hable de valores de actitud piensen que los valores de actitud son posibles si nosotros tenemos tanta grandeza de espíritu y una filosofía de vivir y comprendemos el verdadero sentido de vida.

Los valores son posibles, la logoterapia es posible. Como dice Paco “es obvia”, ¿saben por qué es obvia?, porque está en la calle, está en el ambiente, está en cada uno de nosotros. Eso es como la luz que nosotros tenemos interiormente y el espíritu, lo tenemos pero hay que saberlo descubrir, la logoterapia hay que saberla vivir. Si nosotros vivimos logoterapéuticamente tendremos distintos momentos de la vida en que podemos flaquear, pero veremos que el verdadero sentido de vivir y el destino final nuestro es lo principal. Salir de nosotros para brindarse a los otros, no encerrarse siempre en uno mismo para mirarse el ombligo. Si uno comete esa torpea, porque realmente entre gente grande es una torpeza, si uno comete esa torpeza, está haciéndose, como decía Manolito en Mafalda, el Ikebana, es decir se está autosuicidando, porque se encierra directamente y no ve nada más. La vida es para vivirla y para ser vivida.

Me acuerdo un cuentito, que siempre se los cuento en la facultad a los chicos, muy corto, para que no se duerman y se cansen, y a parte no lo tomo en joda, como lo hago con ellos para que se despierten, acá estamos todos despiertos. El tema es que cuenta un libro de filosofía Zen, que hay un guerrero japonés que un día lo toman sus enemigos prisionero y lo llevan directamente a la prisión y lo tienen encerrado y cuando está adentro, él piensa que a la mañana, como es real, lo van a torturar y lo van a hacer polvo, basándome en lo que pasa con los enemigos. Entonces él esa noche no puede dormir, pero está en medio de sus meditaciones, de sus temores, de sus angustias y de repente se acuerda de que el Maestro Zen le había dicho “tenés que vivir cada momento de tu vida porque el mañana no existe”, entonces él directamente se pone a dormir. ¿Cuál es la moraleja de esto? Que el vivir de cada uno de nosotros comienza cuando abrimos los ojos y mientras los tengamos abiertos tenemos oportunidad de vivir. No tenemos que planificar a futuro porque el mañana no existe, vivamos el presente. Ese es un poco el sentido en la logoterapia, vivir todos los momentos con sentido, esa es la realidad.

Alumnos del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata

"Viktor E. Frankl".

De izq. a der.:

Mario Rusos,

Angie Ciraresse,

Sebastián Orfano

y Ana de Bretones.

 

ANA VUOSO DE BRETONES: El valor positivo de la libertad, desde la Logoterapia consiste en ser una libertad para…porque lo que constituye al hombre no es la capacidad de hacer lo que quiere sino la libertad de poner todas sus energías en pos de algo o de alguien.

 

SEBASTIÁN ORFANO: Buenas tardes, llegué al curso de logoterapia hace tres años. En aquel momento tenía yo 24 años, estaba sufriendo una gran depresión por la muerte de mi gran amigo del alma, Cristian “el Gordo” como le decíamos cariñosamente. Aquella partida trágica e inimaginada, aquel accidente con su moto le había costado su vida con tan sólo 24 años y habíamos compartido una inquebrantable amistad que duró 8 años. Yo estaba muy triste, depresivo, no quería levantarme de la cama, no quería comer, y pensaba que si la vida me había quitado a una de las personas que más quería y más me quiso, era totalmente injusta conmigo y no tenía sentido. Desde siempre pensé que la vida era el gran misterio de la creación y que cada uno de los seres vivos albergaban en sí mismos el misterio de la existencia, pero para esta situación límite que me tocaba vivir no tenía una respuesta para mí aunque yo me obsesionaba en buscarla.

El primer gran descubrimiento: “la fuerza indómita del espíritu”. Luego de unos meses en que el dolor se apaciguaba poco a poco, pero la depresión y la falta de sentido de vida aumentaban, en medio de esa situación sentí dentro mío una fuerza que yo mismo desconocí, en la logoterapia se la conoce como la fuerza indómita del espíritu, que me llevó a decidir a comenzar un curso de una filosofía desconocida para mí, era la logoterapia, que decían que trataba sobre el sentido de la vida del hombre. Yo sentía que necesita encontrar una forma distinta para enfrentar los hechos que me estaban sucediendo. Dicen que los maestros siempre están en el momento en que uno los necesita, sólo que uno tiene que estar preparado para recibirlos en el momento que llegan y así fue como conocí a Ana y a Paco y a muchos otros anónimos. Mujeres y hombres que planteaban sus conflictos y la manera en que la logoterapia los ayudaba a verlos. Luego de aquella situación límite apareció la fuerza indómita del espíritu y juntamente con ella uno de los valores espirituales, la conciencia, esa que me ayudó a verme a mí mismo sin juzgarme. Gracias a esa conciencia y a la observación pasiva de mi vida, y sobre todo de mi relación junto a mi gran amigo Cristian descubrí que aquella relación fue tan profunda y nos hizo tan felices, porque sin saberlo, por eso se dice que la logoterapia es obvia, teníamos en común los valores espirituales de la libertad, el altruismo, el compromiso y el amor, así que aunque Cristian ya había partido me había dejado muchas enseñanzas; que ni yo ni nadie puede manejar los hechos de la realidad, que la realidad hay que aceptarla por dura que sea, que no hay que comparar a nadie con nadie porque cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles, que lo que podía hacer era abrir mi conciencia y mi visión para salir a la búsqueda de encuentros copn personas que como Cristian, tuviesen su parte espiritual abierta, si quería volver a estar pleno y feliz como me sentía junto a él, y así fue como encontré un nuevo sentido de vida al salir al encuentro de nuevas relaciones con personas que compartían conmigo valores espirituales en común.

Los valores espirituales: La logoterapia me enseñó a diferenciar entre lo que tengo y lo que soy. Tengo un cuerpo, una psiquis, pero mi esencia es mi parte espiritual, y esa parte la componen los valores de libertad, responsabilidad, conciencia, amor, compromiso y solidaridad; que todos los seres humanos podemos tener condicionamientos en la parte psíquica o física, pero que nuestra parte esencial, el espíritu, nunca enferma.

Los valores de actitud: Este es un tema muy importante para mí, para la logoterapia este es un valor fundamental ya que podemos cambiar nuestra vida cuando cambiamos la actitud de nuestra mente. Mi desafío fue aceptar las limitaciones que poseo, pero no fue fácil, ya que la palabra aceptación me costó mucho entenderla y a menudo la confundía con resignación, pero luego entendí que nada tiene que ver una palabra con otra. Resignación significa abandono y en el peor de los casos, frustración. Aceptación, en cambio, es una actitud pasiva, en la que yo reconozco mis limitaciones pero ya no lucho contra ellas. Para poder tener un cambio de actitud el primer paso es cambiar nuestra manera de pensar, entonces, cambio mi manera de sentir y eso da como resultado final el cambio de actitud.

Para finalizar, el gran desafío de hoy es para mí continuar en la aceptación pasiva de mis limitaciones sin juzgarme ni condenarme por mi carácter de único e irrepetible y gracias a Dios, a mí, a Paco y a Ana y a todos ustedes, luego de estos tres maravillosos años de continuo aprendizaje, tengo la certeza de estar en el camino correcto. Muchas gracias.

 

Presidente de la

Fundación Argentina de Logoterapia

"Viktor Emil Frankl",

Dr. Oscar R. Oro,

y Ana de Bretones.

 

ANA VUOSO DE BRETONES: Frankl señala, acertadamente, que la dignidad le corresponde a la persona no sólo por los valores que posee, sino en razón de los valores que ya ha realizado, o sea, vida y obra. En ella se encuentra el valor de un ser humano, en los valores que ha actualizado, en las obras que ha realizado, e incluso, en el sufrimiento que le pudo haber tocado. Esta cita pertenece al libro “Persona y personalidad”, y su autor es el doctor Oscar Ricardo Oro, que está con nosotros, Presidente de la Fundación Argentina de Logoterapia Viktor E. Frankl, amigo entrañable, a quien recibimos con un gran aplauso.

 

DR. OSCAR RICARDO ORO: Buenas tardes, un gusto enorme estar con ustedes y como muy bien dijo Ana, he venido acá en el papel de amigo de Paco y no con ningún cargo, así  que lo mío va a ser más que una charla formal, va a ser algo de carácter testimonial. Esto se me ha contagiado en las presentaciones que ha tenido en este Centro Marplatense de Logoterapia. Bueno, acá tantas veces Bretones nos presentó en los Congresos los frutos de su tarea, tanto en Mar del Plata como en zonas vecinas, que hemos visto hoy los apoyos que tuvo y también como se han presentado hoy paneles y ¿por qué hago esta aclaración? Simplemente porque he sido testigo, durante todos estos años, de las actividades que ha llevado a cabo el Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Viktor E. Frankl”.

En verdad, he vivido también situaciones, no sólo en las presentaciones sino en los diálogos que he mantenido con Paco, sus libros, las presentaciones que he venido a dar acá y bueno, voy a dar un poco testimonio de todo eso.

Yo digo que Bretones y su mujer Ana han creado un género único dentro de la logoterapia. No es la psicoterapia clásica de teoría y de terapia de la neurosis que escribió Frankl, ni es una psicoterapia grupal lo que Bretones hace acá los sucesivos martes del año, menos el mes de enero. Yo creo que fundamentalmente en la logoterapia en acción, como más de una vez la ha denominado su creador, contiene elementos de ambas actividades, pero tal vez la clave esté en que se dirige a lo sano de las personas enfermas a diferencia de otras posturas. Yo diría que se trata de una logoterapia entregada generosamente. Usando el lenguaje comercial, podríamos decir, logoterapia al por mayor, como dicen algunos negocios que no venden al menudeo. Así es la entrega que practica Bretones desde hace 25 años y lo puede hacer porque en tantos años de lectura y de contactos con público muy diferente su talento supo extraer la esencia de la logoterapia que está latente o activa en todo ser humano. Es lo que Frankl denomina “autotrascendencia” y es también lo que Bretones instrumentó a través de los grupos de reflexión para la autotrascendencia.

Otra convicción personal que quiero expresar en esta celebración, es que no debe pensarse que la vehemente y honesta exposición, martes a martes, a través de Bretones, es fruto de una inspirada disposición interior o de una natural facilidad y palabra. Si bien puede haber algo de estas dotes personales, mi parecer es que el fenómeno Bretones, así lo quiero llamar cariñosamente, perdoname Paco, permitímelo, es que él es un denodado y sistemático estudioso, aunque parezca mentira. En primer lugar, ha estudiado las obras de Frankl pero también los que precedieron a  Frankl, de sus contemporáneos y hasta de sus opositores.

Me consta que es un infatigable lector, un hábito buscador de conocimientos que no se circunscriben a la psicología.  Jaspers dice, no podía faltar, “dime de dónde sacas tu psicología y yo te diré qué clase de psicólogo eres”, bueno, nosotros sabemos y ustedes lo saben mejor que yo de dónde saca Bretones su psicología. En el caso de él es una amplia formación humanística y científica, lo que está por detrás de los encuentros de los martes, aquí o de las diferentes actividades en que se participa; es un muy agudo lector, no es un lector simplemente que memoriza lo que leyó, sino que es un crítico de lo que lee y saca sus propias conclusiones. Es increíble, y esto es lo que hay que marcar, cómo con tanta erudición se dirige a un público tan amplio y lo expresa en “La logoterapia es Obvia”. Él no lo sabe, pero hay una anécdota, siempre nos cuenta cosas cuando nos encontramos, hay una anécdota que yo he vuelto a difundir en distintos lugares del país, incluso en España y en Portugal, sin omitir el origen, por supuesto, y es la siguiente: “Me contó Paco que una mujer joven, le dijo alguno de estos martes que viene acá, que quería dejar su psicoterapia psicoanalítica que estaba llevando a cabo, y que quería hacer logoterapia, un poco sintetizando y Paco le dice: muy a la vuelta, así como la devolución de un saque de tenis, ¨piénsalo bien, mira que en la logoterapia vas a tener que hacerte cargo de tus problemas y responsable de tus decisiones¨.”, y así pasó, y bueno, esto se hizo famoso porque lo cierto es que esta pequeña anécdota sintetiza muy bien la psicología, la logoterapia y cómo la ve Paco y cómo la practica y cómo tiene esa agilidad de devolver en poca palabra y concisamente, con palabras sencillas también, una situación de psicoterapéutica.

No quiero dejar de señalar otro valioso aporte, en este caso del matrimonio de Paco y Ana, a los grupos de padres que han perdido hijos. Aquí llevan a cabo una tarea, en cierto modo, diferente a lo que yo señalé al comienzo. En este caso es un contacto totalmente personalizado. Si antes era al por mayor que llegaba a todo público, y lo que entregan ahora sí al por mayor, es el tiempo que comparten con los padres que lo necesitan. Esa es la entrega. Yo creo que ya deben estar en la pubertad, ya debe hacer como 15 años que están. Yo quiero señalar algo de esto, es importante cómo enfocan esta situación y no se apartan de la autotrascendencia, nos permite a todos, este enfoque que hacen ellos, no sólo a los que han perdido un hijo, establecer el continuo un vida-muerte, que nos conduce a la rehumanización de la existencia, que enlaza con la dimensión espiritual frankleana y tradicional. Cuando digo frankleana y tradicional quiero decir que no es de la nueva Era. Esta apreciación personal no quita que yo participe activamente en la adaptación de la logoterapia a nuestro tiempo, flaco favor hiciéramos si sólo repitiéramos lo que está escrito en los libros de Frankl, no le tendríamos un auténtico amor filial, que consiste en el seguir construyendo a partir del legado del padre o prefiero el concepto de maestro que coincide más con la figura de mi querido amigo Paco.

Para concluir, mi participación en esta cálida Jornada de celebración de los 25 años de Paco, perdón, 25 años de la tarea, quiero expresar la profunda vinculación que une este Centro con la Fundación Argentina de Logoterapia. Nunca se lo dije a Paco esto pero creo que lo comparte, creo que uno de los puntos fundamentales, anclaje de nuestra vinculación está dado, que tanto Bretones como yo, seguimos la línea tradicional frankleana, que enlaza con el monoteísmo judeocristiano, que es el que trae la nueva del hombre único e irrepetible, como muy bien lo aclaró una vez, no recuerdo en qué momento, nuestro homenajeado, porque de ahí viene y por supuesto, no participamos del humanismo que deriva en el esoterismo y es típico de la psicología transpersonal.

Por último mi más profundo deseo, que este grupo de logoterapia, conducido por Bretones y permanentemente renovado con el ingreso de nuevas personas, siga dando frutos de espiritualidad.

Nada más.

Panel testimonial de

integrantes de la

Escuela de Vida para

Padres con Hijos

Fallecidos

(de izq. a der.):

Gaudencio Pisani,

Susana Delvitto,

Mabel Rodríguez

y Graciela Allampresse.

 

ANA VUOSO DE BRETONES: Después de este tiempo de reflexión, voy a convocar a mis hermanos de la Escuela de Vida.

 

GRACIELA ALLAMPRESSE: Buenos tardes a todos, no es la primera vez y espero que no la última en que Paco y Ana me honran con esta convocatoria a participar de un panel testimonial.

Como cada vez, frente al papel en blanco se produce en mí esa química, esa sanción tan especial… Qué decir…, cómo elegir de todo lo vivido aquello que transmita lo que la logoterapia significa en mi vida.

Brevemente quisiera transmitirles parte de esa historia. Así como Paco nos cuenta que algunas personas que pasan por estos cursos señalan que su vida es un antes y un después de la logoterapia, mi vida es un antes y un después de la muerte de mi hijo Leandro. El terremoto había destruido todo y aun así yo sentía la necesidad de salir de debajo de esos escombros. Me sentía aplastada; ni mi psiquis ni mi cuerpo me respondían, pero algo me mantenía aún de pie y fue allí cuando la logoterapia lo definió “la fuerza indómita del espíritu”, podía más de lo que yo misma creía. Desde allí comencé a creer en Paco; no debió explicarme el concepto, sólo le puso nombre a lo que yo inexplicablemente sentía. Esa fuerza que me obligaba a ponerme en movimiento, a salir, por mí y por los otros.

La Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos tiene como marco referencial la logoterapia. Concurro a ella desde junio del año 2000, y a estos cursos desde hace siete años. Me he enojado con Paco en reiteradas oportunidades, y estoy contenta por haberlo hecho, porque de cada enojo he podido rescatar en profundidad una nueva experiencia. He aprendido a entenderlo: único e irrepetible, auto-examen, des-reflexión, perder el miedo al conflicto, no buscar sentirse bien, no buscar el cambio, aceptarme.

Quisiera dejarles este mensaje a aquellos que concurren por primera vez durante este año a un curso de logoterapia: Paco no se repite, Paco crece y constantemente nos obliga a crecer. Cuando yo comencé este curso, eran tres las S, una vez que llegué a entenderlas puso otra, y no sé lo que nos espera. Estén abiertos, intenten ver, intenten verse; duele, pero es la mejor manera de aceptar el compromiso de ir humanizándonos. No es fácil, la logoterapia nos deja sin excusas.  Hoy, escuchando a los panelistas anteriores recordé una vez cuando Paco dijo que si yo pongo mi vida en manos de otro, también estoy diciendo. Y esto es eso, hacerse cargo de su propia vida.

Leer a Frankl significó en mi vida, sin haberlo buscado, un cambio.

Yo quería respuestas, que la vida me las diera y la vida sólo hace preguntas, somos nosotros los

obligados a darlas.

Un día le pregunté a Paco cómo podía saber si estaba dando la mejor respuesta. Él me miró, y con esa manera de decir que lo caracteriza, me respondió: “Eso no lo sabrás hasta el final”. Como se dio cuenta que no me había conformado, agregó: “Pero nunca la mejor es la más fácil”. Ésta es mi vida. Cada vez que la vida me pregunta, yo intento buscar dentro mío lo que más me cuesta responder.

Cayeron mis anteojeras. La logoterapia es la menos enciclopedista de las teorías; nació desde la vivencia. Podemos estudiarla, asistir a congresos y enriquecernos escuchando eruditos en la materia, pero la logoterapia es obvia, nace desde la práctica y coincido con Paco que es el hombre común de la calle, nosotros, aquéllos que llegamos buscando respuesta, los que encontramos en estos cursos la mejor de las posibilidades y el mejor maestros para aprender a darlas, con libertad, con responsabilidad, con conciencia, con solidaridad, con amor.

Los invito a que tomemos ese compromiso para nuestras vidas y será la mejor manera de devolverle algo a este gran despertador de sentidos y maestro de vida, que es Paco Bretones, gracias Paco.

 

 

MABEL RODRÍGUEZ: Buenas tardes, soy Mabel Rodríguez, soy una de las tantas mamás que no creía que después de la muerte del hijo podía volver a tener una vida digna y mientras esto ocurría, mientras uno se encerraba en ese dolor del cual no podía salir, mientras esperaba nada más que la muerte, mientras no le interesaba ni el esposo, ni el otro hijo que quedaba, mientras estábamos en esa inmanencia total que no nos permitía ver más allá, surgió la posibilidad de la Escuela de Vida. Un día llegué sola, porque mi esposo no me quiso acompañar la primera vez, y estaba Ana, hablaba; decía que con lo que quedaba, con los ladrillos que quedaban del terremoto que nos había pasado, se podía volver a construir una nueva vida y yo realmente no entendía nada, entonces lo único que traté de hacer fue oír, al oír qué es lo que hablaba, la primera palabra que escuché fue logoterapia y a medida que fue pasando el tiempo, del oír pasé a escuchar y de escuchar a aprender a utilizar las herramientas que nos daba la logoterapia.

De todo eso que fui prendiendo con el tiempo, con la concurrencia a la Escuela, con no dejar de ir, con seguir presente aunque no entendíamos mucho, lo que más me resultó fue la realización de valores. En la vida estamos continuamente realizando valores de vivencia y de creación, pero están los valores de actitud, aquellos valores que nos exigen un esfuerzo para salir adelante, para ir más allá de nosotros, para apreciar. Esos valores que nos permiten salir por algo o por alguien.

Siempre, cuando nosotros tenemos una crisis personal, sin que sea una crisis tan profunda como es la muerte de un hijo, siempre nos encontramos ante esa inacción y no saber qué hacer, entonces lo primero que uno tiene que hacer es serenarse porque si uno aprende a serenarse va a poder encontrar cómo salir de este encierro en que estaba. Nietzche decía que todo el que encuentra un porqué vivir va a encontrar un cómo, pero esa palabra cómo a mí me resultaba muy difícil encontrarla, entonces un buen día Paco nos habló sobre un triángulo de pensamiento, sentimiento y actitud y yo me daba cuenta que en el estado en que estaba, pensamiento y sentimiento se disparaban juntos, y cuando se disparaban juntos  se producía una actitud de encierro, y era como una espiral que cada vez se iba encerrando más y no me permitía salir; entonces en la medida en que yo pude tomar distancia entre ese pensamiento y ese sentimiento, sí, ya sé, no es fácil, pero bueno hay que intentarlo y se puede. En la medida que puede tomar ese pensamiento y ese sentimiento la actitud que se fue generando una actitud negativa, pero también positiva y en lugar de ser una espiral que se iba cerrando era una espiral que se iba abriendo.

Se puede, hay que tener en cuenta que nadie vendrá, es algo que uno lo tiene que hacer responsablemente, solo. La esperanza está, que la fuerza indómita del espíritu siempre está presente y nos va a permitir hacer resurgir la posibilidad de vivir una vida muy buena, que no va a ser igual a la que teníamos, pero que va a ser buena también. Yo estoy viviendo en este momento, después de la muerte de mi hijo y de la muerte de mi esposo, que le siguió a él, una vida muy buena, realizando valores, intentando llegar al otro, ayudándolo. Gracias por escucharme.

 

 

SUSANA DELVITTO: Buenas tardes a todos, bueno desde que empezó Nelly a hablar con las palabras de bienvenida, me parece que mi testimonio va a ser reiterativo, parece que venimos marcados por la mano de Paco con la logoterapia, pero de cualquier manera voy a decir que mi nombre es Susana Delvitto, y tengo que hacer un poquito de historia para que sepan cómo llegué hasta aquí. Mi mamá, viuda desde muy joven, a los 57 años decide hacer un nuevo proyecto de vida junto al Sr. Carlos Caram, de 64: sé que muchos de ustedes lo conocieron y quizá lo recuerden. Asiduo y entusiasta concurrente a los cursos de logoterapia, gran compañero de mi mamá, hizo de abuelo de mis hijos prodigándoles mucho cariño. Compartiendo momentos de nuestras vidas, fue ganando un lugar en el corazón de cada integrante de la familia.

Charlábamos mucho, y me había dejado una invitación abierta, para que yo decidiera qué martes, a las 20.30 horas, lo iba a acompañar a la Biblioteca Pública Municipal, a escuchar una charla que, según él, estaba seguro me iba a interesar, yo sólo me tenía que decidir, en ningún momento me mencionó la palabra “logoterapia”.

Curiosa, inquieta y en la búsqueda de no sabía qué, pero siempre estaba buscando algo, vine. Tampoco sabía si iba a entender mucho. La invitación llegaba de alguien que poseía muchos títulos universitarios y yo sólo poseo un diploma que comprueba que cursé la escuela primaria.

Ese primer día de charla, fue de descubrimiento. Conocí a una persona,  (Francisco “Paco” Bretones) que sin haberme visto nunca, en el transcurso de su disertación, iba poniendo nombre a muchas de mis acciones, hacía que me fuese descubriendo y que encontrara respuesta para muchos de mis interrogantes.

Por momentos mi sensación fue de estar sola dentro de esta sala, mano a mano con Paco, y él dirigiéndose únicamente a mí. Al retirarme, ya para mí era un antes y un después de la logoterapia, palabra que había escuchado esa noche por primera vez.

Todos los años comienza un nuevo Curso Anual de Logoterapia, de abril a noviembre. Hice el curso en el año 1990. Ahí, entre otras cosas, aprendí que soy única, irrepetible, falible y finita. Si uno acepta el desafío que propone Paco Bretones, para vivir desde la logoterapia, este curso anual, se convierte en el más corto y, paradójicamente, en el más largo que puede existir. El más corto, porque debe comenzar todos los días al levantarme y terminar al acostarme, supone una autoexigencia diaria para terminar el día siendo más y mejor, y el más largo, porque es “infinito”, durará mientras dure mi vida y en este curso nunca llegaré a diplomarme, a graduarme.

Después de ese año continué viniendo esporádicamente, pero dentro mío Paco había sembrado una semilla, que por momentos parecía estar dormida, pero, como la logoterapia es obvia, en muchas circunstancias mi accionar era logoterapéutico.

En el año 1998, me llega de la vida una pregunta, la cual, en principio, no podía ni quería contestar, la pérdida de mi hija.

Junto con mi esposo, Juan Carlos, me acerco a la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos, muchos de ustedes saben que es fundada desde el Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata, por Paco, Ana de Bretones y 4 alumnas del Centro y se sustenta con el marco teórico-existencial de la logoterapia de Viktor Frankl. Ahí me reencuentro con Ana, Paco y la logoterapia. Si bien el conocer la logoterapia no me liberó del terremoto existencial y del sufrimiento que esto produjo en mí, sí me ayudó a continuar apostando a la vida a pesar de todo.

Aquí ya comienza otra mirada hacia aquella semilla, a veces,  dormida y no sólo germinó, sino que explotó, porque lo hizo con otra fuerza, esta circunstancia me llevaba a vivenciar y corroborar que la fuerza indómita del espíritu existía.

Definitivamente, me impongo dejar de mirar para aprender a ver, entonces elijo y decido poner en práctica el verbo salir (al decir de Paco Bretones, el verbo logoterapéutico por excelencia); el salir y ver me llevaron indefectiblemente a ponerme al servicio de, estar en estado de disponibilidad para quien me necesite, trascender y así ir encontrado el sentido circunstancial en mi vida y el resultado de esto es, sin buscarlo, siempre, siempre, sentirme bien.

También, todo esto yo lo veo y lo corroboro en muchos compañeros de la Escuela de Vida: casi todos llegamos a ella diciendo mi vida ya no tiene sentido, sin embargo, el trabajar allí todos los conceptos de la logoterapia y recibirlos como una herramienta con la cual podemos ir recomponiendo nuestra vida, nos hace comenzar a vivir con esperanzas y formular nuevos proyectos.

Voy a aprovechar esta oportunidad para ser vocero de muchos papás de la Escuela de Vida y agradecer a Ana y Paco, por esta entrega incondicional hacia esta tarea, que nos ayuda a continuar viviendo y nos hace ver, que en lugar de llevar la muerte de nuestros hijos y otros seres queridos como una mochila que nos pesa y nos frena, debe ser el acicate para afrontar y aprender a vivir de otra manera.

Para terminar, quiero decir que hace dos años padecí un aneurisma y caí en manos de un muy buen cirujano, gracias a eso hoy estoy aquí.

Existencialmente, también caí en manos de un muy buen cirujano, Paco Bretones, también, gracias a eso, hoy estoy aquí.

Al transmitir la logoterapia, Paco contagia,  (aquí el contagio es sumamente positivo), su convicción y su entusiasmo hacen que por momentos su timbre de voz corte, como un bisturí. Después, viene la sutura del corte, aquí Paco realiza un trabajo fino, artesanal, su coherencia, entre el decir y el hacer.

Gracias a que Paco ha llevado la logoterapia al hombre común de la calle es que tuve acceso a ella. El haber participado en varios congresos me ha dado la posibilidad de enriquecerme y, además, dimensionar el esfuerzo de Paco para bajar la logoterapia a nivel de cualquier persona que la quiera conocer, y también he podido dimensionar el gran nivel utilizado por Paco para transmitir, para enseñar.

Para mí, logoterapia siempre es apelación, es tarea, es misión, pero fundamentalmente es un mensaje de esperanza, porque me enseña que por muy adversas que a veces sean las circunstancias, yo siempre cuento con mi libertad responsable para elegir vivir o durar y que si aprendí que la vida es el supremo valor, depende de mi actitud hacer que siempre valga la pena vivirla.

Yo quiero brindarle mi mejor homenaje al gran Maestro Francisco “Paco” Bretones, tener como propósito el esforzarme día a día por ser mejor persona y poner en práctica todo lo que él me fue enseñando a través de la logoterapia. Delante de todos ustedes, hoy quiero decirle simplemente muchas gracias Paco. Nada más. Gracias a todos.

 

GAUDENCIO PISANI: Bueno yo quiero decirles que jamás había escuchado ni oído hablar de logoterapia ni de Viktor Frankl.

Recién a mis 44 años escuché la palabra logoterapia porque me tocó vivir mi propio Auswichtz, que fue cuando murió mi hijo. Creo que me sentí como Frankl en el campo de concentración: devastado, desnudo, vacío, maltratado, sin sentido; la única ventaja que tenía Frankl es que él estaba preparado quizá. Pero yo tuve la suerte que me llevaron a un lugar que se llama Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos y ahí encontré a dos personas excepcionales, increíbles, con una entrega total al otro, estudiosos y educadores de la logoterapia, como es el Dr. Bretones, nuestro “Paco” y su esposa Ana. Yo creí no tener ningún sentido por el cual seguir viviendo; yo los escuchaba a ellos hablando de marco teórico, que con “la logoterapia vamos a aprender a encontrar un nuevo sentido, que vamos a encontrar nuevo sentido o valores entregándonos, el salir de uno mismo, el pensar en el otro…”. Yo cuando los escuchaba hablar de todo esto, mi primera sorpresa fue que tampoco era el único, yo creía que era el único que había tenido la muerte del hijo, mi único hijo, un hijo deseado y esperado durante 10 años, había perdido todo, todo valor, todo sentido, ya no tenía ningún interés de seguir viviendo, y los escuchaba y los veía y para sorpresa mía, no sólo ví que eran muchos padres que tenían el mismo problema, sino que los encuentro organizando un asado. En realidad quería salir corriendo, yo dije ¿dónde estoy? Pero había algo que me insistía que ese era el lugar y así fue, me di el permiso de ir, de ver de qué se trataba, cómo la otra gente podía, porque para mí ya era imposible seguir viviendo y escuché que había papás que habían perdido dos y tres hijos, y yo dije bueno, tengo que seguir.

Insistí, insistí y en las primeras charlas no entendía nada; después vine a las charlas de logoterapia los martes y ahí empecé a descubrir. Creo que el primer paso que me ayudó para ver, para oír, para entender, fue la aceptación, pero me costó, me costó terriblemente porque nunca pensé que iba a aceptar la muerte de mi hijo. No me quedaba otra que seguir pidiendo ayuda, yendo a la Esuela, seguir viniendo a las charlas de logoterapia porque necesitaba descubrir cómo la gente podía seguir viviendo después de haber perdido

un hijo.

Bueno, gracias a la logoterapia, gracias a Paco, gracias a Ana y gracias a toda la gente que llevaba años llevando al grupo y apoyándonos, de a poco fui descubriendo, fui entendiendo y fui poniendo en práctica, que eso fue lo que me ayudó, poner en práctica el salir, el brindarse a otros,  pero no buscar estar bien yo, automáticamente brindándose uno al otro, como siempre dice Paco, automáticamente después siempre nos sentimos bien.

Lo importante es no encerrarme en querer superar algo que es irreversible. Así que gracias a esa aceptación fui descubriendo, fui entendiendo, descubrí un nuevo sentido a mi vida, el hecho está a la vista, porque esto pasó en mayo y en noviembre yo ya estaba comprometido con el grupo organizando los asados, tres años después, aceptando un nuevo desafío que fue encargar otro hijo, que hoy va a cumplir 4 años en diciembre, Sofía Ana, así que gracias a la logoterapia que me enseñó a ver, me enseñó a oír, que me enseñó a aceptar, estoy aquí, disfrutando la vida.

Yo lo que le puedo decir a la gente que ha venido por primera vez o a la gente que no la entiende, que siga viniendo, que insista, hasta que la entienda, porque yo me voy a despedir con algo que para los que todavía no conocen bien a la logoterapia les va a parecer una barbaridad, pero para aquellos que saben, que la entienden, que la practican lo van a entender, por supuesto que está de más aclarar que no me hubiese interesado conocer a la logoterapia y tener a mi hijo, pero hoy yo lo resumo en esto, que gracias a la muerte de mi hijo conocí la logoterapia.

 

 

ANA VUOSO DE BRETONES: Muchas veces decimos que la Escuela de Vida es una cantera para aprender y ojalá que este concepto cale hondo en todos nosotros porque seguimos aprendiendo y no buscamos el sufrimiento como algo masoquista, sino que realmente sabemos la profundidad y capacidad del ser humano para afrontar las preguntas más difíciles que hace la vida.

 

El asombro es una  criatura adormecida en algún rincón del alma humana. Nos habita en la esfera de vigilias que no siempre llegan. Pase al acecho de un mundo de revelaciones invisibles, pero posible de atrapar y descubrir. Antes de recibir a nuestro próximo invitado, amigo entrañable y querido Elio, voy a pedir un gran aplauso para el señor Giuseppe Aprile, su papá, y ya verán porqué.

Don Giusseppe Aprile

y Mabel Rodríguez

(integrante de la

Escuela de Vida).

Prof. Elio Aprile.

 

 

ELIO APRILE: Casi me siento de la familia. Hace 30 años que conozco a Paco, a Ana; hace 30 años que no le termino de creer a Paco que yo soy un logoterapeuta, pero estos matices no ponen en riesgo el cariño entrañable que nos tenemos y por supuesto resiste en tiempo y espacio.

No es la primera vez que mi viejo me acompaña en las muchas veces que he compartido con este grupo de gente tan especial, no  han sido pocas las veces que él estuvo conmigo, y me da la referencia vital desde la cual entender que la vida es una secuencia que nos permite remitirnos al pasado y al futuro, en los padres, lo primero, en los hijos, lo segundo.

Tuve la suerte, y tal vez a esto que refería Ana, después de muchas años, de haber escrito 17 libros y publicados, escribir la primera novela que es la vida de mi papá; la presentamos la semana pasada, Ana me acompañó y tal vez a eso se refería, porque el viejo ya cumplió 91 años.

Es la vida de un hombre, pero es la vida de cualquier hombre; pienso como los existencialistas que cada uno de nosotros es a su modo la humanidad y que lo que le pasa a un hombre le pasa a la humanidad, en la exacta proporción en que éste la representa y que lo que un hombre hace lo hace la humanidad en la exacta e igual proporción, por lo tanto esta novela bien podría ser enmarcada en el territorio de Viktor Frankl, en el territorio de la logoterapéutica, en el territorio del existencialismo humano, en su sentido más trascendente, es la vida de un hombre, es la vida de todos los hombres, es la vida de un inmigrante, y millones de inmigrantes que verían este libro como un espejo, pero es también y mucho más, yo soy filósofo más que narrador, una sincera reflexión sobre la soledad, sobre el miedo, sobre la guerra y sobre todas las cosas, sobre la muerte. Mis cursos de filosofía dedican su mayor espacio a la muerte, no porque somos necrofílicos: reflexionar sobre la muerte es una larga y profunda comprensión de la vida. La vida es valiosa precisamente porque se agota y se agota porque la muerte es su límite. En este contexto, hablando con Ana, el día que me invitó para que participara de este XXV Aniversario, al que adhiero fervorosamente, nos dijimos “¿y de qué querés que pueda decir algunas palabras?” y salió la idea del asombro. Salió la idea del asombro.

Alguna vez habrá pasado caminar por una calle donde caminaron cientos de veces, pasar por esa misma vereda donde pasaron centenares de veces y sin embargo, una vez, la vez, descubrieron en ese lugar, donde tantas y tantas veces habían pasado, un nido, un balcón, una escultura, un manchón en una pared que estuvo allí siempre y que sin embargo jamás había estado percibido. La primera actitud, el asombro: “pasé siempre por aquí y nunca lo ví”. Eso estaba allí, con lo cual la primera enseñanza que nos deja el asombro, al que todas las filosofías consideran como la raíz de ellas mismas; se empieza a filosofar a partir del asombro, se empiezan las preguntas, primeras y últimas a partir del asombro. Ese comprender la existencia de esa realidad que allí estaba a pesar de mi ignorancia, o de mi no percepción, deja una lección.  Las cosas están, más allá de que nosotros las descubramos y entre las muchas cosas que están, más allá de que las descubramos, está nuestra propia vida. Decía Estanislao Jerzic Lec (en su libro “Pensamientos descabellados”: “Que haya muerto no es prueba suficiente de que haya vivido”. Vivir en términos humanos es tantísimo más que durar. Duran las cosas, duran las piedras, las estrellas, las cucarachas, en incierta medida de tiempo, pero es triste, es roma, es gris, aquella existencia que sólo se limita a durar. Por eso la primera y sutil diferencia, y Frankl estaría de acuerdo con esto, es plantear la que existe entre durar y vivir. Entre los que viven y los que sobreviven, entre los que claudican aún antes de empezar y los que empiezan cada vez a pesar de cada claudicación. El asombro es así energía, energía vital, sangre viva, ganas, en el mejor sentido de bocanadas a beber de esta maravilla que significa y este es el primer asombro, descubrirse vivos. ¿Cuánto hace que no se trepan a un árbol por el solo gusto de treparse? ¿Cuánto hace que no arrancan flores para contarles los pétalos, las hojitas que se puedan desprender, los colores que podamos descubrir? ¿Cuánto hace que no se animan a correr y a gritar por el solo gusto de correr y gritar? ¿Cuánto hace que no nos damos cuenta que la vida a veces va por un camino y nosotros por otro creyendo que

es el mismo?

Cuando los antiguos creían y cómo lo creían, que en el asombro, en la admiración estaba el origen de la filosofía, creían en esto. Cuando alguien definió la filosofía como un extraordinario pensar sobre lo ordinario, lo que quiso decir es: la realidad que nos rodea es la que hay que descubrir, no hay que salir a buscar lo invisible, lo metafísico, lo de difícil discusión. No confundir un gorrión con una golondrina, ser capaz de  ponerle número a la cantidad de horas aunque ese número nunca lo explique. Hay un poco de poesía en el fondo de todo intento de búsqueda del significado de la propia existencia. Claro, de qué poesía, de qué pensamiento trascendente, de qué actitud comprometida con la propia vida donde descubra la humanidad y por lo tanto me comprometo con ella también y con la vida de los otros, podemos hablar; con una sociedad peligrosamente audiovisual, perdimos el encanto del asombro individual, nos masificamos aún cómodamente sentados en casa, perdimos individualidad y con la individualidad perdimos la esencia de la propia persona.

No sé si habrán reparado alguna vez y bueno sería que lo hiciéramos y que lo hiciéramos con nuestros hijos, particularmente mejor o peor. Nosotros ya estamos más o menos amortizados pero ellos, que hoy se sienten víctimas de un mundo que no les gusta y que en buena medida le hemos dejado, en algún momento pasarán de víctimas a victimarios y es bueno que les hagamos sentir hoy, que este mundo que no les gusta, y que tienen todo el derecho a ponerlo en tono de queja, mañana será su mundo y serán sus hijos los que tal vez le planteen a ellos lo mismo que hoy recibimos nosotros como planteo. Hay que hacerles entender a los jóvenes que no basta el clima de desdén con que reniegan de un mundo que no les gusta y buena parte de esta indiferencia, de este hastío, de este aburrimiento existencial que tiene nuestra sociedad se debe a esta influencia perniciosa, omnímoda, voraz, que es lo audiovisual. Dos pantallas se han convertido en los dioses profanos y paganos de la postmodernidad; la televisión y la computadora. Y siendo elementos que desde lo técnico en verdad generan admiración, generan asombro, es maravilloso como alarde humano, es maravilloso como resultado de la creatividad, del intelecto, del ingenio del hombre, pero es patético, perverso, brutal, cuando como una especie de golem se vuelve en contra de su propio constructor. Y hoy somos víctimas de un medio audiovisual que anula, atrofia, embota la capacidad de pensar y de sentir. Decía ese delicioso poeta que es don Antonio Machado, casi como una profesía, de orden intelectual, “a distinguir me paro las voces de los ecos”. Y me pregunto, y nos pregunto, de lo que hablamos cotidianamente, de lo que nos dicen y de lo que decimos, ¿cuánto es voz propia, nacido de nosotros, y cuánto es eco, pura repetición de lo que otros repiten? Si esas preguntas se convirtieran en una suerte de filtro previo de todo lo que hablar debiéramos respetaríamos a la naturaleza, y tal vez entenderíamos porqué el búho o la lechuza es el símbolo de la filosofía, del saber, porque decían los antiguos “es más importante contemplar que hablar”, por eso el búho tiene ojos tan grandes, dos, y boca tan pequeña, una.

Esto es, en suma, el valor del asombro: la capacidad en primera instancia de romper la trampa de la masificación aunque esté solo, la capacidad de encontrarme a solas conmigo mismo, la capacidad no exenta de coraje y reparemos en lo bonito de la palabra coraje, coraje es fuerza de corazón, esa misma raíz que genera cordial, que general cordura, que genera recordar, también significa coraje, fuerza de corazón; digo coraje para ir hacia uno mismo y a solas con uno mismo, aunque no nos guste el paisaje interior, entender que (como decía Séneca de su patria) “nadie quiere a su patria porque sea grande sino porque es suya”. De esto se trata el asombro, esa capacidad para descubrir que, primero que nada y antes que la nada y después que la nada, estoy vivo; cada mañana me levanto y es una oportunidad, ese es el asombro, mirarse las manos, contar diez dedos y no solamente usarlos como ábacos; entender que tengo mano, la más deliciosa de las máquinas que pudo haber sido creada; que respiro y que veo, que escucho, que mis sentidos me dan una oportunidad cada mañana. Si eso no me asombra, pudiendo que nada de eso existiese, pudiendo que nada de eso formase parte de mi contexto, ¿qué cosas debieran asombrarme? Y aquello que me asombra, en todo caso, no es más que una puesta en escena, una película de utilería, un invento de otros para que yo deje de inventarme a mí mismo.

Nadie que se sostenga puede sostener, nos necesitamos recíprocamente; pero en nosotros sólo es posible cuando los elementos que le integran el yo y el tú son recíprocamente un yo para sí. Si para mí soy un desconocido, si para mí todavía no soy una revelación y una relevación, si todavía no sufrí, en el literal sentido  del padecimiento, el asombro de descubrirme a mí mismo, ¿qué puede significar el otro para mí? Dos soledades no pueden hacerse compañía. Escribí alguna vez, el mismo pan en la misma mesa, y somos dos extraños. Tal vez, el primer asombro sería que todavía cada vez tenemos la posibilidad de asombrarnos. Muchas gracias.

ANA VUOSO DE BRETONES: “La logoactitud es una filosofía de vida caracterizada por un protagonismo esperanzado. Cada uno de nosotros puede ver en su caso personal qué espera de nosotros la sociedad y dentro de nuestras posibilidades llevarlo a la práctica, dotando así, también de sentido nuestra existencia”. Estas palabras fueron pronunciadas por el licenciado Roberto Mucci, en el XX Congreso Argentino de Logoterapia hace unos días, celebrado en Buenos Aires. Vamos a recibir a un entrañable amigo, que va a compartir con nosotros reflexiones acerca de la logoterapia y actitud ante la vida.

Lic. Roberto Mucci.

 

ROBERTO MUCCI: Me impresionó mucho la disertación del profesor Aprile. No sé de qué pueblo será don Giuseppe Aprile, pero mi padre también es de un pueblo del sur de Italia y una vez yendo a visitar la tumba de mi abuelo, y al regresar (en Italia los pueblos están en la cima de la montaña, en una punta está la ciudad de los vivos, el pueblo, y en la otra punta de la montaña está el cementerio), y yendo a visitar la tumba de mi abuelo, al regresar descubrí algo que me impactó, que me asombró. ¿Cuál era la mejor vista del pueblo?: desde la ciudad de los muertos, desde el cementerio, era de donde tuve la mejor imagen del pueblo del padre de mi viejo. Esto es sentido de la vida a partir de la experiencia de la muerte.

La segunda idea que me produjo un cimbronazo, viniendo de un filósofo, porque estaba por comentar, pero ahora tengo que cambiar lo que iba a decir, esta anécdota que suelo contar acerca de que un joven le manifestó a una persona, que le causaba asombro los filósofos porque estaban llenos de ideas geniales acerca de la vida, pero había algo que no le cerraba y descubrió que una cosa es tener ideas geniales sobre la vida y otra cosa es vivirlas. Entonces, antes de que hablara don Elio Aprile yo estaba impresionado por el testimonio, la experiencia palpitante, existencial, como dice el Dr. Oro, del testimonio de vida que aquí teníamos, entonces la primacía de la vida por sobre la ciencia y la filosofía. Luego de la disertación del profesor Aprile debemos convenir que tenemos que sumar la ciencia y la vida y la filosofía.

La tercera idea es: ¿qué hace uno acá hablando con estos testimonios? Y si me pregutaran cuál es la vivencia que tengo, no sé si recuerdan la película “Hermano Sol, hermana Luna”, ¿la recuerdan?, el sentirse un poco humillado del Papa Inocencio III, ocupando ese lugar ante la presencia de Francisco de Asís como testimonio de los principios evangélicos y yo algo así sentí, me digo qué hago yo acá hablando, delante de los testimonios de toda esta gente. Esto deberíamos pensarlos en cuanto a la organización de los congresos de logoterapia. Me gustó mucho lo del Dr. Oro, cuando comenta “esto es un fenómeno, la logoterapia en Mar del Plata”, y voy a comentar algo al respecto.

La vida nos enseña con las personas que va poniendo en nuestro camino. Quiero agradecer esta tercera situación de aprendizaje en el sentido de la existencia.

La primera fue en mi vida personal, el recorrido. Decían los latinos que Historia es “magíster vital”. Yo primero pasé por medicina, donde hice algunos años; después me fui al Seminario: hice la filosofía, algo de teología, también la pedagogía, y luego hice la carrera de psicología. Mucho no entendía cuál era el sentido de ese recorrido. Éste es el primer momento.

El segundo momento, mientras realizaba este trayecto, me preguntaba acerca de adónde conducía todo esto; y en medio de esta pregunta, conozco al Dr. Oscar Oro, en la Universidad Kennedy, presentando en su libro “Persona y Personalidad” el esquema integral de persona humana; y ahí comprendí que tal recorrido en mi formación era lo que el Dr. Oro representaba en cuanto al esquema integral de persona humana. El impacto que tuvo esa idea de hombre sobre mi recorrido, mi trayectoria académica-profesional, de alguna manera me puso de nuevo en el curso del sentido de mi vida.

Paso siguiente, conocí al Dr. Juan Etcheverry y me entusiasmó con la dimensión social en el ejercicio de la profesión social y política. Y a continuación, allá por los años “90 y algo”, me encontré con Paco y Ana, en esta sala, escuchando sus conferencias de logoterapia acerca del hombre común de la calle.

Y hoy me encuentro en esta tercera situación de aprendizaje sobre el sentido existencial de mi vida. Agradezco a la vida y a ustedes poder compartir este hermoso acontecimiento de la logoterapia en Mar del Plata junto a mi maestro, el Dr. Oro, a quien le debo mi formación científica y filosófica, al Dr. Etcheverry este impulso para intervenir en lo social, y al Dr. Bretones el entusiasmo por el encuentro personal con el hombre de carne y hueso, el homo patiens, enseñándome con su propia vida el espíritu de la logoterapia.

En estos tres maestros encuentro la riqueza y la incidencia de la logoterapia en todas las áreas de la vida humana y de la sociedad.

Frankl presenta a la logoterapia como una filosofía de vida, basada en valores a ser practicados en el cotidiano existir.  Para él, la vida debe ser tomada como autotrascendencia, entrega, responsabilidad y misión existencial.   Misión realizada por amor y desde la esperanza y con alegría.

Psicoterapia de la esperanza, del esfuerzo, del compromiso con uno mismo y con los demás.  Cada uno de nosotros puede ver en su caso personal qué espera de nosotros la sociedad y dentro de nuestras posibilidades,  llevarlo a la práctica, dotando así de sentido nuestra existencia.

Los caminos de la logoterapia sólo tienen realmente sentido si desembocan en el hombre, y lo que caracteriza al hombre es la comunitariedad, dado que por naturaleza es un ser social.

El sentido de la solidaridad y de lo comunitario, tan propio del hombre latinoamericano, debe prevalecer por encima del sentido de individualidad.

A su vez, para Viktor Frankl, el sentido de la existencia personal va más allá de sus propios límites, apunta hacia la comunidad.

Así como en la Edad Antigua había una postura cosmocéntrica, el hombre y su relación con el cosmos, entendido como universo, orden y belleza, en la Edad Media nos encontramos con un teocentrismo, pasando luego a un antropocentrismo en la Edad Moderna con su individualismo, narcisismo, cientificismo y tecnicismo; para llegar a la postmodernidad donde debe prevalecer la comunitariedad humana.

Algunos escépticos anuncian la atomización y tribalización de la humanidad, pero prefiero creer que todo conduce a la globalización de la humanidad, a la globalización del amor.

Pero este deseo se convierte, a su vez, en “tarea” a la cual nosotros podemos contribuir. 

La vida es una vocación de “servicio”, de cuidado de nosotros mismos, de cuidado del otro, de nuestra comunidad. Pero un cuidado concreto, no sólo declamado, sino principalmente actuado. Deben ir juntas teoría y vida. Aquel cuento de enseñar con la vida, en donde un fraile le pregunta a un misionero si habían salido a evangelizar, porque hasta ahora no habían predicado nada. Al regresar al convento dice: pero hasta ahora no hemos hecho nada. Es que lo hemos hecho, responde el misionero, en la medida en que hemos saludado, hemos sonreído, hemos escuchado a cada una de las personas que encontramos en nuestro camino.

La logoterapia sin logoactitud, es imposible; es que la logoterapia de biblioteca, lejos del hombre de carne y hueso, carece de sentido.

Luego de la liberación de Austria de la ocupación alemana, ¿cómo seria la logoterapia sin el hombre común de la calle?, ¿a quién llevaría Frankl su mensaje de vida dentro de una Viena destruida?

Con todo lo que la vida se encargó que él viviera dentro del campo de concentración, ¿se imaginan ustedes a un Frankl distraído de la situación en la que vivían sus compatriotas, retirándose al confortable ámbito de las bibliotecas, con sus libros por editar y sus conferencias por brindar, acerca del sentido de la vida, a pesar de todo? Así, surge la dimensión social de la logoterapia como función profética y protagónica.

Profetas que anuncian y denuncian lo que atenta contra la promoción de la vida y protagónica de un mundo más humano para todos.

 Así, la logoterapia asume la función de volver inaceptable toda forma de vida indigna del hombre, cada uno desde su lugar.

Y así aparece la logoterapia, según Paco, como apelación a la vida, como tarea existencial en las distintas áreas de la vida social.  Tarea que implica nuestro aporte desde los valores al mundo de la política, del trabajo, de la empresa, de la educación, de la salud, de los medios de comunicación, de la justicia.

¿Cómo vinculamos “teoría” y “vida”? ¿Logología o logoactitud? ¿Estudio de los valores o práctica de los mismos?

En este contexto vemos a Paco y Ana como modelos de humildad actitudinal (a veces hay mucha soberbia, desde muchos ángulos), de sabiduría existencial (la sabiduría es distinto de la ciencia; la ciencia explica la realidad, cualquiera que lee libros puede explicar la realidad. La sabiduría viene del verbo “sapere”, es un conocimiento sabroso, gustoso; encontrar el sabor, el sentido. Es un término ya viejo: es de Sócrates. Sócrates fue el primero que se encargó de filosofar buscando el sentido de la existencia humana, de cómo vivirla y de qué actitud tomar frente a la vida) y servicio social, esto de la autotrascendencia.

Desde la misión de Sócrates en la Polis hasta Viktor Frankl durante y luego de Auschwitz, como así también de grandes personas como Juan Palbo II, como la Madre Teresa de Calcuta, como Maximiliano Kolbe, como Paco y Ana,  y legiones de héroes de la vida, como ser hoy, aquí, entre nosotros el Dr. Bretones, para ellos la vida es entendida como tarea no de asistencialismo, que de realizarla dota de sentido nuestra vida y la de los demás.

Debo manifestar que la logoterapia en San Justo empezó en Mar del Plata, escuchando las conferencias de Paco, con este aire de un bien al alcance de todos. Y hoy llevamos ya 10 años difundiendo la logoterapia en La Matanza, caracterizada por la promoción humana de nuestra comunidad.

Queridos Paco y Ana:  Ustedes tienen una proyección nacional e internacional. El que caminó por Argentina y por el exterior, podrá dar testimonio de esto; ustedes tienen en Mar del Plata dos personas que son muy reconocidas y queridas en Argentina, en Tucumán. En Chile han valorado mucho el trabajo que han hecho con respecto al Diplomado en Logoterapia en la Universidad de Temuco; en Roma, por el Dr. Eugenio Fizzotti; en Viena, en ocasión de visitar a la esposa del Dr. Frankl. Elly, entre los recuerdos que tiene de Argentina, no dejaba de nombrar su paso por Mar del Plata, recordando al matrimonio Bretones.

Considero que si Frankl estuviera acá, no dudaría en afirmar que el matrimonio Bretones es uno de los rostros visibles de la logoterapia más logrado.

Quiero hacer público el reconocimiento de lo que ustedes son y de lo que han hecho y seguirán haciendo. Quiero agradecerles sus enseñanzas, esas ideas-fuerza, esas luces en la noche, esos senderos en la mar, como ser: “La logoterapia es obvia”, “Apelación a la vida como tarea”, “Nadie vendrá”, “El ya famoso hombre común de la calle”, “La audacia de vivir”. Pero, sobre todo, la fuerza de oposición del espíritu frente al destino. Y acá aparece Prometeo que según su libro “La logoterapia es obvia”, con ese gesto titánico de tomar el fuego de los dioses y dárselo a los hombres para que sean protagonistas de sus vidas.

Querido Paco: usted es hoy un nuevo Prometeo, que por 25 años viene luchando por despertar la dignidad del hombre ante cada situación. El verbo despertar es salir de la somnoliencia y recobrar la dignidad que le pertenece a cada persona, recordando que ya en la Grecia del siglo V a.C. el concepto de señorío, virtud y honor iban relacionados con el concepto de salud, visto desde la perspectiva de mi actitud ante, de mi salida al mundo de las cosas y de las personas. Así, la característica esencial del noble era el sentido del deber. La educación iba dirigida a modelar la nobleza de espíritu y a orientar la acción, y el que lograba ambas cosas, desarrollaba una grandeza en el porte total ante la vida.

Por otro lado, según cuenta la Historia, en cierta ocasión Paganini salió al escenario junto al director y su orquesta a tocar; colocó su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible.

Blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.

De repente, un sonido extraño interrumpe el ensueño de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe.  El director paró.  La orquesta paró.  El público paró.  Pero Paganini no paró.  Mirando su partitura, él continuó extrayendo sonidos deliciosos de un violín con problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar. El público se calmó, cuando de pronto, otro sonido perturbador atrae la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El director paró de nuevo.  La orquesta paró de nuevo.  Paganini no paro. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles. El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las personas, asombradas, gritaron un ¡OOHHH! que retumbó por toda aquella sala. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director para. La orquesta para.  La respiración del público para.  Pero Paganini ¡no para!!! Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que queda de aquel violín destruido.  Ninguna nota fue olvidada. El director, embelesado, se anima.  La orquesta se motiva.  El público parte del silencio hacia la euforia, de la inercia para el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. no es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante aun ante lo imposible. Cuando todo parece derrumbarse, démonos una chance a nosotros mismos y sigamos adelante. Despertemos el Paganini que existe dentro nuestro, sigamos adelante para vencer. “Victoria es el arte de continuar donde otros resuelven parar”.

Dr. Bretones, permítame contarle que me parece escuchar decir a la vida: “Paco, tú tienes ese porte total ante la vida, te animo a sostenerlo. Y, siempre, y aunque algunas cuerdas se rompan, tú sigue…, sigue”.

Gracias por enseñarnos, como lo afirma el poeta Virgilio, que “con el espíritu extraeremos el fuego escondido en el corazón de la piedra...”.

Y parece que el fuego puede con la dureza de la piedra; es más, está dentro de ella.

Gracias por enseñarnos, según Einstein, que: “entre las dificultades es donde se esconde la oportunidad”, y que es en ese momento donde se demuestra la grandeza o miseria del hombre.

Gracias por ayudarnos a comprender que: “las plantas más altas son las más sacudidas por el viento”.

Gracias por ayudarnos a encarnar la resiliencia, la fuerza de oposición del espíritu y la resistencia, como afirmación de la vida.

Y si alguien en algún desprevenido atardecer me pidiera una imagen de Paco y Ana, desde el corazón y con alegría daré la siguiente:

 

Resistiré erguido frente a todo

Me volveré de hierro

Para endurecer mi piel.

Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,

Soy como el junco que se dobla

Pero siempre, siempre, siempre sigue en pie.

En todo lo expuesto está de manifiesto conceptos esenciales del pensamiento del Viktor Frankl, con el agregado vivificador de la experiencia de vida de cada uno de los expositores, que apela a reforzar los propósitos de vivir la propia vida como un desafío constante y contagiarlo a los demás.


 

Recibimos saludos de amigos de la ciudad de Maipú,

que compartimos con ustedes.

 

          Hola gente; En realidad este es un mensaje para Francisco Bretones, y como en la página encontré dos direcciones escribo a una de ellas para saber si estoy haciendo lo correcto.

 

          Mi intención es saludarlo y contarle que mi señora es una lectora fiel de sus libros y  ambos seguidores de su trayectoria desde aquel lejano día de la década de 1960 cuando la dejó a cargo de la cátedra de francés en el Instituto Pbro. Mauro Golé de nuestra localidad, Instituto al que Francisco contribuyó con su esfuerzo y sapiencia para su concreción.

 

          Contarle, también, que, luego, aquella chica a quién  dejara su cátedra, se convirtió en la Rectora del establecimiento por espacio de muchos años, tras los cuales está a punto de jubilarse.

 

          Y que quién escribe éstas líneas es un ex alumno (de los primeros egresados, allá por 1964) que lo recuerda con cariño y admiración porque reconoce en él a la persona que los supo encaminar en aquellos años en los que uno no sabía bien para que lado ir, conservando un recuerdo imborrable de su paso por nuestras vidas.

 

          También deseamos felicitarlo por todos los logros conseguidos, siempre tratando de ayudar a sus semejantes, una cualidad que lo ha distinguido desde sus comienzos.

 

          Deseamos informarle que si esto le trae recuerdos de Maipú, puede visitar el sitio http://www.ladobled.com.ar donde encontrará algunas cosas referidas a investigaciones históricas - culturales que le pueden interesar.

 

          Reciba un saludo muy grande de un ex alumno agradecido y su señora quienes siempre lo recuerdan. Hasta siempre.

 

 Juan R Naddeo

 Susana B. Harisgarat de Naddeo

                                             


 

Curso Anual de Logoterapia 2008

(colaboraciones)

Trabajo realizado por Leopoldo Branderiz,

alumno y amigo de los cursos de logoterapia en Mar del Plata,

en noviembre de 1995

 

HIL-LEL

Cuando en el curso de logoterapia de los martes, en el Centro Cultural General Pueyrredón, escuchamos que el Dr. Bretones insiste en una frase de este antiquísimo maestro de la Ley, muchos de los concurrentes, si bien entendemos el sentido de la misma, no llegamos a comprender la profundidad que la misma encierra, hasta que, nuestro querido MAESTRO (en el sentido integral de la palabra) va con paciencia introduciéndonos en lo ontológico de la misma y en su filosofía antropológica.

Esta tarea se puede dividir en tres ítems, a saber:

 

Quién fue Hil-Lel – parte biográfica.

Interpretación desde el plano de lo ontológico.

Comprensión y aplicación en la logoterapia.

 

La frase comentada dice así:

 

          “Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?”.

          “Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré?”.

          “Si lo hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?”.

 

1) Quién fue Hil-Lel – parte biográfica.

 

Hil-Lel “El viejo” – Hil-Lel I (Babilonia 75? – Palestina 10?).

Rabino del Talmud, junto con Sammay, forma la última de las cinco “parejas” del primer período de elaboración de la Misná.

Renan sugirió que había sido maestro de Jesús, hecho improbable. Vivió en Palestina y, a pesar de su pobreza, llegó a Nasi. Su posición doctrinal queda expresada en la frase: “LO QUE NO QUIERAS PARA TI, NO LO QUIERAS PARA LOS DEMÁS, ESTO ES TODA LA LEY, LO DEMÁS SÓLO ES COMENTARIO”.

Se le atribuyen, probablemente sólo las sistematizó, siete reglas hermenéuticas (ver Halaka). Su escuela

(Bet-Hil-Lel) aparece citada a menudo en la Misná y siempre, excepto en tres ocasiones, prevaleció su opinión en contra de la de Sammay. Cada escuela hizo una primera  redacción (oral) de la Misná (Misná, Risoná o primera Misná).

Contra un precepto inequívoco del Pentateuco, Hil-Lel instituyó el Prorbol, documento para evitar la cancelación de las deudas en el año sabático. Su principal discípulo fue Yo Banan Ben Zakkay.

 

Definiciones

 

Misna: (voz hebrea: repetición). Recopilación de las leyes tradicionales judías que complementan las contenidas en la Biblia hebrea y, con la Gemará constituye el Talmud.

 

Nasí: Título hebreo, en griego: patriarca.

 

Pentateuco: Parte de la Biblia que comprende los cinco primeros libros canónicos del Antiguo Testamento, escritos por Moisés. Ellos son: El Génesis, El Éxodo, El Levítico, Los Números y El Deuteronomio.

 

Halaká: nombre con que se designa la parte del Talmud de tipo estrictamente legal. Por oposición a la Haggadá Legal debe entenderse en el sentido jurídico-religioso.

 

Talmud: recopilación de las discusiones que con base en la Misná se mantenían en las Academias judías de Palestina, entre 217 y 380. En sentido lato, recopilación de la tradición oral judía que, junto con los libros proto-canónicos del Antiguo Testamento, constituye la base de la religión judía ortodoxa.

 

Hermenéutica: método para la interpretación adecuada de los textos. La etimología del término “hermenéutica” significa “explicación”; se trata de explicar unos enunciados analizándolos mediante otros enunciados.

 

2    2) Interpretación desde el plano de lo ontológico.

 

La frase que nos ocupa encierra todo lo que el ser humano debe asumir como desafío propuesto al nacer; al estrenar el mundo; en una palabra, en completar la Creación.

Este desafío es el de hacerse hombre.

Para ello, debemos acudir a todo lo que en forma inmanente llevamos dentro y que constituye la esencia humana. Lo ontológico. “Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?”.

Nada de lo que la vida espera de mí (no lo que yo espero de ella) puede hacerlo otro.

Yo, exclusivamente, debo sacar de mí mis potencialidades, todo lo necesario para concretar en realidades lo que la existencia espera de mí.

Caso contrario, ¿qué sería mi existencia? Nada más que una simple y pobre duración.

Durante miles de años, en su evolución, el hombre (según el mito bíblico, Adán) ha ido desarrollando sus potencialidades, madurando su dimensión espiritual.

De otro modo, seguiríamos con una vida semejante a la de los animales, reducidos a lo psicofísico.

Y es en esa dimensión espiritual donde están las mencionadas potencialidades.

Si hay algo que no necesita una prueba de su existencia, es precisamente nuestra espiritualidad. (Pese a todas las teorías reduccionistas, que no pasan de eso, teorías).

¿Qué prueba más evidente necesitamos?

A diario podemos comprobar que el espíritu es la dimensión distintiva del hombre.

No en vano, Bretones manifiesta que él, personalmente, no necesita creer en el espíritu, porque al “palparlo”, el “verlo”, el “verlo actuar”, hace obvia su fe en él. Prueba permanente de ello es la experiencia vivida en la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos (grupo de ayuda mutua para quienes viven la experiencia existencial más profunda como es la muerte de un hijo u otro ser querido).

 “Si no lo hago ahora mismo, ¿cuándo lo haré?

La transitoriedad de la vida nos compromete al “aquí y ahora”.

Dejar para luego lo que debemos hacer, posponerlo, puede condenar a ese hacer a que nunca se convierta, a no ser nunca.

En cuándo lo haré, puede aplicarse la anécdota del maestro rabino que les decía a sus discípulos:

“Arrepiéntanse, como si hoy fuera el último día de sus vidas”.

Sus alumnos dijeron:

“Rabí: ¿No es Dios quien decide el último día de vida de todos los hombres?”

El maestro les respondió:

“Entonces, arrepiéntanse ahora”.

Al hacer algo, al elegir, pongo en acto mi libertad para…

En una palabra, elijo. Al elegir, debo convertir “algo” en realidad, destinado a las demás elecciones sobre el mismo “algo” a no ser nunca.

Entonces, al elegir, debo correlativamente asumir la responsabilidad de esa elección.

No hay alternativas en cuanto a que a la libertad se corresponde la responsabilidad.

“Si lo hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?”

Esta pregunta tiene una sola respuesta: la no trascendencia.

Si lo hago por mí mismo, o sea el único fin del hacer es para mi propio beneficio, ese hacer queda circunscripto a mi persona.

No tengo en cuenta al otro. Por lo tanto, la pregunta se dirige a la trascendencia,  si no trasciendo quedo aislado. Una mónada (del griego monás: solitario) un hombre que mira exclusivamente en sí mismo.

 

3) Comprensión y aplicación en la logoterapia.

 

Siempre, Bretones ha insistido en que la logoterapia es obvia. De allí el título del hermoso libro de su autoría, presentado hace pocos días.

También dice, con razón, que es apelativa.

¿Y a qué apela?

A toda la dimensión espiritual del hombre. Apela a todo lo profundamente dicho en la frase de Hil-Lel.

En ella aparece tres veces la palabra HAGO.

HACER.

He allí el punto central de todo lo que la filosofía antropológica encierra la misma.

¿Y la logoterapia qué?

Todo. Abosolutamente todo.

La logoterapia también nos dice que únicamente YO debo hacer, que debo hacerlo aquí y ahora y quién soy Yo si no lo hago y, lo que es más, a dónde derivo si no lo hago.

Repasemos:

La logoterapia me dice que soy único e irrepetible. Por lo tanto, únicamente Yo debo y puedo hacerlo.

La logoterapia nos enseña que a la logoteoría debe acompañársela con acción, el aquí y ahora.

Y también, nos presenta la alternativa que si lo hago sólo por mí mismo, no trasciendo. No salgo. El verbo logoterapéutico por excelencia: SALIR.

Sin duda, Dr. Bretones, la logoterapia es tan obvia en el ser humano que ya desde Hil-Lel y aún mucho antes, era también obvia.

Tampoco esto es teoría, pues la obviedad de la logoterapia tiene demostraciones “palpables” todos los días en la vida de los seres humanos.

El desafío, el esperanzador desafío es descubrirla y ponerla en práctica. Y esto debo hacerlo Yo. Aquí, ahora y no sólo por mí mismo.

 

Leopoldo Branderiz

 


 

Continuando con este tema, se transcribe el aporte de la Sra. Norma Galante.

 

Reflexiones sobre el texto de Hil-Lel

 

          Si yo no lo hago, ¿quién lo hará?

          Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré?

          Si lo hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?

 

Este sabio judío marcó mucho el pensamiento de Frankl. En este texto hay tres palabras que se van dando como exigencia una de otra. La primera supone una situación, me ubica en un aquí y ahora. Esta situación exige que yo le dé una respuesta, y esta respuesta es lo que nosotros vamos a llamar sentido, pero necesariamente tiene que estar traducido en ACCIÓN.

En la primera frase: “Si yo lo no lo hago, ¿quién lo hará?”, yo me encuentro frente a una situación, una circunstancia; y yo, y nadie más que yo debe dar una respuesta ante esta situación, por que nadie va a venir a reemplazarme. La vida del hombre es una exigencia de acción continua. Hay una frase frankleana que dice: “No es importante lo que tú esperas de la vida, sino lo que la vida espera de ti”. Y la vida pregunta siempre en términos de DEBER; y el deber a veces es agobiante.

También aquí, alude al tema de la autenticidad y peculiaridad del hombre, ya que éste, según Frankl, es “único e irrepetible”. El no querer asumir esa unicidad e irrepetibilidad, el tener miedo a ella, es caer en la masificación y, por lo tanto, en la neurosis.

La segunda frase dice: “Si yo no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré?” Aquí me está presentando el tremendo problema del tiempo, no puedo responder más que ahora.

Mi tiempo personal es el presente, porque el pasado ya pasó y no puedo volver a elegir y el futuro no llegó. Así que el tiempo presente es el único que tengo para mis realizaciones y para cambiar eso que representa mi culpa y mi sufrimiento. Pero cambiar, no ser el mismo, supone que si no hago ahora lo que debo hacer, pierdo la oportunidad del cambio.

MAÑANA es la mentira piadosa de los débiles. Cada situación, sea la que sea, es siempre una pregunta. Siempre mi vida está en situación interrogante, el problema es cómo respondo.

Y, por último: “Si lo hago sólo por mí mismo, ¿quién soy yo?” La más profunda y preocupante de las preguntas: “¿Quién soy yo?” Lo que hace que tome conciencia de quién soy, es mi acción. La logoterapia es tan terapéutica, porque tiene en cuenta la acción, no tanta teoría y reflexión. El Trabajo y el Amor son los caminos que la logoterapia me plantea para encontrar el Sentido mi existencia, y solamente entonces, sentirme como quién soy. La calidad de mis respuestas harán que me experimente y me descubra como persona, que cultive eso que yo soy: ESPÍRITU.

Y acá viene involucrado el tema de la Libertad, la Responsabilidad y el Compromiso.

Soy libre para ser lo que debo ser, no hay otra libertad; libertad que ese manifiesta por la elección y la decisión.

¿Quién soy? Un Ser que responde libremente.

 

Norma Galante


 

Cierre del Curso de Logoterapia - Año 2008

Paco Bretones,

antes de comenzar

la jornada de cierre

(año 2008).

Ana Vuoso de Bretones.

 

El martes 25 de noviembre del año 2008, en la Sala A del Centro Cultural "Osvaldo Soriano",

de nuestra ciudad, se llevó a cabo el cierre del 26º Curso Anual de Logoterapia,

en cuyo transcurso alumnos del mencionado curso dieron su testimonio de vida a partir

del conocimiento de la logoterapia, destacando la nueva dinámica dada a los encuentros

semanales, que ha sido mucho más participativa por parte de los asistentes,

hecho que fortaleció el enriquecimiento de todos.

Alumnos del Curso del

año 2008,

compartiendo momentos previos al cierre

con Paco Bretones.

 

CIERRE DEL CURSO ANUAL DE LOGOTERAPIA

 

Palabras de apertura de Ana de Bretones

 

El martes 25 de noviembre de 2008 se realizó el cierre del 26° Curso Anual de Logoterapia, con paneles testimoniales de los alumnos y palabras de Paco Bretones. Coordinó Ana Vuoso de Bretones

 

Ana de Bretones: Este cierre del curso lectivo es muy especial porque durante el año hemos adoptado una dinámica distinta para las clases de logoterapia, algunas a mi cargo. Fueron muy participativas y enriquecedoras, con experiencia de vida a la luz de pensamiento de Viktor Frankl. Yo les agradezco vuestra concurrencia a cada encuentro, el cariño y la oportunidad que hemos tenido de revisar nuestras propias creencias, reformular proyectos y decir “Sí a la vida, a pesar de todo”.

Es la ocasión para hacer un balance de la vida de cada uno, teniendo en cuenta los encuentros de logoterapia, pero dejándolo siempre abierto porque en ese devenir el hombre no puede cerrar ninguna etapa, en todo caso la va completado. Es el deseo, es el anhelo y es el desafío.

 

Santiago Berrino: Buenas noches, ya con muchos nos conocemos, hoy termino la escuela primaria, 6 años en la logoterapia, paso al secundario, muchos saben porqué llegué acá, en una situación muy difícil, descreído de todo y encontré lo que buscaba, lo que siempre se dice, un antes y un después de la logoterapia; por supuesto que no estoy terminado, siempre el problema que tuve es que nunca pude saber qué voy a ser cuando sea grande,  pero ahora vivo bien, sigo las líneas de la logoterapia, hay veces que no entiendo muchas cosas, las consulto, las leo y me guío por las frases célebres de Paco y de Frankl. He participado con mucha gente, tratando de hacerlos venir para que encuentren el camino, algunos han venido otros tal vez no y yo me siento bien, que es lo importante. Cuando vine acá, iba a psiquiatras, psicólogos, tomaba pastillas; ahora no creo ni en psiquiatras, ni en psicólogos y no tomo pastillas y me siento bastante bien. Después de varios años (yo soy un poco uraño) empecé a entrar en familia con Paco, con Ana y con toda la gente y me siento como en mi casa y a partir de mañana me voy a sentir perdido los martes ¿dónde voy? Es una necesidad que se ha creado en mí, y simplemente agradecer a todos los que me han escuchado, a Paco que me ha alentado, a Ana, a Susana, a Vinka que me ha ayudado mucho también y decir que de aquí he aprendido muchas cosas: primero, a vivir, pensando que la vida mejor es posible; segundo, he aprendido de un hombre que dicen que es brillante, como Paco, pero para mí es superior porque ilumina, no solamente brilla, y aquel brilla y no ilumina no sirve, Paco brilla e ilumina. Y todas esas frases que he oído, son mi manejo permanente, cuando tengo un problema pienso en Epitekto, pienso en la "intención paradojal", que me ayuda y me siento bien, espero continuar el año que viene, este año fue un poquito medio con altibajos, debido a los problemas de salud de Paco, pero yo me siento feliz de verlo a Paco en plenitud de su estado psíquico que siempre deslumbra con sus charlas y con sus conceptos y a todos, les digo, la gente ha notado el cambio, no yo, sino lo han notado los que viven conmigo, "y éste, algo cambió", y no trato de ser un predicador, sino de llevar a los demás lo que he aprendido acá y repartir las frases, lo más elemental: "no son las cosas mismas las que al hombre espantan y alborotan, sino las opiniones engañosas que el hombre tiene de las mismas cosas", eso me salvó un montón de veces, antes de darme manija, me empiezo a repetir la frase, les agradezco que me escuchen, y le agradezco a Paco y Ana que me permitan contar mi experiencia, yo me siento bien, pero en lo que más me siento bien es que, ya no tomo pastillas, duermo tranquilo de noche y no me caliento tanto por pavadas, nada más.

 

Nancy Goitía: Hoy cerramos un nuevo año, que tuvo, según mi opinión, una connotación muy especial.

Les cuento que a partir del año 1989 asisto a las clases de Paco, y al conocer esta filosofía, traté de ir incorporándola a mi vida, no sólo en la parte de estudio, sino también en la lectura e investigación, apoyada por mi grupo de reflexión, y fundamentalmente poniendo en práctica todas y cada una de sus experiencias.

No resultó fácil, pero sí apasionante, salir airosa de cada una de las pruebas que nos presenta la vida, tanto económicas, como de salud, y el poder ratificar el “Sí a la vida, a pesar de todo”.

Pero hoy quiero resaltar, que lo más importante que aprendí fue el tema de “los valores de actitud”, y quiero destacarlo mencionando dos ejemplos de vida. En este caso de personas muy queridas y muy sentidas.

Mi nieto Santiago nació con una capacidad diferente. Desde que nació no puede caminar, pero es un canto de amor a la vida, a pesar de todo. Es un ser hermoso, que nos ha regalado momentos maravillosos, como por ejemplo:

-Salir abanderado en el cole.

-Tocar un par de instrumentos.

-Bailar folklore. Es tan lindo verlo hacer el zapateo con sus manitos en las rodillas, poniendo toda su alma, o simplemente jugar al basket.

Y nuestro profe Paco, durante 25 años, con su enseñanza, sus clases, su esfuerzo para que entendiéramos y viviéramos cada una  de sus experiencias, inculcándonos la lectura, las reuniones de grupo y todo lo que nos pudiera ayudar en este camino, tuvo este año problemas de salud que todo conocemos.

A pesar de ello, se puso de pie y siguió, pese a las grandes dificultades de salud que atravesaba y que atraviesa.

Aun así, continuó brindándonos su experiencia, sus conocimientos y, por sobre todo, su gran ejemplo de vida.

Paco predica con el ejemplo. Sé que le ha debido y le debe contar mucho, y también sé que fue y es invalorable el apoyo de Anita, pero él puso lo mejor de sí, puso su vida a nuestro servicio. Él no sólo nos enseñó logoterapia. Paco es logoterapia.

 

Susana Delvitto: Buenas noches, quiero agradecer la convocatoria para integrar este panel; aunque por momentos pensé ¿qué voy a decir? Si bien en reiteradas ocasiones he dado mi testimonio quiero manifestarles que los mismos han sido un espejo que me impulsa a seguir exigiéndome para no estancarme en mi proyecto de vida.

Para los que no me conocen, mi nombre es Susana Delvitto.  Me creo con vocación de servicio. Mi primer voluntariado fue a los 18 años. Como cualquier persona he vivido situaciones de crisis, situaciones límite, pérdidas muy significativas para mí, como mi padre, mis abuelas.

Antes de casarme, contraigo una enfermedad que de no haberla detectado a tiempo se hubiera apoderado de mi vida, pero esto pasó, no sé si en ese momento tuve mucha conciencia de lo que me había ocurrido. Luego me caso, con Juan Carlos, tengo 2 hijos, y me aboco a trabajar, a criar a mis hijos, con los problemas cotidianos que puede tener la mayoría de la gente. En el año ´87 una enfermedad incurable, crónica con la cual hoy convivo llega a mi vida, fue un momento muy difícil para mí, pero como supe, como pude, salí adelante y seguí, si alguien me hubiese preguntado cómo hacía simplemente hubiera dicho no lo sé, pero ahí estaba, yo seguía.

En el año ´90 el compañero de mi mamá insistía muchísimo en que tenía que venir a escuchar una charla de logoterapia, y bueno, así llegué aquí. Después de escuchar a Paco esa noche, al salir de aquí yo ya no era la misma,  sentía  que había encontrado algo que yo andaba buscando sin saber qué era, y pasé a engrosar la lista de los que año tras año decían "mi vida es un antes y un después de conocer la logoterapia";  esa noche, en mí Paco había logrado uno de sus objetivos, que es el de quitarnos el sueño para que pensemos, para que vivamos despiertos, esa noche me fui pensando muchísimo todo lo que él aquí había dicho, y no sólo eso,  en muchas partes de su discurso, yo me veía como protagonista en las acciones que describía. (con el tiempo fui aprendiendo: La logoterapia es obvia).

En el año ´98, falleció mi hija, y además de un antes y un después de la logoterapia, aquí también se produjo un antes y un después de concurrir a la Escuela de Vida. Yo conocía la logoterapia y si bien ésta no me liberó del terremoto existencial que tuve que pasar debido a la pérdida, si bien acusé el impacto, el haber conocido la logoterapia me ayudó a ver la situación de otra manera. Erróneamente, después de perder un hijo uno podría pensar: ahora ya estoy inmunizado contra todo, ¿qué más me puede pasar?, y sin embargo no es así, aquí aprendí que mientras esté viva la vida puede hacerme todas las preguntas que quiera, aunque yo no esté de acuerdo y que deberé responder, esa es mi responsabilidad.

En el año 2005, un aneurisma en minutos puso en peligro mi vida, de esto tuve conciencia recién después que pasó el momento de gravedad y comenzó la recuperación. Aquí también tengo que decir que en mi vida hay un antes y un después del aneurisma, (experiencia: "La vida es el supremo valor".

Hasta aquí más o menos les cuento las situaciones límite y de crisis existencial por las cuales he tenido que pasar. Hoy aprovecho este momento para compartir y testimoniar que de cada situación he aprendido y he podido corroborar en mi vida, en mis experiencias cuánta verdad hay en todo lo que Paco me ha trasmitido y enseñado durante todos estos años. Pero además de las situaciones límite o de crisis, también lo he podido corroborar en situaciones de alegría, de disfrute, en todos los momentos de felicidad que se me han presentado. Lo corroboro y lo reafirmo. Paco siempre dice que la logoterapia declamada es incompleta, es un aspecto de la logoterapia, entonces cada frase que yo voy a compartir hoy con ustedes, en mi vida es un motor.

La logoterapia es obvia: Esto es así. Lo veo a diario.

Único e irrepetible: En mi misión en la vida soy insustituible. Esto me compromete.

Nadie vendrá: Nadie nació por mí, nadie morirá por mí, nadie vivirá por mí. Esto me dice: ¿Si no lo hago yo, quién lo hará?; si no lo hago ahora, cuándo lo haré?

Tiempo: Aquí y ahora. Es lo único con que cuento. Debo convertir cada aquí y ahora en vida.

El sufrimiento no buscado es un maestro, sí. Depende de mi elección. Aprendo o me rindo, y duro en lugar de vivir.

Logoterapia: Mensaje de esperanza. Ante una circunstancia adversa que debo afrontar, la logoterapia me dice que siempre, siempre, por tremendo que sea, yo estoy potencialmente capacitado para salir adelante. Depende de mí; y el saber que depende de mí, me compromete y a la vez me hace vivir esperanzado.

Fuerza indómita del espíritu: La descubro en esta situación que pensé que jamás iba a poder soportar, y al descubrirla me voy sintiendo más fortalecido para el devenir.

Sí a la vida, incondicionalmente, a pesar de todo, es una frase que aspiro poder refrendar con mis actos.

Hoy quiero agradecer a Paco por todo lo que me ha enseñado durante todos estos años; a Ana porque en el cotidiano compartir cada palabra suya, cada accionar suyo, me enseña y a ambos porque con sus actitudes me van mostrando que el difícil camino hacia una evolución trascendente, por ende, humanizante, es posible y vale la pena. Muchas gracias, los quiero. Gracias a todos.

 

Ana María Rolando: Buenas noches a todos, la verdad que lo mío es súper improvisado, porque me acabo de enterar recién que tenía que hablar. Bueno, mi historia es_, yo creo que todos tenemos una historia un poco oscura detrás de nosotros, por lo menos de tristeza. Yo del año 97 al 99 tuve la desgracia de perder, prácticamente un ochenta por ciento de mi familia; a mi madre, a mi padre, a mi suegra, a mi suegro y a mi marido. Cuando tuve todas esas pérdidas, yo soy de Buenos Aires, dije en esta ciudad no puedo vivir más, en esta casa no me aguanto más, me agarré mi perra, una valija con ropa y me vine a Mar del Plata y acá un día que estaba haciendo zapping en la tele, escucho un gallego que dice que: "el martes empezaba las clases de logoterapia en la biblioteca", pero no dijeron a qué hora empezaban las clases de logoterapia, pero me motivó tanto verlo, que me vestí y me vine a la biblioteca a averiguar a qué hora eran esas clases de logoterapia, Ahí me enteré que eran los martes a las 20.30 horas. Hace cinco años que estoy viniendo a logoterapia y fue lo que me sacó del pozo, porque yo no podía hablar del tema sin ponerme a llorar, era vivir con angustia permanente porque mi esposo murió en el coche viniendo a casa, o sea que yo nunca tuve la imagen de él enfermo, o sea que me costaba mucho más poderlo masticar, como quien dice. Y quien me ayudó a salir de toda esa angustia, de todo ese devenir fue Paco, después con Ana, después todavía hice muchos más cursos con él, hice el curso de grafología. Fue un cambio total en mi vida que me ayudó a poder seguir sobrellevando esta vida que Dios nos puso por delante y bueno_, valorar lo que me queda y no esperar de lo que no tengo, gracias a Dios tengo tres hijos divinos, dos nietos divinos, pero a pesar de todo eso, yo preferí venirme a vivir a Mar del Plata, porque necesitaba un cambio total de mi vida, yo no podía seguir en Buenos aires, en esa vorágine de estar en la misma casa donde había perdido a mi padre, a mi marido, era una cosa que no me permitía_, y el grupo tan lindo que se formó acá en logoterapia, y bueno, que ahora decimos y bueno ahora ¿qué vamos a hacer los martes? Ésta es mi historia y por qué yo caí en logoterapia y nunca voy a terminar de agradecer a Ana y Paco todo lo que me ayudaron en todo esto. Muchas gracias y buenas noches. Gracias Paquito.

 

Teresa Cardoso: Buenas noches a todos, me llamo Teresa. Bueno, ante testimonios tan magníficos y tan bien dichos, me encuentro chiquitita, es mi primera vez, pero lo mío va a ser muy sencillo. No soy de Mar del Plata, soy de una ciudad de una provincia de Buenos Aires, tuve una niñez, una infancia muy feliz, fui muy mimada, perdí a mis padres siendo muy joven, ahí empezó mi lucha, nunca terminé de extrañarlos, fui a muchos psicólogos y a psiquiatras y me retaban porque me decían que tenía que dejar de extrañar y despegarme de los padres que había perdido, pero mi vida fue otra vida.

Después empezaron a pasar cosas; tuve muchos sufrimientos, pero lo que más mal me hizo no fue luchar, porque gracias a Dios soy docente, en lo profesional tuve una vida magnífica, estudié, me dediqué a la docencia con fervor, fue todo en mi vida, fui muy feliz en lo profesional porque me dio los momentos más gratos de mi vida, pero en lo personal nunca logré ser feliz, pero tengo dos hijos maravillosos. En el grupo familiar recibí mucho dolor para mí, porque fui maltratada psicológicamente de manera terrible y además de ser maltratada psicológicamente, fui estafada, estafada no sólo en forma económica, que no me importa, porque siempre trabajé, como docente tuve empleos, más de dos siempre, y así que me estafaron en la parte sentimental que para mí es muy difícil superarlo, y no sólo un familiar, sino que se repitió de diferentes familiares, era la tonta de la familia yo, la que se usaba, como a veces se dice, porque no sabía decir que no y la tonta de la familia, y llegó el momento que no me valorizaban y yo tampoco, y llegué así a psiquiatras, psicólogos y después tuve problemas de hipertensión muy graves, tuve un pico de presión muy importante y llegué así a un cardiólogo maravilloso, que me atendió como cardiólogo y como hijo, me ayudó muchísimo y fue el que me dijo hace dos años:, "Teresa, acá tengo todo anotado, anda leyéndolo; vos tenés que ir a Mar del Plata, allá está Paco Bretones, yo tengo todos los libros y vos te vas a Mar del Plata a vivir y vas a hacer los cursos de logoterapia, eso es lo único que a vos en este momento te va a sacar del pozo en que estás viviendo". Le hice caso, porque yo sabía que lo hacía con amor, y para que yo estuviera bien, él me ayudó mucho y además yo estaba mal en todo sentido, entonces me vine a Mar del Plata a vivir sola. Alquilé un departamento, me vine a vivir, y hablé por teléfono a un número que me había dado mi doctor y me atendió Paco y me dijo quién era él y me puse a llorar en el teléfono, y me dijo entonces que comenzaba el 3 de abril, martes 3 de abril, y ahí empecé una nueva vida. Ahí empecé los martes, ahí en mi lugar, ahí empecé a escuchar, ahí empecé a escuchar la palabra y empezó la nueva vida. Ahora soy otra, lo notaron todas mis amigas, porque lo que Dios no me dio en la familia me lo dio en amistades, tengo amigas maravillosas que me ayudaron, me contuvieron y hasta hoy se preocupan en todo momento de cómo estoy, y están maravilladas de haberme visto como estaba y a las pocas veces de volver a verme ya me notaban cambios, ahora están maravilladas en este momento, cuando me ven, de cómo hablo y de lo que ellas me decían a mí hace unos años ahora se los estoy diciendo a ellas, porque lógicamente a varias de ellas le pasan cosas, como a todos, desgracias familiares, entonces ahora la palabra mía ya la reciben de una manera tan linda, porque tengo la energía que nunca tuve y tengo energía, vivo con una paz interior magnífica que jamás desde que murieron mis padres la tuve. Para mí es otra gran familia que tengo. Este año, cuando regresé, lloré toda la clase, y ahora, esta semana estuve triste. No había preparado nada porque no sabía lo que había decir, porque soy muy extrovertida, pero estoy contando mi vida. No sé, le doy las gracias a todos por el calor que recibí, por las palabras, muchas cosas de las que dicen ustedes no las comprendí todavía, me falta comprender, y seguir un camino todavía muy largo, porque muchas cosas todavía tengo para seguir, pero tengo la fuerza suficiente para seguir, me siento entera, lúcida. Le pregunté a mi nieta de 10 años cómo me veía y me dijo: "Ay, abuela siempre te veía enojada, chinchuda, amargada, ahora sos otra", una sobrina me dice: "me daba lástima de verte como estabas", ahora soy yo la que la ayuda a ella, porque tengo fuerzas para mí y para dar. Quiero estar bien yo para ser útil a los seres que quiero. Agradezco a todos y especialmente me siento feliz por haber conocido la logoterapia. Gracias.

 

Mirta Cacchioni: Bueno, hace 17 años que vengo a logoterapia, habitualmente no soy de hablar mucho, aunque soy extrovertida. Simplemente, cuando yo vine a logoterapia hace 17 años, vine porque una amiga en diferentes situaciones de la vida, un divorcio, una estafa sentimental, una estafa, sino queremos hablar, monetaria, como todos de una manera u otra hemos venidos, pero yo trato de poner la logoterapia en acción. La vida no me ha marcado en cosas como a muchos compañeros de acá, soy una agradecida a la vida que tengo, tengo mis nietos, tengo mis hijos, pero a partir de la primer venida a logoterapia he trabajado en mí en un esfuerzo de todos los días, porque sabemos que la logoterapia es esperanza, trato deponerla en práctica la esperanza, trato de que muchas veces sabemos, hay muchas personas que están solas, solas porque la vida los va llevando a ese ritmo, al correr, a no poner el oído, el no pararnos a escuchar, muchas personas necesitan, ni hablemos de las personas mayores. Los que vivimos en edificio es una experiencia de vida el poder hablar, también una experiencia de vida es poder agradecer, soy una agradecida de la vida y cuando hablo con muchas chicas jóvenes, que a lo mejor se acercan a uno, soy positiva, me levanto con alegría, agradezco a la vida, he pasado por cosas y sigo pasando por cosas, y siempre recuerdo lo que dice Paco y Ana, para mí es un privilegio, es una alegría, es una felicidad el poder compartir con estas dos personas ejemplos de vida, porque todos podemos hablar muy bien de logoterapia, puedo mencionarles diferentes libros porque trato de leer e informarme, pero lo que ellos hacen es la logoterapia en acción, me enorgullezco, me gratifico todos los días de mi vida y reconozco la cara de cada uno de ustedes, soy una privilegiada, porque yo no posé las cosas que pasaron, las cosas que pasó Susana, lo que manifestó Teresa, (Teresa estás ahí) vos has manifestado cosas que yo desconocía pero hoy estás aquí y lo ponés en práctica, gracias, gracias Paco, gracias Ana y hoy me acordaba, de una sencilla frase que yo trato de ponerlo todos los días de mi vida, aparte como decía Paco, mucha mamitis, en el caso mío con mis nietos, el decir te quiero, el no olvidarnos que puede ser último día de mi vida, el decir te quiero, te necesito y les dejo esta frase, que seguramente la deben conocer: "No dejes nunca de soñar, porque de las pequeñas cosas se marca o se forma la vida". Muchas gracias.

 

Paco Bretones: Por falta de tiempo voy a ser breve, de cualquier manera, un pensamiento fundamental de la logoterapia es que lo que vale es una existencia con sentido. Cuando a una persona le piden ¿qué es el hombre? lo único que tiene que contestar es "el hombre tiene que ser una existencia", pero una existencia no es posible si no tiene sentido, por tanto existencia y sentido son la misma cosa y entonces uno de los alumnos que estaba en la charla le preguntó: "Y doctor ¿qué es el sentido?". Y entonces se le ocurrió una palabra, dice tomá este diamante, y salí por las calles y en el primer negocio que veas, entrá y preguntá qué vale este diamante. Y el primer negocio era una verdulería, entonces preguntó: "Señor, por este diamante ¿cuánto me da?", y le contestó: "cinco kilos de verdura". Bueno, ya tenía una impresión.

Salió y se metió en una casa que venden cacharros, y le preguntó: "señor, por esto ¿qué me dan?". Y por esto ¿qué te doy? Te doy un balde de metal y algunas cucharas. Ya tenía otra apreciación. Salió y se metió en una joyería, pero no era una joyería. Entonces le pidió al joyero, que no sería un joyero de primera  clase ¿no?, "señor, por esto ¿qué me da?". Y te doy un collar pero de poco valor, ya tenía otra apreciación. Salió, y finalmente le tocó meterse en una joyería y el joyero, muy capaz, cuando vio el diamante, le dijo: "¿me permite?".; y se lo llevó adentro, lo estudió y al rato salió y le dijo: "eso señor no lo tiene que vender por ningún precio, porque esto no tiene precio". Ya cansado el muchacho de recorrer  volvió y le dijo al maestro lo que le había pasado, y le dijo el maestro "¿te diste cuenta¿ cada uno te dijo lo que pensaba de acuerdo a cómo veía la cosa, por tanto, el tema era la manera de ver la joya, el verdulero no vio más que cinco kilos de verdura, pero no fue más allá del valor intrínseco de la cosa, el que fue más allá del valor intrínseco de la cosa, porque no tenía explicación, fue el otro. ¿Ven?

La conclusión de esto es muy cierta, la logoterapia no pone en el acento en lo que hemos vivido, pasado, pone el acento en lo que tenemos aún por vivir, el futuro. Y en este futuro, están los riesgos pero también están los valores. La vida es eso, la conclusión de este aparentemente cuento, es que la vida no tiene valor si no es aprovechándola al máximo, la vida es solamente vida, cuando se la vive intensamente, cuando no se ve el valor que tiene la vida en sí misma, e como decimos todos nosotros, se convierte en un tiempo-duración, no sirve. Entonces cuando nos morimos entierran a un montón de huesos, que con el tiempo servirán para los gusanos, pero que no han dejado mensaje, el mensaje de la vida es la vida misma.

 

Nelly Segalla: Realmente hace muchísimo tiempo que estamos en el camino de la logoterapia y es cierto, nos ha cambiado la vida. Yo he pasado una situación límite, la pérdida de una hija, y realmente si no hubiese sido por la logoterapia hoy no estaba hablándoles a ustedes. Así que no puedo más que agradecer toda mi vida a Paco y a Ana, porque fueron ellos los que nos permitieron estos conocimientos, de lo contrario no hubiésemos podido salir adelante, por lo menos yo, no hubiese podido salir adelante, lo que sí quiero decirles, todos han dado testimonios y muy hermosos testimonios, así que no se justifica que lo agrandemos, pero sí quiero decirles que este año fue un año que nos dio un sustito, pero bien este sustito fue positivo, a mí me encantó el poder haber estado compartiendo, intercambiando opiniones, que a veces, claro, lo veíamos a Paco dando sus clases, a veces nadie se animaba a meter un bocadito; en cambio este año, fue distinto, fue más familiar; yo realmente les agradezco, lo que sí... Paco, adelante, a no darnos otro susto; pero realmente, yo particularmente me sentí muy bien. Así que otra vez quiero agradecerles infinitamente todo lo que hacen por nosotros; y adelante todos, el año que viene si Dios quiere, todos arriba.

 

Norma de Galante: Yo comparto con Nelly todo lo que ha dicho; que ha sido un año muy positivo, a pesar del sustito que nos ha hecho pegar Paco; pero fue muy participativo porque todos daban su opinión, se podía dialogar. Yo hace 23 años,  o 24 creo, que vengo a logoterapia, he ido incorporando la logoterapia como una manera de vida y me ha ayudado muchísimo para enfrentar muchísimas situaciones límite que me ha tocado vivir, uno cuando a pone en acción puede enfrentar todo lo que la vida le plantea y  bueno, en los momentos críticos, muchas veces en los primeros momentos, uno reacciona de la peor manera, pero al minuto bajamos a tierra, y yo digo,"ésta es mi realidad y yo la tengo que enfrentar, a ver Normita cómo hacés para enfrentar esta realidad"; sacar ese potencial que tenemos todos, que nos conforma y así dando respuestas a la vida sin cuestionarle nada. Y bueno, agradecerle aquí a los maestros, esta gran palabra maestros, que es lo máximo, lo más, agradezco muchísimo haber conocido esta filosofía, que me ha ayudado y me ayuda, a pesar de que tengo unos cuantos años y me digo: ...bueno, parece que mi misión no se ha terminado, porque tengo que seguir siempre dando respuestas. Adelante, y muchísimas gracias por poder hacerlo y dar una manito a aquel que lo necesite. Muchísimas gracias.

 

Ana de Bretones: Habría que recordar de la contratapa del libro "La logoterapia es obvia", las palabras de Paco, que dicen: "Ustedes me dicen gracias Maestro; pero sin ustedes, no hubiéramos aprendido mucho".

Paco Bretones: Mis maestros han sido mis alumnos durante 25 años.

 

Graciela Allampresse: Yo en realidad no sé si debería estar acá, pero como la vida nos hace preguntas y uno no puede esquivarle a la vida,  cuando Paco hace así (hace un ademán con la mano, como señalando), hay que venir acá.

Yo este año, realmente no he estado muy presente en el curso de logoterapia. Viví una experiencia personal yéndome a España, intentado trabajar, tratando de conocer la tierra de mis abuelos. Así que empecé el curso, luego me fui, y ahora sigo viniendo.

Yo formo parte de las mamás de la Escuela de Vida. Para los que no me conocen, mi nombre es Graciela. Algunas veces me tocó estar acá, dando testimonio.

Ana y Paco eran vecinos de mi casa; yo sabía de la tarea de ellos dos, y hoy son un afecto muy grande en mi vida. Yo voy descubriendo a Paco, lo empecé a descubrir hace siete años, sentadita del otro lado, y me enojaban mucho las cosas que decía, me peleaba mucho con Paco; acá, en la Escuela de Vida, y después se ganó todo mi especto. Yo, toda mi vida fui muy contestataria; una adolescente rebelde, una Heidy que había vivido muy bien y no se daba cuenta de todo lo que tenía, y que se le quemara una pizza en el horno era suficiente motivo como para ponerse mal durante más de tres días; que se le rompiera el lavarropas era una crisis de depresión de una semana, y así muchas cosas.

Hasta que llegó a mi vida el golpe más fuerte que fue la muerte de uno de mis hijos..., y bueno, después la vida me siguió poniendo cosas por delante. Por suerte, entremedio de esa experiencia me acordé de Paco y Ana, los vecinos de mi casa paterna. Como siempre, cuando me convocan nos le puede decir que no, porque cuando yo les toqué timbre, ellos me recibieron en el living de su casa a las tres horas de haber fallecido mi hijo, y sé que reciben a todo el mundo; sé que Paco no predica, sino que vive la logoterapia. Merece todo mi afecto y él sabe que lo tiene. A veces me pone en estas situaciones de tener que hablar y yo no sé si se puede poner en palabras lo que la logoterapia significó en mi vida. Quiero poder honrarla, Paco, quiero poder viviendo haciendo todo el examen de conciencia, que Paco nos dice, que cuando nos vamos a dormir preguntemos ¿qué hice de este día? Y duermo bastante bien. Trato. Y el maestro nos marca el camino siempre.

Hoy escuché a quien que dijo que querer es poder. Viví toda mi vida creyendo desde mi omnipotencia que querer esa poder. paco un día me contestó y le dio solución un poco. Me dijo: “querer es poder si quieres lo que puedes”. en ese momento yo quería que mi hijo volviera y esa era imposible. La logoterapia nos enseña a vivir la realidad que nos toca; yo dije que me complicó la vida; una exigencia a nosotros mismos: somos los responsable más allá de las cosas que nos pasen.

De corazón, gracias a todos los que continuaron. Me encanta como está el grupo. En lo siete años he escuchado muchos testimonios, pro los de hoy han sido muy rico. Gracias Paco.

 

Ana de Bretones: Digno cierre de un año muy rico en experiencias. Gracias a todos por sostener el curso, por sostener esta familia, o mejor dicho, por formar esta familia. Hemos formado un grupo realmente muy consistente, según desde qué punto de vista alguno dirá un grupo muy reducido, muy poca gente, a lo mejor tenemos que saber leer las circunstancias, hacer una lectura siempre desde lo positivo. Como dijo Mirta, conozco las caras de todos, nos vemos, nos conocemos, compartimos, intimamos y ponemos en práctica esta cuestión del crecimiento. Creo que la mayoría ha dicho, especialmente los panelistas, “gracias a la logoterapia”, Yo creo, me atrevo a decir, que Frankl ha sido una persona muy sabia y muy clarividente porque su mensaje desde la logoterapia no ha hecho más que dejar bien asentado la apelación. La logoterapia me ayuda, pero es la respuesta que yo voy a dar a la vida desde la logoterapia, siempre yo en primer término, desde la responsabilidad.

Felices fiestas y hasta el año que viene.

 

Al finalizar el encuentro, Paco Bretones, fundador y director del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata "Viktor Frankl", instó a la búsqueda del sentido de la propia vida, aun en las circunstancias más adversas que se puedan presentar, y a reafirmar que cada uno está en el mundo, al que debe contribuir a cambiar, y con los semejantes, que contribuirán a su crecimiento personal.

Ana Vuoso de Bretones, secretaria del mencionado Centro de Estudio, agradeció la asistencia al curso, resaltando los fuertes lazos de amistad y cariño que sostienen a todos, algunos de ellos desde muchos años, y el acompañamiento permanente en un año muy especial, cuando su familia tuvo que atravesar una exigente situación existencial. Así, pudieron reafirmar el "sí a la vida, a pesar de todo y ante cualquier circunstancia".

 

Año 2009

 

Abril:

 El martes 7 comienza el XXVII Curso Anual de Logoterapia, en el Centro Cultural "Osvaldo Soriano", todos los martes a las 20.30 horas, en 25 de Mayo esquina Catamarca, hasta el mes de noviembre de 2009, inclusive.

La siguiente galería fotográfica ha sido realizada con fotos tomadas por nuestro amigo y alumno de logoterapia José María Honaine, a quien agradecemos su generosidad y profesionalismo.

 


 

Cierre Curso de Logoterapia - Año 2009

 

Ana y "Paco" Bretones

instantes antes de comenzar

el acto.

 

Ana y Paco junto a alumnas del curso, preparándose para el encuentro.

 

Ana Vuoso de Bretones: Buenas noches, nos reunimos para compartir las experiencias de este curso anual que finaliza hoy, 24 de noviembre de 2009. Quiero recordarles las charlas de verano. En el mes de enero, la primera charla va a ser el martes 19, a las 19 horas, sala B. Martes 16 de febrero, 19 horas, sala B. La fecha de marzo, a confirmar en febrero.

 

Paco Bretones: Las charlas de verano las doy yo, por desgracia, Ana no las quiere dar. Como a Ana, a mí ya me pasa; es una alumna excelente, modelo. La pregunta que me hacía: Ustedes van a venir a las charlas de verano: ¿qué van a escuchar?, ¿qué van a aprender?

 

Norma: El hombre no está terminado, así que siempre tenemos que aprender.

 

Otros:

–Las circunstancias son diferentes.

–Tenemos que ir aprendiendo cada vez más.

–Siempre hay algo que aprender.

 

Paco: Pero con los años que hace que ustedes están en logoterapia, ¿qué van a aprender de nuevo?

 

Sebastián: Yo creo que..., bah..., creo no, lo he comprobado. Yo hace cinco años que vengo a logoterapia y bueno, con respecto a tu pregunta creo que, como dice la señora, el camino de la evolución humana es infinito y uno está en ese camino, y eso como en los grandes libros siempre merece una segunda lectura, y en esa segunda lectura siempre vas a encontrar respuestas nuevas porque vos nos vas acercando cada vez más a la conciencia que nos da la logoterapia, que bien vale la pena que te sigamos en los cursos.

 

Otra: Para mí es fascinante, realmente, el intercambio y el agradecimiento por todo lo que ustedes nos dan; yo lo compararía como cuando uno lee la Biblia; cuando uno lee la Biblia no está siempre con el mismo estado de ánimo y encuentra cosas que en otro momento de la situación no nos damos cuenta; creo que el intercambio, eso de nutrirse unos de otros ayuda un montón. Usted puede tocar el mismo tema, pero la gente puede estar con un estado de ánimo de otra índole, entonces sigue aprendiendo.

 

Norma: Yo también pienso que es una manera de relacionarse. La logoterapia dice que el hombre es un ser relacional; entonces, cuando uno viene a acá, se puede relacionar con el otro, se abre, amplía su conciencia, puede trascender y eso es muy importante.

 

Paco: Eso me parece muy bueno. Lo que habéis dicho vosotras dos me parece genial. Uno habla, pero todo lo que uno dice lo va compartiendo con los demás, por tanto es un encuentro, no una clase, sino un encuentro dialogal.

 

Susana: Yo quiero agregar que nosotros recibimos de otra manera en este proceso de evolución, pero además, desde los años que te escucho, que son muchos desde el año 1990, vos jamás te has repetido, es un cambio permanente donde uno tiene que estar aprendiendo obligadamente. Cuando aprendimos el discurso que nos dijiste el martes pasado, hoy está dicho de otra manera; entonces, tenemos que “aggiornarnos” para poder comprender lo de hoy.

 

Ana: Eso se confirma teniendo en cuenta la cantidad de kilos de apuntes que tenemos de logoterapia, porque en una época, no sé si alguno de ustedes ha conocido a Mimí; ella desgrababa y hacía copias y después Susana también desgrabó y hay mucho material. ¿Se acuerdan cuando el año pasado, cuando yo tomé el dictado de las clases, habíamos pensado pasar las charlas de Paco, las grabaciones? Las clases están armadas, en esa época duraban una hora y media. Hay mucho material, pero Paco siempre prepara sus clases como si fuera la primera vez.

 

Inés: Mamá siempre me decía que hay que machacar y machacar, y eso también me parece que es una forma de que cada vez te va quedando un poquito más.

 

Ana: Además, tenemos que confiar, como todo, en el proceso de crecimiento; podríamos ser iguales, pero sería muy lamentable si no nos damos cuenta de que hemos cambiado un poco, y si no cuestionamos lo que escuchamos, porque lo importante también es cuestionar, no sólo ser receptivo. El cuestionamiento se da porque yo lo que escucho, que es importante, lo tengo que aplicar a mi vida. Entonces, tengo mi propio cuestionamiento de lo que escucho y, al mismo tiempo, la actitud de escucha se vuelve mucho más perceptiva, más selectiva, más atenta, más consciente. Lo importante de lo que pasa en este grupo es que se va confirmando la teoría, y se va confirmando la teoría de Frankl en cosas muy sencillitas, no se habla en difícil, pero se vive con exigencia y la segunda parte corre por cuenta de cada uno de nosotros.

 

Paco: ¿Ustedes creen que la logoterapia “sirve” para algo? A ver, ¿quién me contesta?

 

Vinka: Para los que no me conocen, me llamo Vinka; hoy prácticamente mi vida está en función de la logoterapia. Yo amo la logoterapia, mi vida es un antes y un después, mi vida es otra cosa, vivo feliz, vivo en paz, muy en paz...; sorteo los problemas religiosamente, que son obstáculos y problemas que me da la vida, que son todos los días, pero con una conciencia y una dedicación, no es algo que me pesa, puedo llorar, lagrimear, pero son segunditos, nada más.

 

Paco: Bien, otra idea, a ver otro pensamiento. ¿La logoterapia “sirve” para algo? Yo digo que no “sirve” para nada.

 

Norma: El término “servir” es algo utilitario, entonces la usamos como si fuera un objeto; la logoterapia es algo muy superior, es una filosofía.

 

Paco: Y la pregunta mía volvería a formularse así: Vos has dicho que la logoterapia es una filosofía, yo digo ¿la filosofía “sirve” para algo?

 

Norma: Sí, la filosofía te ayuda a conocerte, a descubrir quiénes somos. En términos filosóficos, las preguntas que nos hacemos son: ¿por qué vine a este mundo?, ¿quién soy?, ¿para qué vivo?, ¿por qué muero?; bueno, entonces sirve.

 

Ana: Es ocasión…

 

Susana: En este caso, yo pondría el “sirve” como que tenemos a la mano, diríamos “al servicio de nosotros”, todos los conceptos que la logoterapia nos brinda para afrontar el día a día, y lo podemos corroborar en nuestra vida durante tanto tiempo, yo lo pondría como “servicio”, la logoterapia está al “servicio” nuestro, no en sentido utilitario.

 

Quique: Yo, si opino, voy a ser muy contundente respecto de la logoterapia.

 

Paco: A ver…

 

Quique: El que no utiliza las herramientas que nos da la logoterapia en la vida cotidiana, por las circunstancias que hoy vive la sociedad, está fuera de contexto. La persona que tiene la posibilidad de venir a estas clases, porque la logoterapia es obvia, la aplican mucho pero sin darse cuenta; pero aquellos que aún practican la logoterapia sin darse cuenta, tienen una mejor calidad de vida que aquellos que no la aplican. A lo mejor habemos muchos que concurrimos, que lo vemos fenomenal, pero si no lo aplicamos estamos muertos.

 

Paco: Quique está diciendo algo superinteresante. En este mundo tan desquiciado, tan alocado, no hay ninguna teoría sobre el hombre capaz de abarcarlo como la logoterapia. La logoterapia para mí, esa es mi opinión, es lo que dice Quique, no; es la mejor manera de entender el mundo en que vivo, la mejor manera de ubicarme en el mundo en que vivo, la mejor manera de ver a mis semejantes de una forma muy particular, por esto la logoterapia nunca se termina de aprender, nunca.

 

Ana: La imagen sería (no sé si sirve o no): la logoterapia sería “un despertador”. ¿Lo querés oír?, lo oís; ¿querés apagarlo?, apagalo. Y no hago uso, sino que lo acepto en cuanto lo incorporo como despertador, porque si no el “usar” la logoterapia es formular un pensamiento “a gusto y piacere”, y la logoterapia muchas veces no tiene nada que ver con el gusto ni con el “piacere”. No puedo acomodarme a los principios de la logoterapia: si yo los usara, los acomodo. Y puedo declamar, y sabemos que si me acomodo, no tengo en cuenta la tridimensionalidad; ese es el punto clave, el tema clave de este año. Puede reaccionar su dimensión psicológica por sobre las otras dos, puede reaccionar su dimensión biológica, psicológica sobre las otras dos, podemos no tener en cuenta la dimensión del espíritu, o sea, que el cuestionamiento puede salir por cualquiera de las dimensiones; entonces, si yo ubico la logoterapia “únicamente” en una de las dimensiones, que es lo noético, que es lo espiritual, puedo “acomodarme” de tal manera de no poder escuchar los reclamos de lo biológico y lo psicológico. En el espiritualismo, cuando lo que clama es desde el tener, tampoco lo escucho, esa es una acomodación a mi conveniencia. Sepamos que el hombre es un todo, pero cualquiera de esas dimensiones puede tener en un momento determinado de mi vida, en una situación, una preeminencia, una ponderación; yo, como todo, tengo que saber también escuchar los reclamos de cada una, lo que no tengo que hacer es sobrevalorar una de ellas, saber desde dónde yo puedo interpretar y hacer lectura de la situación; tenemos la seguridad, a la cual podemos recurrir, de que el hombre está más sano de lo que cree y que el hombre si quiere, puede.

 

Paco: Yo a lo que iba es a que la logoterapia plantea un dilema al hombre; “o me escuchás o no me escuchás. Si me escuchás, vas realizando los principios que yo expongo, y si no me escuchás no me libero del sentimiento de culpa”. El sentimiento de culpa va muy aparejado con la logoterapia, no porque adonde no hay logoterapia haya sentimiento de culpa, sí que adonde no hay logoterapia yo me encuentro desarmado, me encuentro desarmado porque no sé encontrar lo que para Frankl es fundamental, el tema del sentido. El tema del sentido para la logoterapia es fundamental.

 

Ana: O sea, que si yo no escucho la logoterapia, no quiere decir que la logoterapia no hable. Si yo quiero ignorar la función del despertador es cosa mía; el despertador seguirá teniendo la misma función.

 

Paco: Pero la función del despertador, la única función en logoterapia, es recordarme que la vida tiene sentido, eso es fundamental. Si a mí el despertador no me suena, es lo mismo que yo no me dé cuenta de que la vida es un “buscar” sentido, un “buscar” no “encontrar”; si fuera encontrar sentido, yo tendría los problemas de mi vida resueltos, si el despertador es un “buscar” no tengo nada definido, tengo que buscarlo, ¿está claro? Entonces, lo que dice Ana de comparar la logoterapia con un despertador es lo mismo que decir: “si no escuchás el despertador, no vas a entender qué es la vida”. En la logoterapia el tema de la vida es central, pero el tema de la vida en la logoterapia va muy vinculado con el tema del sentido.

 

José María: ¿Te puedo hacer una pregunta? Me estuvieron preguntando sobre algo que aprendí acá con vos, que el amor no es un sentimiento; me gustaría que amplíes eso, si podés.

 

Paco: Si el amor fuera un sentimiento, no tendría constancia para nada, porque el sentimiento es muy inestable, está y no está, depende de muchas cosas. Me levanto con un estado humorístico y tengo un sentimiento, me levanto enojado y tengo otro sentimiento.

 

Rodolfo: El amor es un sentimiento mientras dura, es un sentimiento que puede cambiar, pero uno tiene el amor y hay amores que duran toda la vida como el amor a los hermanos; a veces, o a los padres, estén o no estén, y, sin embargo, yo lo entiendo como un sentimiento a eso; entonces, en una situación de amor hombre-mujer puede ocurrir que dure o que no dure o que dure poco, pero mientras está hay un sentimiento, una atracción, se siente el deseo de estar con la persona y la otra persona te hace sentir a vos que ella está contenta de estar contigo y se necesitan, se hablan, etcétera.

 

Inés: Yo digo que a veces, con tu marido, por ejemplo, lo querés matar; es un sentimiento de que lo querés matar, pero lo querés.

 

Patricia: Podemos tener ese sentimiento, pero el amor va más allá.

 

Ana: Paco ha dicho infinidad de veces que en el amor “también” hay sentimientos.

 

Paco: Hay sentimiento, pero no es un sentimiento.

 

Ana: No está supeditado al vaivén de lo que sienta, porque si yo quiero matar a mi marido tiene que haber mucho amor para sostener la relación, y supeditamos a lo más profundo del hombre, que es la capacidad, a si tengo ganas o no tengo ganas; si hoy me levanté con el pie derecho o con el pie izquierdo, no podemos marcar la diferencia de lo más auténtico. Pero se expresa a través de las emociones, de los sentimientos, de lo gestual.

 

Paco: Lo importante es que entiendan la frase “el amor no es un sentimiento”, porque el sentimiento no dura. Hoy me levanto y como a mi esposa a besos, la acaricio y la mimo y me esfuerzo por complacerla, y voy y le preparo un desayuno con una florcita bárbara, y se lo entrego; ella, medio ingenua, cree que así va a ser siempre. Al día siguiente me levanto y no la atiendo para nada, y ella está pensando en el día anterior, y con voz melosa me dice: “Paquito, ¿no me traés el desayuno?” Y yo le digo: “No me molestes, que tengo que ir a trabajar”. ¿Se dan cuenta? La misma persona, la misma situación con dos actitudes totalmente distintas.

 

Ana: ¿Hay una situación más evidente de expresar amor que cuando estamos viviendo un valor de actitud? Habrá sentimientos, sin duda, pero es la prueba más clara de lo que es la esencia del hombre expresando amor.

 

Rodolfo: ¿Por qué no definís el amor? No es un sentimiento, existe el sentimiento, es más que un sentimiento.

 

Paco: El  filósofo francés Gabriel Marsel habla sobre el amor: “Tú jamás morirás”. Por lo tanto, al decirle un ser humano a otro “tú jamás morirás”, lo está descubriendo permanentemente; hay algo en mí que no muere: eso es lo que vos descubrís. La muerte y el amor no van juntos.

 

Ana: Si nosotros ubicamos al amor como un protofenómeno, algo que nos constituye, como la responsabilidad, la libertad, la conciencia, por ahí si queremos definir en su plenitud qué es la responsabilidad, podremos tener una definición para acotar algo, pero lo podemos demostrar con actos. Entonces, creo yo, el amor se demuestra con actos amorosos. A partir de ahí, pongamos todos los otros “ingredientes”: el respeto por el otro, las circunstancias en las cuales yo me involucro con el otro, porque, si bien hacemos siempre una referencia al amor entre esposos, parejas y demás está el amor que es universal, el amor que podemos sentir hacia la creación, no únicamente el amor que puede haber en una pareja.

 

Paco: Cuando se define la esencia de lo que es la logoterapia siempre se habla de los protofenómenos como son: primero: la libertad; segundo: la responsabilidad; tercero: conciencia y cuando se dan estos elementos, cuando se habla del amor, que nunca muere, el amor siempre se lo coloca al final, cuando se da todo esto: libertad, responsabilidad, conciencia, compromiso, ahora viene el amor. El amor se supone que es el supremo esfuerzo que se hace para conseguir el hecho de amar.

 

Ana: Viene muy bien compartir el texto 1 San Pablo, “Himno del Amor”.

 

Susana: “El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia sino que se regocija con la verdad; el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás, las profecías se acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá, porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto”.

 

Paco: No digan ¡qué ideal! Todo esto es fruto. Todo esto no se da por generación espontánea, todo esto es fruto de lo que dijimos antes, cuando se dan las cuatro virtudes que se practican, eso viene solo, ¿se dan cuenta?

La libertad, primer eslabón de la esencia de la logoterapia, la “libertad”. Yo soy libertad y ser libertad es dentro de lo religioso –cuando yo digo esto hay que distinguir bien la religión de lo religioso, la religión es una cosa y lo religioso es otra, no es la misma cosa–, entonces ven, cuando se dice libertad, estoy diciendo la voluntad de Dios cuando crea al hombre. Cuando crea al hombre es como si Dios le dijera –tú debes ser lo que tú eliges ser–, por tanto, la libertad es fundamental para entender al hombre. Si no hay libertad al hombre no se lo entiende; además de esto, la segunda característica: “responsabilidad”. Responsabilidad viene de “respons-habilitas”, la capacidad de respuesta. La libertad supone la capacidad de respuesta por parte mía y en esta capacidad de respuesta el hombre elige, tanto en la libertad como en la responsabilidad siempre hay elección. La responsabilidad es pura elección, yo elijo la respuesta pero la pregunta a mí me viene de afuera y yo la respondo, y fíjense bien que en este responder de la responsabilidad está, yo diría, un despertar dentro del hombre, que es la conciencia de darme cuenta –la conciencia es un darse cuenta–, yo me doy cuenta. Libertad y responsabilidad llevan a hacerme dar cuenta de lo que yo respondo ¿está claro esto o es chino?

 

Todos: Sííí...

 

Ana: Y en este ejercicio, en donde la improvisación no existe, sino que tiene que ver con la exigencia, con el cuestionamiento, con el autoconocimiento, el amor aparece.

 

Paco: Ahí aparece el amor.

 

José María: Es como el fruto del trabajo que uno hizo para que se dé el amor.

 

Ana: Además, el hecho responsable, el accionar responsablemente o libremente no es una cosa muy superficial, también supone una reflexión, una toma de postura, un conocimiento propio muy íntimo; o sea, son palabras muy fuertes. Es decir: soy responsable o mi obrar es responsablemente, son palabras que tenemos muy alcance de la mano, pero…, entonces todo eso lleva a un ejercicio de vida, de conocimiento y de exigencia de vida que después lo otro se va dando. Ahora, no se va dando de una vez y para siempre, justamente haciendo referencia a lo que decíamos al principio, ojalá que no seamos los mismos mañana o dentro de un mes, entonces la exigencia sería, cimentando lo aprendido pero cada vez más porque si bien las situaciones pueden ser similares yo tengo que ser más exigente con las respuestas.

 

Sebastián: Bueno, ahora están haciendo una síntesis de lo que vimos en el año y yo podría aportar que me costó mucho tiempo entender algunas cosas que oía siempre acá y pude llevarlas (gracias a Dios, a través de las exigencias de la vida que, exigencias de mi propia vida) a cabo, como comprender, por ejemplo, que la búsqueda de sentido es dinámica y que hay momentos, hay ocasiones en las cuales esa ocasión de vida me presenta un sentido que ya mañana puede dejar de tenerlo, y que es muy duro entender eso porque uno tiene apegos y debe dejar eso, y debe seguir adelante, y lo único que te mantiene vivo es seguir adelante en esa dinámica, en esa búsqueda de sentido, que va variando; entendí que no hay que tener un solo proyecto como vos decís, Ana, porque a veces se nos cae todo cuando apostamos todas las fichas a un solo proyecto, y que hay que tener la capacidad y la fuerza para, a pesar de todo, seguir cuando esos proyectos a veces se caen por distintas razones; muchas cosas he aprendido, pero una de las más profundas, estaba pensando en eso cuando dijiste que había que hablar, fue eso, una de las tantas y también podía mencionar otra, de lo que estaban hablando recién, y estoy convencido porque lo pude vivenciar, que el gesto más grande de amor es el valor de actitud y lo pude vivenciar y me sentí totalmente rico y enriquecido, sé que se puede hacer en todo momento y en toda ocasión, porque como bien dicen ustedes, todo momento es un llamado; está apelando a que nosotros decidamos qué hacer, y a partir de ahí me cerraron un montón de cosas que hace muchos años eran teorías complejas. Yo decía, son muy complejas y anotaba y anotaba, y hoy como verán ya no anoto más. Ya anoté todo lo que tenía que anotar, no está mal anotar, pero esa sería una de las conclusiones. En este año que pasa, la vida me ha sacudido bastante por situaciones personales que tuve, pero siempre gracias a ustedes por haberme enseñado esto, traté de seguir buscando el sentido a pesar de todo y en eso estoy y aquí estoy.

 

Rodolfo: ¿No te agradecés a vos?

 

Sebastián: Por supuesto que me lo agradezco a mí. Seguro.

 

Ana: El valor de actitud precisa expresamente la presencia del otro que es lo más sublime que uno puede experimentar, porque tiene que ver pura y exclusivamente con el otro. Gracias, Sebastián.

 

Mauricio se estrenó este año como alumno de logoterapia. ¿Qué pensás cuando escuchás decir “yo hace veinte años que vengo...”, “yo veintidós...”, “...dieciocho...”?

 

Mauricio: Lo que pude ir experimentando desde que estoy acá, y es lo que más me ha servido, es encarar algunas cosas con menos miedos que antes, pude darme un poco más de valor a mí mismo en lo que hago. No sentirme raro cuando tengo actitudes de servicio, me siento apoyado en lo que se dice acá, porque a veces es incómodo sentirse solo haciendo algo que no todo el mundo hace. Eso me hace más fuerte y me ayuda y básicamente cosas que he ido sintiendo que me cuesta, pero antes vivía en un continuo estado de miedos, sin poder explicar a qué, miedos que se reflejaban en el organismo y demás; ahora estoy teniendo momentos sin miedo y pudiendo hacer cosas. Otra cosa que me llamó la atención es el tema de la acción, de hacer cosas, cómo lo libera a uno y tranquiliza, eso también lo pude experimentar, es como que a través de experiencias estoy viendo las virtudes de poner en práctica lo que se habla acá. Siento que me está haciendo bien.

 

Ana: Uno comprende que si logra formularse un proyecto de vida, que supone un coraje, un desafío, también puede pensar que ese proyecto se puede caer, o sea, más vale arriesgar, vivir, largarnos a esta cuestión incierta de la vida, porque como dijimos muchas veces, estamos estrenando el minuto a minuto, la vida se estrena, entonces si bien los proyectos se pueden caer, no puedo dejar de proyectar, eso es lo importante, con todas las posibilidades que tengo libremente de cambiarlo y libremente de levantarme si me caigo con el proyecto, porque el proyecto se puede caer, pero yo me puedo caer con el proyecto porque me he identificado de tal manera que lo absoluticé. Cuando puedo darme cuenta que el proyecto se cayó pero yo no, dejo de lado los miedos, arriesgo, juego y seguramente siempre gano. ¿Se acuerdan cuando hablamos del fracaso? Siempre ganamos.

 

Patricia: A veces las cosas no son como yo quiero que sean. Entonces, a pesar de eso, tengo el margen de sacarle una parte a la cosa, a pesar de que no es como yo lo proyecté, no es como yo quería, pero hay otra parte que me está dando otro margen, otra apertura, otro margen de acción que me está dando la experiencia, debo buscar un arma diferente.

 

Natalia: Yo estaba pensando cuando usted hablaba en el tema de la adaptación. Lo que rescato de la logoterapia es que estoy aprendiendo a adaptarme a un montón de cosas, a cambiar mi perspectiva de muchas otras; en las primeras clases –yo empecé en agosto, así que hace muy poco tiempo–, realmente pensé: “mucha teoría, muy lindo sonaba todo, pero cuando lo tenga que bajar a mi vida diaria, ¿voy a poder bajarlo?” Hace poco, hablando con unos amigos, me escuché a mí misma hablando de cosas que se hablan acá, diciendo frases, entonces dije: “Bueno, la logoterapia está dándome frutos porque estoy empezando a aplicarla”. Creo que es un proceso; a muchos escucho decir que hace muchos años que vienen; y bueno, yo hace muy poquito, días que engancho más cosas, días que más o menos, pero de a poco voy aprendiendo cosas que me están siendo muy útiles, para cambiar y adaptarme mejor a las cosas, no tengo una postura tan rígida, sino veo que hay varias perspectivas.

 

Ana: Si me permitís, deberías cambiar eso de “adaptar” por “capacidad de elegir”. Porque vos hacés eso, tenés la capacidad de elección; porque si no, estás dependiendo del otro.

 

César y Amalia: Habla Amalia: Acá estamos, firmes. No hemo venido continuamente pero a través de los años esporádicamente siempre nos damos una vuelta porque, en nuestro caso, este año específicamente nos sirvió mucho la logoterapia; hemos encontrado, en mi caso, pero tenemos un proyecto en común de trabajo, que se nos vinieron algunas cosas abajo, pero como dijiste vos Ana, no podemos dejar de proyectar a pesar de…, y le hemos encontrado sentido a muchas cosas en nuestra vida, personalmente y en común también.

 

César: Lo que más aprendí en lo poco que he venido es que usaba el 30 por ciento de mi capacidad de voluntad, de fuerza y de inteligencia y que de las cosas que suceden está en mí sacar de adentro para poder solucionar las cosas, está en mí. La fuerza que usaba, la capacidad que usaba o la inteligencia que usaba para esas cosas sé que usaba un 30 por ciento de mi capacidad y estaban en mí todas las cosas.

 

Ana: Esto de poder autodistanciarse y darse cuenta de esas cosas es muy importante.

 

Paco: Yo creo, César, que a todo el mundo le pasa lo mismo, no hay nadie que use el cien por cien de sus capacidades, nadie. Los condicionamientos de la vida, las dificultades del diario vivir nos limitan mucho y siempre podemos más de lo que hacemos, siempre podemos más. Por esto nosotros hablamos de las potencialidades, tenemos más potencialidades que las que ponemos en función.

 

Ana: Santiago, ¿vos armaste un grupo de logoterapia en España, tengo entendido?

 

Santiago: Había una escuela, en Bilbao, fui un día pero era nada más que para el grupo de ellos, tenía que ir otro día, pero después no pude. Bien, ustedes saben que yo vine acá por problemas de miedo, era el gran planificador de mi vida. A partir de que vine acá tomé ciertos ítems que los pongo en práctica y así me sirve, a veces no entiendo mucho, cuando se habla de cierta terminología porque me son extrañas, porque no tengo esa formación filosófica, pero yo aplico siete u ocho ítems y me siento bien.

 

Patricia: A mí me pasa un poco como a Santiago: algunos términos los entiendo; algunos conceptos también los entiendo, después los olvido, pero viniendo a las clases refresco lo aprendido. Lo importante para mí es que la logoterapia es vivencial, no es una teoría que vos, Paco, nos podés transmitir. Además de teoría, es una manera de vivir y que a mí me queda siempre muy grabado y que taladra mucho el “para qué” todo el tiempo. Este año me marcó mucho “yo soy más de lo que me pasa”, “no soy lo que me pasa, soy mucho más que eso”, y pienso que a mí, personalmente, cuando dejo de mirarme el ombligo, se soluciona el 95% de los problemas. Cuando dejo de ser yo la preocupación y aparecen las “S”: Salir, Servir, Sentido, Sabiduría, reconozco que éstas son la clave. No es fácil. Yo experimenté la solidaridad y el servicio con respecto a ustedes a través de las charlas, y quiero agradecerles mucho. Ustedes se ocupan de cada uno a través del salir, del servicio, de la solidaridad, y en todo está el amor. Gracias.

 

Raquel: Este año fue pesado. Comencé más batalladora, luego me fui calmando. Tuve más conciencia de lo que extraño a mi hijo, de lo que me cuesta aceptar lo que pasó, y si sigo adelante es por lo que yo aprendo acá. Sé que la fuerza que a mí me sale todos los días es por lo que aprendo acá.

 

Rodolfo: Este año ha sido de sumatoria en el aprendizaje de cómo ver las cosas y contestar las apelaciones, las preguntas que nos hace la vida y de todo lo que puedo desde mis potencialidades. Paco preguntaba si la logoterapia sirve para algo, y todos de una u otra manera dijimos que sí; es para crecer humanamente, ser mejores, dejar nuestros egoísmos, “ver” al otro, “ver” las cosas, no mirar. También se dijo si la repetición de los conceptos sirve; yo creo que sí, porque cada vez se oye distinto, será porque uno internaliza, comprende más, continúa viendo de otra manera. Veo aquí el cambio que se ha ido manifestando en varios compañeros; a vos Mauricio, llegaste de una manera y te veo notablemente mejor, y vos que decís que no sabés cuánto te ha ayudado y veo que mucho, tu anterior testimonio me lo dice (señalando a una mujer que habla un fluido croata con Vinka). Además, este grupo ha sido muy positivo porque nos hemos ayudado mucho y ni hablar de Paco y Ana que son la logoterapia obvia. A todos les doy mi sincero reconocimiento y pido un aplauso para todos y reencontrarnos pronto para continuar este maravilloso camino. Si comparo como llegué aquí y hoy, es el día con la noche. 

 

Ana y Paco Bretones: Después de compartir los testimonios, las experiencias de vida, las opiniones, las expectativas y los deseos de felicidad y logros en estas fiestas de Navidad y Ano Nuevo, nosotros agradecemos a todos los presentes, a los amigos que, además de alumnos nos han acompañado durante todo el año con la actitud de reconocimiento, agradecimiento y, por sobre todo, de amor.

 

 


 

Martes 30 de noviembre de 2010

Cierre del XXVIII Curso Anual de Logoterapia, en la Sala “A”

del Centro Cultural “Osvaldo Soriano”

Ana Vuoso de Bretones y Francisco "Paco" Bretones (cafecito mediante) dispuestos para recibir a los alumnos-amigos, turistas y otros.

 

Con la presencia del Dr. Francisco Bretones, fundador y director del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Víktor E. Frankl” y de Ana Vuoso de Bretones, los alumnos asistentes al curso anual manifestaron y compartieron, en forma personal, las experiencias de vida a lo largo de todo el año. Hoy alumnos veteranos y otros que asistieron por primera vez a las charlas sobre Viktor Frankl y la Logoterapia.

Queremos compartir con ustedes sus testimonios:

Ana Bretones: Buenas noches a todos. Hemos ido desarrollando durante este año los temas básicos del pensamiento de Frankl y desde el año pasado con la modalidad de grupo de reflexión más grande del que aconsejamos hacer, independientemente de las charlas, pero se fue dando así, desde mediados del año pasado que Paco por razones de salud no pudo venir, y bueno, me animé yo y acá estamos con este grupo de amigos que son incondicionales y creo que después vamos a pedir la opinión de todos ustedes, los que han venido todo el año, qué les pareció esta modalidad.

Los históricos amigos de esta casa, recordarán que años atrás, la última fecha del curso teníamos paneles testimoniales con reuniones que duraban más de dos horas y en una época organizábamos paneles de acuerdo a las actividades que realizaban, entonces teníamos paneles de maestros, paneles de amas de casa, paneles del hombre común de la calle…, después, como el número de concurrentes fue reduciéndose implementamos la manera de hablar y de escucharnos todos porque al no ser un curso eminentemente expositivo, en donde se da la charla, se habla del contenido teórico de la logoterapia, y se hacen algunas preguntas, como no es esa la modalidad sino que llevamos un año trabajando en la reflexión, en el aporte de las personas que asisten. Ya lo hicimos el año pasado y el otro también;  todos damos una opinión de cómo lo vivenciamos, porque esa es justamente la fundamentación del curso de Paco: la “logoteoría” es la que tiene que dar paso a la “logovivencia” y después si es necesario a la “logoactitud”. Entonces, digo que fuimos (a grandes pasos) viendo los principales temas de la logoterapia, indudablemente faltaría profundizarlos mucho más, pero como es un único curso, no hay diferentes niveles, seguramente que el año que viene lo volveremos a hacer, pero lo que ustedes han manifestado mucho durante este año, es que si bien tratamos el tema de “las potencialidades”, “lo que el hombre es”, “el modelo de hombre de Frankl”, “el único e irrepetible”, “el sentido de la vida” y demás, más o menos de la misma manera, rescato y ustedes también han rescatado y se han dado cuenta que no les llega de la misma manera, el mismo tema ya visto, eso nos ha servido para que nos pudiéramos posicionar y que nos sirviera de termómetro estas reuniones, estos encuentros, estas charlas para ver si el compromiso que hemos contraído con nosotros mismos se mantiene; nos ha servido para darnos cuenta, mejor dicho nos ha hecho, creo yo, (mejor voy a hablar en primera persona), yo, para darme cuenta si estoy avanzando en este camino que me propuse recorrer desde la exigencia, cuántas veces he tenido paradas, a veces paradas impuestas y otras veces paradas por mí elegidas, y cuántas veces no me dejaron la vida, las circunstancias, el sentido de las preguntas que me ha hecho la vida. Tampoco  me dejaron tiempo para que pudiera darme el permiso de una parada, de un empujoncito y volvemos. De cualquier manera el momento de la parada lo he elegido yo. Esta última clase, estoy convencida, porque lo ha sido otras veces, va a ser riquísima por los testimonios; aquí no se va a competir con el conocimiento, así que espero que en esta hora todos digan algunas palabritas, porque la riqueza está en hablar desde nosotros mismos, sabiendo que estamos hablando de cómo vivimos y yo creo que al hablar y al escucharnos es como reafirmar el querer seguir.

Paco Bretones: Estamos escuchando demasiado a Ana; cuando veníamos dijimos: “hoy tenemos que escuchar a la gente, pero no nosotros”, pero ella ha cambiado el esquema; ella sigue hablando  de lo mucho que lleva almacenado. La idea es que ustedes hablen y que cada uno diga qué le aportó el curso a su propia vida y esto me parece que es muy importante. Ya saben ustedes lo que pensamos nosotros, porque nosotros hemos hablado durante todo el año y ustedes han callado, pero “han callado” no significa que no han pensado, por esto ahora es importante que ustedes repitan lo que han pensado y esto lo comunicamos. Cada uno cuando comenta lo que ha pensado está haciendo bien a otro; ustedes ya saben cómo pensamos nosotros, nosotros queremos saber cómo piensan ustedes, así que yo me callo y empiezan a hablar ustedes.

Nelly Segalla: Buenas noches, yo soy Nelly, alumna desde hace muchos años, bueno, empecé para perfeccionar lo que yo era “asistente social”, bueno lo que soy, porque sigo siendo pero no ejerciendo. Empecé por curiosidad y para poder hacer algo más por mis pacientes, por la gente que yo asistía. Una lucecita se me prendió porque dije: “realmente esto cuánto puede llegar a servir”. Pero después la vida me puso en un problema, en algo tremendo, que fue la muerte de mi hija de 27 años, y ahí me dí cuenta cuánto valor tenía la logoterapia, porque realmente sin esto yo no hubiese salido, de lo que realmente significa la muerte de un hijo. Bueno, seguí el curso yendo, viniendo, a veces con problemas porque no he podido asistir, pero toda vez que he podido, porque yo sé que realmente esto es lo único que me ha salvado. Posteriormente, como es la vida, una de cal y una de arena, me fue dando golpes, el último golpe fue un cáncer de colon, que estoy superando o superé, o por lo menos estoy superando, no lo sé si seguiré, después me caigo y me rompo la tibia y el peroné, y bueno, como a todo el mundo yo creo que nos pasan cosas, la vida nos pregunta, a cada rato nos pregunta y tenemos que responder, por lo menos sabiendo de lo que se trata la logoterapia, tenemos que responder de la mejor manera porque el que conoce y está viviendo esta filosofía de vida debe responder así, con todo ánimo, con toda positividad, y nos va a hacer vivir realmente de otra manera, es decir, es un antes y un después de la logoterapia, es una frase muy hecha, muy conocida, pero realmente es así, mi testimonio es este, si yo no hubiera tenido a la logoterapia, y por ende, a estos dos ángeles que Dios ha mandado a la Tierra, yo no hubiese sido esta persona. Este es mi testimonio, espero que les haya servido, especialmente a los que pasan situaciones límite, decirles que se puede, que se puede seguir adelante, y hay que poner en práctica lo que dice la logoterapia. Nada más, muchas gracias.

 

Rodolfo Mendiola: Buenas noches a todos. Alguien decía por allí que se repiten los temas. Yo ya hace cuatro años que vine al curso, y es verdad que se repiten algunas cosas, pero en verdad no se dice lo mismo y eso es  porque cada uno a medida que pasa el tiempo aquí en logoterapia, va asimilando mejor lo que se repite, sí lo repitieron pero lo va asimilando y lo va poniendo en práctica, porque la logoterapia no se declama sino que se practica, si no es una declamación que no lleva a ningún lado. Todos estos años me han servido para ver también  la fuerza indómita del espíritu, de personas que han pasado situaciones difíciles; yo también las he pasado, entre otras cosas momentos difíciles, personas que han pasado la cosa más terribles que le puede ocurrir a una persona como es perder un hijo, entonces he mirado con gran admiración,  cómo ellos han puesto en práctica algo como es la logoterapia, que realmente les ha salvado la vida, que al final en última instancia los que se han salvado la vida y se han curado son los que han podido llevar adelante un nuevo proyecto y poder sonreír de vuelta; es el individuo que se termina curando, que lo ha explicado Paco muchas veces. Es uno mismo el que pone las cosas en práctica, entonces sí, gracias a Paco, gracias a Ana, sin ninguna duda son los que nos han dado las herramientas a través  de solidaridad, de esa entrega  que hacen, otro ejemplo también, pero lo que yo he visto en diferentes personas, en diferentes trabajos y cosas, he visto también el proceso de crecimiento, puedo nombrar varios acá pero no me quiero olvidar de ninguno. De modo que, yo el año pasado dije las mismas cosas, pero nunca se dicen las mismas cosas, como todo lo que se aprende acá, siempre hay algo nuevo, a pesar de que uno dice “sí ya lo ví, ya lo leí”, pero yo voy a seguir viniendo porque este es un grupo de reflexión, de comunicación social que a uno le hace muy bien, nos hace llevar adelante la difícil vida, que siempre nos pregunta cosas.  Verdaderamente uno tiene que vivir lo que está viviendo ahora, uno tiene que tener proyecto, porque yo los tengo, antes no los tenía, yo hablo de los primeros años, de modo que mi agradecimiento no solamente a todos ustedes, también voy a nombrar a los que no están, pero me han enseñado mucho. Y por supuesto a Paco, con todas las dificultades que le van apareciendo y también a Anita; decir Paco es decir Ana porque también tenemos un matrimonio que se ama, y eso es maravilloso para crecer, esto me produce un gran aliciente para crecer, un crecimiento espiritual. Nada más, un beso a todos.

Sandra Papagni: Bueno ya hace un año que venimos con Antonio, mi esposo. Llegamos acá a través de la Escuela de Vida y si en estos momentos me preguntan qué es la logoterapia, yo la verdad que no sé si sé definirla o si diese una definición, si es la correcta. Lo que sí puedo decir que todo lo que escuché acá, las experiencias de todos ustedes, lo que hemos compartido me ha servido muchísimo, y las he puesto en práctica día a día, y digo día a día porque realmente para mí fue un aprender a vivir de otra manera después del  fallecimiento de dos de nuestros hijos, y bueno, realmente necesitaba encontrar muchos recursos para poder seguir viviendo y creo que los encontré en la logoterapia y me falta muchísimo para aprender así que espero que el año que viene siga. Un  poco eso, siento que me sirvió muchísimo, muchísimo, muchísimo. Nada más, gracias.

Antonio Domínguez: Yo soy Antonio, esposo de Sandra, yo concurrí más que todo acá para acompañar a Sandra y había muchas cosas en la Escuela de Vida que no entendía y al empezar a concurrir acá empecé a interpretar muchas cosas que se hablaban en la Escuela; a veces quedaba medio colgado y por no preguntar, como pasa siempre. La verdad que esto me ayudó un montón para vivir día a día y superarlo; gracias a esto estamos aprendiendo a vivir de otra forma, porque después de la que pasamos es muy jodido. Nada, gracias.

Mirta Cacchioni: Buenas noches. Bueno, yo hace 18 años que vengo a Logoterapia, que comparto con un montón de personas, muchas están presentes otras no y ¿por qué vine a la logoterapia? Alguien, conversando, y la primer persona que estaba es Elena ¿te acordás Elena?, comenzamos a compartir estos años vividos, años con experiencias con gente conocida, como que la logoterapia nos fue enseñando individualmente a cambiar, a ser mejores personas, a ser solidarios, a sacarnos eso que a veces todos tenemos, ese  poco de egoísmo y de pensar que hay gente que sufre pero hay gente que sigue adelante  con una  dignidad esperanzadora, una dignidad que nos hace ver y de pronto a preguntarnos y valorar todo lo que tenemos. Yo no he tenido situaciones límite hasta el día de hoy, pero por ejemplo el otro día cuando fuimos al aniversario de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos y conociendo, porque uno vive en esta sociedad, vive y comparte con ustedes, no es que estamos alejados y no estoy alejada de esta realidad, y yo dije: “qué emoción esta gente con lo que pasó, con esa dignidad, con esa amabilidad”. Nosotros, en estos años, gracias a la logoterapia hemos compartido con un montón de personas, de las cuales yo me siento orgullosa, con muchos de ellos no hemos conversado, pero nos hemos saludado y demás está decir, Ana y Paco con esa dignidad, con ese ejemplo, con ese venir en esa circunstancia que a veces sabemos que no puede estar y está, está los días de lluvia, está los días de frío, yo señores y amigos, me enorgullezco en compartir con ustedes estos momentos y con Ana y Paco y también desearles, más allá de las circunstancias de la vida, que el año que viene  sea para ustedes de felicidad. Muchas gracias.

Norma Galante: Hace 25 años que vengo a las clases de Paco, en forma ininterrumpida, como se dan cuenta soy muy perseverante. Comencé a venir conociendo el libro de Viktor Frankl, “El hombre en busca de sentido”, en esos momentos uno estaba atravesando situaciones difíciles, que me ha tocado vivir con los hijos, con los nietos, pero gracias a la enseñanza que he recibido de la logoterapia, y que me sigue aportando porque pienso que este aprendizaje se va a acabar cuando acabe mi vida, he podido seguir adelante sacando  esa fuerza indómita del espíritu y buscar el sentido, y con el ejemplo de aquí de estos “maestros” que son incomparables. Uno siempre fue de seguir en situaciones que no son evitables, no se pueden cambiar y seguir adelante. Siempre la vida te va presentando situaciones lindas, de felicidad, que hay que poder aprender a disfrutarlas, porque no me olvido nunca cuando Paco nos decía  “Dios te pedirá cuenta de aquellos momentos que pudiste disfrutar y no disfrutaste”.  Entonces, disfrutar los  momentos en que la vida nos presenta esa alegría, la naturaleza, el arte, todo lo que podemos disfrutar de nosotros, de nuestros amigos, de estos encuentros que son insuperables y después cuando nos toquen los momentos difíciles tener la entereza de aceptarlos y seguir adelante. Y pido que siempre tenga las fuerzas para seguir con este grupo de amigos que ya les dije que es insuperable. Nada más, gracias.

Teresa Peral: Bueno, yo también soy veterana, muchos años viniendo al curso. Gracias a Dios nunca tuve que vivir una situación límite pero he encontrado acá en Paco y Ana, como siempre, un apoyo moral para toda la vida, todo lo que he aprendido en estos cursos. Antes era la sala llena, había gente sentada en el escenario porque no había lugar para sentarse, muchos años atrás, después la gente se fue retrayendo, pero son clases que hay que venir porque siempre uno se siente bien y se aprende mucho. Muchas gracias a todos, en especial a ustedes.

 Julio César Pretti: Julio César me llamo yo, mis amigos me dicen César y a mí me causa gracia pero me gusta. Yo descubrí este tema de la logoterapia para gran asombro mío hace como cinco años, yo tenía más de 60 años y me puse a pensar que yo había transcurrido esos más de sesenta años, no digo en la oscuridad porque no fue tan así, pero sin conocer que este tema era una cosa insólita que a mí me hubiera hecho muchísima, pero muchísima falta haberla conocido mucho antes, es decir en mis años de juventud. ¿Por qué digo esto? Porque yo soy médico y atiendo personas, y tengo personas que sufren y a veces cuando fallecía algún familiar yo no tenía palabras para consolarlos, los miraba y me decían, “sí doctor, está bien”, como diciendo “no te gastés flaco que no te sale nada” y yo sufría muchísimo, casi… no digo a la par de ellos, pero sufría mucho. En este momentos no sé si tengo más o menos palabras para consolar a alguien pero sí tengo y conozco algunas cosas que antes no conocía, todas hermosas, todas importantísimas, fundamentales para la vida de cada uno de nosotros, trato de inculcárselas a mis hijos y a todos los amigos a quien uno puede acercarse y contagiarles el entusiasmo por vivir. Una de las cosas que dice Frankl, es la rehumanización de la medicina, yo me propuse una cosa y lo hablé con Paco, creo que es muy difícil, no sé si lo voy a poder hacer: es escribir un librito, un ensayo, sobre la aplicación de la logoterapia en los planes de estudio de la medicina, porque no puede ser,  que un médico, yo soy un especialista, tengo tres títulos, lo digo con toda modestia, pero tengo prestigio, trabajo muy bien y no sabía nada de esto; es increíble, esto es una incongruencia que no tiene sentido. Nunca pensé en cobrar, en los honorarios, en hacer un comercio de la profesión, de hecho creo que alguna inclinación hacia la logoterapia sin saberlo tendría, siempre me incliné hacia el humanismo, traté de ayudar a la gente, pero muy muy empíricamente. Entonces, cómo no voy a estar agradecido a vos Paco y a Ana porque me enseñaron, y muy movilizado por Silvia, mi señora, que es la que me trajo, porque me abrió las puertas de una ciencia, de una vida, de una experiencia totalmente desconocida para mí y muy, muy valedera. Entonces, no les puedo decir felicitaciones a ustedes porque no soy quién,  pero realmente estoy muy contento de haberlos conocido y muy agradecido, nada más.

Silvia de Pretti: Buenas noches a todos, mi nombre es  Silvia, vivo en La Plata, pero hace unos 7 u 8 años comencé a venir a Mar del Plata todos los meses y cuando leí de las actividades de la Biblioteca, que había cursos de logoterapia, inmediatamente comencé a venir, a invitar amigas, y bueno, como todo pasa, algunas amigas se fueron quedando en el camino en relación a acompañarme en el  curso, pero otras se fueron entusiasmando, pero también muchas amigas son de Buenos Aires, otras vienen en el verano, así que es  difícil integrarlas, pero yo sé que están integradas de corazón a Paco y a Ana, que los quieren mucho y para mí ha sido una alegría y una sorpresa cuando los invité y se han sentido muy gustosos, muy contentos, incluso cuando vienen solos, se acercan ellos solos no esperan que tenga que estar yo en Mar del Plata. Para mí ha significado encontrarme con algo hermoso porque es un grupo desde hace tanto tiempo, como dijo recién una de las amigas, al principio era tan numeroso, que estaba el salón completo, luego bueno, a mí también me pasó con amigas que venían y ahora no, pero veo que me encanta venir una vez por mes, (vengo los martes) y observar las experiencias de ustedes, escucharlos, la verdad que me alegra de corazón, me siento muy feliz de poder compartir con ustedes, porque yo en La Plata no tengo espacio, lo puedo compartir con alguna colega, que me escucha, que la escucho, que conversamos, pero son distintas orientaciones. Entonces, para mí encontrarme con todos ustedes y escucharlos es un gran alimento para el alma. Me siento totalmente reconfortada, sobretodo cuando lo veo que Paco  la puede acompañar a Ana, que están juntos, me produce una inmensa alegría. Así que son momentos para mí de permanente crecimiento. Yo ya estaba con esta orientación desde hace muchos años por una de mis orientaciones, después que me recibí, por eso cuando vi que ustedes hacían un taller todos los martes, traté de integrarme cada vez que estaba acá, viví hermosos momentos y les agradezco a los dos porque ha sido una gran felicidad, y esto les deseo a ustedes, y para el año que viene también muy feliz año y que continúen, ya sé que se puede, y que continúen con el taller así puedo venir. Muchas gracias a todos, especialmente a Ana y Paco, un beso.

Ani: Queridos Paco y Ana y a los nuevos amigos que estoy empezando a formar y estoy muy emocionado porque veo que esto es una gran herramienta, y estoy muy agradecida, lo primero que tengo es agradecimiento. Yo he perdido a toda mi familia, no tuve hijos pero un poco se pierde el sentido cuando no se tiene un para qué, y bueno, dejé de trabajar. Llevo  una vida extraña, fuerte, linda, fantástica, no me puedo quejar, realmente le agrdezco a Dios por todo lo que me dio, pero realmente esto es como un regalo de la vida, fuerte, lindo, estoy muy emocionada porque los quiero mucho y los necesito, les agradezco que estén acá, es gente linda, que se brinda, que sufre, son un poco mi nueva familia. Nada más que agradecerles y lo más importante que da la logoterapia es la esperanza, la esperanza de que uno puede vivir mejor, que puede hacer un cambio, que nunca es tarde, esos son los mensajes más fuertes y más profundos y me están ayudando a vivir esta última etapa de mi vida, (porque ya soy grande), mejor. Y que se puede, y la esperanza es lo más lindo que me han regalado ustedes.

Yo soy Lilia Paicil, hace muchos años que venía a logoterapia, y bueno, ahora no vengo porque mi vida encontró un sentido y está en acción, y estoy con las hermanitas de la madre Teresa, y estoy con los enfermos terminales, viajo. Estoy con las abuelas, me quedo ahí, viviendo con las abuelas y me quedo ahí con las hermanas, y mi vida tiene cada día más ganas de vivir, y bueno, tengo unas fuerzas terribles y cada vez quiero algo más y algo más, y gracias a la logoterapia, porque por la logoterapia  descubrí mi dimensión espiritual, y bueno, encontré el camino, y bueno, me siento muy feliz en el camino espiritual; cuando tenía mis padres pensaba el día que no los tenga no sé qué voy a hacer, y llegó el momento de su partida y gracias a la logoterapia que me ha ayudado bastante,  tengo tanta paz, tanta tranquilidad que nunca me imaginé, y darle paz a mis hermanos, a mi familia, y bueno, ahora estoy libre, libre porque antes tenía a mis padres, ahora hago todo lo que el espíritu me pide y bueno aquí estoy para seguir viviendo con sentido.

Santiago Berrino: Todos los años digo lo mismo porque es el camino que sigo. Yo vine hace 8 años con un estado malo, producto de la inseguridad que vivíamos en aquella época, y que hoy sigue pero que yo me acostumbré a convivir gracias a la logoterapia. Después fui entrando en otros temas, y como dicen todos, mi vida cambió. De movida me costó porque tuve algún enfrentamiento aquí con el profe, porque yo no quería sufrir más y quería sentirme bien y él me decía que aquí no se venía para sentirse bien. Después entendí lo que me quería decir y a medida que lo entendí empecé a vivir mejor. Como todos, enloquecido, me compré todos los libros, pero no leí ninguno. Me bastó con escuchar las charlas de él, no porque sea inteligente sino porque las sentía propia y ya las practico permanentemente, y tengo 8 o 10 muletillas que me enseñaron a vivir, que las uso permanentemente, y creo, lo digo con modestia, que vivo la logoterapia porque la aplico en todo lo que tengo que vivir. No tuve momentos límite, pero tengo momentos difíciles, en este momento tengo un momento difícil, y la logoterapia me ayuda a continuar. La gente me ve cambiar, que eso es lo importante, “¿qué es lo que pasa con él? de lo que era a lo que es, hay una diferencia importante”, se preguntaban. He pasado problemas de salud y los he superado de diez, incluso en los momentos más difíciles, sobretodo cuando a tu cuerpo, no es que te lo están haciendo tiritas, pero te lo están pinchando por todos lados, la logoterapia me ayudó a superar, creo que hasta los dolores; cosa que yo no superaba nada. Y cada vez que lo veo a Paco le digo: “te lo debo a vos, Paco, te lo debo todo” y lo más importante es que he logrado congeniar mi fe religiosa, que tengo desde antes, con la logoterapia, y me siento bien, y lo pregono, y me importa un pito lo que digan. Lo pregono, y digo, “yo soy cristiano, creo en Dios hasta la muerte y practico la logoterapia, y con eso vivo bien”. Alguno me entiende, el que no me entiende es problema de él, yo lo vivo y lo predico. En el hospital lo he dicho, y a los médicos se los he dicho, incluso al médico mio se lo dije: “vos como médico sos bárbaro, pero como humano, cero”. Yo soy el paciente 15315/1, no soy Santiago Berrino de la cama 65, incluso muchas veces le contaba a Ana el día que vinieron todos los médicos, con todos los pibes y te revisan, te tocan todo, te miran todo, como si fueras de exposición, bueno dale, metele, no hay problema,  entonces el médico dice; “el señor es hipertenso”, y yo dije “no, yo no soy hipertenso, tengo hipertensión”. Entonces me dijo “¿usted va a algún curso?”. No, yo no voy a ningún curso, yo hago logoterapia; y muchos chicos lo conocían. Y eso, por el  Hospital Privado lo digo, que estuve últimamente, es lamentable pero hay una falta de valor humano tremendo, entonces uno tiene que empezar a divulgar lo que aprendió. Pero yo me siento bien, me siento feliz, lo veo a Paco y se lo agradezco y todo lo que él me dio lo tengo, lo valoro y lo transmito y me ha ayudado a pasar situaciones, no tan graves como han pasado los compañeros de la Escuela de Vida, pero situaciones muy difíciles e incluso las que tengo yo y espero seguir el noveno año y es más, y mi día ¿cuál es? seguir caminando en este mundo para llegar a la otra vida, en la que yo creo, lo mejor posible. Nada más. Muchas gracias.

Teresa Cardoso (Bolívar). Buenas noches, soy Teresa, estoy muy emocionada, tengo mucha felicidad de haber llegado a este lugar hace ya cuatro años. Me vine de mi ciudad que es Bolívar, vine mandada por mi cardiólogo para hacer logoterapia, aprenderla y aplicarla, estoy agradecida a él, el doctor Sito, que siempre se comunica con Susana, él es el cardiólogo de mi ciudad y es el que me mandó. He recibido aquí mucho cariño en estos cuatro años, he cambiado mucho, me he puesto mucho más fuerte y por lo menos tengo valor, mucha paz, mucha esperanza, mucha fuerza, energía para sobrellevar las vivencias malas que tengo que sobrellevar y estoy fuerte y voy a seguir enfrentando y espero el año que viene tomar más energía para poder ayudar a los seres que amo y ser útil para con mi familia. Los quiero mucho a todos, que somos como una familia que nos vemos todas las semanas y estamos todos unidos por el amor cotidiano, y gracias a Dios, por los buenos sentimientos, por la solidaridad y por amor hacia el próximo que se inculca en cada momento, en cada palabra y con Ana y con Paco, gracias y estoy muy contenta de haber llegado acá.

Mi nombre es Ángeles y hace muy poquito que vengo, así que no puedo hablar mucho. Tengo que agradecer al doctor Galante y a su mamá, que gracias a ellos empecé a venir y que me siento bárbaramente bien. Espero los martes desesperadamente y agradezco a Paco y a Ana porque me ayudan muchísimo, justamente hoy es un día, en estos pocos meses que vine, con  problemas que tengo, muchos saben que tengo problemas con un nieto bastante serios, y hoy es el único día que pensé en mí, dije “no, voy a hacer algo por mí, porque estoy dejando cosas de hacer, yo me voy a decidir, voy a hacer esto y lo otro, y realmente hoy pensé en mí, y eso se los tengo que agradecer a ustedes”; porque la otra vez cuando les pregunté ¿puedo seguir viniendo con el problema que tengo?; ustedes me dijeron: “la vida siempre sigue, tenés que seguir viniendo”. Y Ana me dijo: “te voy a acompañar si tenés que salir, si tenés que ir a algún lado”, sabiendo que perdí a mi marido y todo eso. Así que bueno, les agradezco muchísimo, a todos los compañeros, algunos los conozco más algunos menos, pero les agradezco todo lo que me han ayudado. Gracias.

Bueno. Soy Adriana Bonfín y cree el grupo Renacer en Azul, pero ya hace siete años que me retiré, era hora de darle paso a otros papás y también mi vida cambió mucho, pero tenía muchas ganas de venir a verlos a Paco y a Ana, si bien los sigo por internet y es un agrado estar acá con todos ustedes, en realidad vivo para el lado de La Pampa ahora.

Claudio: Soy el marido de Adriana, desde hace unos días, nos casamos el 3 de noviembre y los dos somos viudos de nuestro primer matrimonio, ella tiene un hijo, yo tengo dos varones, soy abuelo también, aparte la vida me ha dado un montón de cosas. Voy a contar una experiencia, que también Adriana conoce, que por parte de mi esposa Andrea, conocí a una mujer, que es mi suegra que perdió cuatro hijos y cuando empecé a salir con Adriana sentí algo interior que a la primera que le tenía que decir era a ella, y me dijo “Claudio adelante, la vida sigue”, y bueno acá estamos, estuvimos con Adriana en pareja cuatro años y nos casamos, soy hombre de campo, y bueno, una vida sensacional, la vida nos da siempre nuevas oportunidades. La vida me ha dado la suerte de estar al lado de Adriana, entonces les agradezco y vamos a estar con ustedes.

Adriana Bonfín: Bueno, yo a Paco y Ana los conozco hace más de doce años, si bien no concurrí a esta Escuela de Vida, lo seguía un poquito por internet y tengo los libros de Paco, que los he leído. A mí me ayudó muchísimo la logoterapia, perdí una hija electrocutada; desde muy chica tuve muchas pérdidas; a mí la vida me hizo muchas preguntas. Primero mis padres, después mi hija, después un accidente tonto dejó a mi esposo en silla de ruedas y después de cinco años falleció. Lo conocí a Claudio, amo la vida, la amo, la defiendo y la voy a seguir hasta el último instante porque lo mejor que podemos hacer es vivir, porque creo, por lo menos a mí personalmente todo lo que me pasó me enseñó cosas buenas, o sea, la pérdida o el paso que dio Yamila me enseñó cosas muy positivas.

Ana Bretones: Claudio también es una pregunta de la vida.

Adriana Bonfín: Sí, totalmente, también aprendí mucho de Claudio, de todo trato de aprender. Hoy de todo lo que escuché realmente me llevo un enriquecimiento espectacular, y la vida también me ha dado la posibilidad de comprarme algo aquí en Mar del Plata así que voy a poder venir a charlas de Paco y de Ana. Son dos personas sensacionales que las tengo muy en cuenta en mi vida, a Ana y a Paco. Les deseo que tengan muy feliz año a todos y se puede absolutamente todo, la mochila siempre tiene que estar limpia y liviana, que nunca esté pesada, felicidades para todos.

Nazarena: Buenas noches a todos, mi nombre es Nazarena y estoy con mi amiga Vivian, hermana espiritual, compartimos misiones con ella y a través de ella los conocí a Paco y a Ana, pude venir sólo a dos charlas hace años, pero aprendí a través de Vivian, en su vida, en su ejemplo, y por ahí cuando metía la pata, ella me decía “esto me lo enseñó Paco” y me lo transmitía de alguna manera y me favoreció mucho en mi vida. Yo también tuve muchas pérdidas pero ella es una compañera, una hermana y a través de ella aprendí a amarlos a los dos y bueno también tengo libros que también los leí, pero no todos y ahora el compartir y el escucharlos, realmente qué lástima todo lo que me estuve perdiendo, quizá por mi vida y mi trabajo no pude venir, pero Dios mediante el año que viene voy a venir.

Ana Bretones: ¿Vos conocés cómo se llama el primer libro de Paco?

Nazarena: No.

Ana Bretones: “La Logoterapia es obvia”. O sea que seguramente que si venís al curso vas a cabecear más de una vez y vas a ver que actuas logoterapéuticamente sin haber venido a los cursos.

Nazarena: Gracias Ana. Y agradecer  esto y agradecer a Vivian que me trajo para escuchar las experiencias de cada uno y saber que en la vida todo se puede, más allá de lo que pasemos todo se logra con fe y paciencia y la humildad.

Ana Bretones: Yo creo que todos los que estamos acá sabemos que no se puede de cualquier manera, sino que se puede tener como meta para vivir la vida y no para durar.

Nazarena: esperar y poder venir a compartir con todos ustedes, les deseo feliz año nuevo.

Nicolás: Buenas tardes a todos, mi nombre es Nicolás, hace poquito que vengo, soy nuevo. Lo que puedo decir es que vine a través de una amiga que me dijo que lo conocía a Paco; yo estaba transcurriendo por una etapa de una separación, con una chica y bueno, y había muchas cosas que me habían pasado en el pasado y viniendo a logoterapia aprendí que el agua pasada no mueve molinos, así que decidí vivir el presente, no sé si vivir el presente, vivir los segundos antes de que pasen, porque el presente ya es ayer y bueno, y mi meta en sí es, tengo muchos proyectos estoy tratando de no desesperarme por esos proyectos yo sé que todo tiene su tiempo y que todo llega. Igualmente que estoy en actitud de moverme y de, no digo de dejarlos, pero sí de ir concretándolos de alguna manera, por decirlo así, aprendí que gracias a la logoterapia, a Viktor Frankl y a ustedes, a pesar de las pocas veces que he venido, que estoy seguro que es mucho, pero lo que sí estuve leyendo el libro de Viktor Frankl, tengo pendiente leer los libros de Paco, escucho la radio, aunque me quedo dormido, pero bueno, lo que yo tengo para decir, en realidad no es mucho, en base a lo que ustedes tienen para decir, pero lo que yo puedo decir es que no perdí a un papá, o perdí a un hijo, no perdí a una hermana, no perdí a mi familia, pero creo que perdí en el pasado algo más importante, que es a mí mismo, y que en este momento lo logré encontrar. Así que nada más, gracias a todos.

Ana Bretones: La intensidad de la vivencia es porque es de uno, no medimos en cantidad, podemos medir en años de concurrencia, pero podemos también habernos quedado estancados y no haber vivido. Yo realmente nos felicito, no sé si decir el coraje, pero la confianza que depositamos en todos, porque estamos hablando de nuestra propia vida, no estamos pasando revista a un curso y su contenido teórico, cada uno está hablando de su historia, de su parte más recóndita y más íntima, porque tiene que ver con lo más profundo, están hablando de cambio, están hablando de logros, están hablando de historias de vida muy intensas y las están compartiendo, yo creo que no en cualquier lugar se da lo que acá se da, acá y como se da en la Escuela de Vida, que son los dos lugares, con los papás y con todos ustedes estamos con frecuencia. Estamos todo el año. Somos todos unos privilegiados, no nos podemos distraer porque hoy hay treinta personas que nos están apuntalando, cada uno de ustedes se debería sentir apuntalado por otro, como supervisado por otro. Además, acá lo hemos dicho, esto nos sirve, y además el factor común de todo lo que se ha dicho ha sido “tener en cuenta al otro”. La solidaridad, el sentirme bien para brindarme, el comprometerme con el otro y eso indefectiblemente vuelve hacia uno mismo.

Susana Delvitto: Yo soy Susana, y vine acá por primera vez a esta sala en el año 90, cuando llegué acá, ya la primera noche cuando me fui, después de escucharlo a Paco, dije: “este señor no me conoce a mí y sin embargo va describiendo cada acción de mi vida”. En todo lo que yo escuché esa noche, él le ponía nombre a mis acciones, con el tiempo entendí porqué la logoterapia es obvia. Cuando yo me fui de esta sala, creo que en mí, Paco había logrado ese objetivo que tiene de dejar a uno sin poder dormir cuando se va de acá; toda la noche estuve pensando y para mí fue, ese mismo día, un antes y un después de la logoterapia. Esto, lamentablemente parece una frase hecha, porque es repetida, yo en 20 años la he escuchado siempre y hoy aquí ya la he escuchado también. Bueno, la vida me seguía preguntando, en aquella época yo no sabía que cada acción mía era una respuesta que yo debía dar como ser responsable. Ese año vine todo el año, luego seguí viniendo esporádicamente y en el año 98 llego a la Escuela de Vida por esa gran pregunta que me hace la vida, perdí a mi hija y llegamos con mi esposo a la Escuela de Vida. Es como un reencuentro con Ana y Paco en esa oportunidad, entonces en mi vida también existe un antes y un después de la Escuela de Vida. Y así sucesivamente, la logoterapia no me exime de nada, al contrario, pero trato de mantenerme despierta, trato de responder lo mejor que puedo, como he aprendido acá, no de cualquier manera. Entonces estos años he podido corroborar, primero en mí, todo lo que Paco me dijo durante todos estos años, por eso para mí la logoterapia es una teoría que se puede comprobar en el diario vivir, todos los conceptos que yo he recibido acá, todo lo que yo he escuchado como “la fuerza indómita del espíritu”, “el autodistanciamiento”, “somos únicos e irrepetibles”, todo eso lo he podido corroborar, primero en mí y luego en cada uno de todos los que han pasado durante todos estos años, además, tengo ese raro privilegio, como nos dice Paco, aunque para muchos de ustedes decir esto suene medio loco, el raro privilegio de concurrir a la Escuela de Vida, el lugar donde yo puedo decir que puedo VER en cada persona que llega, cómo vivencian la logoterapia sin darse cuenta, cómo nos ponemos de pie, voy corroborando año tras año, este año de una manera muy particular. ¿Por qué digo esto? Por razones obvias. Sabemos que Paco tiene problemitas de salud ¿cierto? Y nos demuestra permanentemente que debemos seguir, nos sorprende con su llegada, hay muchos papás que lo pueden decir, que a pesar de su dificultad llega de sorpresa a la celebración de los 19 años de la fundación de la Escuela de Vida, entonces yo digo por eso que para mí la logoterapia no es una teoría más, es algo que uno puede corroborar, y siempre digo que Paco y Ana, demuestran la coherencia que tienen en su decir con el hacer, nosotros que tenemos la gran suerte, (yo por lo menos), de caminar tan cerca de ellos, por distintas circunstancias, porque voy a la Escuela de Vida, porque colaboro con el programa de radio, porque trato de estar en estado de disponibilidad para el que sea, tengo la suerte de caminar al lado de ellos en muchas situaciones y aprendo minuto a minuto y si alguna vez estoy tentada de decir “y bueno, hoy me quedo, y bueno hoy no hago, y bueno… cuando la ocasión se presenta, mirar para otro lado”, realmente no me lo permito porque tengo dos ejemplos que me están diciendo que no es la respuesta correcta, así que por todo eso yo creo que tenemos que darle un aplauso calurosísimo a Paco y Ana, porque son las personas que nos han llevado, porque evidentemente uno entra acá y se siente atrapado por todo lo que nos transmiten, pero fundamentalmente por su entrega incondicional. Gracias Ana, gracias Paco.

PACO: Yo les agradezco a todos su presencia; pienso que todo ha sido muy útil para todos, tanto los que hemos escuchado como los que han hablado y no se cansen de “logoterapeutizar” sus vidas.

Ana Bretones: Las charlas de verano de Logoterapia se llevarán a cabo en este Centro Cultural “Osvaldo Soriano”, Sala “B”, los días martes 11 de enero; martes 8 de febrero y martes 15 de marzo de 2011, a las 19.30 horas.

Nos vamos deseándoles a todos que sus proyectos de vida enriquezcan la vida de todos quienes los rodean y, al asumirnos como únicos e irrepetibles, vivamos nuestro tiempo eternizándolo mediante la autotrascendencia ¡Felices Fiestas!

Martes. 11 de enero, a las 19.30 horas, sala “B”.

Marte, 8 de febrero, a las 19.30 horas, sala “B”.

Martes, 15 de marzo, 19.30 horas, sala “B”.

Salón Cultural “Osvaldo Soriano”, calle 25 de Mayo esquina Catamarca

 


 

Última charla de verano - 2010-2011

 

El martes 15 de marzo del corriente año se llevó a cabo, en el Centro Cultural “Osvaldo Soriano” de nuestra ciudad, la última charla de verano de Logoterapia, a cargo del Dr. Francisco Bretones y de Ana Vuoso de Bretones.

Luego de los saludos de bienvenida, Ana de Bretones expresa:

“Hoy no hay texto, vamos a compartir testimonios”.

Nos pareció a Paco y a mí, que va a ser muy oportuno, teniendo en cuenta que el tema de esta última charla es la Logoterapia como fundamento teórico-existencial de la logoterapia de Víktor Frankl, que algunos papás de la Escuela de Vida den su testimonio.

 

Como dijimos en la última reunión de la Escuela de Vida, uno puede aprender la teoría pero después llevarla a la práctica es el segundo paso indispensable y vital para que esta logoterapia se haga carne en nosotros y dé sus frutos, por eso la frase “logoterapia como marco teórico-existencial”, porque como nosotros siempre hemos dicho que nuestra vida tenemos que construirla, la palabra se tiene que hacer acción, si no se convierte en acción es meramente palabra, que no es poco, pero es incompleto y las dificultades, a veces, están desde una situación límite pero, creo que la dificultad también está desde lo cotidiano, desde una vida sin exigencia, convertir la palabra en acción. Porque eso conlleva a reconocerme único e irrepetible y responsable de todo lo que yo hago, y lejos de hundirme o de estar tentado en quedarme encerrado en mí mismo, la logoterapia dice: “salir, servir, sentido, sabiduría”, nada más ni nada menos.

 

Ana Vuoso de Bretones y

Francisco "Paco" Bretones.

 

Transcribimos los testimonios:

 

Graciela Allampresse: A mí me encanta mi maestro pero dice “Escuela para padres que han perdido hijos” y la Escuela es para padres con hijos fallecidos, porque no los perdimos, se murieron, aunque cueste.

Para los que no me conocen, muchos sí, mi nombre es Graciela, hasta los 44 años tenía una vida bellísima, que no valoraba tal vez, en toda su dimensión, con 4 hijos. En junio del año 2000, uno de mis hijos, de 19 años, fallece en un accidente de auto y a partir de ahí llegó el gran terremoto a mi vida. Ana y Paco, yo tuve esa suerte, eran vecinos de mis padres, vivían a media cuadra de la casa donde yo me había criado, entonces yo el mismo día de la muerte de Leandro me acerqué y toqué timbre y ellos, solidariamente, me sentaron en su living y me escucharon. Nunca me va a alcanzar el tiempo para agradecer eso; sé que no lo han hecho solamente conmigo sino que lo hacen en todo momento. El día del entierro de Leandro, que falleció la madrugada de un sábado, el lunes lo enterramos y ese mismo día había reunión de la Escuela de Vida, casualmente no era en el lugar habitual, era feriado y creo que lo hicimos en Casineros con lo cual no había una primera vez sino que estábamos todos juntos.

Graciela Allampresse

Ahí está la persona que me dejó llorar, Marta, yo no sé si ella se acuerda, pero hasta mi misma hermana en el velatorio me decía: “no te quiebres” y yo decía: “si no me quiebro por esto ¿porqué me voy a quebrar?” y era desde su afecto y ella quería que yo pudiera bancar lo que le estaba pasando al resto. Marta me recibió, me abrazó y me dejó llorar. Entonces yo sabía, a mí me ponen en ese terremoto y yo veía una luz y quería una soga, yo quería que alguien me tirara una soga. Siempre valoramos esos primeros pasos de llegar a la Escuela, en mi caso yo iba abierta a que alguien me tirara una soga porque a mí los escombros me estaban asfixiando. Lo primero que escuché fue “la fuerza indómita del espíritu” y eso es lo que dice Ana que yo relato siempre, la logoterapia -porque al poco tiempo fui alumna de logoterapia-, la logoterapia me dio nombre para lo que yo estaba sintiendo, porque yo en esos días que habían pasado nunca había sentido ni hambre ni sed, mentalmente era todo una confusión o sea que mi parte física y mi parte psíquica, esos dos niveles no estaban, no existían para mí, no me sostenían. Pero había algo que me sostenía, era esa tercera dimensión, no sé si por eso yo entré en la logoterapia así de lleno porque esto es lo que me está sosteniendo, esto que yo no entiendo qué pasa pero que yo estoy de pie y yo no podía entender cómo estaba de pie. A partir de ahí bueno, no tardé mucho, porque vinieron las vacaciones de julio, continuó el ciclo de la logoterapia, comencé a venir y a partir de ahí, más la Escuela, fui encontrando todas esas herramientas, sogas o como les quieran llamar que me ayudaron a poner, digamos, a poder reacomodar, seleccionar de esos escombros cuáles quería, cuáles realmente ya no precisaba en mi vida y empezar a construir de nuevo y empezar a ver, desde la primera reunión, que no había un porqué, porque no hay respuesta y que sí tenía que buscar un para qué o un para quién, yo tenía que pasar por esta experiencia. Yo agradezco a Paco Bretones que haya bajado la logoterapia, que  más allá de todo sigo coincidiendo con él que es obvia, agradezco a Frankl, a su decisión de no haber partido como hicieron otros y haberse exiliado en Estados Unidos, y haber pasado, por su decisión, por los campos de concentración y no haber huido de esta experiencia. Agradezco haber conocido a una persona como él, que pudiera ver en otros seres humanos las distintas reacciones y crear esta maravillosa teoría que es la logoterapia y a aquellos que venimos a los cursos y decidimos elegirlo como forma de vida. Yo siempre le dije a Paco que me complicó la vida, “feliz de habérmela complicado”. Nada más.

 

 

Susana Delvitto

Susana Delvitto: Para los que no me conocen, mi nombre es Susana y llegué acá (en algunas cosas voy a ser reiterativa con lo que dijo Graciela porque me ocurrió, solamente que en diferentes tiempos). Yo llegué acá 8 años antes de que falleciera mi hija. Aquí yo conocí la logoterapia y entré a la sala, que antes estábamos en la sala A, y dije: “este señor habla para mí” -la primera vez que lo escuché a Paco- “y le pone nombre a cada una de mis acciones”, esto también en mí, con el tiempo, no esa misma noche, con el tiempo me demostró que la logoterapia es obvia; aunque no la conozcamos, aunque no sepamos de qué se trata, en muchas ocasiones actuamos logoterapéuticamente. La logoterapia, decían en aquella época y se seguirá diciendo, “no era ni para enfermos ni para sanos, era para todo el mundo”, y en esos 8 años a mí me pasaron muchas cosas en las que tenía que decidir y la logoterapia me ayudó muchísimo. Llegó el terremoto, llegó el fallecimiento de Marcela, la logoterapia no me eximió de nada, yo me sentí aturdida, golpeada, atontada, con semejante cosa, pero también

decimos, que los papás que tenemos hijos fallecidos no somos enfermos a causa de la muerte del hijo y ahí yo veo la relación de porqué el marco teórico-existencial nos sirve para sostener a los papás de la Escuela de Vida. Yo llegué a la Escuela sin sentido, sin ganas de vivir total ¿para qué? Ahí me enseñaron que tenía que aprender a vivir de otra manera y sigo aprendiendo hasta el día de hoy, pero no sólo me enseñaron que tengo que aprender a vivir de otra manera, sino que esa manera no podía ser “cualquier manera”; y hasta el día de hoy aprendo que mi vida tiene que ser con sentido, que tengo que aprender a vivir de otra manera pero no de cualquier manera y los agradecimientos lógicos a Paco, a Ana. A Paco principalmente por lo que dijo Graciela, que es esto de bajar la logoterapia al hombre común de la calle, sino yo jamás hubiera tenido acceso a esto que tanto me sirvió y me sirve, y por haber compartido tantos congresos y tantas cosas. Después de la muerte de mi hija yo sigo de pie y sigo teniendo crisis, conflictos, problemas y tengo necesidad de dar respuestas continuamente, y a Ana porque es la compañera incondicional con la cual charlamos permanentemente y con cada palabra nos está enseñando y a todos los compañeros con los cuales compartimos esta experiencia existencial tan tremenda. Nada más

 

Sandra: Mi nombre es Sandra y concurro aquí a las clases acompañada de Antonio, mi esposo, y llegamos acá a través de la Escuela de Vida. Ahora hace un año y 9 meses que perdimos dos hijos en un accidente, y bueno, a los cuatro meses nos acercamos a la Escuela de Vida y ahí realmente me encontré con un grupo de gente muy maravillosa y muy humana, que me sabía escuchar, que me sabía comprender, acá también encontré eso, acá también lo encontré y de la logoterapia lo que más rescato es el mensaje esperanzador y yo creo que poder afrontar y aceptar que la muerte de dos hijos así, tan jóvenes, repentinamente, es porque me infunde   esperanza sino yo no lo hubiera podido hacer; personalmente es lo que yo más rescato de la logoterapia. Asistimos desde el año pasado, tenemos un montón todavía por aprender, pero trato de que lo que escucho acá, de a poquito ir poniéndolo en práctica. Nada más.

Sandra Papagni

 

Marta de Luengo

Marta: A mí tal vez no me conocen tanto, hace también un montón de tiempo que lamentablemente tengo que ir a la Escuela, vine enseguida, me arrearon casi, me trajeron, vinimos toda la familia, no sé si habrán otros casos, posiblemente sí, y ese día que entramos nosotros había muchísima gente, lamentablemente muchísima gente. Uno iba como nos pasa a todos, como contó Susana, como dijo Graciela, sin ningún dolor, porque a uno no le duele nada, es tan fuerte lo que uno siente que no se da cuenta si le duele una pierna, no, no tenemos dolores, es de adentro, es muy fuerte. Bueno, realmente agradezco a la Escuela porque creo que sino no hubiera podido seguir viviendo, me hubiera tirado en la cama, no me hubiera importado más nada. Mi hijo murió un 29 de mayo y yo cumplía años el 9 de junio, así que eran unos días nada más, creí que jamás iba a festejar mi cumpleaños, pero en la Escuela me dijeron que la vida se festeja y se celebra porque es lo que corresponde, ya ahí vinieron mis amigos, festejo simple, lloramos todos, pero festejamos mi cumpleaños y ahí en más todo lo que hay que festejar. Seguimos festejando porque después la familia se fue agrandando mucho, festejamos lo de todos los hijos, hace poquito festejamos los 40 años de mi hija la más grande, y realmente todo lo que seguimos viviendo después, creo que lo hicimos gracias a la Escuela, casi con seguridad porque yo de

otra manera me hubiera tirado en la cama y no me hubiera importado nada más. Junto con la Escuela me ayudó mucho mi nieto que tenía 3 meses cuando murió el papá y también era uno de los motivos por los cuales yo podía seguir viviendo. Con seguridad digo que hay que acercarse lo más pronto posible a la Escuela, aunque yo no lo quería hacer, pero cuanto más tiempo deja uno más se perjudica, así que es una de las cosas que digo con seguridad, hay que hacerlo y  no dejar de ir, yo en este momento no estoy yendo, pero estuve 4 años y medio o 5 que era firme. Ahora tengo muchas cosas para hacer, pero yo no me olvido, ustedes saben que estoy siempre en contacto, las escucho siempre, el programa sale muy lindo los sábados, y cuando puedo vengo a la logoterapia porque me ayuda muchísimo también. Bueno, nada más que eso, no sé si hay gente que es nueva, que no conoce, yo veo muchas caras que no conozco y otras que he visto mucho, pero a mí la Escuela es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida y la logoterapia nos ha ayudado muchísimo, yo sigo saliendo de los momentos difíciles, que hemos tenido muchísimos, y aferrado a esto, uno tiene esa fuerza, como decimos, que sale en los momentos que se necesita. Gracias, como les decimos siempre a los papás de la Escuela, y a ustedes dos (refiriéndose a Ana y Paco) y con toda la fuerza porque los necesitamos mucho. Gracias.

 

Ana de Bretones: Nosotros decimos siempre en la Escuela, que la diferencia, cuando uno da un testimonio, que es testimonio de vida, la diferencia con una disertación es que una disertación es impersonal, uno prepara un tema, lleva el apunte, y habla. Pero acá, cuando tenemos que dar testimonio, y testimonio de vida, es como se dice “desnudarnos delante de los demás y hablar desde el dolor y el sufrimiento”, pero el efecto multiplicador que hace, que causa entre las personas que circunstancialmente están escuchando, un testi-monio de vida, en un primer momento seguramente impacta, porque el tema es la muerte, pero en un segundo momento, cuando eso decanta un poco, es realmente un testimonio que mueve como referente, para que otros que no estén pasando por una situación de crisis, que no necesariamente tiene que ver con la muerte, pero en otras circunstancia es el referente que lo traen como para no

bajar los brazos, y esto no quiere decir, como dijo Susana, que la logoterapia o la Escuela de Vida, nos exima, que nos impermeabiliza de todas las otras circunstancias críticas, de crisis, que se nos pueden presentar, sino que podemos hacer el ejercicio de autodistanciarnos de lo que nos está pasando, darnos cuenta, porque en el peor de los momentos hemos podido ver las sogas que nos tendían y darnos cuenta que no somos lo que nos está pasando. Entonces, ahí podemos dar una respuesta, una respuesta que siempre es desde lo mejor de nosotros mismos. Paco en uno de sus libros dijo “la vida no es algo, es algo para algo” y generalmente cuando muere un hijo, se borra eso, la cuestión es remontarlo, traerlo y hacerlo presente, y otra cosa también que la hemos escuchado muchas veces, incluso en los congresos y en los encuentros de Renacer, que Paco lo ha contado muchas veces, y ahora le voy a decir que si quiere lo cuente otra vez, que es cuando se refiere a que la gente se encuentra con papás o con algunas personas que van a la Escuela de Vida y los ven bien, le preguntan los amigos, los familiares “a vos ¿qué te hacen en la Escuela de Vida, te lavan el cerebro?”.

 

Paco: Yo digo que sí, que la Escuela de Vida es un lavado de cerebro, pero fíjense bien que el lavado de cerebro básicamente ¿en qué consiste? Tiene un carácter patológico, pero nosotros lo empleamos en un sentido muy distinto, de tal manera te lavan el cerebro que llegas a pensar de otra manera; y si empezás a pensar de otra manera también empezás a vivir y a sentir de otra manera y esto realmente es el auténtico lavado de cerebro.

En general el tema de la muerte es un tema que la psicología y la medicina se plantean, pero siempre en términos más bien derrotistas; la logoterapia es la primera escuela que ve la muerte en términos positivos. Frankl era muy joven, tendría 16 años, estaba estudiando el bachillerato y se entera del suicidio de un amigo suyo en los campos de París, ahí el tema de la muerte comienza a invadir el pensamiento frankleano y desde este día, yo pienso, que en Frankl el tema de la muerte fue una constante, no con el dramatismo que tuvo cuando fue mayor, pero fíjense bien que lo que más aprendió Frankl en los campos de concentración donde perdió a sus padres, a sus hermanos, menos a Estela que pudo escapar a Australia, lo que más aprendió Frankl en los campos, es el tema de la muerte. Las alambradas de los campos estaban todas electrificadas, o sea que la corriente ayudaba a los nazis al exterminio de los judíos; Frankl se jura a sí mismo no echarse nunca contra las alambradas electrificadas y fíjense bien que este tema de la muerte en Frankl, es muy importante, porque se enfrenta con un tema que a todos nos preocupa y nos da miedo. Frankl el tema de la muerte no lo evade, lo enfrenta ¿y cómo lo enfrenta?; con el tema fundamental de la logoterapia. Viktor Frankl descubre la mejor manera de encarar todas nuestras necesidades y nuestros conflictos, que es el encontrar un nuevo sentido de vida por el cual vivir, por esto nosotros, y vuelvo a lo que dije antes, cuando hablamos de la Escuela de Vida, “Escuela de Vida”, una de las ideas que más proponemos, directa o indirectamente, yo lo pongo directamente, la necesidad de encontrar un nuevo sentido a tu vida después de la muerte del hijo. El hijo no es el final de todo, es el principio de algo y Frankl, con el descubrir la necesidad del sentido de vida encuentra el motivo fundamental para seguir viviendo pase lo que nos pase. Yo no creo la dificultad, no busco el conflicto, pero tengo que enfrentarlo cuando llega. El conflicto me limita la vida, yo no puedo buscar el conflicto, el conflicto llega aunque yo no lo busque, viene solo, pero ¿yo qué puedo hacer? Y esto depende de mi voluntad, yo puedo buscar un nuevo motivo, el sentido de vida por el cual seguir viviendo y esto es uno de los grandes méritos de  Frankl.

Nosotros, en la Escuela de Vida, tenemos la logoterapia como el cuadro referente para consultarlo ¿se dan cuenta?

 

Ana de Bretones: O sea que, por elegir una palabra, el antídoto de la muerte es la vida, porque incluso en el campo de concentración Frankl ayuda a otros a que encuentren el sentido a la vida, y el sentido a la vida es prospectivo, es hacia adelante; cuánto tiempo no sabemos, pero ese tiempo yo estoy intentando proyectar y nosotros decimos que aprendemos a vivir a la luz de la muerte y eso no es masoquismo, algo tenebroso, sino que es una realidad que siempre existió pero que es más palpable para nosotros. Ahora, la acción de la Escuela de Vida hacia la comunidad yo creo que en gran parte se ve reflejada en el compromiso que han adquirido muchísimos de los integrantes de la Escuela de Vida al embarcarse en tareas comprometidas en asociaciones, en instituciones de autoayuda y demás, con un testimonio siempre de esperanza. El “sí a la vida, incondicionalmente” implica una aceptación de la realidad que tiene que ver con esa manera de que lo inevitable llegó a nuestra vida y que nosotros no podemos identificarnos con eso, sino que a partir de eso hacernos mucho más solidarios, más útiles, más capacitados para ayudar a los demás. Nos han escuchado muchas veces decir que nos tenemos que convertir en “mano de obra calificada”, podemos seguir transitando este tiempo que cada uno tiene desde una postura de víctima, de desheredados yo diría, desheredados del mundo porque nos falta lo mejor, lo más idéntico a nosotros mismos, muchas veces sentimos eso, por eso somos los más pobres, los más desgraciados. Eso realmente es cierto, pero no somos los únicos y no tiene porqué ser un estado de vida permanente, porque la lástima se tiene que convertir en compasión y cuando yo ejercito la compasión están los otros que yo incorporo a mi vida. Este accionar de los integrantes de la Escuela de Vida, que algunos pasaron y otros siguen estando, algunos papás “veteranos”, 10, 11, 12 años porque devuelven al grupo lo que en parte recibieron y se hace esta cadena tan grande, la cuestión es la multiplicación de la acción primero en la familia, que es lo más difícil a veces, y después en la sociedad. Por eso a veces decimos: “pero yo el otro día me puse a hablar con alguien y se le murió un hijo; otro se le murió un hermano”…, es que siempre fue así, lo que pasa que nosotros tomamos conciencia cuando somos protagonistas y también “sufrimos” entre comillas, ese alejamiento de mucha gente amiga, de muchos familiares cuando estamos inmersos en esta experiencia de vida, incluso, sin dar lástima y sin estar decaído, la gente por las dudas se aleja, porque supone que tiene que ser un interlocutor válido para estar con un papá, con un hermano o con un abuelo o con un viudo o una viuda. El interlocutor válido es la persona que nos dice “estoy con vos, contá conmigo”, que no abruma, “y voy a aprender de vos si vos me das las herramientas”. Creo que ninguno de nosotros es indiferente para otro y al margen de ser integrantes de la Escuela de Vida, yo creo que todos los que estamos haciendo logoterapia hace muchos años intentamos ser referente para otros, pero referente sano, referente auténtico, referente del sí a la vida y referente, también, de la esperanza a pesar de todo

 

Norma Galante

Norma Galante (alumna de logoterapia): Nada más que estar muy agradecida a Ana y Paco todo lo que han enseñado, lo que han brindado que a uno le ayuda a enfrentar todas las situaciones que le toca vivir. Yo pienso que no somos los únicos, siempre son situaciones distintas, en la vida nos ha tocado sobrellevar situaciones límite pero cuando uno tiene incorporada la logoterapia  que uno aprende que esa es la realidad que le toca vivir, en algún momento le puede surgir, salir esa emoción, de bronca, de rabia pero enseguida al minuto reacciona y se sitúa en la situación y dice “esta es mi realidad, a ver Norma cómo enfrentás esta realidad que te toca vivir”, y eso es lo que nos ha enseñado la logoterapia y nos ayuda a pensar, a saber que la vida es el valor supremo, no hay nada que lo supere.

 

Ana de Bretones: Eso da satisfacción, tranquilidad y serenidad, cuando uno decide, porque después nos damos cuenta que no nos animamos a decidir porque somos cobardes, porque nos tenemos que hacer cargo del planteo del conflicto y después de la resolución.

 

Norma Galante: La logoterapia, es la audacia de vivir.

 

Nelly Segalla: Voy a ser reiterativa. Yo también he pasado por la Escuela de Vida, en realidad yo conocí la logoterapia antes del gran terremoto, porque fue en la Escuela 502, cuando vos (refiriéndose a Paco) fuiste a dar una charla, yo era asistente social y había todo un equipo al que realmente la logoterapia podía ayudar para nuestra profesión, por eso es que encaramos todas con mucha alegría al saber de qué se trataba esto y lógicamente luego emplearla en nuestra profesión, o sea que empezamos tu curso en el año 1986 y desde entonces vengo. Después en el año 92 me tocó este gran terremoto que es la pérdida de una hija y bueno, la logoterapia me sirvió enormemente porque sin esto realmente, yo particularmente creo que no se sale, sin la ayuda de la Escuela de Vida o  los principios de la logoterapia, yo creo que si uno no concurre a la Escuela de Vida pero viene a los cursos, yo creo que Escuela de Vida es lo máximo, pero aún si el que se resiste y no quiere ir a la Escuela de Vida y viene al curso de logoterapia y entiende, yo creo

Nelly Segalla

que realmente sirve muchísimo, pienso que es lo único que nos puede sacar adelante. Si bien es cierto que podemos llegar a ir a un psicólogo, pero no es una persona que ha pasado por nuestra misma situación, entonces, por más que nos den pastillas o nos den otras soluciones no es lo mismo que aquel que pasó por la misma circunstancia, nos sentimos con nuestros pares en la Escuela de Vida y con la ayuda y el marco teórico de la logoterapia mucho más todavía y con la gran ayuda invalorable de estas dos personas tan divinas que realmente Dios las ha puesto en el mundo para ayudarnos y traernos paz a los que la necesitamos. Bueno pienso que eso es todo lo que yo puedo aportar. Es decir, mi agradecimiento va a ser eterno, ustedes lo saben, y que la logoterapia yo pienso que es la solución, no solamente para enfrentar esta situación tan tremenda que es la muerte de un hijo, sino para las cuestiones simples de la vida, eso que decía Norma, las circunstancias nos llegan por más que nosotros no queramos y entonces, con esta herramienta, con la logoterapia, tomar distanciamiento y ver el conflicto tal cual es y de ahí en más tomar la resolución que corresponda; nunca vamos a saber si es la correcta pero si empleamos valores vamos a estar mucho más cerca de que realmente la solución ha sido la correcta. Nada más.

 

Horacio: Buenas noches, mi nombre es Horacio y yo llegué a la Escuela de Vida, mi hija falleció hace apenas 10 meses, así que estoy en pleno terremoto pero tuve la suerte que al mes, una persona que concurría a la Escuela de Vida, me invitó a venir; y digo por suerte porque me ha aliviado en parte, o va aliviando el dolor y como dice Paco y Ana estoy tratando de darle un sentido a mi vida. Estamos en la búsqueda con mi señora Cecilia, en eso, y bueno, soy un agradecido a la Escuela de Vida aunque todavía esto está en carne viva, pero cada reunión a la que voy encuentro una herramienta que trato de poner en práctica, y bueno, como dicen, buscar un nuevo sentido a la vida, en eso estamos y agradecido a Paco, a Ana como a los compañeros, que como dijo la señora, son pares, y uno cuando llega ahí se siente entre pares, entonces es como sentirse contenido. No es lo mismo que cualquier persona que con la más buena voluntad le quiera dar palabras de aliento, uno cuando se la dice un par sabe que se lo está diciendo desde tener el conocimiento de la causa. Nada más.

Horacio???

 

Antonio. Buenas noches, mi nombre es Antonio, yo soy el marido de Sandra. Bueno, el asunto es que nosotros el 25 de junio tuvimos un accidente, no somos de acá, somos de Mendoza, perdimos dos hijos, por suerte nos quedó uno, es muy duro. En la Escuela de Vida yo aprendo mucho, yo fui el primero de la pareja que asistí, y no entendía muchas cosas, veía a la gente que se reía, y yo me decía “¿por qué yo no puedo?”. Entonces con mi señora asistimos y me está enseñando a vivir de otra manera y como decía Horacio, uno en cada reunión se lleva algo y trata de aplicarlo en su familia. Es duro, porque uno siempre es el pilar de la familia, pero a veces necesita en qué apoyarse. Gracias.

 

Antonio Domínguez

 

Ana de Bretones: Si hay algo que caracteriza a los integrantes de la Escuela de Vida y a los que vienen hace tantos años a los cursos de logoterapia, por eso yo creo, en su permanencia, en su vigencia, es la reciprocidad.

Paco y yo estamos aquí adelante, Paco fundó el Centro de Estudio de Logoterapia, de ese Centro de Estudio de Logoterapia surgió Renacer, hoy Escuela de Vida y aceptando, todos los agradecimientos, porque es un hecho innegable, pero si no hubiera reciprocidad, si no circulara una corriente de ida y vuelta, si no estuviésemos todos dispuestos a aprender y responsablemente a enseñar, yo creo que la Escuela de Vida sería de otra manera y el Centro de Estudio de Logoterapia no existiría.

 

Nelly Segalla: Vos sos muy humilde Ana.

 

Ana de Bretones: No, sino fuera así, estaríamos hablando en el desierto.

 

Vinka: Yo soy una persona que afortunadamente a la vida, gracias a  todo lo que me dio, no he tenido la desgracia de perder un hijo ni nada, simplemente soy una persona que trabaja con gente con muchas necesidades. Gracias a lo que la logoterapia y a la Escuela de Vida, me enseñó, y tengo que agradecer por todos esos padres y esas madres que me dicen cosas tan lindas, yo no sé si tengo la capacidad, pero pienso que con la Escuela llego a esos padres que están sufriendo, que llego en el momento más difícil, en el mismo instante con la logoterapia y la Escuela de Vida. Agradezco todo lo que me enseñaron y que cada día pueda tener más ganas como para poder apoyarlos más y no emocionarme, porque lo que me cuesta mucho es eso. Nada más. Gracias.

 

 

Vinka

 

Ana de Bretones: Finalizando este encuentro, les recuerdo que, a partir del martes 5 de abril y hasta el último martes de noviembre del corriente año, se dictará el 29º Curso

 


 

Martes 29 de noviembre de 2011

Cierre del XXIX Curso Anual de Logoterapia, en la Sala “A”

del Centro Cultural “Osvaldo Soriano”

 

Ana y "Paco"

Bretones

recibiendo

a sus

amigos-alumnos.

 

Apertura de la clase

Ana Vuoso de Bretones: Buenas noches a todos, hoy estamos cerrando el XXIX Curso Anual de Logoterapia.

Una de las características del curso de este año ha sido recibir “visitas” de gente que se acerca por primera vez, y hoy no es la excepción: bienvenidos y esperamos y deseamos continuar viéndonos el año que viene. También han llegado amigos de La Plata: Silvia, César, Norma y Miguel. Se reintegran, después de varios años, Mirta y Carlos Bruschetti, y nos encontramos acompañados por alumnos-amigos de hace muchos años, de no tantos y de muy pocos.

La consigna de este cierre de curso, como todos los años, es el testimonio de los asistentes. Siempre se da esta situación de que se encuentran aquí alumnos que no hace un año, ni dos, ni tres que vienen; sino quince, dieciocho, veinte o veinticinco con personas que llegan por primera vez y tocamos temas esenciales de la logoterapia, a veces sin tener mucho tiempo para profundizarlos, pero la intención, la inquietud de parte nuestra, se cumple. Cualquier tema que hayamos tocado o tocaremos siempre tiene que pasar por plantearnos a nosotros mismos esto que es la logoterapia, esto que es la teoría de la logoterapia. Cuando podemos sacar provecho, asimilar, cada uno en su tiempo y con la profundidad de la medida que tiene, estamos realmente en el objetivo cumplido. Un objetivo que se cumple y no de una sola vez y para siempre, uno se los va planteando, los va replanteando e indudablemente se van enriqueciendo, porque el punto de inicio y el punto fundamental es el hombre único e irrepetible en relación. Ese fue uno de los principales objetivos y una de las principales premisas para poder nosotros como alumnos de logoterapia, ustedes y nosotros por supuesto, crecer, es el punto de inflexión.

Yo, con nombre y apellido, ante una teoría de otro señor con nombre y apellido “Viktor Frankl”, en situación extrema, él en una situación personal y nosotros en una situación de vida cotidiana, cómo aprendemos, cómo internalizamos (si es que tenemos el coraje de hacerlo) y cómo exteriorizamos por medio de los actos lo que aprendemos.

Tenemos que ser coherentes, ese aprendizaje es de por vida y lejos de pensar que no voy a llegar a un estadio de completud y mortificarnos, justificarnos, creo yo que justamente es el motivo de mayor exigencia, de mayor empuje; motivo que me inspira el coraje de vivir para buscar una completud, que sé que no voy a alcanzar, pero sí voy a lograr etapas de crecimiento. Es una gran tentación pensar por un momento que ya soy una persona mayor, que ya está, que llegué hasta aquí y ahora basta, satisfechos por lo vivido, a veces derrumbado por las circunstancias que vienen de afuera y que nos quitan toda ilusión para seguir viviendo, pero si nos dejamos atrapar por esta sensación sabemos que es muy negativo.

La apertura a este crecimiento tiene que ser hasta que cerremos los ojos, porque hemos comprobado que el quietismo, el estar encerrados en nosotros mismos, el no permitirnos VER no nos permite crecer. Nadie está impedido de hacer el aprendizaje de VER, es una cuestión de actitud.

 

“Paco” Bretones: Yo suelo decir que uno de los objetivos que tiene la logoterapia es enseñarnos a VER; todos miramos, pocos ven. La logoterapia, entre otras grandes verdades, nos ha enseñado a VER, y yo digo que cuando una persona, en logoterapia, deja de mirar y aprende a VER, ya comprendió qué es la logoterapia. No es mirar sino VER, y este VER lo va aumentando siempre, es algo que se va acrecentando con el tiempo. Más veo, más veo, más veo.

 

Ana de Bretones: En el proceso de VER estamos apostando al propio crecimiento. Porque yo ya tengo como referente al que tengo delante mío, y como sabemos que solos no podemos crecer, por eso se necesita el coraje de vivir, como dice uno de los libros de “Paco”; porque a veces no nos conviene admitir que podemos VER, porque si yo me lo propongo veo, no es algo imposible. A veces me propongo no aprender a VER, porque no quiero ver las circunstancias, y tampoco quiero a ver a los involucrados en esas circunstancias.

 

...testimonios...

Sandra: Hace dos años que vengo y sí, algunos términos no me resultan tan nuevos, es como que uno entiende un poco más, y al principio yo creía que esto era para profesionales, y con el tiempo me doy cuenta que es para todos, y que puedo llevarlo a todos los ámbitos, con los amigos, con la familia, ahora en lo laboral. Yo conocí la logoterapia por la Escuela de Vida, formo parte del grupo y escucho la palabra logoterapia ahí. Pensé que aquí había profesionales relacionados con la salud y después supe que no. Realmente sí, uno acá se da cuenta que todos podemos llegar a entender y poner en práctica, que eso me parece lo más acertado. Siempre, lo que yo rescato de la logoterapia es que tiene un mensaje esperanzador. Aprendí muchos conceptos, lo que más me llamó la atención fue “la fuerza indómita del espíritu”, que en una situación muy difícil, lo pude comprobar, porque seguí en pie y volví a tener proyectos.

 

Hugo Pérez: Yo soy muy nuevito en logoterapia y en la Escuela de Vida. Llegué por el terremoto que tuve en mi vida el 1º de enero que perdí a mi hijo. Pasó el terremoto, pero me quedó la mochila colocada, que no es muy pesada; es una mochila con muchas preguntas y sufrimiento. Las preguntas algún día tendrán respuestas, pero el sufrimiento hasta el último segundo de mi vida quedará. Estoy trabajando la primera S: el Salir, que es muy pesado. ¿De qué forma estoy trabajando? Con tres libros de Paco, uno de Mabel Rodríguez, uno de Víktor Frankl y el número seis, de mi familia que me apoya, la ex novia de mi hijo, la familia de la novia que van a visitarme, eso para mí es muy importante. Es muy difícil, pero ahí estoy, de pie.

 

Paco: Yo siempre digo que la logoterapia es una pregunta continua. Nunca nos va a dar una respuesta absoluta de nada, siempre en seguida encontramos una respuesta y la logoterapia nos plantea otras preguntas, que generalmente tiene como característica la dificultad de no ser comprensibles, siempre es difícil entenderla, por eso lo que pasa aquí es muy coherente y muy lógico. El que vos encuentres difícil lo que te pasa es una prueba de que estás en el camino correcto, de encontrar preguntas que te sugieren respuestas; y esto es bueno.

 

Ana de Bretones: Alejate un poquito de esas preguntas que sabes que no tienen respuestas e incorporá otras que puedas responder y yo te diría que ya estás en la segunda S.

 

Hugo: La mochila no es pesada, pero sí incómoda, yo la acomodo y sigo. Hoy grabo, leo, escucho; leo…, escucho…, escucho…, escucho…, y esa es mi vida desde hace nueve meses del gran terremoto, pero estoy de pie.

 

Ana de Bretones: ¿Se dan cuenta cómo soy el “otro” para “otros”?

 

Vinka: Lo que tengo que agradecerles a ustedes es la gran felicidad que siento de vivir cada día, de poder desarrollarme en mi humilde trabajo de voluntaria: “vocación de servicio”; la posibilidad que me ha dado la logoterapia de conectarme con los otros en momentos muy difíciles, y lo que le debo a la logoterapia es esa posibilidad de entregar la palabra, el abrazo a los necesitados; es maravilloso, ¡no lo puedo creer! Me sorprendo, a pesar de lo que dije, me digo que no puede ser por lo plena que me siento cuando estoy con los otros, me doy cuenta que debo ser sincera, que vivo una felicidad plena cada día y que a todo lo negativo que la vida te pregunta, siempre hay una pregunta desde la vida, yo la respondo bastante bien; me lleva poco tiempo, me ubico rápido; lo mismo cuando estoy con los problemas, me toca ver problemas muy difíciles de salud, con pérdida de hijos y sé que lo puedo afrontar con la sonrisa y a veces con la lágrima, pero sí doy la palabra indicada y siento que tengo un año feliz y que estoy aquí para recibir el diploma de verdad, recibiéndome de ser humano.

 

Paco: Lo que vos decís me parece una idea muy buena. La logoterapia siempre nos da un diploma del “deber cumplido”. Siempre que estamos cumpliendo con una misión altruísta es como si recibiéramos continuamente una aprobación de alguna dimensión.

 

Vinka: Sí. Me pasó hace unos días atrás. Una mamá que por haber tenido una nenita con cáncer, con muchos problemas, lógicamente en la desesperación lo primero que se le ocurrió es darla, y yo le hablé. La encontré hace una semana, sonriéndome, saludándome, y no la dio…, ¿me explico?

Así y todo, todavía tengo que seguir aprendiendo mucho. “El maestro lo encontré acá”.

 

Nelly Segalla: El efecto de felicidad que sentís es el efecto “boomerang” que produce el deber cumplido.

 

César (La Plata): Hace muy poco que vengo, unos añitos nada más. Yo considero que se lo debo a Silvia, mi mujer, el haber conocido la logoterapia, y Silvia a Paco y Paco a Frankl y Frankl a la vida, muchas deudas y yo intento saldar esa primera deuda tratando de ser agente multiplicador de las maravillas que he aprendido de vos Paco y de vos Ana y la segunda, en lo personal, pasar de la teoría de la logoterapia a vivir logoterapéuticamente, que es lo que me resulta más difícil; a lo mejor lo estoy haciendo y no me doy cuenta. Espero poder seguir viniendo, nada más.

 

Miguel (La Plata): A mí lo que más me interesa es pasar de la logoteoría a la logoacción, a los actos. Nosotros cuando nos reunimos, los lunes, en el grupo insistimos con esto, porque uno puede haber leído muchos libros, pero si no lo pone en práctica, puede llegar a no entender lo que dicen los libros. Ejercitar la logoacción es lo más importante.

 

Mirta Bruschetti: Yo vine durante muchos años. Cuando llegué, el primer año no entendía nada, no escuchaba la clase, llegaba a mi casa con la grabación y recién ahí “escuchaba”. El segundo año ya escuchaba, entendía un poco más y ya me iba con una idea de la clase y cada año iba disfrutando más. Yo creo que la logoterapia nos enseña a tener actitud ante la vida, tratar de estar atento a todo. Ante los problemas buscar respuesta en esa bolsa que tenemos, de la cual siempre nos hablaba Paco; aunque, a veces, tomamos la primera que encontramos y nos equivocamos, eso lo sabremos en el momento. La logoterapia nos muestra que teniendo actitud podremos afrontar todos los problemas que se presenten. La logoterapia es eso, siempre utilizar una herramienta para salir; porque si los amigos de la Escuela de Vida pueden, nosotros tenemos que poder. Yo participé de las reuniones de la Escuela porque estuve, dos veces, a punto de perder un hijo, fui a la Escuela y comenté que “casi” perdí a mis hijos y una mamá me dijo: “no sabés la diferencia que hay en ese casi”. Yo esto lo considero un ejemplo. Yo he ido muchas veces a la Escuela de Vida para aprender de ellos.

 

Ana de Bretones: Recordemos la tridimensionalidad, “único e irrepetible; nadie vendrá; respondo desde lo que soy, libertad y responsabilidad, en la búsqueda de un sentido que es circunstancial; que el tiempo presente es el único presente; mirando hacia atrás para aprender y proyectando”; ese es un compendio elemental, que si nosotros ya hemos decidido profundizarlo leyendo los libros de Paco, de Frankl y de otros, es como que resulta más fácil buscar la respuesta en el fichero.

 

Paco: Lo que dice Ana es muy positivo. En base a esto, yo digo que el concepto de la bolsa es muy creativo porque yo en la bolsa puedo meter diariamente conceptos, ideas o acciones que yo no tengo, en aquel momento, muy en cuenta, pero luego esos conceptos, esas acciones, brotan. Viviendo logoterapéuticamente todo lo que hago tiene sentido, porque va a parar a la bolsa y en algún momento eso que yo he metido va a ser ocasión de alguna acción nueva, que aunque yo no lo sepa explicar, esa acción inconscientemente sale a flote.

 

Susana: Yo hace 20 años conocí la logoterapia. Hoy trabajando entre papeles encontré testimonios muy interesantes que me llevaron con el pensamiento a aquella época en que llegué acá.

Cuando escuché a Paco por primera vez me dije: “este hombre habla para mí, habla de mí”. No entendía qué era la logoterapia y hoy estoy en una etapa de corroborar permanentemente todo lo aprendido en cada en cada acción. He aprendido a ver y al igual que Vinka vivo esta etapa, por momentos, de plenitud, a mí me pasa.

La persona que me trajo, muchos lo conocen, fue Carlos Caram, y en su época en uno de sus testimonios decía: “esta nueva corriente llamada logoterapia nos invita a una realización de valores que me impulsa a sobrevivir con el emblemático `a pesar de todo, sí a la vida´.

La logoterapia tiene el enorme impacto en quien quiera escucharla y practicarla y nunca estará solo, ni vacío, ni ocioso, siempre tendrá un proyecto de realización existencial”.

En aquel momento quizá no lo pude entender, hoy y a la distancia, estoy saboreando esto que él decía.

Carlos Caram me invitaba, me invitaba y me invitaba y al igual que Sandra yo creía que la logoterapia era para gente profesional, yo sólo hice 6º grado y me decía: “yo qué voy a ir a hacer ahí”, pero como él insistía, un día vine. Y cuando tuve que dar un testimonio dije: “gracias a que Paco ha llevado la logoterapia al hombre común de la calle, yo tuve acceso a ella. El haber participado en varios congresos me ha dado la posibilidad de enriquecerme y, además, pude dimensionar el esfuerzo de Paco para bajar la logoterapia a nivel de cualquier persona que la quiera conocer y también he podido dimensionar el gran nivel utilizado por Paco para transmitir, para enseñar. Para mí, logoterapia siempre es apelación, es tarea, es misión, pero fundamentalmente, es un mensaje de esperanza, porque me enseña que por muy adversas que a veces sean las circunstancias, yo siempre cuento con mi libertad responsable para elegir vivir o durar y, si aprendí que la vida es el supremo valor, depende de mí actitud hacer que siempre valga la pena vivirla”.

Recién escuchando a Ana hacer ese compendio, digo que ahí está todo y lo podemos corroborar día a día, yo sigo viniendo y sigo aprendiendo.

Todos nosotros hablamos de Paco, agradecemos a Paco y aquí yo he dicho y también he escuchado muchas veces que “hay un antes y un después de la logoterapia”. En mi vida también hay un antes y un después de la Escuela de Vida, después vino lo de mi salud, el aneurisma, también hay un antes y un después. Pero hoy estoy en la etapa donde digo: “hay para mí, diariamente, un antes y un después de haber conocido a Paco y a Ana”.

Quiero compartir que hoy estuve leyendo un testimonio de cinco líneas, de Stella de Abdala, de Necochea que creo que nos pinta a Paco de cuerpo entero y nos transmite lo que muchos hemos visto en él en estos años.

 

“Bretones: Vientos de España lo arrimaron a estas costas... No pudo hacer todo lo que se propuso solo. Necesitó de Ana, su compañera. Ni siquiera se animó a imaginar el desequilibrio, la desestabilización que logró infundir entre todos los que lo escuchamos. Su convencimiento profundo, sus vivencias sinceras contagian...Sus gestos, su voz, su accionar tangible crean en nosotros sus amigos-alumnos la necesidad imperiosa, difícil de proponernos ver lo importante de la vida, de otra manera: Salir, buscar, dar, `ser persona´, ganarnos un lugar como hombres y mujeres, trascender, Siempre... ¡Hasta que duela!, como asevera nuestro querido “Paco”.

 

Quiero decir que el mejor homenaje que puedo hacer, es vivir logoterapéuticamente y tratar cada día de ser mejor persona. Muchas gracias Paco y Ana, los quiero.

 

Norma Galante: Para mí ésta es una manera de autotrascender y es una tarea que no voy a terminar nunca, por eso sigo viniendo. La logoterapia nos enseña que hay que vivenciarla, la logoteoría sola no vale.

 

Nancy: Quiero decirles de mi agradecimiento, porque gracias a ustedes vivo una vida plena, maravillosa, muchos golpes, como ustedes saben, pero los pude aceptar y sobrellevar muy bien y lo que me ha ayudado mucho es el apoyo que durante veintidós o veintitrés años me ha dado mi grupo de reflexión y los invito a que armen un grupo de reflexión. Mi grupo funciona hace más de 20 años, ha sido el mayor sostén, el mayor apoyo.

A pedido tuyo Paco armamos ese grupo, hemos cumplido y vengo en representación de ellos, mis compañeros que por ciertas dolencias no han venido y me pidieron que te agradezca y que te diga que te quieren mucho y yo quería cumplir.

 

Quique: Puedo agregar a lo que dijo Vinka, que nos conocemos desde hace 53 años. Cuando llegamos aquí, no recuerdo cuántos años hace, nos dimos cuenta que estuvimos “logoterapiando” toda la vida.

Cuando me encontré aquí adentro con Vinka escuchaba esas clases magistrales de Paco, martes tras martes y así constantemente. A nosotros se nos abrió mucho más la cabeza y el panorama, y empezamos a darnos cuenta de la trayectoria de nuestra vida como si fuésemos almas gemelas y esto se hizo más grande, cuando el estado de salud de Paco, que no le permitía concurrir, cuando vos Ana agarraste la bandera y nos demostraste que al lado de un gran hombre hay una gran mujer.

El otro día visité la Escuela de Vida y se me ocurrió decir que estaba delante de gente gigante; ni ustedes se daban cuenta que son gigantes, porque verdaderamente es el resultado que da la logoterapia a quien la toma para sí y la practica con amor y eficiencia.

 

Silvia (La Plata): Desde el primer día que empecé a venir los martes, no falté nunca. Aprendí mucho de vos Paco, fue de mucho crecimiento escucharte, pero también de escuchar a los compañeros, de escuchar experiencias y así ir viendo cómo a través de estos ocho años íbamos aprendiendo y creciendo.

 

Ana de Bretones: Nos reencontramos en las charlas de verano. Felices fiestas y hasta el año que viene, gracias.

 

Se transcribe el testimonio de Leopoldo Branderiz como aporte a este cierre

 

LAVARROPAS

 

Hace algún tiempo atrás, ante comentarios cuya intención no merece la pena analizar, respecto a que Francisco Bretones y su logoterapia hacían lavado de cerebros, tuve la idea de comparar la tarea de nuestro “Paco” y su divulgación de la Tercera Escuela de Psicoterapia de Viena, del genial Viktor Emil Frankl, con una tarea común que realizan muchas amas de casa.

En ella decía que efectivamente, Bretones lavaba, pero no lavaba cerebros, sino la “ropa sucia” que cada ser humano, indefectiblemente, tiene arrinconada en su dimensión psíquica.

Apelando al lavarropas de la existencia, con agua surgida de la fuente de los valores, agregando un poderoso detergente compuesto de libertad y responsabilidad, un fijador de compromisos llamado conciencia y un suavizador muy efectivo llamado amor, completaba el lavado con el centrifugado del espíritu, orientándolo hacia el encuentro con los sentidos de vida con que nos pregunta la misma todos los días de nuestra existencia.

Ese “lavado” es un procedimiento extremadamente positivo, para no caer en el vacío existencial, uno de los problemas más preocupantes con que se enfrenta la humanidad ante el avance de concepciones nihilistas o simplemente materialistas, cuyo resultado no es más que una progresiva marcha hacia la ausencia y/o ignorancia de valores fundamentales.

Todo  el avance tecnológico que vemos en la actualidad mucho del cual está destinado al bienestar del ser humano, no logra cubrir la necesidad que tiene el hombre para encontrar el sentido de su vida.

No existe ninguna escuela de psicoterapia, que no se base en una concepción de “quién es el hombre”.

Las diversas ciencias nos han demostrados, sobre todo en los últimos tiempos, en base a ese avance tecnológico “qué es el hombre”, pero nada fácil resulta contestar a la pregunta de “quién es el hombre”.

Aquí, debemos acudir a la ayuda de la filosofía y la antropología en sus diversas concepciones.

Desde que la evolución le permitió al hombre, con el crecimiento de los millones de neuronas que componen su cerebro, hacerse la pregunta base de su preocupación respecto a la razón de su existencia, se han producido diversas corrientes tratando de dar satisfacción a esa preocupación.

Desde la religión, la filosofía y la antropología, buscando su respuesta, el hombre se ha visto enfrentado con el motivo de su paso por la vida.

¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué estamos aquí?

Aún para el hombre de fe, la contestación al interrogante no está satisfecha.
Será responsable de su vida ante su Dios, de eso no tendrá dudas, la duda surge de cómo se debe responsabilizar de su vida. Durando o viviendo.

Y allí, tanto al hombre de fe como al no creyente, se le plantea el gran interrogante que, sólo finalizará cuando muera.

Aquí, acude a mi memoria, un comentario de Elizabeth Lukas, quien en determinado momento dijo:

“Pienso que Dios, en su infinita bondad puede llegar a perdonar casi todos los pecados del mundo, pero el que `más le costará perdonar´, será el no haber hecho de nuestra vida lo que deberíamos haber hecho”.

¿A qué se refiere la discípula de Frankl cuando habla de hacer?

A esta pregunta la contesta la base filosófica y la concepción del hombre que se halla inserta en la logoterapia.

Entonces, no que da más que, aceptando el desafío, nos interesemos en saber qué camino puede tratar de contestar la pregunta de la existencia, acudiendo simplemente a la lectura de las obras de Frankl y otros tantos autores que tratan sobre el tema.

Sin temor al “lavarropas” cuya finalidad se ha tratado de explicar en estas pobres líneas, pongámonos en acción.

 

Leopoldo Branderiz

 

 

CHARLAS DE VERANO

 

ENERO: Martes 3, 19.30 horas, en el Centro Cultural “Osvaldo Soriano”, sala B, ubicado en calle 25 de Mayo esquina Catamarca (ex Biblioteca Pública).

 

FEBRERO: Martes 7, 19.30 horas, en el Centro Cultural “Osvaldo Soriano”, sala B, ubicado en calle 25 de Mayo esquina Catamarca (ex Biblioteca Pública).

 

MARZO: Martes 3, 19.30 horas, en el Centro Cultural “Osvaldo Soriano”, sala B, ubicado en calle 25 de Mayo esquina Catamarca (ex Biblioteca Pública).

 

Celebramos con

una cena

el cierre del

Curso de Logoterapia 2011

 


 

Martes 27 de noviembre de 2012

 

CIERRE DEL XXX CURSO ANUAL DE LOGOTERAPIA

EN LA SALA DEL CENTRO CULTURAL "OSVALDO SORIANO"


El martes 27 de noviembre de 2012 festejamos el 30º aniversario de la fundación del Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Víktor E. Frankl”.
 

El Dr. Francisco “Paco” Bretones y su esposa Ana Vuoso de Bretones, recibiendo a sus amigos-alumnos y demás asistentes, como lo hacen habitualmente, para compartir este encuentro-acontecimiento.

El fundador y director del mencionado Centro de Estudio es nuestro querido Dr. Francisco “Paco” Bretones, quien nos acompañó en esa ocasión en la Sala “A” del Centro Cultural “Osvaldo Soriano”.
Es difícil transcribir lo vivido esa noche; el testimonio de los asistentes, nuestros “amigos-alumnos” como nos gusta denominarlos, dejaron traslucir tanto amor, tanto agradecimientos y reconocimiento hacia Paco Bretones, a su tarea, a su coherencia de vida, a su testimonio de entrega sin reservas.

 

Recibimos y compartimos saludos de nuestros amigos:

Roberto Mucci: Se cumplen los 30 años ininterrumpidos de Logoterapia en Mar del Plata a cargo del queridísimo maestro Dr. Paco Bretones y su esposa Ana Vuoso de Bretones, a quienes les hago llegar la mayor de las felicitaciones por tener el mérito de abrir camino en llevar la logoterapia al hombre común de la calle, por poner la Logoterapìa al alcance de todos, por poner los cimientos de lo que he llamado la “dimensión social de la logoterapia”, dado que más allá del consultorio y de la academia también hay hombres, muchos hombres que necesitan del faro de sentido de sus vidas.
Son muchos los que no pueden venir, no pueden pagar una psicoterapia o un curso o una jornada, pero no por eso dejan como seres humanos de necesitar que lleguemos a ellos con palabras de aliento, de contención y sentido.
Mis más sinceras felicitaciones a todos, todos, todos los que más allá de la institución a la que pertenezcan, llevan un mensaje de paz, de esperanza y contribuyen a hacer el mundo más humano, más sano, más cálido y con sentido para TODOS.
Viva Víktor Frankl, que fue sólo UNO, a quien sigo, y sólo a él; todos los demás simplemente cooperamos en la difusión de su pensamiento, de su actitud ante la vida y la participamos cada uno desde su lugar en la construcción de un mundo mejor.
Quiera Dios que llegue el día en que todos trabajemos juntos, quizás sea el mejor tributo que podamos rendir al maestro.
Nuevamente, felicitaciones a todos los que siembran valores.
Un afectuoso saludo. Lic. Roberto Juan Mucci.
 

Ana Vuoso de Bretones

y Francisco “Paco” Bretones, acompañados por el

Lic. Roberto Mucci.

 

De Pani: “Querido Roberto (Mucci): Gracias por compartir las vivencias de la celebración de los treinta años de Paco y Ana Bretones. La de ellos es una tarea humana y formadora, los admiro. Y al respecto, tengo para compartir algo que yo viví, creo que en el año 2005, en un Congreso organizado por la Fundación Argentina de Logoterapia, que se realizó en el Museo de las Artes; allí estaba Paco, su esposa Ana, que presentó un trabajo, “La tarea de vivir”, tan profundo que lo tengo presente y lo transmito; también estaba la “gente común, el hombre de la calle”, personas que acompañaban a Paco en este congreso. Yo expuse mi tema en una mesa de trabajos libres, y apliqué mal un concepto muy importante de la logoterapia, cuando terminamos de exponer y salimos todos, se acercó un señor que estaba en el grupo de Paco y me señaló mi error; me explicó muy bien, y más aun, me dijo exactamente dónde podía leerlo nuevamente para entenderlo mejor. Yo le agradecí y aún hoy le agradezco y lo recuerdo; siempre me pregunté (había allí logoterapeutas y profesionales): ¿por qué ninguno de ellos me señaló mi error? Yo les hubiera agradecido. Desde allí puse más atención en la obra de Paco, sus libros son enseñanzas para la vida y con su estilo sencillo, claro y profundo, despierta conciencias. ¡Felicidades queridos Paco y Ana! Desde Tucumán, mi reconocimiento y admiración. María Yolanda Veliz de Esper – Centro de Logoterapia de Tucumán”.

Para poder compendiar un poco todo lo que se expuso esa noche, acudimos al siguiente texto:

En el libro “La logoterapia es obvia”, Paco Bretones expresa las palabras que se transcriben a continuación que, creemos, están vigentes hoy y que continuarán estándolo a lo largo del tiempo.
“…Quiero cerrar estas páginas con un recuerdo para todos aquellos que durante catorce años consecutivos hemos compartido el camino de la búsqueda de sentido para nuestras vidas. Ellos han sido mis amigos, no mis alumnos ni mucho menos mis discípulos, pues no me considero maestro de nadie.
Cuando leí y releí testimonios que se incluyen en la obra y que proceden de alumnos de distintos años, me pregunté muchas veces si debía suprimir algunos conceptos de reconocimiento a mi labor docente, muchas expresiones de agradecimiento y un inmenso cariño en todos los casos.
La primera impresión fue que podría parecer muy adulador todo ese caudal de palabras tan sinceras.
Pero justamente esta comprobación, la sinceridad de los testimonios, me hizo decidir a transcribirlos sin ninguna modificación.
Acepto sin vanidad tanto reconocimiento, porque soy un trabajador incansable, preocupado en bucear en lo profundo del hombre y en acercar a los demás las herramientas para que, cada uno en su medida, pueda ejercer su libertad para elegirse.
Mis alumnos, mejor dicho, mis compañeros, son el motor que me dinamiza, me empuja y me estimula cada día, cada hora, para que Víktor Frankl, su vida, sus principios de logoterapia puedan ser accesibles al “hombre común de la calle” y al hombre que ha sufrido la prueba existencial más dura, como es la pérdida de un hijo.
Ellos reconocen lo mucho que yo hice por ellos, pero ni se imaginan lo mucho que ellos han hecho por la logoterapia. Convirtieron la teoría logoterapéutica sobre el hombre en la manera más profunda de vivir pese a todas las vicisitudes. El sí a la vida dejó de ser una simple declamación para demostrar con sus vidas que siempre que haya un porqué seguir viviendo se hará obvia la existencia de las ingentes potencialidades que todo hombre trae a este mundo para poder realizar eso que todo hombre debe llegar a ser: Un Hombre”.
No queremos dejar pasar esta ocasión para agradecer y compartir con todos ustedes, las palabras tan sentidas enviadas por Roberto Mucci, a quien le auguramos, con el convencimiento sincero y el cariño de siempre, que continúe con tesón su tarea, también comprometida con “el otro y los otros”, desde el pensamiento de Víktor Frankl y desde su propia experiencia de vida autotrascendente:

En el día de ayer, martes 27 de noviembre, tuve la alegría de poder participar de la celebración de los 30 años de difusión de la Logoterapia en la ciudad de Mar del Plata; labor que con tanto profesionalismo, amor y coherencia de vida vienen realizando desde el Centro de Estudio de la Logoterapia que fundaron y continúan en forma ininterrumpida el muy querido Dr. “Paco” Bretones y su entrañable compañera de vida y de siembra Ana Vuoso de Bretones.
Fue un encuentro lleno de sentido, donde los asistentes, el hombre común de la calle, como suele decir Paco, expresó desde el corazón todo lo recibido del matrimonio Bretones, y en particular la obra de formar para la vida, promoviendo humanidad en cada persona con la que han tratado a lo largo de tantos años y de modo desinteresado. Tarea realizada desde el ejemplo de vida, desde la logoactitud, desde el altruismo, “desde la coherencia” entre lo que decimos y hacemos, en particular los terapeutas. Se repitieron tantas veces las palabras “vida”, “ser humano”, pero no como conceptos teóricos sino como cualidades forjadas en cada persona a la que han llegado los Bretones con su modo de vivir, de acompañar a cada hombre sufriente que la vida hizo que se cruzaran en su camino.
No hubo conferencias, no hubo disertantes, ni eruditos, ni grandes oradores, ni quién hablaba primero o quién hablaba más o mejor o hacer mover externamente al auditorio, hubo vida, humanidad, valores, coherencia, alegría, esperanza. La profundidad y la actitud positiva ante la vida a pesar de los golpes recibidos, expresadas con el lenguaje claro del hombre común de la calle y por el hombre común de la calle me impactaron. Paco y Ana hicieron la apertura y cierre, pero las enseñanzas, testimonios de vida promovieron de la gente. “La logoterapia al alcance de todos”. Me imagino cuánta alegría le habrá provocado a Viktor Frankl desde donde esté, contemplar esto que la vida también a mí me permitió presenciar.
Luego fuimos a compartir una lindísima cena, porque además de la rica comida, fue una gran mesa de familia. El calor de hogar, fraternidad y unidad sin distinciones, fue un oasis para el alma.
Felicitaciones a Paco y Ana y a toda la gente de sus grupos de reflexión por vivir desde la logoactitud. Gracias amigos. Los quiero mucho.

Roberto Juan Mucci

Con el cariño de siempre…, Ana y “Paco” Bretones.
 

 


 

Se fue

un maestro

El 1º de mayo

de 2013 falleció

el Dr. Francisco "Paco" Bretones Morata.

 

Ha fallecido el Dr. Francisco Paco Bretones. Nos ha dejado un maestro..., maestro de la vida, alguien que nos enseñó a vivir de otra manera..., alguien que desde su sufrimiento supo capitalizarlo y transmitirlo con sentido...; una persona que nos ayudó a darnos cuenta que la vida merece ser vivida a pesar de...; que la vida tiene sentido y que hay que encontrarlo...; un conocedor de la vida desde su llaga mas íntima y un caminador de la misma, esperanzador...; un altruista, que nos dio todo su saber para que podamos seguir caminando... Gracias Paco... quiero recordarte con esta sonrisa...

Mabel Rodríguez

 

Hace unos días estuvimos pensando acerca de los 36 justos que sostenían al mundo. Armamos una lista. Esos justos son hombres comunes que, sin pretenderlo, trascienden por su obra, por su entrega, por su servicio. Así generosa y desinteresadamente. O no. Desinteresadamente no, porque lo hacen por un profundo y genuino interés: la persona humana. Acaba de fallecer en Mar del Plata el Doctor Francisco Bretones. Allí donde encontró su lugar en el mundo este espíritu vigoroso, lleno de luz y de una calidez inmensa. Haciendo una obra descomunal en favor de la persona humana. No puedo acordarme de él sin sonreír, recordando sus anécdotas, sus comentarios, su modo apasionado de vivir y acompañar al sufriente. Querido Maestro y amigo (en ese orden), nunca dejaremos de sonreír al recordarte, nunca olvidaremos tus enseñanzas, te encontraremos en cada "hombre común de la calle" y ante ellos nos comprometeremos a continuar tu obra. Esta noche habrá una estrella más en el cielo. Esa misma, esa que brille más, nos estará diciendo que allí estás. Y mirándola cada noche, podremos decir Gracias Maestro, Gracias Amigo! Los invito a que tengamos presente a nuestro querido "Paco" en nuestras oraciones, elevando una plegaria que lo acompañe y avise al Cielo que uno de los mejores, se va para arriba. Redoblemos nuestros esfuerzos por un mundo mejor, porque por ahora, los justos que lo sostienen, son tan solo 35.

Dr. Claudio César García Pintos, Phd. 

 

"Se fue un Maestro de mi vida." Para el Dr. Bretones (Paco) no existía ser humano que no posea una opor-tunidad de crecer, ni situación que no le ofrezca un destello de significado... Vale la pena vivir. Vale la pena seguir viviendo. Siempre hay un para qué. Si esto podemos llevarlo a cabo, he llegado a ser lo que debía ser.
Todo esto son palabras dichas por mi maestro, y quiero dejar mi pensamiento, él fue un ser humano único e irrepetible extraordinario. Gracias Paco, te quiero mucho y siempre vas a seguir guiándome en la vida.

María Inés Gamás

 

Hoy un maestro partió. Nos enseñó que la Logoterapia no es sólo lo que se da dentro del consultorio, sino la de todos lo días, la del hombre de la calle que vive y testimonia en cada acto la fuerza indómita del espíritu. ¡Te vamos a extrañar, querido Paco! Descansa en paz.

Adriana Sosa Terradas

 

 

Víktor Frankl escribió una vez: “A esta falta de sentido en la vida se añade aún otra cosa: La falta de modelos que de hecho nos muestran con su vida el ejemplo de la entrega a una tarea”. Si existe un ejemplo claro y guía para el desarrollo de una Logoterapia coherente con compromiso Social, ese fue el del Dr. FRANCISCO BRETONES, Analista Existencial-Logoterapeuta, español radicado en Mar del Plata, Argentina. Durante más de 30 años ha realizado una intensa obra que se orienta “al hombre común de la calle” de manera humilde, concreta y comprometida. También ha realizado una importante labor en cárceles y con los grupos de "Escuela de Vida", para el acompañamiento de padres con hijos fallecidos en Mar del Plata.

El Dr. Bretones nos inspiró con su trabajo de más de 30 años de LOGOTERAPIA VIVA Y PRÁCTICA, a favor del "Hombre Doliente" y "Hombre Común de la Calle", demostrándonos que la "LOGOTERAPIA ES OBVIA" y que puede ser comprendida por todas las personas y se manifiesta en los actos cotidianos de la vida; es con el "hombre común de la calle, donde la Logoterapia se requiere y no sólo en los ambientes académicos o profesionales. Nos enseñó que la Logoterapia requiere AUDACIA, ESTUDIO, ACCIÓN y VIVENCIA; que es sobre todo un CAMINO DE AUTO-HUMANIZACIÓN y una APELACIÓN A LA VIDA COMO TAREA que puede ser realizada cuando uno logra SALIR DE SÍ MISMO, SERVIR A ALGO O ALGUIEN, ENCONTRANDO SENTIDO y ADQUIRIENDO SABIDURÍA. Su ejemplo de humildad, coherencia y compromiso quederá para siempre entre nosotros.

EL APORTE DEL Dr. FRANCISCO BRETONES: La Logoterapia orientada al Hombre Común de la Calle y el ejemplo de la Logo-Actitud.

Su pensamiento y enseñanzas pueden sintetizarse en los siguientes principios:

* Logoterapia es la Audacia de Vivir: ¡Sí a la vida a pesar de todo!

* Logoterapia es Audacia y Estudio.

* La Logoterapia es Obvia.

* La Logoterapia como camino de auto-humanización.

* La Logoterapia es una apelación a la vida como Tarea.

* La Logoterapia es Acción y Vivencia.

* Las 4SS del Vivir Logoterapéutico: Salir, Servir, Sentido y Sabiduría.

El mérito del Dr. Bretones, radica no sólo en ser un ejemplo vivo y concreto de una Logoterapia Social coherente y fiel al pensamiento de Víktor Frankl (el mismo que reconoció su obra en vida), sino además en poder adaptar estos principios a la realidad y lenguaje del “hombre común de la calle”: "El hombre común debe ser ayudado en la captación de muchos conceptos teóricos de la Logoterapia". Luego agrega: "Dar mayor inteligibilidad a los conceptos antropológicos de Frankl para que el hombre común los asimile mejor, es convertirse en un facilitador. Facilitar la comprensión de la Logoterapia equivale también a facilitar su praxis".

Este proceso no resulta nada sencillo por la complejidad y profundidad del pensamiento de su creador. Por ello la Logoterapia debe contar con metodologías, programas y materiales especializados, así como con personas competentes y éticas que conozcan y posean experiencia en el Análisis Existencial y Logoterapia. Al respecto nos dice: “Logoterapia es Audacia y Estudio”

Quizá sea él, quién más ampliamente haya podido realizar este propósito del desarrollo de una Logoterapia de orientación social-comunitaria a través de una labor de más de dos décadas que ha permitido a muchas personas acceder a la Logoterapia y al pensamiento de Viktor Frankl.

Durante más de estos últimos veinticinco años Bretones ha contribuido a desarrollarse integralmente, promoviendo una cultura preventiva integral centrada en la persona humana, desarrollando la coexistencia a través de vínculos más significativos y logrando la Auto-trascendencia (SALIR y SERVIR) para adquirir SENTIDO y SABIDURÍA; por ello el más sincero aprecio, admiración y agradecimiento.

Es necesario lograr una apertura en este sentido que permita “llevar la Logoterapia hacia el hombre común de la calle”, transformando la vieja consigna de Enrique Pichón Riviere “Sacar el diván a la calle” en una nueva consigna que resuene en esta nueva Latinoamérica y que no sólo implique “Sacar el Logos a la calle”, sino también “Re-encontrar el Logos en la calle”.

 

Asociación Peruana de Análisis Existencial y Logoterapia (APAEL)

 

 

Estimados amigos de la Logoterapia:

 

Vemos partir a una persona que ha hecho de su vida UNA MISION EXISTENCIAL de difusión de la Logoterapia, de los valores, de la logoactitud, de la humildad y el servicio.

Paco fue y lo seguirá siendo siempre UN FARO DE SENTIDO de nuestras vidas y del ejercicio de profesión como lo fuera Viktor Frankl, quien seguramente allí arriba lo recibirá con los brazos abiertos.

Le enviamos un fuerte abrazo lleno de afecto a su querida compañera de vida y de misión en la vida Ana Vuoso de Bretones y a toda su familia.

 

Roberto Juan Mucci

 

 

LoRee Aaquino... Mis condolencias a nuestra familia de Logoterapia y a su familia. Paco un Faro de Sentido siempre estará encendido ¡abrazo desde Chaco!

 

 

Me da mucha tristeza su partida. Fue y es un referente. Compartimos muchos congresos y viajes juntos, el último en México hace ya varios años.

 

Alejandro De Barbieri Sabatino

Falleció el Dr. Bretones, "Paco", como todos lo llamábamos. El que nos enseñó a vivir la vida a pesar de todo, por eso Sres. ¡¡¡ Hay que honrar la vida...!!! Paco en algún momento nos encontraremos nuevamente, ya me imagino con quienes te estarás encontrando.

Juan Angel Melucci

 

Diario “La Capital” del 2 de mayo de 2013

 

Paco Bretones (q.e.p.d.) falleció el 1 de mayo de 2013 (c.a.s.r. y b.p.). Una crónica ortodoxa indicaría prolongar estas palabras, con un “vengo de despedir a Paco”. Pero cualquiera que haya sido discípulo alguna vez de él, no lo tendría permitido. Entonces digo, vengo de encontrarme con Paco para decirle con una leve sonrisa en el comienzo de su descanso terrenal, hasta luego maestro, dale nuestro cariño a nuestros amados hijos del cielo, después de Ana Laura, claro. Gracias maestro. Mamá Alina.

 

RECORDANDO A FRANCISCO “PACO” BRETONES

 

Recordatorio publicado en el diario “La Capital”, el 1º de septiembre de 2013

 

Hablar de Francisco “Paco” Bretones es decir que en un momento de nuestras vidas encontramos a un MAESTRO, a un cultor de la palabra, tan capaz, que con un solo concepto transmitido, supo poner un bálsamo a nuestros pesares.

Con su potente voz, hizo llegar a nosotros sus reflexiones logoterapéuticas “sí a la vida a pesar de todo”, “nadie vendrá”, “la fuerza indómita del espíritu”, “las cuatro ESES: salir, servir, sentido y sabiduría”, entre otras y aún siguen resonando en nuestros corazones.

Hablar de “vos Paco” es decir: MAESTRO, EDUCADOR, PROVOCADOR, REVOLUCIONARIO, PASIONAL, ENTUSIASTA, CONTAGIADOR, CAMINANTE, MODELO DE HUMANIDAD.

Caminante que dejaste huellas profundas. Modelo de trascendencia y humanidad, llevaste a la acción todo lo que pregonabas. Trascendiste en el amor y así lograste que tu existencia fuera realmente “vida”.

Querido “Paco”: ejemplo difícil de imitar.

Dice Víktor E. Frankl: “la finitud de la existencia no puede anular el sentido por un simple motivo, porque en el pasado no hay nada que pueda perderse en forma irrecuperable, sino mas bien todo se encuentra preservado. En el hecho de ser pasado, entonces, todo se encuentra resguardado y salvado ante la finitud. Lo que hemos obrado y creado, lo que hemos vivenciado y vivido lo hemos salvado al ser pasado y nada ni nadie puede hacerlo desaparecer del mundo”.

Por eso, aunque físicamente hace 4 meses que ya no estás entre nosotros, pervivirás por siempre. Gracias

 

Integrantes de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos

y Alumnos del Centro de Estudio de Logoterapia

de Mar del Plata Víktor E. Frankl.

 

Falleció Francisco Bretones, difusor de la logoterapia

(artículo publicado en el diario “La Capital” de la ciudad de Mar del Plata el 19 de septiembre de 2013).

 

El 1º de mayo último falleció en Mar del Plata Francisco Bretones, “Paco”, para los que lo trataron de cerca. Tenía 83 años. Fue un difusor de la corriente filosófica creada por Viktor E. Frankl, la logoterapia, y también fundador de la “Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos”.

Español, había nacido en 1929 en Sadabell, Barcelona. Y antes de contraer matrimonio con Ana Vuoso, Paco había desarrollado una intensa carrera eclesiástica: se había recibido en teología de la Universidad Gregoriana, en Italia. Como hombre de la Iglesia se trasladó a la Argentina en 1956. Tuvo una experiencia sacerdotal en Maipú, Necochea y Dolores. Recién en la década del ´60 llegó a Mar del Plata.

En esta ciudad fue capellán del Hospital Interzonal General de Agudos y docente en la Universidad Católica de Mar del Plata (Facultades de Humanidades, Derecho, Ciencias de la Salud, Escuela de Teología).

En 1974, después de renunciar al sacerdocio, contrajo enlace con Vuoso. Fue padre de Francisco, Sergio y Ana Laura. Esta última falleció dos días después de nacer. Fue justamente ese hecho existencial el que convocó al matrimonio Bretones a fundar en Mar del Plata la filial “Renacer”, más tarde llamada “Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos”, desde la que proclamó que “lejos de considerarnos víctimas merecedoras de un tremente castigo, debemos ser protagonistas de nuestro propio destino y proyectarnos hacia los otros y así transmitir y vivir un mensaje solidario y esperanzador que nos llevará a la autotrascendencia”.

 


CIERRE DE LOGOTERAPIA

 

Martes 26 de noviembre de 2013

El café con alumnos-amigos antes del cierre.

 

En en salón

 

 

Ana Vuoso (Apertura): invitando a todos los alumnos-amigos, amigos-alumnos a que sean ellos los que hablen dando sus testimonios de vida y comenzó Nelly Segalla diciendo:

 

No sé qué opinan los demás, pero yo este año aproveché muchísimo, porque hemos tenido la posibilidad de dialogar, de aportar (Ana de Bretones acota: “esto es más familiar”); Nelly continúa: sin duda que lo de Paco era magistral, pero ahora es como vos decís, más familiar, nos sentimos muy cómodos, en fin, pido un aplauso para Ana… (Aplausos).

 

Ana Vuoso: Siempre es muy enriquecedor escuchar la experiencia, sabemos que acá los cierres no son catedráticos, las ponencias no son (que podrían serlo también) desde la logoteoría, sino que tenemos el privilegio de escucharnos y escuchar testimonios de vida día tras día y hoy por ser la primera vez sin Paco, por supuesto va a cerrar él con una grabación que ustedes ya han escuchado pero es muy oportuna, y ahora quien quiera comenzar la reflexión contando sus expectativas… Paco diría: “por qué siguen viniendo”,  algunos… porque ya cumplieron décadas… “por qué siguen viniendo, qué encuentran, qué dejan, qué se llevan” todo eso me parece muy enriquecedor. ¿Quién empieza? Norma Galante dice: por orden de antigüedad.

 

Norma Galante: Muy buenas noches, yo escribí algunas líneas porque si bien los años te van enriqueciendo la dimensión espiritual con mucha sabiduría si es que sabés practicar los valores, pero también existe un deterioro en la parte física, y a mí me ha tocado en la memoria por eso escribí unas líneas y a pesar de esta falta de memoria estoy muy contenta de poder realizar y disfrutar de cosas a pesar de tantos años que tengo. Les voy a leer las líneas que he escrito.

Es imposible comenzar sin hacer referencia a “Paco”, como un modelo de persona, de humanidad, de trascendencia: siempre va a estar con nosotros, porque oque él sembró no morirá nunca, ya que eso constituye su granero y a Ana, su pilar de apoyo, su continuadora, que ha hecho de sus clases verdaderos talleres de reflexión.

Recuerdo las palabras de “Paco”: tienen que estudiar, porque si no saben la teoría no la podrán llevar a la práctica.

Nos enseñaba que la logoterapia no es una panacea, una técnica para solucionar todos los problemas, no es una sociedad esotérica, un sustituto de la religión, una manera de solucionar todos los conflictos. En cambio, ES una psicología que parte del sentido de vida, un despertar para ampliar el campo de la conciencia. Al preguntarme ¿quién soy?, logro el despertar de la conciencia. La logoterapia como psicología ayuda a ampliar la razón de por qué vivir. Como antropología es un saber que tiene que ver con el quién, y como educación, un saber sobre la libertad y la responsabilidad.

Nos enseñaba que la logoterapia considera al hombre como un ser tridimensional, que tiene un cuerpo y una psiquis, pero que es un espíritu. Que los protofenómenos constituyen la esencia de quién soy. Ellos son: libertad, responsabilidad, conciencia, amor, y que los conflictos son una ocasión para tomar contacto con los protofenómenos.

La logoterapia es un despertar de la conciencia. La conciencia es el órgano del sentido, que me dice lo que debo elegir en cada circunstancia a la que me enfrente el destino. Y para interpretar el sentido, son los valores los que me lo van a facilitar, aunque también a veces los valores colisionan.

Nos enseñaba que el valor era aquellos, que en cualquier situación me hace salir hacia…, que me hace sentir, que sale de mí energía (sentimientos) hacia algo. La vivencia que estoy haciendo algo para alguien (el otro), y por último, la Conciencia que he contribuido a cambiar la situación, definiendo un sentido que estaba oculto.

Y ¿cómo voy a saber que estoy realizando un valor? SALIR – BUSCAR – y REALIZAR una situación concreta.

Decir que el hombre es espíritu es teoría. Los valores son los que me hacen tomar conciencia de la existencia del espíritu. Además de la voz y de los reclamos de los instintos, hay una fuerza que me hace elegir valores.

Realizamos valores porque somos espíritu, pero para esto nos valemos del cuerpo y de la psiquis. Estos son los instrumentos de los que se sirve el espíritu para la realización de valores. Los instintos me empujan desde adentro y los valores me arrastran desde afuera. Todo en mi vida es una ocasión para…

Si yo no he vivido practicando valores, no estoy preparado para afrontar los grandes sufrimientos. Los verbos de la salud mental son: DAR – RECIBIR – SUFRIR. Estos tres verbos se conjugan con otro verbo: AMAR.

Y no puedo otra cosa que repetir las palabras de Paco: “La Logoterapia, la audacia de vivir”.

Para mí es una muy buena definición, porque hay que tener mucha audacia para elegir y decidir en cada aquí y ahora, aquella circunstancia de entre musías, que sea la que tenga más sentido. Hay que tener mucha audacia para elegir aquello que nos signifique más esfuerzo y sacrificio y no especular con lo que más me conviene. Como seres únicos e irrepetibles, y por lo tanto, mis circunstancias, también únicas e irrepetibles, nadie puede reemplazarme y venir a vivir mi vida por mí.

A vuelo de pájaro, les he querido transmitir todas las enseñanzas que hemos recibido de este MAESTRO con mayúscula, y sigo viniendo porque sigo aprendiendo y se me da la ocasión de salir de mí y encontrarme con el otro, para establecer esa relación que es tan valiosa para ir haciéndome cada día un poquito más y convertirme en ese SER que debo ser y que todavía no soy.

Y para terminar, una de las grandes cosas que le debo a la logoterapia, que siempre repito, es poder aceptar mi realidad y tener el coraje de vivirla. Estamos condenados a sentirnos apelados y a tener que responder.

Muchas, muchas gracias Ana.

 

Cristina Cacchioni: Hoy finaliza por este año, el taller de logoterapia, en un escenario distinto, la partida física de nuestro Maestro “Paco”; pese a que está en cada uno de sus libros, sus reflexiones, sus enseñanzas y su vivir, pero hoy, este taller fue el …, continúa en manos de su mejor discípula: ANA, su compañera de la vida.

Paco nos hablaba de las utopías, ideal, esperanza, esfuerzo, audacia y en esto, están los soñadores como Paco, que creyeron que el hombre siempre puede ser de otra manera a pesar de sus circunstancias.

También no habló de los que duran (son los desencantados de la vida, los que no tienen esperanza).

Por eso las utopías hacen que la vida sea mejor.

La logoterapia nos habla de compromiso, solidaridad, amor, trascendencia, y en la trascendencia están las relaciones con los otros.

Por eso es importante la relación con los demás en cualquier circunstancia, y como decía Paco: “Que tu vida sea una experiencia, no una teoría”. Muchas gracias.

 

Elena Mazzeo: En el año 2008, concreté uno de los sueños de mi vida: “Vivir en Mar del Plata” e inme-diatamente comencé a frecuentar las clases de logote-rapia.

Mis expectativas eran profundizar los pocos conoci-mientos que tenía sobre la teoría psicoterapéutica de Viktor Frankl.

Esas expectativas fueron superadas “ampliamente”. Encontré un profesor que con su vehemencia trans-mitía sus vastos conocimientos sobre filosofía, psicolo-gía, teología, etimología y demás, con la pasión de un hombre coherente y sabio.

Descubrí entre muchísimas cosas, que es importante y necesario encontrar un sentido de vida y que ese sentido se cambia según las circunstancias que la vida vaya presentando; y también descubrí que sin ser conciente de ello, he transitado la vida con esa filosofía de vida, para superar las distintas crisis, porque “la logoterapia es obvia”.

Lamentablemente ya no contamos con la presencia física de Paco, pero quedaron sus enseñanzas y sobretodo sus palabras que aparecen cuando se las necesita, como… “NADIE VENDRÁ”.

Vine a este lugar en busca de conocimientos científicos y de conferencias académicas y encontré “UNA ES-CUELA DE VIDA” y un lugar de reflexión y encuentro con amigos.

Y ahora… a seguir junto a Ana, la gran discípula de Paco. Gracias por todo esto.

 

Nelly Segalla: Yo acabo de llegar de Salta así que no pude preparar nada, así que van a escuchar lo que digo casi siempre. Ana Vuoso pregunta: ¿Por qué seguís viniendo?

Bueno todo el mundo creo que me conoce, no sé si hay gente nueva pero yo he llegado acá en el año 1986. Ya casi todo conocen mi historia, comencé porque mi profesión que era asistente social, me pareció que iba a servir mucho ya que tenía que estar siempre en contacto con gente, con pacientes diríamos, tenía la necesidad de ampliar un poco mis conocimientos y ver de qué se trataba. Entonces Paco en un momento dado vino a nuestra escuela, que era una escuela especial de niños con deficien-cias y expuso lo que era la logoterapia. A mí me interesó mucho, constituimos un grupo, comenzando en el salón de un hotel, o sea así muy informalmente.

Ese año, que fue en el 86 estuvimos 5 o 6 meses y al año siguiente Paco comenzó, pero yo después  tuve que dejar un tiempo porque mi padre se enfermó, yo lo tenía que cuidar, pero… mirá las casualidades como son, se me ocurrió volver a empezar, a retomar los cursos, justo que retomo los cursos, ese año a los pocos meses muere mi hija; de 27 años, en la flor de la juventud, bueno todo el mundo se imagina lo que es perder un hijo, así que realmente ahí pude comprobar el valor de la logoterapia. Realmente te salva de caer en un pozo profundo y no levantarte más.

Así que bueno ahí comencé a concurrir a la Escuela de Vida que tan bien dirigen, o dirigían Paco y Ana, que todavía sigue con esa empresa, porque es realmente una gran empresa y bueno ahí realmente comencé a poder hacer con lo que me quedaba algo realmente beneficioso, porque estaba totalmente desorientada, no sabés cómo seguir, te parece que el mundo se te viene abajo, que no podés seguir adelante, y la logoterapia me enseñó que hay esperanza. Que hay esperanza porque con lo poquito que te queda o con lo mucho que podés actuar salís adelante, así que realmente la experiencia más linda que yo puedo narrar de lo que sirve la logoterapia es esa, el valor que tiene como esperanza de vida no sé, como salida a una cosa tremenda que es la pérdida de un hijo y realmente me sirvió y sigo viniendo porque cada vez que vengo yo acá vuelvo a tomar oxígeno, vuelvo a respirar realmente paz. Paz que es lo que más tiene que tener en estos casos un ser humano. Así que esa es mi experiencia y pienso que cualquier conflicto que uno tenga, aunque no sea esta situación límite  qué es una de las peores, sino es la peor, creo que se puede salir adelante teniendo esos principios, los principios de la logoterapia que son realmente los que nos pueden ayudar a seguir viviendo con sentido, con valores, lógicamente como dijo Norma y todos los que han hablado hay que tener la audacia de poder salir adelante y enfrentar los problemas que se nos presentan pero siempre teniendo en cuenta que el “espíritu indomable” como decía Paco el valor indomable del espíritu es el que nos saca adelante y nos lleva a poder seguir viviendo y seguir viviendo con sentido, así que el que está por primera vez no sabe los beneficios que trae, yo a mí me hubiese gustado empezar de más joven porque se vive mejor porque uno vive distinto, si bien es cierto que vive con más obligación, tiene que sacar más audacia para responder todas las preguntas que te hace la vida, pero se siente una paz inmensa, aparte te estás dando cuenta, que estás actuando aunque sea equivocadamente, pero estás actuando con lo mejor de vos mismo.

Mi consejo para aquel que viene por primera vez es que sigamos por este camino, que para mi modo de ver es el más acertado.

No preparé nada porque estuve de viaje, pero sí agradezco a mi Maestro que fue Paco, invalorable, porque en verdad no tiene valor realmente y el ofrecimiento de Ana que es un encanto, para mí mil gracias, y mil gracias para el Maestro que nos debe estar mirando desde arriba.

–¿Me querías decir algo?

NN: –A propósito de lo que dijiste, y a Ana que es mi hermana del alma, lo que vos dijiste recién de venir por primera vez, y escuchar a Paco, porque yo no he sido consecuente y como viví tu experiencia en la vida, hace más de veinte años, una sola charla con Paco me sirvió para toda la vida; y las pocas veces que he venido y entrado, estando Paco conversando un día le pregunté a Ana: -¿vos le avisaste que yo venía?

Porque esa es la magia de la logoterapia.

Nelly Segalla: –Tal cual, es la magia de la logoterapia.

NN: Era sentarme acá y escuchar, y creer que me estaba hablando a mí. La persona que se sienta acá cree que está escuchando su historia. No precisa cantidad, la calidad, a veces, de una sesión sirve para toda la vida. Paco a mí me dio eso.

Nelly Segalla: Paco y Ana que fue su gran puntal. Ana fuiste su gran puntal y las clases que ahora está dando Ana para mí son valiosísimas, porque a uno le parece que tiene la teoría afianzada o más o menos afianzada, el poder reflexionar juntos algo que te había quedado en nebulosa o reafirmás lo que Paco te enseñó y Ana, con tan buen tino, realmente Ana sos una didacta nata, siempre tenés la palabra justa en el momento oportuno. Ana lo tuyo es invalorable, como fue invalorable lo de Paco.

Ana Vuoso: Lo que pasa que Paco y yo hemos tenido el mismo proyecto, no veníamos a trabajar acá y después en casa era otra historia, sino que estábamos involucrados constantemente hasta tal punto que a veces yo le decía, en algunas circunstancias muy críticas, no las últimas, (simbólicamente ¿no?) teníamos que haber cerrado un poco las puertas porque ahora necesitaríamos más concentración para resolver ciertas cosas, las puertas nunca se cerraron, entonces es una manera de vivir. Por eso esta prosecución de los cursos no es seguir con lo que Paco hacía, porque lo que hacía Paco lo hacía él, lo hizo él, lo seguirá haciendo a través de los cassettes, pero es parte de mi proyecto también. Tengo que alejarme de la idea de la comparación, porque yo me comparo. Yo dejé de estudiar una carrera universitaria porque tamizaba, erróneamente o no, lo que escuchaba de grandes profesionales por Paco y entonces dejé de estudiar; porque era diametralmente opuesto la formulación del pensamiento, porque la logoterapia no sé si ahora tendrá cabida en los claustros universitarios, pero era una negación y un enfrentamiento todo el tiempo, entonces corrí el riesgo de convertirlo en un valor piramidal, pero si lo convertí es un valor piramidal que me ayuda. Es semipiramidal, porque no descarto los otros, puedo hacer una lectura, y estas dos personas fueron las que colaboraron para que mi experiencia de vida fuera tan rica. Hemos compartido la docencia durante 20 años. APLAUSOS.

 

Rodolfo Mendiola: Yo soy Rodolfo, vengo aquí desde el año 2007, a lo mejor también digo algunas cosas que ya he repetido. Yo estaba pasando un muy mal momento iba al psiquiatra, el psiquiatra no sabía qué hacer conmigo, en sentido de que yo no encontraba algo que me hiciera bien, yo llegaba a mi casa y no seguía bien. Entonces, el psiquiatra que no tenía ni idea de qué era la logoterapia pero había escuchado algo, en un momento me dijo: justo era un martes, ¿por qué no vas a ver ahí hay un nombre que no sé cómo se llama, que da clases de logoterapia? –A me suena, digo. Porque en alguna oportunidad me la habían nombrado.

–Fijate a ver qué te parece.

Entonces yo, vengo acá a la Biblioteca y justo la cosa estaba, recién empezaba la clase, digo vengo a la logoterapia, ¿cuánto es? en ese tiempo costaba $ 3; entonces recuerdo que entré por aquella puerta –señala la puerta de la derecha– esto estaba lleno, Paco estaba sentado acá, con Ana, con una voz muy poderosa, muy potente y justo en el momento que entro, estaba ahí a tres metros y dice: (remarca su acento español) –El que viene aquí para sentirse bien ya se puede ir.

Y yo dije: Caray, vengo acá para sentirme bien y…, o sea… quedé impactado.

Me senté, empecé a escuchar, a tomar notas, ese día salí impactado pero… me gustó. Como una especie de atracción, de enamoramiento, que excede lo psicológico, tocó mi fuero más íntimo, escuché esa clase y empecé a venir y empecé a sentirme bien, bastante bien. Vos sos testigo Susy que me decías: –no sabés lo bien que te veo, cómo has cambiado y a través de los años. Yo el año pasado no había tenido un año bueno, bueno como todo el mundo, tiene sus altibajos, sus cosas, vos también sos testigo de eso, nos hemos reunido incluso en una oportunidad para que me dieras un poco de combustible porque estaba con el tanque vacío y realmente la cosa estuvo muy bien.

Lo que yo no quería dejar de decir y agradecer, solamente el hecho de estar con todos ustedes ya es una cosa que me enriquece completamente, también voy a repetir lo que han dicho todos, la partida de Paco para mí fue un golpe muy fuerte, pero he entendido a partir del fallecimiento de él que la trascendencia realmente existe, o sea, se trasciendo a través de todos los actos, a través del compromiso enorme que él ha tenido, el sacrificio que ha hecho en su vida por los demás, una entrega absolutamente maravillosa y el agradecimiento a Ana yo diría que no es una continuadora, es como si estuviera Paco contigo, bueno, eso es la trascendencia, ella se emociona y eso es maravilloso, es muy bueno, creo que de alguna manera he hecho lo que tenía que hacer. Estaba entre venir o no venir. No ahora, el año pasado, el 2012 dije: -qué voy a decir, voy a ir a dar lástima, me siento mal, pasé un año malo… Pero este año, que no ha sido mucho mejor tampoco, dije sí, voy a hacer las cosas que corresponden porque uno tiene que agradecer, siempre año a año hay un crecimiento y un enriquecimiento espiritual que hace que uno tome las cosas como dijo Norma que dice las cosas como son, que es ponerle el hombro a la vida, enfrentar y poner en práctica todo lo que es teoría que uno la tiene, yo la tengo porque he leído ida y vuelta los libros de Paco y los he repasado y de me dio un elemento… yo no practico ninguna religión, simplemente no las practico, y he tomado, como he leído alguna vez por algún lado lo sabio que tienen todas las religiones, la parte sabia que tienen todas las religiones, todas las creencias…

… con la logoterapia yo logro entender que hay una universalidad de lo que es algo inefable, algo inexplicable, que es la Providencia. Yo le llamo la Providencia. El Creador. Después no sé qué cara tiene, esto lo dice en todos lados, “la logoterapia es obvia” esto está en todas las personas porque “la logoterapia es obvia”. Un beso grande a todos.

 

Dr. Hugo Pedernera: Espero que me puedan enten-der. Ésta es mi experiencia de vida. Gracias a haberlo conocido a Paco en una charla que dio en el hospital donde yo trabajaba, que empecé a venir a logoterapia donde conocí a Ana, que es el complemento femenino de Paco; ella, en sus conversaciones, nos ayudaba a entender las clases y los significados de las palabras en logoterapia.

La logoterapia influyó en dos etapas de mi vida. Primera etapa: Cuando lo conocí a Paco yo trabajaba como cirujano en el Hospital Privado, donde dio una charla de logoterapia, a la que yo asistí; esto fue hace más de 25 años, me enseño a ver a mis pacientes de otra manera, en su integridad, dejaron de ser una en-fermedad para ser una persona, cuerpo, mente, espíritu, no un operado más; había que darles más acompañamiento y comprensión espiritual; esto les ayudaba a recuperarse más rápido y sentirse mejor, adaptándose a las nuevas circunstancias. Desde en-tonces, concurro a las clases de logoterapia de Paco en la biblioteca, por más de 25 años.

En la etapa segunda: En el año 1962 me diagnosticaron un tumor benigno de laringe que cerraba la vía respiratoria y no podía respirar, por lo cual me tuvieron que realizar varias operaciones, cinco resecciones locales del tumor de laringe entre los años 1962 al 2005, año en que me sacaron la laringe, por lo que perdí el habla y con traqueotomía permanente. Desde entonces lucho por sobrevivir, para lo que siempre me sirvió de apoyo la logoterapia; es una experiencia dura y prolongada. Después me dieron un aparato electrónico, con el que yo hablaba y después me pusieron una válvula mecánica para pasar el aire de la tráquea al esófago, válvula que tenía que tapar para que pudiera hablar, y como había tenido problemas de infección en la válvula, me la sacaron y me quedé sin poder hablar, por lo que recurrí a la fonoaudíología para hablar con el aire esofágico y ahora ya hace un año que habla sin aparto y sin válvula.

Por eso siempre hay que tener en cuenta para vivir el "valor de actitud" ante la adversidad, es una de las cosas que más ayuda; ya tengo 83 años y ganas de seguir viviendo y profundizando la logoterapia con las clases de Ana Bretones y nuestro grupo de reflexión. Gracias.

 

Nelly Segalla: Yo doy fe que realmente es otra de las personas que es coherente entre lo que dice y lo que hace, porque realmente es increíble, y nosotros que pertenecemos al grupo de reflexión donde está Hugo, en verdad nos hemos sombrado, primero de cómo enfrentó su problema, y después de la constancia tremenda que tuvo, de ir paso a paso aprendiendo, y es ahora que Hugo entiende absolutamente todo, así que realmente es invalorable, aparte son de aquellos que practican realmente la logoterapia, conmigo ha hecho maravillas, yo tuve un cáncer de colon y él me ha ayudado un montón, fue mi salvador. Si yo estoy hoy aquí realmente viva es gracias a Hugo, es invalorable y te lo quiero decir públicamente porque es fantástico, es otro Paco.

 

Susana Delvitto: Y si hay alguien que por algún momento se pregunta ¿y cómo se hace? ¿y qué es esto del valor de actitud? Creo que el señor acaba de definirlo a través de su palabra y lo podemos corroborar. Lo estamos viendo, no es una teoría.

 

Ana Vuoso: Lo que deberíamos en algún momento cambiar, no es decir la logoterapia me cambió, me facilitó que yo cambiara mi vida, sino siendo coherente con la logoexperiencia, o la logoactitud. Personas que viven logoterapéuticamente contribuyen a que yo cambie; porque es el testimonio de vida de una persona que encarna un pensamiento, que lo hace suyo, porque sino estaríamos repitiendo conceptos.

La logoterapia como instrumento, como herramienta para instruirme es válida, ahora cuando yo la hago mía y la traduzco en actos ahí soy el verdadero trasmisor, la coherencia.

 

Graciela Allamprese: Esta vez me va a costar porque los testimonios han sido tan ricos, tan fuertes, desde Norma que hizo un compendio de toda una teoría pero que también uno sabe que es vivencia, el testimonio de Nelly, el Dr. Pedernera, que yo lo conocí trabajando, porque era enfermera de quirófano cuando tenía 18 años en el Hospital Privado, así que lo conocí trabajando, lo conocí del lado de adentro, bueno… ¿qué decir?...Para los que no me conocen mi nombre es Graciela, conocí la logoterapia porque Paco y Ana eran mis vecinos, en junio, en el año 2000 falleció uno de mis hijos, y esto que se dice que no sólo se habla sino se vivencia, yo toqué timbre en la casa de Ana y Paco y ellos me recibieron y desde ahí conocí la Escuela de Vida, desde ahí conocí también el marco teórico de la Escuela que es la logoterapia y a partir de ahí en el mes de abril comencé a venir a estos cursos.

Paco estaría muy feliz hoy,  yo leí hace poco algo que me pasó Susana que salió de aquí de logoterapia que Paco era dador de vida, yo diría que Paco fue un gran despertador, fue un despertador de sentido para muchos de nosotros.

Siempre digo que mi vida anterior no es que fue una vida sin sentido, me casé a los 20 años, a los 25 tenía cuatro hijos, trabajaba y disfrutaba de la vida, siempre tuve tarea social, siempre vi a los otros, pero desde la muerte de Leandro, y ahí no coincido con Nelly, Nelly dice que encuentra paz y yo digo que encuentro un incentivo para no quedarme quieta. Yo una vez le dije a Paco: -Paco, me complicaste la vida, me dejaste sin excusas. Yo creo que la logoterapia es eso, cuando uno puede vivenciarla, más que la teoría, vivirla, cuando uno ve a otros que lo viven se da cuenta la riqueza que uno tiene adentro y el desafío es seguir buceando dentro de uno dando lo mejor.

Una vez también le pregunté a Paco ¿cuál es la mejor respuesta? Y me dijo: _si es la más fácil seguro que no es la mejor. Y a partir de ahí la vida siguió preguntándome, porque eso también lo aprendemos acá, con cosas que no fueron fáciles, y ahora estoy viviendo otra etapa también, con la enfermedad de mi nieto más chiquito, pero sí sé que Paco fue un gran Maestro, que marcó mi vida, que tuvimos así como un gran idilio, que Ana sabía, amo profundamente a ese hombre y digo amo porque él también me enseñó que amar es sin muerte y que no puede seguir amando y honrando la memoria de Paco y eso es con nuestra trascendencia, con nuestra decisión, con nuestra gratitud, con nuestra manera de vivir, es en el día a día, es en cada momento y agradezco profundamente que Ana tenga este compromiso de continuarlo y de estar acompañada por esta gente tan especial y ojalá pudiéramos traer a mucha gente porque es una manera complicada de decidir vivir pero es la mejor. Gracias.

Susana: Yo voy a tener que ser un poco reiterativa. Yo llegué aquí, también como dijo Rodolfo, entré en este salón lleno y creí que ese señor que gritaba, porque tenía un timbre de voz que cortaba, todo lo que dijo esa noche estaba dedicado a mí, a mi vida y que le iba poniendo nombre a algunas de mis acciones hasta ese momento.

A partir de ahí yo seguí viniendo, y a los ocho años también paso por esta experiencia de perder una hija y me reencuentro con Paco en la Escuela de Vida.

Bueno, yo voy a decir lo de todos, sólo quiero decir que cada día que pasa puedo corroborar más todo lo que aquí he aprendido, que Paco ha sido fundamental en mi vida, desde la primera noche que yo llegue acá y que sé que no estoy exenta de nada, que esto sí fue una sabiduría o un conocimiento a partir de la muerte de mi hija, y si bien no digo como Graciela, uno sigue de pie y tiene problemas, no es que uno los toma a la ligera pero sí sabe que el mensaje de la logoterapia es esperanzador y que depende de cada uno de nosotros ver cómo afrontar, que en realidad podemos.

Y eso de ser pedigüeños es cierto, nosotros pedimos, pedimos, pedimos, y sin embargo creo que somos nosotros los que debemos demostrarle a la vida cuánto podemos hacer por nosotros mismos, y todo eso, se lo debo yo en particular  a Paco, y en gran parte también a Ana que camino al lado de ella lo más que puedo compartiendo otras actividades en la Escuela. Así que lo mío es simplemente decir gracias, mil gracias por ayudarme a vivir de otra manera, porque he aprendido que puedo vivir de otra manera y con serenidad, de a poquito, pase lo que me pase, puedo implementar el serenarme para tomar la mejor decisión desde lo mejor de mí. Nada más, muchas gracias.

 

Ana: Es todo recíproco,  es el compromiso y una alegría, es un dar y un recibir, yo les agradezco, aunque a veces pienso… no puedo agradecer si estamos en la misma circunstancia, en la misma situación, hemos llorado a Paco, lo lloro yo, lo lloran ustedes, lo amamos, lo amo yo lo aman ustedes, entonces las gracias no sé si corresponden de parte mía, pero igual yo les agradezco porque el sostén del XXX Curso Anual de Logoterapia y XXXI está claro que si no hay alumnos no hay profesores. Sé del compromiso que va más allá, o sea que el ingrediente de este compromiso que es cierto y que ha sido tangible, el ingrediente fundamental es el amor y también la coherencia de parte de ustedes. Que ustedes están en mi vida y yo estoy en la vida de ustedes no me cabe ninguna duda, pero… estos momentos, esta hora que estamos compartiendo, tampoco se puede decir tiene un gran valor, no se puede pesar, tiene una vivencia que ha calado hondo en cada uno de nosotros y sabemos que no ha sido meras palabras. Yo sé, estoy convencida incluso del esfuerzo que hago yo, me cuesta porque ustedes saben que yo lloro, pero ustedes ya me conocen. Tenemos las herramientas muy alcance de la mano, a veces no las podemos usar, el autodistanciamiento yo tengo el ejercicio, pero bueno, entrar este año por última vez sin Paco, me ha costado. (Llanto y aplausos)

 

Nos vamos a despedir escuchando a Paco, en una grabación del programa de radio “Dialogando con la Vida, del año 2004, hablando de crisis y demás y con esto, como corresponde, cerramos. Buen año para todos.

 

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CENA CIERRE LOGOTERAPIA CURSO AÑO 2013

Luego de los testimonios

del cierre del curso, finalizamos

con una cena amena, donde

brindamos por el reencuentro

el año próximo.

   


24 y 25 octubre 2014

XXIII CONGRESO ARGENTINO DE LOGOTERAPIA
ACTITUD Y ROFESIÓN

 

Homenaje al Dr. Francisco “Paco” Bretones.
Dicho homenaje fue presidido por el Presidente de la Fundación Argentina de Logoterapia “Víktor E. Frankl”,
doctor Oscar Ricardo Oro.



Dr. Oro
: En este Congreso vamos a hacer un homenaje a Francisco Bretones, más conocido como Paco Bretones.
Llegaron de Mar del Plata su mujer Ana Bretones que ha estado siempre al lado de él.
La tarea de Paco Bretones ha sido fundamentada, básicamente, en la actitud, en la acción.
Queda la obra escrita de Paco, pero no hay un grupo de profesionales.
Ana Bretones: Paco hizo denodados esfuerzos para construir un equipo de psicólogos terapeutas, pero no se pudo concretar. La Logoterapia está al alcance de todos, pero no es para todos. Si uno no se compromete desde el testimonio de vida personal, si no hace carne los principios de Frankl, es no tener la base necesaria para ser coherente.
Cuando alguien le comentaba, después de escuchar la primera clase: “Paco, esta noche no duermo”, él contestaba “hoy he cumplido mi objetivo”
Muchas gracias por este espacio para realizarle a Paco este homenaje. Él era muy reacio a ser homenajeado. Las veces que ha sido reconocido en Mar del Plata recibía y aceptaba ese reconocimiento no por su persona, sino por el valer de la tarea que se realizaba desde el Centro de Estudio de Logoterapia de Mar del Plata “Víktor E. Frankl”, fundado hace 32 años y desde la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos (con el marco teórico-existencial de la Logoterapia) fundada hace 22 años (los cumpliremos el 9 de noviembre de este año).
Paco fue coherente en todo lo que hizo; la coherencia en el decir y el hacer lo acompañó hasta sus últimos días. Fue sembrador y tuvo la ocasión de recoger los frutos de esa cosecha.
Sostuvo con gran insistencia, como lo hizo Frankl, la necesidad imperiosa de rehumanizar la medicina, la psicología y la psiquiatría.
Lo conocí a Paco hace casi 50 años y estaría horas relatando todas nuestras experiencias de vida, pero ahora me gustaría escuchar el testimonio de sus alumnas porque reflejan realmente un antes y un después en la vida de ellas, de haber conocido a Paco.
Mucha gente ha dicho; “mi vida es un antes y un después de haber conocido la Logoterapia o de la Escuela de Vida para Padres con Hijos Fallecidos”.
Tenemos un programa de radio desde hace más de 12 años y el primer invitado fuiste vos, Dr. Oscar Oro, hace más de 7 años. Desde ese entonces, no vas a Mar del Plata.
Cuando llegó a Mar del Plata Paco fue profesor, simultáneamente, de casi todos los colegios secundarios y de las dos Universidades.
Estando en Maipú, cursó en Dolores la carrera del profesorado en Historia y en Buenos Aires cursó la licenciatura en Psicología y el doctorado en Psicología y en Psicopedagogía en la Universidad Argentina “John F. Kennedy”.
Empeñoso, talentoso, testarudo, sus raíces, como dijo el Dr. Castellá, lo llevan a ser andaluz por origen y a ser catalán por nacimiento.
“La tenía clara”, iba muy de frente. Refrendaba sus dichos, en las clases de Logoterapia, además del resultado de numerosas horas de estudio, 7 u 8 horas diarias, por la experiencia clínica que le daban las personas que acudían a la consulta particular.
Ponía mucho énfasis en las consecuencias de la iatrogenia.
Fue un despertador de conciencia porque ese criterio se lo aplicaba a él.
Fue enemigo del “Paquismo”, pero la gente lo quería escuchar a él, por eso no pudo, no logró formar un equipo de docencia.

Ahora vamos a escuchar el testimonio de tres alumnas-amigas, como le gustaba decir a Paco. Ellas son: Marta García Mata, Stella Duca de Abdala y Mariana Nélida Saliola de Segalla.

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Finalizamos el homenaje compartiendo un video.

……………..

 

Cierre del XXXII Curso Anual de Logoterapia.
29 de Noviembre de 2014

 

La profesora Ana Vuoso de Bretones,  a cargo del XXXII Curso Anual de Logoterapia, dio comienzo al cierre de dicho curso, agradeciendo la presencia a los amigos-alumnos y a todos los presentes. Después de una pequeña reseña de todo lo acontecido durante el año con respecto a los temas tratados, invita a alumnos-amigos a dar sus testimonios.



Después de agradecer a la Sra. Ana Vuoso de Bretones, por la tarea incondicional que realiza para continuar difundiendo la logoterapia, el común denominador en la mayoría de los amigos-alumnos, alumnos-amigos fue: “mi vida es un antes y un después de `Paco´ Bretones”, “mi vida es un antes y un después de la logoterapia,  “cuando conocí la logoterapia, me quedé sin excusas”, “aprendí a hacerme cargo”, “soy libre y responsable para”, “al conocer la logoterapia, ya no puedo hacerme el distraído”,  “vivir despierto”, “coherencia entre el decir y el hacer”, entre muchas otras.

Agradecimiento de todos y cada uno de ellos al Dr. Francisco “Paco” Bretones, que con su pasión por la difusión de la logoterapia, su trabajo intenso, continuo, profundo y su coherencia entre el decir y el hacer dejó una huella imborrable y, nuevamente, un gran reconocimiento a su esposa Ana de Bretones, que continúa la tarea incondicionalmente



Este cierre culminó, como de costumbre, con una cena entre “amigos”.


Nos despedimos afectuosamente hasta el año que viene…



 

CALENDARIO ANUAL

Reuniones año 2015

Enero 12 y 26

Febrero 9 y 23

Marzo 9 y 23

Abril 6 y 20

Mayo 4 y 18

Junio 1, 15  y 29

Julio 13 y 27

Agosto 10 y 24

Septiembre 7 y 21

Octubre 5 y 19

Noviembre 2, 16 y 30

Diciembre 14 y 28

lunes, quincenalmente, 20.30 hs.
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